9 de diciembre ...
Hogar de Shark Dewand.
08.30 am
Fabián había enviado a Jade a Oregón, a casa de uno de sus hermanos, sin embargo, ella no había llegado a feliz destino. No había rastro de la ella o de mi hija, me levanto de la silla y camino de un lado a otro. Ella había llamado a su tía y le dijo estaba bien, no le dio el lugar en donde estaba, solo le dijo que tuvo un inconveniente en el camino.
—Oregón, — inhalo y exhalo al tiempo que Fabián se sienta en la silla —¿Por qué no me lo dijiste? Llevo ocho días sin saber de ella y ¿Solo hoy me dices esto?
Guarda silencio y miro a Sasha como ella había llamado a la muñeca. La tomo en manos y la aprieto en mi pecho. Siento que algo malo ha sucedido, de ninguna manera Jade se iría de esa manera sin tener un motivo real.
—¿Por qué en bus? —sigo con mi interrogatorio y al no escucharle hablar le doy el frente.
Tiene la cabeza baja, todo su dorso inclinado en medio de sus piernas. Sé que se siente mal, lo hizo para ayudarle, pero no debió callarme algo así. Había otras posibilidades en donde ella podía quedarse, incluso Oregón es un buen lugar, pero en avión, no en bus.
Exponerla de esa manera fue estúpido, muy estúpido.
—Ella no quiso que yo gastara de más y el viaje le distraería, necesitaba calmarse... Ella no quería irse —alza la vista y descubro que llora —¡Tú la tiraste lejos de ti! —reclama.
—No fue así —respondo —estaba en peligro, ella y la niña... Mi hija, está embarazada y esa gente con ganas de desquitarse con alguien...
Fabián niega desesperado y se levanta, tomo el móvil y observo el chat en WhatsApp, aún no lo recibe, el móvil sigue apagado. Mi cerebro me increpa "—La tiraste a la calle, llegó asustada, le dijiste que no la amabas, que jamás lo harías y que lo mejor era que se fuera—". Su ausencia dolía, si ella salía herida por mi culpa no me lo perdonaría, no tendría vida.
—¿Crees que Roy tenga que ver?
Lo observo un instante, porque he tenido el mismo presentimiento desde que me contó que ella no llegó a su destino. Necesitaba saber quiénes habían hecho esa protesta, llamar a su tía y preguntar de dónde la llamó si desde el móvil u otro celular. Recorrer el mismo camino, ir a esa parada de autobús y buscar respuesta...
—Debo salir —respondo tomando el saco y yendo a la puerta de mi apartamento.
—¿A dónde vas? Mientras ¿Qué hago yo? —se queja.
Abro la puerta y pienso un poco, lo mejor es seguir las cosas como lo tenía planeado sin mí, tanto él como Jade y April estaban en peligro a mi lado.
—Líquida la veterinaria, llama a ese cliente que quiere comprarla. Este apartamento es de Caroline, el tuyo es de Luis...regresa a casa.
—¿Todo sigue como si hubieras muerto? —afirmo y el hace lo mismo.
—Iras a casa, por si Jade llega... Ella quería conocer ese lugar —divago un poco —quizás se bajó y cambió de idea.
Necesito pegarme a cualquier cosa, porque la sola idea que estén en manos de Roy me pone la piel de gallina. Serían dos veces que no pude salvar a los míos, que mi testarudez las puso en peligro.
Bajo las escaleras a toda prisa, con la necesidad de encontrarlas. Sentía mi cuerpo como en el sueño con Agatha y las niñas. Cruzaba ese cementerio queriendo llegar a tiempo antes que las mataran, saludo al administrador al pasar por su oficina. Estoy esperando un taxi cuando la camioneta del agente se detiene. Kya la conduce y me abre, me quedo en la entrada sin decir nada. Se supone que ya entre los dos todo esta aclarado, no tengo nada que ver con ellos ni ellos conmigo.
—¿Hacia dónde vas? Yo te llevo
Su rostro esta serio y sus manos en el volante lo sostienen fuerte, esta erguida en la silla de la camioneta. Me tiene malas noticias, pero ya no quiero saber nada de nadie.
—¿Qué deseas? Y no gracias, tomaré un taxi. —Kya baja el rostro un instante haciendo una mueca de disgusto.
—Roy se va a entregar, sus abogados hablaron con mis jefes—dice sin mirarme —a Paola le fue entregada la custodia de sus hermanos...
—¿Apareció? —asiente y alza la vista hacia mí.
Eso me daba tiempo para buscar a mi familia, con Roy en prisión podría ir sin problemas a cualquier lugar y limpiaría mi nombre.
—Se prestará junto con su tío... niega que ella dejarte entrar, también que tenga algún video —aprieto las manos con fuerza porque, era algo que llegue a imaginar. —Chuck ha estado investigando y dice que puede ayudarte, pero mis jefes... no podrás usar lo que hiciste.
Lo tenía claro, si le dieron una patada en el trasero a su mejor agente ¿Qué no harían con un don nadie? Sin embargo, eso no me asustaba tanto como saber a mi familia en peligro.
—Lo entiendo, gracias por el dato... —me alejo del vehículo y escucho que me llama.
—Shark —me detengo un instante, pero sin girar hacia ella—no puedes salir de la ciudad.
Alzó el dedo índice en señal de despedida paro un taxi y entro en él, cuando me piden la dirección le doy la de Dodgers pizza. Apoyo mi cuerpo en el sillón del viejo taxi, los olores mezclados me revuelven el estómago, cigarro, alcohol, vómito. Esto último me hace mirar el tapizado con sospecha, pensando qué clase de personas se subirán a un lugar asi y que debo comprar un vehículo familiar.
El auto se detiene frente a la puerta de la lujosa pizzería, pago el servicio y salgo a la calle. Su dueño me ve desde el interior y sale a recibirme rápidamente.
—Mio figlio—me dice acercándose a mí —tu padre se alegra verte... ¿Por qué esa cara?
Me besa ambas mejillas lo que ocasiona que mi cara se frunza y mi cuerpo se tense. No me acostumbro a su manera de demostrar cariño y creo que jamás lo haré. Entramos y pide un trago fuerte para mí, porque según él lo necesito. Lo primero que le cuento es lo que me acaba de decir Kya, sigo con la desaparición de Jade.
—Fuiste precavido, fue algo que sospechaste. —asiento, pero sigo en silencio. —no te preocupes por tu esposa, está bien. Si ese hombre la tuviera ya lo sabrías, el mismo instante en que se la llevó.
Ese pensamiento me hace aliviar un poco, Giacomo pide excusas y marca a alguien levantándose mientras yo recibo una vibración de mi móvil. Al verlo, me voy cuenta que es un mensaje de Jade con un simple "—Estoy bien, ¿Cómo estás tú? —". Le marco, pero no contesta,
Descubro que pudo ser escrito por cualquiera, así que decido responderle.
—Estaré bien cuando confirme que ustedes lo están ¿Por qué no fuiste a Oregón? —le doy enviar y espero respuestas.
Observo por la ventana el edificio en ruinas, me levanto lentamente, me tomo el trago de un solo tajo y decido ir a ese lugar. Le hago señas a Giacomo que estaré en el edificio y me mira preocupado. Conocí al italiano por Baches su gata, un animal que no se daba más que con él, pero que conmigo tomó una amistad solo al verme. Le fue fácil deducir que algo raro hacía en ese lugar y llegó a descubrirlo.
Ese día creí que mis planes se iban a la basura, solo que encontré en ese hombre, un aliado más. Los Menichini, fueron una de las familias a quienes Roy y su banda habían asaltado hace más de una década. Fueron de hecho, el primer sitio que asaltaron, eso les hizo cometer muchos errores, entre otras cosas mostrarse tal como eran.
¿No es el mundo un pañuelo?
Fue precisamente un hermano de Giacomo, Filippo Menichini, el que dio el único retrato hablado que se tiene de la pareja que tocó ese domingo en la tarde en su casa. Además, fue a la familia que quizás más le robaron, también abusaron de una sobrina de Giacomo, la hija pequeña de los Menichini. Tener la pizzería en ese lugar no fue al azar, él se encargó de arruinar la fábrica propiedad del padre de los O'Higgins, pero eso no fue suficiente.
Cuando ocurrió el asalto, Giacomo vivía en Italia y viajó al país con el único fin de hacerles pagar. Seguirle el rastro fue bastante difícil, sobre todo porque no tenían un sitio fijo y eran gitanos. Al ser el primer asalto, usaban el rostro tal cual, eso llevó a la familia a dar el retrato hablado sin problemas.
Diez integrantes de los Menichini, dentro de los que se encontraba, Giacomo, primos, hermanos y hasta hijos de éste, viajaron a tomar justicia por su propia mano, ya que la policía no hizo nada al respecto. La persecución por toda la zona duró mucho tiempo, hasta que llegó a oídos de Roy que lo buscaba los familiares de una de sus víctimas.
Fueron los Menichini, los que hicieron a Roy querer ser otra persona y la insistencia del cártel en querer ver ayudó aún más. Hacerse pasar por mí, era matar dos pájaros de un solo tiro y hubiera tenido éxito en huir del italiano toda la vida, de no encontrarse conmigo Giacomo, eso hubiera sido posible para Roy.
La cinta de la policía está por todo el lugar, pero no hay nadie vigilando, un letrero que anuncia el riesgo de estar dentro del lugar por inminente desplome me recibe antes de entrar. Las puertas metálicas de la entrada están retorcidas, recuerdo el día que la cruce, sabía que detrás de ese mensaje estaba Roy y que muy seguramente vigilaba mis pasos.
Conocía de los barriles de gasolina, porque Giacomo me lo dijo segundos antes de llegar al edificio. Se había intentado comunicar conmigo antes, pero le había sido imposible, la madrugada de esa mañana, un empleado había visto a unos hombres meter cinco barriles de gasolina. Pero de la parte contraria, justo en el lugar en donde no había cámaras, el autobús lo dejó en esa esquina y por eso lo notó.
Era consciente del riesgo que tenía al cruzar ese lugar, pero necesitaba de ese tiempo en que dieran por muerto, para organizar lo que debía hacer. Me preparé para morir ese día, no para vivir y tener una familia nuevamente, por lo que estaba aterrado.
Entrar al sitio ahora chamuscado y con las marcas del fuego, que fue consumido, me hizo comprarlo con el edificio que recordaba. Las imágenes comparativas estaban en mi cerebro al pasar mi vista por todo el lugar, avanzo en medio de las ruinas, vigas de madera carbonizada, plásticos retorcidos, objetos de la otrora fábrica, convertido en cenizas a mi paso. El ruido de mi móvil me detiene en medio del amplio salón, envuelto ruinas. Descubro que es una video llamada y la tomo rápidamente al ver que es de Jade.
Lo primero que veo es el rostro redondo de April sonriente y masticando algo. Tiene la mirada baja, por lo que no se ha dado cuenta que está siendo filmada. Alza la vista al escuchar la voz de su madre y observa la cámara.
—Sham... Sham —grita en medio del llanto y sonrió.
—Hola princesa —sonríe soltando lo que sea que come y toma el móvil —¿Cómo estás?
—Bien ¿Vendrás con nosotros? —pregunta sentándose en un mueble —para navidad...
—Claro que sí, solo dime dónde están y voy por ustedes —Mira a un lado de la cámara y luego a mí.
Su rostro ha cambiado rápidamente ya no ríe, sus labios tiemblan ligeramente. Subo las escaleras que dan a los pisos superiores en búsqueda de un lugar en donde estar cómodo, sin dejar de ver el rostro de la niña.
—¿Dónde estás April? —preguntó y la niña niega
—No sé, mami no me quiere decir —se queja.
Porque mami no quiere que yo la encuentre, pienso un instante. Se aleja con el móvil en mano y detallo el lugar en donde está, de lo único que puedo decir es que hay bastante luz y el sitio es sencillo pero amplio. Que tenga ganas de llorar y yo no pueda consolarla me afecta más de lo que puedo soportar.
—Yo iré por ustedes —le digo seguro. —no llores cariño, papá irá por ti...
—¿Lo prometes? —limpia sus lágrimas y asiento, lo que la hace reír.
—Lo prometo... Te ves más hermosa cuando ríes, que cuando lloras ¿Quién está contigo?
La curiosidad me lleva a hacer la bestialidad de usar a la niña para obtener información. Es la única manera de saber si están en realidad bien, si no están siendo forzadas a estar allí. Todo puede ocurrir en el escenario en que la niña se encuentra y ella solo menciona a su madre, pero está no se ha mostrado, solo hablado.
—El abuelo, las águilas bebes, mami —responde —el abuelo dice que las águilas deben crecer y luego se irán...
—Claro que si... ¿Hay nieve?
—Sí. Iremos a esquiar... —gira la cámara y muestra una ventana, pero alguien le quita el móvil.
Veo el rostro de Jade, quien toma a la niña y la sienta en sus piernas, mientras me observa con rostro severo. Se abraza a la niña y está sonríe, sin entender el conflicto que hay entre su madre y yo.
—Sham vendrá para navidad —repite y ella alza una ceja.
—Sham. No sabe dónde estamos y, nos dijo que debíamos estar lejos de...
—No te atrevas a meter a la niña en nuestros asuntos —interrumpo de mal humor —te envié lejos, porque aquí corren peligro, este caso no termina y no quiero que salgan dañadas...
—No grites Sham... —calló al escuchar la voz de la niña y solo entonces Jade parece notar en donde estoy.
—¿Qué haces allí?
La niña se baja de las piernas de su madre y corre a una dirección sonriendo. Nos quedamos solos un instante en el que ninguno de los dos dice nada. No sé qué decirle, dudo de sentimientos que siento por ella, me he sentido bastante afectado por su partida y feliz de verla en este instante.
Solo que no se darle un nombre a lo que siento.
—¿Qué haces afuera? Aún debes estar cuidándote —me reprende —¿Por qué fuiste a ese lugar Shark?
—Roy se va a presentar, Paola también... No entregará el video, le dieron la custodia de sus hermanos e imagino que por eso lo hace —suspiro pesadamente y la veo mirarme preocupada. —no me arrepiento de enviarlas lejos, fue lo mejor... Me dirás ¿Dónde estás?
—No —habla firme —estamos bien, es todo lo que debes saber y era lo que querías ¿No es así?
—¡Mírame a los ojos y dime que no estás allí en contra de tu voluntad, que Roy no tiene que ver con esto...—ruego —él puede largarse a donde sea Jade y que diga se va a presentar me hace dudar... ¿Él está detrás de tu viaje?
No mira en mi dirección y ve a un punto por encima de la cámara, el lugar en donde imagino esta la niña, porque la escucho reír feliz. Sin embargo, no hay una voz femenina o masculina, que me indique que juegue con alguien. Baja la vista hacia la cámara y sonríe, antes de hablar inclina su rostro a un costado.
—Tienes mi palabra Shark, que he demostrado vale... Estamos bien. Nos cuida bien, no te preocupes ¿Estás en problemas? —me encojo de hombros y niego.
—¿Has tenido mareos, dolor, malestar? ¿El hospital es bueno en ese lugar?
Ríe negando divertida, sus mejillas se tornan coloradas lo que no sé qué signifiquen, solo que se ve putamente bien y que me he erizado de la cabeza a los pies con ese simple gesto.
—No he tenido mareos, ni antojos, he llevado un embarazo normal...con April fue difícil, pero tus hijos se saben comportar —sonrió como respuesta.
Mis hijos, pienso y mi pecho se hincha de emoción.
—Nuestros hijos y April también es mi hija, Jade...
—Debo irme. —habla y no quiero que lo haga.
—Jade...por favor dime ¿Dónde estás?
—Me cuidaré, tienes mi palabra y a nuestros hijos...soluciona lo de Roy, eso es más importante...
No hay nada más importante para mí en este instante que ellas, el deseo de saber que están bien. Que mi comportamiento no las haga presa fácil de ese infeliz, simplemente no deseo repetir de nuevo esa historia.
—Tu eres importante Jade, lamento mucho hacerte sentir menos, pero... No quería que sufrieras, le fallé a Agatha, a las niñas, a mis abuelos al no cuidarlas. —trago fuerte y veo a Giacomo al pie de las escaleras —No quería hacerte daño también... Al final lo hice de nuevo.
—Tu no nos hiciste nada Shark, ni a mí, ni a Agatha o a las niñas... Fueron esos infelices que se ensañaron contigo —sonríe una última vez y pone una mano en su pecho —lo que siento por ti, siempre estará allí, no puedo odiarte por más que lo desee. Eres lo mejor que me ha pasado, pero tú necesitas tranquilidad y poner en orden tu vida. Te llamo en la noche, para el cuento de buenas noches de April, o no querrá dormir.
Sonrió porque tiene razón, muy seguramente se las ha puesto difícil a su madre, aunque mi desaparición hizo quizás que su ánimo bajara. Sin embargo, verme de nuevo hará que quiera ese cuento y hablando con la niña encontraré los detalles que me digan dónde encontrarla.
—Cuídate...
—Sal de ese lugar —sentencia agitando el dedo índice hacia mí, antes de colgar la video llamada.
Giacomo se acerca a mí con algo en sus manos, mientras me mira en silencio. Me da la oportunidad de calmarme, me frustra no saber en dónde está. La idea que esté en peligro me están destrozando por dentro.
—Acompáñame—me dice y me deja avanzar primero —¿Te dijo dónde estaba?
—No y la niña dice no saber, solo que hay nieve, dos águilas pequeñas y un abuelo. —eso me hace pensar que debe ser el abuelo de Jade, porque el papá de ella murió hace algunos años.
—Te quiere hacer sufrir, así son las mujeres —golpea mis hombros una vez estamos en el primer piso y sonríe—la despreciaste muchas veces, ahora que sabes que la amas... Te hará pagar ese desprecio, querrá que te arrastres ante ella.
Guardo silencio, porque no decir que amo a Jade es excesivo, me gusta su compañía, deseo que este bien, no le pase nada. Su risa provoca que mi corazón salte de emoción, la sola idea que salga dañada por pequeña que sea me aterra y me hará padre nuevamente, de dos niños, pero ¿La amo?
11:30 am
Giacomo me presentó a "sus chicos tres hombres cuya mirada de asesina harían temblar a cualquiera.
—O'Higgins aun no nos paga—me dice serio uno de ellos —usted obtuvo lo que buscaba, ahora Roy y su hermana nos pertenece.
—No pienso pelear por quien lo mata primero—confieso —me basta con que este muerto y lejos de mi esposa, hijos y mi familia. —sonríen y me levanto de la silla —tengo problemas más importantes, en estos momentos.
—Fue un placer volver a verte Shark, espero logres solucionar tu problema —me dice y sonríe.
—Señor, dos policías preguntan por el señor Dewand —todos me miran un instante.
Uno de ellos me lleva a una salida externa y me pide salga por ese lado, que un auto me recogerá a dos cuadras y niego.
—No pienso huir, Giacomo, no maté a David—lo abraso una última vez y me despido de todos.
Una vez fuera, dos policías me esperan, miro a Giacomo que inclina la cabeza y me acerco hacia ellos.
—Es mejor si te presentas —suelto el aire y doy media vuelta para ser esposado.
—Lo lamentamos mucho señor Dewand, pero es el protocolo—no respondo solo miro en dirección al italiano.
Escucho como leen mis derechos y luego preguntan si los entendí, es la primera vez que soy arrestado. Era a la vergüenza que le huida y por la que no quise estar vivo para enfrentarlo. En el instante en que iniciarán una investigación, sabrían muchas cosas, una de ellas era la desaparición de esos tres miserables.
Yo era la persona que los tenía en ese edificio y sin video todo apuntaba a que fui yo quien maté a David. Sería la vergüenza de mi raza, los señalamientos en mi contra estarían en todos lados, Jade y April sufrirían al saberlo.
—Deja todo en mis manos, si hay un video mis chicos lo encontraran —con esa promesa entro a la patrulla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro