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Capítulo 26

03 de diciembre.

10.30am

Agente Chuck Walker

Acudir al sepelio de Cyrus Lawrence fue quizás la parte más difícil, que estuviera muerto no lo hacía mejor ser humano, no disminuía mi odio o hacia que su atrocidad fuera olvidada.

No era posible.

Pero allí estaba, fingiendo que me importaba su muerte, escuchando al sacerdote decir, lo excelente ser humano que era, mientras se ahogan los sollozos de su esposa e hijas. Porque sí, el maldito miserable tenia hijas, de 20 y 19 años, que solía decir a todos, eran su adoración.

Carlos y Marcus también estaban, un puñado de compañeros que a lo largo de su carrera fueron sus amigos también. Barrymore había acudido y este instante hacia el discurso describiendo a un padre abnegado, un trabajador incansable y a un héroe para su país. Hace algunos días, yo mismo hubiera dicho esas palabras e incluso agregados otros calificativos más.

—Creo que vomitaré —la voz de Kya me hizo sonreír un instante.

—Intenta que no se note mucho tu alegría —le digo entre dientes.

—No me pidas imposible Walker —responde cruzada de brazos.

En una actitud que está lejos de ser una compañera dolida por la pérdida de su antiguo jefe. Barrymore se baja del atril y camina en mi dirección, mi ex esposa (porque ya habíamos decido que no íbamos más en esta relación y los niños lo entendieron), se aleja de mi lado dándome privacidad.

—Tenemos que hablar —dice haciéndome a un lado.

Nos alejamos del funeral y el sacerdote sigue con el servicio, mis dos compañeros están atentos a nosotros, e inclino la cabeza para así calmarlos. Fue ubicado el oficial que había acudido a la casa de los Sinclair, pero no ha querido colaborar, aseguraba haber actuado por su cuenta, sin dar motivo para su accionar.

—Necesito la capturad de Shark Dewand —giro a verle sorprendido —Lawrence me envió el informe.

—¿Cuál informe? Yo no he realizado nada —me apresuro a decir y hablando lo más bajo posible—ese hombre ni siquiera es sospechoso...

—Entró a esa casa Walker, fingió ser el jardinero y me importa muy poco los trato que tenga con los otros... si es culpable pagara —empuño mis manos observando el féretro bajar, aun después de muerto sigue siendo un jodido problema.

—Y ¿Si es inocente? —pregunto —¿Está dispuesto a encerrar a un inocente?

—¿Qué hacía en esa casa si no era matar a ese hombre Walker? —pregunta —Rogers O'Higgins está dispuesto a entregarse.

—No mintió, estoy seguro de ello —aseguro y mi jefe me observa un instante —Ellos lo metieron a esa casa, le dieron las pruebas que culpaban a David y a los demás ¿Cómo explica todo el material que ese hombre tiene?

Lo veo asentir y soltar el aire un instante, solo necesito un par de días no necesito de más tiempo que ese para desenredar este caso. Me niego a aceptar que Dewand pague por algo que no hizo, aun si lo fuera así, me sentiría mal al tener que arrestarlo.

Simplemente no sería justo.

—Tienes setenta y dos horas, ni más, ni una menos Walker —suelta y suspiro aliviado—si lo que dices es cierto, lo mejor es arrestarlo, déjalo en una celda aparte. Aísla a su familia y evita más muertes —asiento y sonrió.

—Gracias...

—NO me defraudes Walker —diciendo esto se aleja.

Salgo del cementerio y voy hacia el auto, tengo copia de todo el caso en casa, incluso de esos audios que me niego a volver a escuchar. Apago el móvil e ingreso a la casa que por más de diez años ocupe con mi familia. Dejo las llaves en la mesa y la chaqueta en una de las sillas, entro directo a la cocina preparo un café, porque no pienso dormir.

En menos del tiempo que me han dado tendré noticias, saco todo el material a la sala y ordeno todo según lo recuerdo. Estoy sacando los últimos documentos cuando escucho el timbre de la puerta, una mirada al ojo mágico me muestra a Kya quien alza un paquete con comida sonriente. Abro la puerta y no espero que entre le doy la espalda, sin prestar mayor atención a ella.

—Barrymore me contó lo que le pediste —me dice y asiento —¿Necesitas una mano extra?

—¿Traes de comer? —escucho su risa y la veo avanzar a la cocina. —Eso es un si —digo entre dientes.

Horas después...

A nuestro alrededor había no solo papeles de todos los tamaños, fotografías y demás, también bolsas con restos de comida y en nosotros agotamiento. Miramos la pantalla sin poder creer lo que habíamos encontrado.

El primer caso de robo en un rancho, de unos italianos la familia Menichini. Yo había conocido a uno de ellos, era el dueño de la pizzería Dogers, aquel italiano bullicioso que amenazó con armar a sus muchachos si Roy no le cumplía, el mismo que decia tener tres carreras encima y una vasta experiencia en los cadáveres calcinados.

Un miembro de la mafia en italiana, uno muy peligroso, cuyo único hermano fue enviado a américa con toda su familia como método de protección. Siempre creí que Rogers había comprado la vieja fábrica de jabón, pero estaba equivocado. Era propiedad de su padre y se fue a la quiebra producto de una mala inversión con una empresa extranjera.

Los registros anunciaban que meses después la pizzería abrió sus puertas, imaginaba que en ese punto el hombre quería conocer el rostro de quien daño a su familia. Kya se levanta a contestar una llamada, mientras yo sigo buscando algo que pueda ayudarme, regresa unos minutos después y se sienta en silencio a mi lado.

—No ayudaran a Shark —murmura.

—No me extraña —respondo sin dejar de ver la pantalla —jamás lo creí posible, ellos esperaban que muriera, vivo es un problema.

—Su sobrina niega la existencia de ese video, el que Shark asegura que grabaron —sigue diciendo y detengo mis dedos en el teclado — le dieron la custodia de sus hermanos.

Era suficiente, pienso incorporándome, es hora de volver a esa casa y de ser más agresivo. En esa casa no han dado la declaración no solos los hijos de la víctima, también faltaba Ezra y su esposa Selma.

—¿A dónde vamos?

—A entrevistar a los Mishells, a Selma y a Ezra Mishells—respondo.

Estación de policía
09 de Diciembre, 09:20 am

—¿Es una broma verdad? —niego a Marcus y a Carlos.

Leen en ese instante el documento que le fue entregado a nuestro jefe, me asombraba la facilidad con la que lo habían olvidado todo lo que Dewand hizo. Odiaba admitirlo, pero Kya tenía parte de culpa de la desgracia de ese hombre hoy día. Jamás debió mezclar a un civil, menos a alguien que tenía tantas ganas de vengarse. Era como manejar una papa caliente o una Granada sin seguro.

—¿Por qué? —insisten.

—Léanlo —ordeno.

Lawrence antes de morir, envío un informe a Barrymore que daba como único sospechoso de la muerte de David a Dewand. El motivo dado era muy obvio, vengarse de la muerte de su familia. Para ello, entró a trabajar en la casa del hombre como jardinero, se las arregló para crear confianza y en base a eso obtuvo las llaves de la casa, con ello también la de la habitación privada del hombre.

—Buenos días —dice Paola Gales en la entrada.

Viene acompañada de un hombre de traje azul oscuro y que reconozco como uno de los mejores juristas del país. Los tres saludamos y ella pide hablar solo con la persona que esté a cargo. Lo que me deja a mi con la mujer, ya que insistió a su abogado en que necesitaba hacer esta declaración sola. Sabía por el documento entregado por parte del su abogado, que negaba toda participación en la muerte de su padre. Además, que su ausencia estos días, se debía al miedo que sentía por parte de Dewand, de quien decía sentirse amenazada.

—¿Qué desea de mí? —me dice alzando su rostro de manera altanera y niego.

—¿De usted? —pregunto incrédulo —¿Qué puedo yo querer de usted?

—La verdad —responde con una media sonrisa —la que le han dicho no lo es.

—Yo se la verdad señorita Gales, no necesito de otra declaración para ello —confieso —he escuchado a cada una de las partes, incluso la suya, que debo admitir es la que más inconsistencias tiene —su rostro palidece y decido seguir —aun así, tuve que leer su historia, también las de las otras personas... Verificar coartadas, etc. —continúo incorporándome de la silla.

Doy la vuelta y me siento en el escritorio mientras me cruzo de brazos, frente a mi está el cartel de las investigaciones que le señaló a la chica que mira de reojo. En el centro está su madre, su tío, Montserrat y ella, como los sospechosos de esta historia. Las razones por las cuales ella pasó a ser sospechosa para mí, no fueron fáciles de descifrar.

—Pero soy consciente que debo escucharla, así que... Dígame —sonrió —¿Qué sucedió ese día? Se levantó, esperó a su amado padre con el que sabía iba a casarse ese día y ¿Qué hizo después? —doy unos pasos hacia la puerta la abro y señalo al abogado —será mejor si entra.

Regreso segundo después a mi sitio, una vez entra y se acomoda frente al lado de ella me mira con superioridad. No deseo dañar lo recolectado, tampoco acusar a alguien de algo que no hizo. Me costó mucho que Barrymore, me diera 72 horas para que desvirtuara o confirmara lo entregado por Lawrence.

—¿Le dijo su abogado el delito que es un falso testimonio? —miro al abogado y luego a ella —acusar a un inocente de algo que no ha hecho, destruir su vida o terminar de hacerlo, porque ya su familia lo hizo hace once años.

—Eso usted no puede asegurarlo agente —habla el abogado levantándose de la silla y alzó una mano para detenerlo.

Ruedo mi cartel, descubro la hoja oculta, dejando atrás el caso de David. Ante nosotros están los casos del robo de ranchos desde hace quince años, más de sesenta casos de rancheros, en su gran mayoría inmigrantes, latinos, europeos y uno de familia asiática.

—El primer caso que se tiene registro, es este —señaló la de la familia italiana —la familia Menichini, está compuesta por: Filippo y Lorenza (padres) y, Adriano, Fabricio, Zinerva y... Nicoletta. Esta última fue abusada sexualmente por uno de los bandidos. Pudieron dar el retrato hablado de la pareja, que fingiendo dar la palabra de Dios, tocó a su puerta ese día. —señalo el retrato hablado, miro a abogado y su cliente —¿Les resulta familiar?

—Es un boceto agente, sucedió hace muchos años y es poco probable que recuerden... —niego sonriente moviendo mi dedo índice a un lado a otro.

Siete días en casa, me han ayudado no sólo a respirar aliviado al saber que Julissa no fue dañada, también a desentrañar las bases de esta iglesia. Porque no era casualidad que iniciarán fingiendo dar la palabra para robar y terminarán hoy día con una de las iglesias más concurridas de la ciudad. Tuve que retroceder muchos años atrás, así llegué a los Menichini y a la primera víctima de Roy, Nicoletta Menichini.

—Hablé con Filippo, el padre de la joven, asegura que ninguno de ellos olvida ese rostro —sonrió porque lo siguiente no le va a gustar —está dispuesto a hacer un reconocimiento e incluso, Nicoletta quien vive en Roma desde entonces vendrá.

—No puede culpar a mi cliente de algo que ocurrió cuando tan solo era una bebé —defiende el hombre —y en nada este caso tiene que ver con que el señor Dewand matara al padre de mi representada.

—Aún no he terminado... —interrumpo —Los Menichini, miembros de una familia antigua en la zona este de Italia, tienen un tío que no es muy legal. Giacomo, llegó a América cuando supo la noticia de lo ocurrido y le puso precio a la cabeza de este hombre. —señaló a Roy y sigo explicando.

Desde entonces (los seis), iban de un lado a otro, no tenían un sitio fijo donde vivir, pues llegaron a ellos que diez hombres muy bien armados lo buscaban, aun así, no cesaron de robar y dañar. Le señalo al medio hermano delincuente de Lawrence, era junto con su hermano el encargado de limpiar las vías de la policía. En las horas que ocurría el asalto y poder así, transportar las reses y lo robado, con documentos falsos que Cyrus Lawrence les entregaba.

—Shark Dewand y su comunidad, anuncia que fue robado y que violentaron tierras sagradas. El jefe del departamento de la época, Arthur Sawyer, solicitó que el mismo Lawrence (capitán de la policía de la localidad) fuera a verificar ese caso... Así conoció a Shark, cuyo parecido con Roy era muy notorio y lo dejaron escrito en el asalto número diez —busco el libro, tomo el papel rojo que divide y me da el sitio exacto de lo descrito y se lo paso al abogado.

Lo lee en silencio y Paola no mira en esa dirección, tiene la mirada fija en mi cartel y lo allí escrito. Si ella cree que he terminado, está equivocada, lo que digo solo demuestra que ellos dañaron a los Dewand y esto le daba motivo a Shark para matar a ese hombre. Sin embargo, detallo por qué ser otro hombre era muy importante para ellos y alejar así a Los Menichini y el cartel de Rogers O'Higgins, formar así la iglesia que le daría el dinero y poder que tenía hoy día.

Un año después de caer en prisión y tras ser liberado, Shark Dewand, abandona las tierras de sus ancestros y se muda a la gran ciudad. En búsqueda quizás de paz, deja el Rancho en manos de la familia de su esposa, cancela cuentas y desde hace once años no regresa a ese sitio. La llegada constantemente a la estación le hace sospechar, pero es un amigo el que le da la respuesta.

—Klain Sinclair, cirujano respetable y a quien esté servidor y muchos colegas le deben la vida de hija, hermana esposa y la de ellos mismos.... Hace un turno a un amigo que está en alcohólicos anónimos —busco en los documentos y lo entrego al abogado, esta vez le doy copia a la chica quien lo toma con dedos temblorosos. —ese mismo día una chica ingresa por desgarre anal y vaginal —suspiro pesado porque descubrir lo que dice allí afecta a cualquiera —fue internada ese fin de semana, alguien fue muy amable en dejar una copia en el escritorio de Sinclair y este se lo muestra a su mejor amigo.

Dos días antes, un herido de bala en un brazo entra en donde él está visitando a un colega. El nombre del herido es Shark Dewand, quien recibió una herida de bala, solo que el hombre se da cuenta que no es su amigo. Que todo ocurra en la misma época en que Montserrat Mejía llevó a ese gato herido es demasiada causalidad. Una que no existe y que registros en videos y audios demuestran que la chica buscó a ese hombre, con un solo fin. Quería al alguien que asesinara a David, el miserable que no solo la había violado, también abuso de los sobrinos de su enamorado.

—Ahora bien, en este punto de mi historia le daré la oportunidad que usted señorita Gales, la continúe. —termino y ella está a punto de llorar —No me mencione su amorío con la señorita Mejía, o él castigo recibido... Hábleme del abuso a sus hermanos y como dejó entrar al señor Dewand a su casa, usted, y su madre.

Me cruzo de brazos al lado del cartel, he girado a la siguiente hoja, la que corresponde a la entrada de Dewand a la mansión. El detalle de lo que hizo dentro de ella, la declaración de Ezra y su esposa quien lo recuerda como alguien atento y amable. Que ese día estuvo con ellos ayudándole a arreglar el templo y después a limpiar el desastre.

—Eso es imposible —dice ella señalando el cartel.

—¿Por qué? ¿Estaba usted con el señor Dewand?

—No... Yo... El mató a mi padre... —sonrío.

Ya no luce tan segura y su pierna izquierda la mueve insistente, no mira en mi dirección y su cuerpo no está en total tensión.

—Ella no tiene por qué declarar, le recuerdo que no es sospechosa...

—Aun... —en mi lado izquierdo del escritorio esta una laptop.

Le doy clic a la imagen que está detenida y los giro hacia ambos, Dewand dijo que cada espejo de esa casa tenía una cámara, lo que olvido decir es que tenían micrófono, conectados al móvil del iluminado, pero no era tan asi. El móvil que controlaba esas cámaras era el de Brianna Gales, y Ezra nos facilitó a Kya y a mí, la cuenta y contraseña en donde iban a parar todos esos videos, como ministro de esa iglesia tenía los detalles de la iglesia.

Algunos fueron borrados por la mujer, pero fueron rescatados fácilmente y eran aquellos en donde se veía a las dos chicas planear como llegarían a esa veterinaria. El gato herido que Montserrat se encargó de encontrar y los detalles que recibía de Roy. Pequeños clics de daños importantes que solo la chica entendería, uno de ellos es ella entregándole algo a Shark, con quien cruza unas palabras mientras se ve a un David en entrando en la iglesia.

—Esta es la parte que más me gusta —le digo.

Dejo reproducir un video de Dewand entrar a la habitación repararla, subir el volumen del estéreo y esperar. Para luego esperar a David con quien luego de decir algunas palabras lo ata sin mayor dificultad y deja en la pared un letrero cuyo contenido es muy legible. Sale de esa habitación y se ve claramente avanzar hasta la salida y luego llegar a la iglesia en donde ayuda a la pareja a ordenar la iglesia.

La chica se quiebra lo noto cuando empieza a llorar, detengo el video y el abogado me pide si puedo dejarlos solos y asiento. Una vez fuera mis compañeros se acercan a mi preocupados.

—¿Cómo te fue? —pregunta Marcus.

—Jamás lo hubiera logrado sin ustedes —les digo y ambos sonríen —si aún deseas irte a delitos informáticos, puedo dejar tu traslado firmado antes de entregar el puesto.

—Te estaría muy agradecido—responde y asiento.

—¿Agente Walker? —llama el abogado y giro a verlo —¿Podemos hablar?

—Dalo por hecho. —le respondo a un Marcus que suspira aliviado y miro a Carlos —¿Y tú?

—Yo estoy muy feliz aquí...tendré por fin a un jefe amigo y me augura muchos días de descanso —sacudo la cabeza sin dejar de reír, ya que es poco probable que algo asi ocurra, pero no deseo dañar sus sueños. —Marcus—llamo al chico y le digo —ordena la captura de Shark, confíen mi —les digo al verlos mirarme confundido.

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