
Capítulo 24
1 de diciembre 18:30
Hogar de la familia Sinclair.
Jade
—¿Te encuentras bien? —Francesca avanza hacia mí, al verme en la sala.
He estado toda la tarde pendiente de las noticias, no puedo creer que esto esté sucediendo. Anuncian la captura de esos dos hombres, ahogo un sollozo y agradezco que mi niña esté en el jardín, porque ya tiene demasiado estrés. La he visto como me mira en todo momento, intento ser fuerte para ella, pero me es imposible.
—Fabián llegó esta mañana... —señaló la TV y la mujer sigue mi mano—¿Fueron ellos verdad? Ellos explotaron ese edificio.
—No pensemos en eso Jade, la policía se está encargando —dice abrazándome.
Me siento en la silla y cubro mi rostro, sin poder contener por más tiempo el llanto, necesitaba respuesta, yo quería verle o saber que él estaba bien. Sentía que todo dentro de mí de cristalizada, en cualquier momento se haría pedazos.
—Tranquila cariño... —Francesca me abraza y hago lo mismo.
Le explico lo dicho por Fabián, que si él está vivo ¿Dónde está? Muy seguramente no quiere verme y lo de la herencia le da un punto a esa teoría. Jamás dejaría a mi bebé en otro lado, por más problemas que tenga April ha sido mi razón de vivir y se lo hice saber.
—Klain, jamás permitirá eso, no tienes que preocuparte —me calma y trae ante mí un plato —ten, ayer no comiste, estas en los meros huesos.
—No tengo apetito. —pero me ignora y me hace verla —por favor, solo déjame...
—Le prometí a Shark cuidar de ti y es lo que haré...
La voz del periodista anunciando un extra nos hace mirar la pantalla. El silencio en ese lugar era intenso, aislé todo el ruido y sólo quedó el del noticiero. Había dado los otros dos nombres de los cuerpos hallados en ese lugar. El tras dar los nombres y ambas levantarnos sonrientes, escuchamos lo que sigue.
"Luego de una investigación exhaustiva, el cuerpo de bomberos y la policía, están completamente seguros que no hay más restos es ese edificio"
"Así es Henry, todo indica que el señor Shark Dewand se encuentra dentro de los heridos. Muchos de ellos fueron trasladas como N.N, al no tener identificación. Algunos están en estado crítico, un cuerpo especial del FBI, está a cargo de hallarlo".
—No es él, Shark no murió en ese incendio —digo levantándome en medio de gritos, al escuchar que decían Jerry y Paola. — está vivo Francesca...
La mujer sonríe y hago lo mismo sin poder creer esa revelación. Observo como anuncian dos muertes, una durante un enfrentamiento y el otro en accidente de tránsito, cuya víctima es una doctora, cruzó un semáforo en rojo y el vehículo chocó con un tráiler.
"Como Cyrus Lawrence, fue identificado la víctima durante el enfrentamiento de la policía con un sospechoso de la muerte del pastor ..."
—Por Dios, yo lo conozco —balbuceo y Francesca no despega la vista de la pantalla.
Siguen con el detalle de la vida del hombre y como era respetado en su medio. Se le recordaba como un oficial entregado a la causa, adoraba a los niños y estaba al frente de la investigación de la muerte de David Gales. Fue precisamente en esa investigación y tras la pista de un sospechoso que fue emboscado por quien se cree es la persona que está detrás de la muerte de David.
"En el momento de su muerte, estaba personalmente, verificando la pista del posible asesino. En otras noticias... ".
—¿No es esa la chica por la que preguntaba el agente ayer? —Francesca está cerca de la TV y señala la pantalla.
La foto de Montserrat como la doctora que perdió la vida en ese accidente me hace sentar de nuevo. Que ese oficial muriera en manos de un posible sospechoso y que Montserrat también, me hacían creer que pudo ser Roy culpado a Shark, al verse perdido.
O el mismo Shark, en búsqueda de lo mismo...
—Ahora sí, debes comer —me dice sentando me en la silla —no tienes pretexto.
Es la primera vez en días que me siento a comer gustosa y hasta cabeceo en la silla una vez termino de hacerlo, lo que me hace ganar las burlas de las demás. Me sugieren ir a descansar un rato, ellos saldrán a buscar a Shark por los hospitales, quizás al despertar me tengan buenas noticias. April se ha quedado dormida luego de un intenso juego con los chicos.
Les confesé que, en realidad, yo quería ir con ellos en esa búsqueda, sin embargo, se negaron. La noticia se un Shark vivo, ponía en sobre aviso a Roy, la muerte de Montserrat, muy seguramente lo había afectado. Buscaría con quien desquitarse y la única que estaba a la mano, de momento era yo.
—No le abras a nadie, es peligroso —sonrió porque su sobre protección me causaban ternura.
Subo las escaleras y los veo a cada uno tomar un abrigo y las llaves de sus respectivos vehículos. Yo me quedo en casa con Jade, los menores Sinclair están con su abuela, los hijos mayores y sus padres se dividieron las rutas.
Los Sinclair, se habían convertido rápidamente en una familia para mí, era muy notorios que querían a Shark. Su comportamiento conmigo, con la niña y con mi embarazo era increíble. El timbre de la puerta suena, unos minutos después de haberse ido, pensando que son ellos y que han olvidado las llaves. Bajo las escaleras apresurada, abro las puertas rápidamente y me encuentro con un rostro conocido.
—Usted... ¿Pasa algo malo? —preguntó al ver al uniformado mirarme fijamente y sin decirme nada.
—Encontramos a su esposo, —sonrió feliz y asiente sin decir nada un instante —él quiere hablar con usted...
—Enseguida regreso iré por la niña...
—Él quiere que vaya usted sola señora, y con la niña llamara la atención, es mejor si vamos y lo ve —me dice y su actitud es nerviosa —luego regresa, mañana podrá Dewand ver a su hija adoptiva.
Tomo el abrigo y busco el móvil, le envió un mensaje a Klain, y regreso con el hombre. Sin embargo, es algo en la guantera que llama mi atención y que me hace no entrar al vehículo. Recuerdo que hace unos minutos llamó a April la hija adoptiva de Shark y que la policía sabe ese detalle.
—Olvidé cerrar apagar algo en la cocina —me excuso —espere un momento.
No le doy tiempo a responder, en segundos salgo del vehículo ante las protestas del hombre, doy media vuelta e ingresó a la casa. Cierro las puertas tras de mí y corro escaleras arriba, tomó en brazos a mi hija quien somnolienta me pregunta.
—¿Qué sucede mami? —beso su frente y le digo que vuelva dormir.
—No te preocupes, iremos a buscar algo ...solo duerme. —pero ya lo está, lo que me hace respirar aliviada.
Escuchó el timbre sonar una y otra vez, pero lo ignoro en este instante, yo tengo una lucha por mi supervivencia. Recuerdo la parte trasera, la del servicio, mientras camino apresurada hacia ese lugar, me digo que Dios me ha abandonado y que es hora que el empiece a ver en mi dirección.
En la única persona que pienso es en Fabián y dado que no llevo dinero, tengo que abusar de su amabilidad dos veces. Una es que me aloje mientras los Sinclair llegan por mí y la otra es que pague el taxi. Corro en dirección opuesta a la calle, con una April dormida, pues parece que la sacada de la cama no ha llamado su curiosidad. Lo que eventualmente es bueno en estos momentos. Le pido parada un taxi, o mejor dicho me atravieso en la mitad, no dándole tiempo a que pueda negarse y una vez dentro le doy la dirección de la veterinaria.
—Qué esté de turno, que lo esté —ruego una y otra vez.
Sé que no vive en el segundo piso y que este solo es utilizado por el que esté de turno para dormir mientras ocurra algo inusual. Una vez en el sitio me bajo rápidamente, lo que ocasiona que el chófer del taxi se enoje.
—Tiene que pagar...
—Esperé un momento por favor —le ruego, pero no obedece.
Sale del vehículo y avanza hacia mi peligrosamente, lo que me hace sonar el timbre varias veces y con desesperación. Esta casi a pocos metros de mí, cuando la puerta se abre y le digo a quien sea que abrió.
—Podría prestarme para pagar la carrera... Después le explico...
—Tío—saluda la niña a Fabián que la toma en brazos y sonríe.
Parece que ha logrado despertar, porque mira a todos lados con curiosidad, Fabián la deja en el suelo y le pide que suba pero que no haga ruidos. Lo observó de pie. Su mandíbula está tan tensa y las aprieta tanto que creo se romperá en cualquier momento para mí alivio, no es conmigo la molestia, es con el hombre que luce peligrosamente cerca de mí.
—Tenga —le dice sacando un billete arrugado de su jean y entregándoselo al hombre —quédese con el cambio.
—Lo siento mucho... —le digo rompiendo en llanto.
Lo que hace que me a abracé a el fuerte y que luzca confundido un instante, se recupera rápidamente y cierra la puerta tras de nosotros. Una vez empiezo a subir le narró lo ocurrido, el me escucha en silencio antes de hablar.
—¿Quién era el policía? —me pregunta al estar ya en el segundo piso.
April se ha acostado en un sillón y ha seguido su sueño en ese lugar, lo que hace que Fabián la observe y sonría divertido.
—Ese oficial con el que Shark se agarró varias veces a golpe...
Guardo silencio al ver al hombre que está en pie en la segunda habitación del modesto apartamento. Luce su largo cabello suelto, tiene aspecto terrible, no lleva camisa por lo que es fácil verle no solo su cuerpo bien formado, también las heridas en su pecho y costado.
no logró formular palabra alguna y creo que me desmayaré en cualquier momento. Él debe sentir mi miedo, porque avanza hacia mí y extiende la mano, que estrecho con dedos temblorosos. Me alza rápidamente y me pega a él, con una mano en mi vientre.
—Sé que debe existir una razón, por la que salieras de casa en esas fachas y muero por escucharla Jade, pero no aquí —no soy capaz de soltarlo, porque temo no sea real. —vamos abajo —me dice y su compañero asiente.
—Llevaré a la niña a la habitación y llamaré a Walker...
—Aun no —le interrumpe —espera que ella me diga que sucedió, mejor comunícate con Klain y le cuentas todo.
—Como desees... pero será mejor si no vienen hacia acá —le dice Shark asiente —llamaremos la atención y no queremos eso.
Sigo sin poder creerlo y temo que todo sea producto de mi mente o de esos sueños extraños que tengo últimamente. Mira una última vez a la niña, sonríe en su dirección y abre una puerta en donde se asoman unas escaleras. Avanza por las estrechas escaleras detrás de mí, mientras me cuenta que lleva en ese lugar poco tiempo y las razones por las cuales no me ha buscado. Sé que el trasfondo de todo es más complicado y doloroso para mí, no obstante, de momento lo que más importa es que él esté vivo.
Una vez en piso firme giro hacia él y me lanzo a sus brazos, al tiempo que le narro lo ocurrido y que ese oficial era con quien se agarró a golpes en muchas ocasiones. Me lleva a su antiguo consultorio y me sienta en la silla, ocupa una frente a mí y por su rostro, sé que no me va a gustar lo que me tiene que decir.
—Gracias por hacerme padre —es lo que dice —no me lo esperaba, sinceramente.
—No fue a propósito —me defiendo y asiente.
—No me preparé para estar vivo —me dice tomando mis manos y haciendo una mueca de dolor —quizás no pueda llegar a amarte, no como te lo mereces —dice y es una realidad con la que siempre he vivido.
—Lo sé...siempre lo supe.
Sus labios esbozan una sonrisa, es increíble como ese simple gesto hace que mi corazón lata apresurado.
—Sin embargo, sé que como tú nadie más podrá amarme. Has hecho que desee ser un mejor hombre y poder estar asi a tu altura, Jade.
Mi corazón se detiene, porque es lo más cercano a un te quiero que estaré de su parte. Alza la mirada hacia mí y acaricia mi mejilla, sé que hay algo más en esta historia.
—¿Pero? —niega sonriente y me mira en silencio un instante.
—No hay peros en esta vez —confiesa —llevas a dos hijos míos allí, quiero intentarlo.... Puedo hacerlo.
—Pero... —insisto y sonríe.
Me levanta de la silla y me sienta en sus piernas, me abraza fuerte estrechándome hacia él. Mi corazón late sin control, porque lo que está sucediendo es como una segunda despedida.
—¿Me tengo que ir? —solo asiente besando mi cuello.
—Es lo mejor —se aleja un poco de mí y peina mi cabello con sus dedos—es peligroso, para ti y para la niña. Hace tres días fue Roy, hoy es ese oficial ¿Mañana quien será? Iras a Canadá, te enviaré dinero para que estés tranquila ... cuando todo esto acabe iré por ti.
Lo dudaba, sinceramente yo no creía que el fuera por mí, bajo el rostro ante ese pensamiento y me hace verlo de nuevo. Diciéndome que debo cuidar de mí y de mis hijos, que no me faltara nada y él se encargara de todo.
Siempre era consciente que era prestado, todos los momentos a su lado lo eran, ahora podría estar tranquila al saber que él estaba vivo. Que algún día él quería ver a sus hijos o conocerle...
—¿Cuándo quieres debo irme? —le pregunto por fin.
—No quiero que estés aquí mañana cariño... no es una despedida, confía en mi —muerdo mis labios al no poder contener mi llanto.
se acerca a mí y besa mis labios, en un beso que se hace intenso conforme pasan los segundos. Me levanto y me siento a horcajadas encima suyo, consciente que si es la última vez que lo tengo de esa manera intentaré tener el mejor de los recuerdos. Hasta que escucho su quejido de dolor y veo su herida sangrar, lo que me hace levantarme apresurada.
—Lo siento mucho... yo...
—No tienes que sentirlo, fue un accidente —me interrumpe. —tengo que ir a Utah para vender las tierras...
La realidad me golpea al ver su mirada puesta en mí, hay contrariedad, misterio, dolor, pero no amor o cariño. No puedo obligarlo a amarme o estar a mi lado solo por mis hijos. No merecemos eso, nadie merece ser obligado a hacer lo que no quiere, es entonces entiendo lo que debo hacer.
El irá a la casa de su familia, un lugar que no ha visitado desde hace diez años, al que se niega a ir por el dolor que encierra. Una vez entre a ese sitio no volverá, no podrá salir de allí o permitirá que otro ingrese. Por eso dejo claro que al morir yo tenía que vender esas tierras, porque no desea que nadie entre a ese lugar.
—¿Todo bien? —me pregunta y asiento. —iré a hablar con April.
—¡NO! —le interrumpo y mi respuesta lo deja perplejo. —si no estás dispuesto a estar en su vida, déjala asi. No permitiré que nadie dañe a mi bebe...
—Jade...
—¿Vas a regresar a nosotros? —le interrumpo y calla —¿No me envías a Toronto porque no sabes que hacer conmigo? Eso imaginé —respondo al verlo guardar silencio. —espera aquí mientras nos vamos.
—Jade... Jade...
Solo que no me detengo y no es un capricho o porque desee que esté detrás de mí. Saberlo con vida, ver que estaba bien me era suficiente, pero él no me quería y lo dijo muy claro, no podrá amarme.
Aprendí el significado de extrañar cuando falleció mi padre; no se extraña al que te rompió el corazón o al que no supo amarte, se extraña al que no puedes ver nunca más, que nunca mas vas a escuchar su voz o abrazar.
(...)
—¿Estás seguro que es una buena idea? —le pregunto a Fabián por enésima vez.
—¿Vamos a casa del abuelo mami? —pregunta mi hija y sonrío besando su frente.
—No cariño no iremos allí, porque es peligroso —mi hija no parece entender y mira a Fabián preocupada.
Nos esteramos que alguien fue a casa de una tía a preguntar por mí y eso solo podía ser obra de Roy, no era seguro ir a mi casa y menos poner en peligro a mi familia. Los Sinclair no querían que me fuera, se negaban a aceptar el trato que Shark me daba, el de hacerme a un lado teniendo dos hijos en camino. No había algo que yo pudiera hacer al respecto, salvo cumplir lo que me pidió, eso era, alejarme de él, pero de ninguna manera con sus reglas.
—¿Confías en mí? —me pregunta al ver mi rostro confundido.
—¡No! —respondo y mi sinceridad le causa risa. —Gracias por todo Fabián.
—¿Algo que quieras que le diga? —me quito el anillo y se lo entrego — bien... April, nos veremos en navidad, ¿Vale?
—Si —responde sonriente.
Nos subimos al auto bus, buscamos nuestros puestos y una vez sentadas nos despedidos del hombre que en pie agita las manos hacia nosotros. Con el vehículo en movimiento llega una realidad que me hace cerrar los ojos, irme a Oregón del otro lado de país no era que me agradara. Pero Fabián tenia familia en ese lugar, tendría un apartamento y la posibilidad de un empleo, sin depender de nadie.
—¿Qué sucede? ¿Por qué nos dotemos? —pregunta una mujer cuando llevamos una hora y estábamos casi a las afueras de la ciudad.
—Hay un retén, parece una protesta... solo espero no sea los miembros de esa iglesia —murmura otra mujer —con eso de los videos que reprodujeron en el servicio de esta mañana.
Me asomo por la ventanilla y mi rostro palidece al ver los hombres que están truncado el auto bus.
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