Capítulo 22
1 de diciembre 09:45am
Chuck Walker
Departamento de policía, Ciudad de Nueva York
Nos bajamos del vehículo, encontramos a varios uniformados en la entrada, al vernos llegar se acercaron. No se veían particularmente relajados e imaginé que Lawrence tenía que ver.
—Está hecho una furia —habló un oficial cerca a nosotros —está aquí desde muy temprano y no hemos podido trabajar tranquilos.
Efecto Lawrence, parece decir mi sonrisa, mi mente viaja a esas fotos y la risa se borra de mis labios. No hay una respuesta coherente para la existencia de esas fotos allí, salvo recrear esos crímenes. La participación que él pudo tener en esa historia, no me ha permitido pensar en otra cosa, menos respirar con tranquilidad.
—¿Chuck? —me llama Marcus.
Miro a mi alrededor, me he quedado afuera del vehículo apoyado en el mismo. Ambos hombres se miran entre sí preocupados. Yo sigo pensado en esas fotos y en que pueden ser mis hijas, Cyrus es el padrino de Julissa mi hija mayor. En muchas ocasiones ha salido con él, muy seguido cuando era pequeña. "—Ayudó a Julissa con las notas—" escuchaba la voz de Kya en mi cabeza. Lo dijo cuándo le pedí salir de la oficina de Lawrence, y en efecto. Mi hija de 12 años tuvo problemas en su rendimiento escolar, se dijo que era la separación entre nosotros. Ella dejó de visitar la casa de su padrino, también dejó verlo y pensé que era propio de su edad
—La confesión de un pecador tiene repuestas —murmuro y mis compañeros me miran confundido —ya los alcanzo, déjenme esos documentos.
Me entregan el maletín que dejo dentro del vehículo, acto seguido les doy el fax y entro yo al auto cerrando la camioneta tras de mí. Inspiro y respiro muchas veces, encontrando fuerzas para hacer la pregunta que ningún padre desea formular. Me comunico con Kya con dedos temblorosos, él teléfono repica una y dos veces, mis dedos tamborilean en el volante al tiempo que mi desesperación aumenta cada vez más. Muevo los dedos en una pobre manera de que mi cuerpo se calme. Un mantra impuesto por mi cerebro pues, me resulta difícil creer que eso hubiera pasado y mi esposa o yo haberlo notado.
Ser policía no te hace conocerlas todas, no evitas el peligro, todo lo contrario, él llega a ti con mas facilidad.
—Chuck ¿Qué sucedió? —su voz es apenas un murmullo y guardo silencio un instante. —¿Chuck? —insiste.
Mi cabeza tiene muchas preguntas, mis pensamientos van a unos recuerdos y a otro, es increíble cómo tras esa duda, empiece a recordar tantas fallas. Muchas de ellas ignoradas, porque como suele ocurrir, jamás vez a un miembro de tu familia como abusador.
Yo lo he visto muchas veces en mi carrera, solo que es la primera vez que me toca ser protagonista.
—Julissa tuvo problemas en la escuela... Jamás me diste los motivos —empiezo a decir y cierro los ojos —quiero que me expliques como es que sabiendo a ese hombre una farsa, le permitiste estar a solas con nuestra hija.
Su respiración del otro lado es pesada, los ruidos de la risa de los niños y mi padre me dicen que ella aún está en casa. Culparla a ella de algo, no aliviará mi horror, lo sé, soy consciente de ello. También que de ser cierto los sospechas, yo también fallé.
—Ella jamás estuvo sola con David, yo siempre estuve con ella. Tenía que hacerlo, la escuela es de esa iglesia —se defiende — la niña dijo que era un acosador, pero jamás la tocó... Fue por redes sociales.
—¿Lo corroboraste? —pregunto exaltado —¿La llevaste al médico? —sigo con mi interrogatorio —y esas redes ...yo se las cerré, porque me dijiste que eran ellas las del problema, la niña se la pasaba demasiado tiempo allí —le recuerdo y escucho la risa de su madre, esa risa no contribuye a mi rabia lo que le estoy contando es delicado—leí todos los mensajes antes de hacerlo era el compromiso, aún lo es.
—Por supuesto que la lleve a una doctora...
Tienen redes sociales y deben darnos las claves, tienen prohibido borrar las conversaciones y cada noche los leo todos. Jamás vi o leí algo extraño, la gran mayoría era de sus compañeros de clases, hablando de algún chico o burlándose de algo gracioso en clases.
—¿Te dijo el nombre? ¿Qué clase de acoso? —insisto.
—¿Qué sucede Chuck? —su empieza a alterarse al notar la mia exaltada cada vez más.
Solo que yo no estoy para ser cuestionado, cuando es ella la que me alejó de mi hija y ello permitió que un depredador entrara a sus vidas con facilidad.
—¡Respóndeme! —grito perdiendo el control y todo mi cuerpo tiembla en el proceso.
—Dijo que tu sabía quién era, ella no borró los mensajes, amenazaba con dañar tu carrera si lo iba a cierto lugar. Le dije que yo iría por ella, que organizará una cita y se hizo el operativo...
—¿A quién buscaste? —interrumpo.
—A Cyrus —esa respuesta me hace golpear con fuerza el volante y mirar el interior del edificio. —¿Chuck?
—¿Tienes algún otro secreto para mí? —recrimino—¿Qué tanto más me has ocultado? ¿Qué querías demostrarme? ¿Qué eres la madre perfecta? ¿Bendecida, afortunada o que no necesitas de mí?
—No es así... —balbucea— ¿Me dirás que sucedió?
Niego saliendo ya del auto, porque no es tan fácil decirlo y me niego a creer que mi princesa pasó por algo de esa naturaleza sola. Ella es como yo, jamás le dirá a los demás lo que le duele, porque sería como darles a las personas el lugar exacto donde lastimarte.
—¿Sabes si ese hombre volvió a ver o hablar con mi hija? En redes no hay nada extraño, pero quizás lo hizo en persona. —es lo que le respondo, porque estoy cabreado y de momento no quiero discutir.
Necesito cabeza fría para lidiar con Cyrus y no matarlo... por lo menos, no hoy.
—No. —responde seca.
—Lawrence se ha acercado a ustedes, los ha visitado... —insisto.
—No... ¿Chuck...?
—Has algo bien en toda tu maldi... —controlo mi furia porque no es justo acusarla, los dos somos padres y ambos debimos ser consciente de los mensajes que nuestra niña nos enviaba— Llama a Julissa al privado y averigua que le hizo ese acosador, quiero nombre, lugar, hora y si alguna vez lo vio en persona. —suelto el aire y respiro fuerte para recobrar perder el control —trátala cómo víctima y olvida que es tu hija...
—Chu...
Cuelgo la llamada sin darle tiempo a responder, ella jamás me dejó ver a mis hijas salvo en pocas ocasiones. Julissa y Anderson era los que querían quedarse conmigo, Shania era más apegada a su mamá y creí en ese instante era por eso. Me alejo del vehículo con el maletín en mis manos, Carlos y Marcus se han quedado con el fax recibido. Imagino que lo han entregado a Cyrus y ese es el motivo por el cual no ha ido detrás de mí. Entró y en efecto, lo encuentro recibiendo el documento de parte de Carlos, me observa entrar.
Antes de saludar, recibo un mensaje que leo con atención. De pronto, la oficina se me hace pequeña tanto que me cuesta respirar o comportarme delante de todos. Me es difícil
creer lo que dice el mensaje e ignoro ese "Perdóname". Es una realidad con la que debo lidiar, una que en la que no creí estar. Como policía asumes que eso jamás te tocará y que, por el simple hecho de ser federal ningún mal nacido se atreverá a dañarte.
Solo que yo tenía el mal dentro de mi casa, al igual que la mayoría los niños abusados.
Cinco policías, mis dos compañeros y mi ex jefe están dentro de la oficina, me observan en la puerta y cada uno tiene una mirada diferente. Lawrence está detrás del escritorio y la fotografía de Shark Dewand, ha pasado del lado de "sospechosos". No me sorprende, nada en adelante lo hará, no después de lo que acabo de descubrir.
Con la rabia del momento, he olvidado de la cita que Dewand quiere con Kya, pero no estoy demasiado molesto como para hablar de ese tema. En ese instante, solo deseo cobrarle a mi ex mejor amigo el daño causado. Guardo mi móvil en el bolsillo de mi pantalón, me quito la chaqueta que dejo en una de las sillas de la oficina y ordeno.
—¡Todos fuera!
Solo los oficiales salen, mis dos compañeros si bien, se han levantado, permanecen en pie observando mi comportamiento y en medio de los dos. Lawrence ha notado mi enojo, por lo que deja el documento a un lado y da un paso atrás. Me despojo del arma y todo lo que me representa como un agente, porque no es un oficial el que hablará con él. Es un padre, cuya hija fue acosada por el que creía era uno de sus mejores amigos, al que mi hija veía como un tío.
En todos mis años de servicio no he me sentido como en este instante, fallé en lo más básico que todo padre cuyo hijo o hija fue acosada, en la confianza excesiva en los demás. Todos pueden hacer daño e incluso llegan a ser letales.
—Chuck, hermano... No sé qué ha pasado. —habla Carlos quien da un paso a mí.
Marcus se mantiene lejos de ambos, pero alerta, imagino que sabe lo que ocurre porque está lejos de ser el oficial inepto que todos creen. Tiene ojo crítico para los casos, es de pocas palabras, sin embargo, detalla todo a su alrededor con destreza y llega la gran mayoría de las veces a conclusiones acertadas.
—Salgan —insisto— ustedes no querrán estar metidos en este problema —no dejo de mirar a Cyrus —tu padre no te quiere como yo te quiero...
—¿De qué hablas? —me dice retrocediendo.
Pero si lo sabe, su rostro pálido y el sudor que empieza a bajar por su frente me lo dice. Su mano temblar también, de momento, solo sé que es culpable de acosar a mi hija y que no debo mencionar las fotos. No cuando desconozco quien más está implicado.
—No le digas a nadie, las personas no entenderán el amor que te tengo, eres mi princesa y yo soy tu príncipe... Ellos creen que es pecado amarte —sigo diciendo recordando lo leído hace un instante—por qué ellos no entienden todo lo que yo te amo... Julissa.
—¿Estas... demente? Jamás sería capaz...
Ante la mención de ese nombre, solo Carlos se lanzó sobre mí, pero llega demasiado tarde. La rabia había sobrepasado todos mis niveles de cordura el audio escuchado, la comparación con mis hijos, y lo descubierto hoy, hizo que todos mis temores se materializaran.
Existía un culpable en mi historia y el pagaría por ello, sin importar el precio que yo tuviera que pagar.
—Chuck suéltalo... Suéltalo—escucho las voces detrás de mí y hasta los brazos detenerme.
No sé defendió, eso quizás hizo que mi rabia aumentara aún más, alguien pone sus brazos por debajo de los míos y me inmoviliza. Soy alzado, alejado de un Lawrence, quien tiene la nariz sangrando. Me sacudo de los hombres, con la ira aun allí, pero sé que debo controlarme. Carlos y Marcus me guardan silencio, solo los cuatro sabemos lo que sucedió, los demás hacen preguntas que yo no me atrevo a responder.
—El agente Walker está suspendido —habla Lawrence y las voces de protestas no se hicieron esperar —ha faltado el respecto a un superior y a este grupo, se ha saltado los mecanismos de control. Sé que tu esposa tiene problemas por corrupción y solo por eso te dejo pasar esta acusación absurda...
—Es usted quien ha des...
—No te preocupes Marcus... —interrumpo, para que no diga lo que hemos averiguado —tendrás que aclararle a Barrymore, del por qué tu decisión.
Sonríe en mi dirección al tiempo que ajusta su traje y su corbata, mira su reflejo en el espejo. Se ve relajado no creo que sepa todo lo que hemos descubierto. Si bien, no sé los motivos de ese traslado o si tenga que ver con lo descubierto por nosotros hace unos minutos. Que llegue en este instante me hace pensar, o anhelar, que los de arriba han descubierto algo sobre Cyrus.
—Lo haré...
— Asegúrate de decir la verdad, porque yo llegaré a ella Lawrence. —Abro la puerta y le indico salir, lo que parece sorprenderlo un poco. —puedes estar seguro que, a tu regreso yo, Chuck Walker Richter, habré descubierto todo.
Se repone rápidamente y le señaló el papel que ha dejado en el escritorio. Lo toma una vez más y termina de leer, alza la vista hacia mí y le muestro la salida. Fue enviado a vacaciones, y en su reemplazo quedé yo. Es momentáneo solo mientras llega quien estará a cargo, pero de alguna manera, esa noticia no le gusta. Porque vuelve a leer el documento y sale sacando el móvil de su bolsillo. Cierro la puerta tras él y apoyo mi frente en ella, siento las manos de mis compañeros a cada lado de mis hombros, suspiro largo y pesado antes de iniciar mi día.
—Estuve a punto de joderlo todo — rompe el silencio Marcus y sonrió.
—Son solo fotos y la declaración de mi hija, no es que no le crea. —corrijo —Necesitamos...
—De pruebas más sólidas —sigue diciendo Marcus.
Eso quizás se encuentre en el audio o en ese diario, ya sabemos que es el hermano de Damond. A ninguno de los tres nos agrada la idea de escuchar esa endemoniada cinta, yo podría decirla sin escucharla. La llevo en mi mente, por las cuatro veces que la tuve que escuchar.
—Hay que revisar el audio de la llamada al 911 —Exclama Carlos y lo observo sin entender —dices que, según el forense el hombre llevaba unas tres horas muerto, al nosotros llegar.
—Si —confieso y mi compañero toma mi maletín lo abre y saca un documento que me entrega.
—Gales llegó a la ciudad, según registro de vuelo a las 05:30 am; la cámara de seguridad de la casa lo registra entrando a las 09:30am; la extraña llamada recibida fue del móvil de Ossian y fue a las 10:37 am; la misma cámara registra a su esposa e hijos salir veinte minutos después en el vehículo de la iglesia.
—Es decir, 10:57 —concluyo al leer el reporte. —La llamada al 911 fue a las 02:05...
— Las cámaras la ven llegar o por lo menos a su auto a las 14 horas y nosotros llegamos a eso de las 15:20 más o menos.
La hora de muerte es solo un estimado por la rigidez del cadáver, eso es algo que podría debatirse por la calefacción del lugar, la habitación no tenía o estaba dañado según Ezra. Lo que me hacía dudar era la llamada al 911 sin estar en casa y si lo estaba ¿Por dónde entró? Y quien entró en ese vehículo si ya ella estaba dentro.
El cuerpo de David Gales estaba demasiado destrozado para estar vivo y/o ser auxiliado, ella debió pedir ayuda policial y no una ambulancia, eso es algo que siempre he tenido sospechas.
—Tienes razón, necesito ese audio—Carlos sale de la oficina y me quedo revisando el diario. —Yo lo hago —le digo a Marcus al ver que se dirigía a la cinta. —revisa tú el diario y yo escucho eso.
—¿Estás seguro?
"No, pero alguien tiene que hacerlo", pensé, solo asentí hacia el chico que miraba hacia casetera con duda. Ingreso los audífonos y los instaló en mis oídos, le doy play a la cinta y cierro los ojos. Esta vez, es diferente, ya no solo se trata de la muerte y destrucción de una familia inocente, también pueda que esté implicado un agente federal y eso lo hace altamente peligroso.
El audio inicia con dos voces de hombres, dentro de un vehículo por lo que se puede deducir. El conductor es David es quien le dice a Roy que subirá el volumen de la radio. La voz de los hombres, se ahoga por el ruido estridente de la música, aun así, se logra escuchar sus voces riéndose de la mujer. Solo ellos dos parecen estar dentro del vehículo, recuerdo que el diario narra que Agatha jamás rogó o gritó por ayuda, no inicialmente.
"—Saca la caja de seguridad —" Es la voz que Ezra reconoció como su jefe.
Diez minutos después de escuchar y cuando uno ha dicho que describa lo que hace, escucho algo.
"—Despertaron a las niñas. no dañarla...—".
La voz es baja, el ruido de la música y los gritos de auxilio impide escuchar con claridad. Repito nuevamente, esta vez, con los ojos abiertos, creo que escucharé mejor o necesito saber que estoy en esta realidad y no en esa noche trágica.
—¿Encontraste algo? —pregunta Marcus al verme retroceder y volver a escuchar la cinta, varias veces.
—Creo que si —respondo. —una tercera voz...
Marcus deja el libro a un lado y sacó los audífonos de mi grabadora. Le pido que ignore los gritos y escuche atentamente las voces de los hombres.
—La primera vez que ella llama a su esposo —le digo a Marcus quien tiene el rostro desfigurado por el terror al escuchar el audio.
"—Shark... El los encontrará... —"
Siempre creímos que eran solo dos hombres dentro del band, creímos que solo escuchábamos dos voces. Los gritos desgarradores de la mujer, acompañados de los de terror de sus hijas, al ver lo que le hacían a su madre acaparaban nuestros oídos e impedían escuchar algo más.
Hoy, con mi mente más atormentada que nunca, bajo el miedo inminente que mi hija pudo sufrir algo parecido a lo descrito en ese audio, puedo aislar rápidamente la tercera voz. Lo que es peor, la reconozco y al reproducirla una y otra vez, me resulta extraño que no lo notara antes o que otra persona no lo hiciera. Muy seguramente, por las mismas razones que las mías, los gritos de ellas bloqueaban nuestro cerebro. Nos centramos en el dolor escuchado, que no pensamos en nada más.
"—Despertaron a las niñas, ellas no debieron escuchar esto, ni verlo... No tenían por qué salir dañadas. —" Es lo que dice la voz.
La respuesta de Roy es reírse inicialmente y luego responder.
"—Debiste ir en la otra camioneta —".
La novedad es que ese párrafo no lo tuve en cuenta, no hasta Ahora. Tomamos el diario y comparamos con lo escuchado, eso no lo plasmaron, no hay muestran de una tercera persona en ese escrito. En todos los 35 asaltos no se nombra a esa séptima persona, la revelación que allí fueron tres, hace pensar en los otros asaltos.
Y dado que las Dewand, no pueden hablar, los demás casos si lo harán.
—Necesito el reporte de asaltos a ranchos entre 1990 a 2000. —rompo el silencio y Marcus asiente.
—¿Estados?
—Zona oeste, céntrate en Utah, Nuevo México y al alrededor —respondo.
El Rancho de los Dewand está ubicado en Utah, el diario habla que jamás se salieron de esa zona. Regreso a las fotos y al tablero que tengo frente, mañana sería el aniversario número once de ese asesinato. Once años de injusticia, Dewand tiene, más de quince entradas a la estación, por ser acusado de lo que no hizo. Contaba con motivos para odiar a medio mundo, quererlos a todos muertos y vengarse. Trago fuerte al saber que, por primera vez estoy del lado del asesino y eso no es bueno.
—¿Eres consciente que nos estamos desviando de lo que Barrymore nos pidió? —mi compañero está detrás de su laptop.
Ha formulado la pregunta sin mirarme, tiene sus cuatro ojos mirando la pantalla, debe haber encontrado algo que llama su atención. Yo sigo observando el tablero y las fotos que han quedado, no hay más rastros de Lawrence. Aunque, si hace mención en dos o tres apuntes de un séptimo integrante.
—En realidad no mucho, si tengo que ir a ver a Shark Dewand, necesitaré de una bandera blanca—decirle que encontré pruebas para culpar a los O'Higgins, más allá del este diario y de suposiciones. — ese crimen es el inicio de esa iglesia, lo que me recuerda que debo llamar a Kya.
—¿Iras con ella? —pregunta y noto su risa, ya estoy marcando, por lo que tengo el móvil en mi oreja.
—Iremos —corrijo y su risa se borra —¿Kya? ¿Dónde te veías con Dewand?
—En la veterinaria, llevaba a Rebeca, Chuck... sobre lo de Julissa...
—Te recojo en dos horas. —le interrumpo.
—¿Para que...?
—En cuanto te vea te digo —le digo antes de colgar.
—Mira esto —me indica acércame y eso hago. —tengo 48 casos, en esa zona, la mayoría asegura que los asaltantes se acercaron fingiendo ser de una iglesia, para dar la palabra. Todos los asaltos ocurrieron los fines de semana, en horarios que la policía no patrullaba.
Me siento al lado suyo y sigo leyendo, hay un retrato hablado del hombre y la mujer que tocaron las puertas ese fin de semana. Entre las 10 de la mañana y tres de la tarde, horas variadas y en la gran mayoría en tiempos no transitados por la policía. Muchos asentados rancheros a algún miembro de la policía pues sólo alguno de ellos, sabría el día y la hora en que sus vías estaban sin ningún control.
—Mira quién el jefe de policía—insiste Marcus.
El nombre de Cyrus Lawrence resalta en la pantalla y todo mi cuerpo reacciona de forma negativa. Entre los casos estaba el de la familia de Shark Dewand, él estuvo al frente de la investigación personalmente. Inicialmente culpó a Dewand, quien estuvo en prisión por más de un año. Gracias ese caso, llamó la atención de los federales.
— La celeridad de los resultados hizo que fuera llamado por los federales —recuerdo.
El caso que no le gustaba hablar, por lo doloroso de la época, "—Supo de Shark por una feria en Texas —" recuerdo las palabras de su esposa. Hasta el momento, en la única feria que habían coincidido, fue justamente en esa en que se hizo pasar por él con Jade. Un tercero tuvo que ver al hombre y su parecido con Roy era notorio, "— solo en rostro, porque en cuerpo, color, porte y comportamiento no lo era—". Fueron las palabras de su esposa y confirmado por su mejor amigo.
—¿En qué otro caso estuvo al frente? —le pregunto y Marcus teclea en la laptop —retrocede, el de Dewand fue por deshacerse de él, asi que ya lo conocían.
Marcus asiente y me quedo un instante pensado, la pantalla se ilumina con el rostro de Dewand nuevamente. Alguien había entrado a sus tierras, sacrificaron a tres de sus mejores reses y lo que era peor, lo hicieron en terrenos sagrados. El jefe de policía de la zona, alegó que fueron detenidos cuatro chicos, todos decían que eran miembros de una sexta satánica.
El jefe de policía era Cyrus Lawrence...
—¿Hay algún asalto en esa misma época en otro lugar?
Marcus escribe algo y espera por el resultado, mientras yo leo un mensaje recibido por Barrymore. Estoy suspendido siete días, por golpear a un superior, sin embargo, el acepta que se lo merecía. Por todos esos niños que ha dañado a lo largo de su carrera, y mientras ostentaba el título de federal.
Mi piel se crispa al leerlo eso y mi mente viaja de nuevo a mi hija.
—El mismo día en la muerte de las reses de Dewand, en nuevo México, seis personas incluyendo una mujer. —empieza a decir mi compañero y bloqueo mi móvil de nuevo —Irrumpieron en el Rancho de la familia Fernández, de nacionalidad mexicana y miembros prestantes de esa zona. —sigue leyendo y suelto todo el aire.
Era según las fechas el décimo asalto de los 35 que tenían registrados. Busco dentro de su diario el número diez y leo rápidamente, recuerdo haber leído algo sobre la solución a los problemas de los O'Higgins y lo encuentro.
—"Damond, nos trajo una excelente noticia, su hermano encontró a un hombre que le resolvería el problema a Rogers. Haremos historia y para lograrlo, necesitamos limpiar el nombre de Roys. —le leo a Marcus quien me observa atento —solo él puede ayudarnos, pero insiste en que debemos limpiar su nombre y el mayor de los Twist me tiene una solución."
—Fechado el... —empiezo a leer y niego fastidiado —Tres días después de ese asalto, el robo de esas reses y el vandalismo a las tierras sagradas de Dewand.
—Lawrence fue el de la idea —asiento a Marcus quien me mira en sin poder creerlo.
—Y creo saber los motivos —miro la pantalla el rosto de mi jefe y luego a mi compañero —Para alejar a su hermano de ese mundo...era mejor si era hombre de Dios o ladrón.
—Pero no cambió de maña...solo de hábito —concluye Marcus lo que nos hace reír a ambos.
—Vamos por Kya —digo levantándome —estoy suspendido... Pero no me arrepiento —mi compañero asiente, mientras yo tomo mi chaqueta y el resto de cosas.
Si bien, voy a ver al hombre con las manos vacías, en casa puedo seguir trabajando en ello. Porque me he propuesto dar por terminado en mi cabeza los gritos de esas mujeres y recuerdo lo dicho en ese video.
"Para que sus voces callen"
¿Qué tanto sabía Roy de Shark para conocer su sufrimiento?
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