Capítulo 21
JADE
Abro los ojos y observo que el sol está muy arriba, he debido dormir de más. Me incorporo en la cama y apoyo los pies en el piso de madera de la habitación. Una mirada a la mesa de noche, en donde alumbra un reloj me da la hora. 9:30am. Paso mis manos por mi rostro, me cubro con ellas y suelto un grito ahogado.
No puedo seguir así, no tengo las fuerzas para continuar, cada día que pasa sin tener noticias de él es una agonía. Tengo que obtener noticias de Shark, necesito saber que está bien en algún lugar lejos de mí, pero bien. Me aseo, cambio y voy en búsqueda de mi hija, April no suele ser inquieta, sin embargo, es mi hija y, por ende, mi obligación.
La casa de dos pisos, de paredes azules y pisos en madera, luce silenciosa. Me adentro en los pasillos y camino por cada uno de las habitaciones, April suele estar con cualquiera de los hermanos Sinclair, sin importar la edad. Encuentro a Kyle el mayor de los hijos Sinclair saliendo de su habitación y con el uniforme de entrenamiento y al verme avanzar hacia él sonríe.
—¿Descansó verdad?
Sonrió y me espera en la entrada de su habitación, mientras se acomoda el morral deportivo. Con veinte años, y más de 1,80mt de estatura, desde ya es perseguido por las chicas.
—Sí, jamás había dormido tanto —me acerco a él y pasa unas manos por mis hombros acercándome a él.
—Mamá nos dijo que no hiciéramos ruidos, que usted necesitaba descansar —guardo silencio un instante.
Debo buscar un lugar en donde vivir, en la casa ya no puede ser y vivir de la hospitalidad de los Sinclair, no es justo. Por más que ellos sean amigos de Shark y éste, sea visto como un hermano y tío en esa familia. Necesitaré de un hogar para mi hija y mis bebés, mirar a opciones y las posibilidades que tengo de encontrar un empleo.
—Creo que es hora de buscar un lugar donde vivir —hablo al fin y el chico me mira un poco contrariado — dentro de unos meses estos chicos saldrán y necesito un hogar.
—Papá piensa que te quedarás aquí y la verdad, nosotros también —niego sonriente y alzó una ceja.
Algo me dice que no es por mí, los chicos adoran a mi bebé, pasa una mano por su cabeza y me hace un guiño al llegar al último escalón. April tiene esa facultad de caerle bien a todos, en esta casa solo chasquea los dedos y sus deseos son órdenes.
—Mami —grita la mencionada saliendo de la cocina con algo en las manos que muerde con desesperación —¿Quieres? —habla masticando y con la boca llena.
—No hables con la boca llena cachorra —le reprende Kyle y ella le muestra sus blancos dientes —así tampoco se saluda.
—Buenos días mami, buenos días Kyle —nos dice a uno y a otro inclinándose con una reverencia y ahogo una risa.
—¿Te estás burlando de mí? —se queja —ven aquí.
Pero sale despedida hacia la cocina con un Kyle fingiendo seguir sus pasos. El timbre de la puerta me hace dar media vuelta e ir a abrir. Encontrándome de pie a Fabián, el otro veterinario compañero de Shark, quien tiene en sus manos un sobre.
—Buenos días Jade —saluda y mira las horas —¿Has visto las noticias? —niego y me hago a un lado.
El hombre entra y mira a todos lados, le pido que siga, pues creo que busca a Klain y me dice que en realidad quiere hablar conmigo. No entra a la casa y se queda en la entrada pues dice que tiene algunas cosas pendientes.
—¿Cómo estás? —dice señalando mi vientre —te fui a buscar a la casa y no te encontré.
—He tenido algunos problemas —confieso —Roy quiso entrar a la habitación de April, creo que quiere llevársela.
Abre los ojos por la sorpresa y le cuento lo sucedido, me escucha con atención y al ver que empiezo a llorar camina conmigo tomada por los hombros. Nos sentamos en un sillón y le narro lo ocurrido, desde que son dos niños y no uno, hasta que Roy entró al apartamento, que los vecinos lo persiguieron y que tuve que mentirle a un agente federal.
—¡Vaya! —dice al yo terminar y me observa en silencio —sí que has tenido problemas, pero no tienes que mentir, te puedes meter en problemas.
—Le prometí a Shark que limpiaría su nombre Fabián —digo acomodándome en la silla —no dejaré que lo ensucien nuevamente.
—El no cumplió Jade —me pasa el sobre que lleva en sus manos, lo tomo con duda y vuelvo la mirada a él.
Empieza disculpándose, pues como yo, él le hizo prometer que no diría nada. Me cuenta el lazo que los une y como le ayudó en muchas ocasiones. Seguido a ello, abre el sobre y me muestra los documentos, April es la heredera de todo, Klain y el cirujano es el albacea de mi niña.
—Tiene que vivir con los Sinclair para que eso suceda —sigue diciendo —tendrás que dejar a la niña aquí, tu no figuras en este testamento, solo si entregas a la niña. Si no aceptas, April no obtiene nada... Hay un seguro de vida a tu nombre que puedes cobrar...
—No venderé a mi bebé —habló enérgica e interrumpiéndolo—me metí en este problema para poder tenerla a mi lado y para ayudar a Shark...
—Son tres niños Jade... Y esta la póliza...
—Shark no está muerto, aún no han encontrado nada —le entregó los documentos y me levanto —no necesito de ese dinero para seguir, regresaré a casa... Allá tengo un hogar y familia que sé, podrán ayudarme, primero buscaré a Shark.
—Jade, yo puedo ayudarte —niego y voy a la puerta.
Sé que él jamás llegó a creer en mí, su grado de desconfianza tomaron terrenos exorbitantes, y no los culpaba. Esos miserables le causaron mucho daño, lo llenaron de odio y frustración.
—Gracias, te agradezco y no sigas hablando como si él estuviera muerto —habló de mal humor.
—Si está vivo ¿Por qué no te ha buscado? Piensa un poco, de estar vivo, él no te buscó y por ende no te quiere Jade... No puedes seguir con ese plan a un hombre que no te cumplió...
—No te lo voy a explicar, porque no me lo vas a entender —le aclaro y doy media vuelta.
—¡Inténtalo! —me insiste y suspiro, apoyo la cabeza en la puerta y empiezo a explicarme.
—Lo prefiero vivo y lejos de mí, que muerto Fabián. —empiezo a decir — Amo a Shark y mi único deseo siempre fue que desistiera de esa locura. Si lo hizo y está lejos, me alegro por él y me siento realizada. Sin importar, que me quiera o no, yo lo buscaré, y si llega a estar muerto... Limpiaré su nombre y haré que todos esos miserables paguen.
Lo dejo en la puerta sin esperar respuestas, que no confiara en mi duele, pero en el momento considero que es más importante buscarle que llorar sobre lo ocurrido.
Narrador
Esa tarde la nevada era fuerte, el frío se colaba en los huesos del hombre que en esos momentos detenía el vehículo frente a la modesta veterinaria. Las luces reflejadas en varias partes del letrero, no sólo mostraban el nombre. "Peludos" también otro anuncio un poco más pequeño "urgencias las 24 horas". Fabián Bing Jobs y Richard Shark Dewand, veterinarios, concluía el anuncio.
Fabián era hermano de Agatha Dewand Bing, la esposa de Shark Dewand. Su llegaba a la ciudad, fue por insistencia suya y tuvo que prometer que se portaría a la altura, lo hizo tiempo después de terminar la preparatoria, supuestamente porque quería seguir estudiando. Sin embargo, su cuñado no lo quería cerca, de hecho, a nadie de los suyos quería a su alrededor.
Se había alejado de ellos tras la muerte de su familia y al llegar a la ciudad, le dijo que viviera en otro apartamento, al otro extremo de la ciudad y lejos de él. Según decía un chico de 20 años, necesitaba de su privacidad, pero tiempo después supo por qué lo quería cerca. Para todos, Fabián era un empleado, no había lazos sanguíneos y llegó a creer que Shark lo pensaba también. Tras morir su familia, fue como si él también lo hubiera hecho y todo lazo que los uniera a él, con los demás fue enterrado junto con ellas.
Los primeros días fueron difíciles, no se acostumbraba a las miradas extrañas por su apariencia o al desprecio por su sangre nativa. No fue tan valiente como Shark, que llevaba su cabello largo y trenzado sin problemas. Fabián se cortó el cabello, fue a gimnasio y creo un buen cuerpo, se tatuó las iniciales de su hermana y sobrina en sus brazos, y sus rostros en su pecho. Verlas allí todos los días, era para no olvidarlas, a ellas y todo el dolor que causaron esos hombres. Lamentaba mucho que aquella época, fuera casi niño y no pudo hacer nada por su cuñado.
Trabaja en la veterinaria, en la zona del almacén y en las noches era barman en un bar del centro de la ciudad. Su llegada a ese sitio no fue al azar, no se sentía orgulloso de decirlo, pero hurgó en las cosas de su cuñado. Allí supo sus nombres de los miserables que mataron y violentaron a los suyos. Conocía sus nombres, sitios de juegos, amantes y que no tenían un lugar fijo en donde vivir. Ese bar era el sitio que había descubierto como el sitio frecuente por Ossian, Damond y Jerry. Tres de los seis asesinos de su hermana y sobrinas, miserables que no tenían familia, a quienes nadie extrañaría.
Planeó todos para cierto día, hora y lugar, los jueves solían ser poco frecuentes, ya tenía dos años con él y creo confianza con su jefe. Antes de salir de la veterinaria le dijo a su cuñado lo que había descubierto y sus planes. En primera quiso enojarse, diciendo que esa era una de las razones por las que no lo quería a su lado.
"—Te llamaré cuando estén listos, si no vas yo solo me encargo-—".
Ese día, después de las once él y dos meseras quedaban a cargo, solo que las chicas llamaban a sus novios, aprovechaban la soledad del lugar. Drogarlos fue fácil, no templarle la mano para hacerlo tampoco, no después de lo que le dijeron." —Tus ojos me son familiares —le dijo Ossian y se burló abiertamente de él. —tengo recuerdos excitantes con una mujer que tenía tus mismos ojos."
Una vez estuvieron tipo la bella durmiente llamó a su cuñado, quien para su sorpresa estaba al frente del bar y desde que él había llegado. Fabián quería matarlos y tirarlos por allí, pero Shark quería una muerte lenta y dolorosa. Decía que deseaba que ellos pagarán por sus años de agonía y sus pesadillas, así fue como lo llevaron al edificio propiedad de Roy. Uno que nadie usaba y por el que podían entrar por una puerta antigua y que pocos conocían. En un comienzo solo estuvieron atados y amordazados en una habitación. Ya después Shark adecuó un cuarto, una salida extra por donde entrar o salir sin ser visto, cámaras de vigilancia y demás.
Observa la hora y se baja del vehículo, todo hubiera sido perfecto, si la mexicana no hubiera intervenido. Por fortuna, Shark logró descubrir la mentira una vez dentro de la iglesia y hacerse amiga de esa mujer. Al lado de la veterinaria, hay una puerta que da a un segundo piso. Son treinta escalones, los contó esta mañana que lo trajo, tras huir de ese hospital. Una vez en el segundo piso, lo encuentra acostado en la cama de medio lado, despierto y alerta a las escaleras.
—¿Y bien? —le pregunta arrastrando las palabras, e imagina es por la droga suministrada para el dolor de sus heridas. —hablaste con ese oficial y con Ella.
Fabián no le responde, solo suspira saca algo del bolsillo trasero de su vaquero y se lo entrega. Es una copia del examen realizado por su esposa, tiene cuatro meses de embarazo y dos niños. Lee el contenido del examen y su pulso tiembla, al leer que sería padre otra vez. Alza la mirada hacia su cuñado y sus ojos están empañados por un llanto que se ha negado a sacar. Lleva más de diez años impidiendo que sus lágrimas salgan, pero hoy le es difícil.
—No quiere ese dinero, tampoco cobrar la póliza de vida, menos entregar a la niña —le enumera —le dije que podías estar vivo y no la querías y me dijo que... Sería feliz solo con saber que estas bien, que no le importa recibir ese dinero y que solo desea limpiar tu nombre.
—Eso dijo—es todo lo que su cerebro logra decir porque su mente esta en ese papel.
—El agente me dijo que hablaría con su esposa, en cualquier momento llegaran —sigue diciendo.
Shark baja el rostro y solo tiene pensamientos para ese documento, va a ser padre de dos niños. Se siente por primera vez con las energías para vivir, será papá nuevamente, algo que anteriormente no hubiera pensado se hacía realidad.
—Dos... Son dos, seré papá —murmura y su voz se quiebra, arruga el papel y lo apoya en sus labios. —seré papá, hermano... Gracias. —grita emocionado.
Su cuñado asiente, le ayuda a sentarse y busca el maletín para hacer las curas respectivas. Tiene la parte izquierda de su dorso con quemaduras de segundo y tercer grado, y varias heridas en su espalda por vidrios que se incrustaron al explotar ese edificio. Desconoce las razones que quiso alejar a esos dos del fuego, pero fue eso lo que lo dejó en ese estado. Entró al edificio y sintió el olor extraño, también varias cosas que no estaban en su lugar. Tropezó con los cuerpos y la luz de la ventana logró darle una idea quiénes eran. Revisar sus signos vitales le dijo que sólo dos estaban con vida, los otros estaban ya muertos por lo que no quiso despreciar energías.
—¿La viste? —Fabián asiente, pero su compañero ve la duda en sus ojos. —¿Qué sucede?
—El esposo de Kya, el agente estuvo noche con la niña y tu esposa, alguien entró al apartamento y quiso llevarse a April—se incorpora rápidamente y su compañero alza las manos para indicarle que todo estaba bien. —guarda la calma. No abuses y ellas están bien, Klain se la llevo a su casa. Ella le tocó mentir, sobre cómo se conocieron.
—¿Qué dijo exactamente?
—Lo acordado, que ella conoció a Roy y después a ti y que eras el padre de la niña, su relación fue por el embarazo de April, bla, bla bala —asiente y recuerda que fue lo acordado.
—Tengo que ir con ese policía, es el esposo de Kya —murmura. —necesito estar con ellas.
—Aún no puedes moverte Shark, y esa gente te dejo a la suerte a ti y a esa policía —le recuerda —las noticias dicen que ella compró esa gasolina, además que mataste a ese hombre, ese agente te busca por lo de su hermano, ¿Sigo? —le pregunta y su cuñado lo mira enojado.
—El destruyó a mi familia, yo destruí a la suya. —se defiende —yo no lo mate...
—¡No te van a creer! —sacude sus manos y le da la espalda exasperado— Su familia dejó un caos, en toda el jodido cuarto, y según el reporte fueron los niños quienes encontraron el cuerpo —insiste, Shark sólo está atento a lo que saca de su maletín y no se molesta en la voz alterada de su cuñado. —¿Por qué ibas a suicidarte? Dijiste a esa oficial que habías hecho todo...
—Viví para ese día Fabián y dejé todo listo. Le prometí a mis abuelos que después de todo mi vida sería suya. —responde —jamás estaba en mis planes tener hijos o formar un hogar. Quiero a Jade, no te lo niego, pero no la amo y lo sabes.
—Lo sé, por eso mismo llamé a Kya y le conté que JADE estaba en embarazo. —suspira de forma pesada y observa a su cuñado y amigo. — ¿Lo mataste? Si o no
—Solo el tiempo lo dirá. —toma el algodón las vendas y las cremas para curarlo. —¿Qué día es hoy?
—Primero de diciembre — responde tomando las tijeras. —un día como mañana...
—Lo sé y no tienes que recordarlo —le interrumpe —mañana será el día Fabián, nuestro gran día, verás nuestros sueños materializados. Este país sabrá la verdad y aprenderán a no subestimar nuestras creencias.
Deja todo dispuesto a un lado de la cama y él toma las cosas una a una. Se niega a que su compañero lo cure, diciendo que él puede hacerlo solo. Con una fortaleza digna de los mejores hombres, se pone en pie, avanza hacia un espejo de cuerpo completo y empieza a quitarse la venda de su dorso. Sin más que hacer, Fabián arrastra una mesa y deja allí todo para su curación.
—¿Mañana sabré que hiciste ese día? —lo mira a través de su reflejo en el espejo y sonríe.
—Asegúrate que Jade y la niña no salga, no comas ansias Fabián, dentro de poco estaremos devuelta en casa —es su respuesta.
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