Capítulo 12
Agente Walker.
Tenía la intención de leer todo el manuscrito, pese a lo perturbador que resultaba para mi alma. Había tenido que escuchar el audio encontrado dos veces, buscando en ese acto demoníaco algo que enlazara a Shark Dewand con esos asesinatos.
No encontré nada, salvo los gritos desgarradores de esposa e hijas llamándole.
Me imaginaba a mi llegando a mi hogar, tres años atrás y encontrándolo sin mis hijos y mi mujer. Con signos de lucha, sangre y hallarlos a kilómetros de mi casa y con clara señal de tortura. Recibir un audio de cómo fueron torturadas y cuando creo que eso me ayudara a encontrar el asesino, ocurre lo contrario. Soy acusado de sus muertes, durar un año en prisión, mientras soy señalado por toda la sociedad. Como si todo lo ocurrido no fuera suficiente, una vez logro demostrar mi inocencia y tras salir libre, recibo un audio parecido.
Los asaltos se repitieron, según el maldito diario 95 veces, con algunas variantes, la gran mayoría fueron asaltados y una que otra violación, pero...
La familia Shark Dewand fue la única asesinada, torturada y violada...
Solo él estuvo en prisión...
Las únicas menores de edad dañadas fueron sus hijas...
Solo a él se le envío el audio de las torturas y dos veces...
Y, por último, fue el único que siguieron acosando...
Quizás su mala suerte fue su extraña similitud con Roy O'Higgins, su extensas tierras, ganados, dinero o sencillez y cariño de sus vecinos, el control que tenía sobre su familia, su orgullo de ser quien era. En el diario registraban que muchas veces Ágata su esposa no fue a cultos o a reuniones especiales, porque él se los prohibió, reuniones cuyo objetivo no era otro más que deshacerse de ellas.
Leo el papel en donde escribí las estadísticas y suelto el aire, tengo 95 casos y el mismo número de familias que tuvieron un motivo para querer muerto a el mal llamado, el iluminado y a sus compinches. De esos 95 asaltos registrados sólo el de Dewand sobresale con saña y sadismo, era también el último escrito pese a ser de los primeros crímenes cometidos.
El relato ocupaba más de treinta páginas, la descripción de los hechos era tan macabra como ese audio. Siento las arcadas y me levanto de prisa hacia el baño, agradeciendo poder llegar a tiempo al wáter. Cada que cierro los ojos, me encuentro imaginando esa escena, pero como protagonistas mi familia. Vacío el contenido de mi estómago, voy al lavamos, me enjuago la boca con asco, y mi rostro. Al alzar la vista, en búsqueda de toalla, veo mi reflejo en el espejo y de nuevo las escenas de las mujeres muertas llegan a mí. Retrocedo sacudiendo la cabeza, tener que leer, escuchar y ver la escena del crimen de esa familia me estaba afectado.
Salgo del baño y miro por la ventana de la oficina que nos suministró el capitán y observó el ruido propio de la estación. El ir y venir, de policías conduciendo a borrachos, mujeres con ropa colorida, escotes pronunciados y prendas que cubren solo su intimidad. Mis ojos se detienen en la mujer rubia bastante hermosa que abraza a su hija, no dejaban de llorar, el cuadro que hacía ella y su acompañante desgarra algo en mi interior. Se había ido a casa, luego de hacer la declaración, han pasado 76 horas desde la explosión y ella llega todos los días, en búsqueda de respuesta o justicia. Me es imposible imaginar que un hombre cuya vida le dio la oportunidad de formar otro hermoso hogar, planeara la muerte de ese pastor y destruyera a su vez su vida y la de su esposa e hija.
Soy consciente que en este medio no puedo rechazar ninguna teoría, todas son válidas hasta tanto no encuentre las pruebas para hallar la correcta. Las cámaras de seguridad mostraban a Roy entrar a la mansión a hurtadillas y sin ser visto. Conocía el sitio de las cámaras de seguridad y se las arregló para no salir en su totalidad. Sin embargo, una marca en su mano derecha lo delató y la cámara de la peluquería, al lado de la iglesia, registraba su vehículo parqueado frente al local, desde tempranas horas de la mañana.
Eso ponía a Roy dentro de la casa a escondidas y sin ser visto por nadie, ninguno de sus familiares lo vieron o entablaron alguna conversación con él. Desde hace varios años, tenía prohibido el ingreso, pero..
El conocía toda la edificación en detalle, él había ayudado con la elaboración de los planos. "—Puede entrar fácilmente sin ser visto —". Fueron las palabras exactas de Brianna, su hermana y esposa del pastor. De la hija mayor, Paola, no había rastros de ella, pero su madre prometió traerla a la estación y que declarara. Quise hablar con los dos niños, pero tanto su madre, como el abogado de la familia se negaron a ello. Alegando que los niños, estaban afectados por el hallazgo de su padre.
La llamada recibida por David ese día fue del hombre conocido en el país del tío Sam como, Ossian Brandson Sánchez, primo del pastor y miembro activo de la iglesia, pero que el país cafetero (su tierra natal) era Isaac Sánchez Castro, abiertamente homosexual y pareja de David González. Este último quedó bajo el cuidado de su abuela, ante el viaje de su madre a América en búsqueda de un mejor futuro.
Era empleada de servicio de una pareja norteamericana, que radicaba en Armenia por cuestiones laborales y que, al ser trasladados nuevamente a su país, quisieron llevarse a su querida empleada. David, era conflictivo, agresivo y problemático, acostumbra en robar a tal punto que los jefes de su madre, le negaron el acceso a la casa porque lo pillaron hurtando las joyas de la dueña de la casa.
Al viajar su madre, quedó en manos de su anciana abuela, sufrió atropellos y maltratos por parte de su nieto. Como suele ocurrir un día no pudo más y se aburrió de su nieto sucedió una mañana, la anciana se levantó y encontró que su nieto le había vendido el televisor y un estéreo, por quinta vez. El joven en esa época de 16 años, fue arrojado a la calle, luego se comunicó con su hija y le explicó lo sucedido. La mujer, ante la idea de ver a su hijo en las calles se lo trajo a vivir con ella.
Los delitos de David González, no disminuyeron al estar al lado de su madre, quien para ese entonces ya estaba casada y tenía dos hijos. Aumentaron a un nivel preocupante, con la llegada de Isaac (Su amante), ya para ese entonces Ossian Brandson, el nivel de maldad llegó a un límite extraordinario. Al cumplir la mayoría de edad, se fue de casa al no soportar las constantes peleas con su padrastro, hermanos y madre. Se desconoce el paradero de la familia real, ya que para el año 2010, estos abandonaron Norteamérica y según el reporte de inmigración Vivian en algún lugar de Europa.
Conoció a Brianna, una bailarina de un bar de mala muerte, que trabaja con su hermano Roy, quien se auto denominaba el capo del Bronx, pero que no llegaba a ser más que un pobre diablo con ínfulas de mafioso. Fue al lado de esos dos, que empezaron a robar ranchos alejados. Roy alternaba esos "trabajos" con los personales, uniéndose a dos personajes muy peligrosos (Alfa y González) este último, curiosamente primo de David.
—¿A que no adivinas a nombre de quien está la propiedad que explotó? —Marcus entra a la oficina y me hace salir de mis memorias.
—Nada me sorprende en este instante, ni quiera ver a nuestro jefe hacer reír a una niña de cinco años.
Señaló a Lawrence que hace muecas a la pequeña rubia, la pequeña desde ya llama la atención de todos, tanto ella como su madre. Marcus sigue mi mano y ríe igual, negando sistemáticamente avanza al interior de la oficina y deja en la mesa un documento. Lo tomo entre mis manos y leo el nombre del propietario del viejo edificio.
—Rogers O'Higgins —leo.
Es una antigua fábrica de jabón, abandonada desde hace más de diez años, que se ha convertido en cuna de viciosos y expendedores de droga. Las razones por las cuales la compró Roy o Rogers, como es su verdadero nombre, es desconocida. Pues las quejas de los vecinos y personal a su alrededor eran constantes y se caía a pedazos sin que el dueño o las autoridades hicieran algo, como en otras muchas edificaciones en toda la ciudad.
—¿Y bien? —la voz ansiosa de Marcus me hace mirarlo, sus ojos oscuros se ven detrás de esos lentes enormes y me encojo de hombros.
—Todo indica que fue Roy —hablo—la historia de la señora Dewand de los narcotraficantes es cierta. No sólo porque me ha dado las pruebas, su esposo llegó a hacerse pasar por Roy ante ellos, también porque nuestra investigación llegó al mismo punto.
Marcus asiente y en su pálido rostro se refleja la preocupación, él también ha escuchado esa cinta, es de todos el que quizás luce más afectado. Se sienta de golpe en la silla y mira los papeles dispersados por todo el escritorio, incluso mis notas sobre ese diario y lo lee con atención.
—Si llegó a ese extremo... Es una razón de más para quererlo muerto. —dice.
—Al mismo punto llegué yo, ¿Estás bien? —preguntó al ver que toma el móvil y envía un mensaje, asiente y sonríe con algo de tristeza.
Tiene al igual que yo hijas, pero las suyas están pequeñas, una de ellas es de la edad de Abbie Dewand cuando fue asesinada. La gran mayoría que estamos aquí, hemos llamado a casa al terminar de escuchar el audio. Oír la voz de nuestros hijos, esposas, familiares o padres, nos hace volvernos humanos. Sin duda, que nos afecte un caso de vez en cuando es relativamente bueno, ello nos indica que no hemos sido consumido por la oscuridad que nos rodea a diario en este sitio. Lo que sí es difícil, es que nos afecte a todos en particular. Marcus asiente se suelta un poco su corbata y voltea las fotos de las hijas de Dewand antes de hablar.
—También dice la verdad sobre la llamada recibida por Shark a las seis de la mañana, y la otra a eso de las diez desde el móvil de ella —me entrega los registros y asiento, no hay más llamadas salvo esas dos —marque al número que lo llamó...
—No me digas.... es de Roy —concluyó y mi compañero asiente.
—Pero está fuera de servicio, escucha —toma el móvil hurga en él y lo extiende hacia mí, dejándolo en altavoz.
La voz del hombre excusándose por qué en el momento no puede atender la llamada nos recibe, seguidamente dice deje un mensaje y él nos devolverá la llamada. Me levanto de la silla y mi compañero me mira sin decir nada, estoy en espera de la orden del juez para buscar a Rogers, Ossian, Damond, Brianna y Jerry. No por lo la muerte de su líder o por lo sucedido a Dewand, era por lavado de activos, narcotráfico, asalto y asesinato. Uno de las muertes era de la familia, de Dewand de su esposa e hijos. Desgraciadamente, lo ocurrido atrasaría todo esto y quizás incluso lo llegara a torpedear, tenía esperanzas en los papeles entregados por la joven viuda que aún no había visto en su totalidad.
—Todo esto se hubiera evitado si las autoridades hubieran visto más allá de lo evidente —digo —como ahora, todo apunta a Roy O'Higgins, pero debemos acumular todas las pruebas, armar un caso fuerte para que la fiscalía termine de hundir a esos infelices, una vez tengamos todo señalamos culpables.
—De todas maneras, si fue él no saldrá de prisión por sus otros delitos —asiento, pero mi deber, el de la policía o el fiscal que llegará el caso, era hacer justicia.
—¿Qué sabes de las cámaras del edificio?
—Hay una tienda de mascota que está justo al frente de la escena, pero está prácticamente destruida. Nadie ha ido a verlos, iré yo...
—Te acompaño —interrumpo —me cuesta quedarme y ver a madre e hija llorar de esa manera.
—No quiere ir a casa—mira a la mujer y ambos inclinamos la cabeza al pasar por ella.
—Buenos días señora Dewand...
—Buenos días agente. —desvío la mirada, una vez estamos cerca y aceleró el paso, en minutos estamos en los pasillos.
Marcus me dice que está en espera del único amigo de su esposo, quien le sugirió ir a la estación y esperarlo allí. Era según las investigaciones, un reconocido Cirujano, amigo de muchos en la estación. Pues había salvado la vida del capitán y luego de una hija del mismo. De momento, nadie había dicho su nombre y tampoco pregunté, mis inquietudes iban más del tipo investigativo y sobre el caso, que al rededor del chisme.
Gracias por leerme familia…
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