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Parte/7 Traición


Justa, era buena observadora, quería a Victoria como a su propia hija y a sus hijos de ella como a sus nietos, es por eso que no le pasó desapercibido un cambio en el comportamiento de Julieta la hija mayor del matrimonio, de ser muy alegre y juguetona se volvió callada y al parecer vivía con miedo, ella habló con ella.

─¿Qué te pasa Julietita?

La niña abrió desmesuradamente los ojos y contesto con una voz llena de temor.

─Nada, nanita no tengo nada─. Contesto la niña con voz temblorosa por el temor.

A Justa no le quedó la menor duda, de que la niña le temía a algo o a alguien, desde ese día empezó a observar la reacción de la niña frente a los habitantes de la casa, no tardó mucho en descubrir que la niña, se ponía muy nerviosa cuando estaba frente a don Enrique el hombre de confianza de don Jorge, Justa redoblo su vigilancia, cuando estuvo segura de que era ese hombre, al que le temía Julieta la volvió a interrogar.

─ ¿Por qué le tienes miedo a tu tío Enrique?

─No, no, Nanita no le tengo miedo.

─Qué bueno que no le tengas miedo, porque ahora en la tarde va a venir por ti, para llevarte a pasear, me pidió permiso y le dije que sí.

Al momento la niña lanzó un grito de terror.

¡No Nanita yo no quiero ir a pasear con ese señor!

─Pero niña, porque ya no le dices tío.

─¡Es que, Es que, ese señor no es mi tío.

─Ya sé que no es tu tío de verdad, pero tu papá lo quiere como un hermano y tú y tus hermanitos siempre le han dicho tío y a la señora Valeria su esposa tía y a sus hijos primos.

─Si, si es cierto, pero ahora ya no quiero que sea mi tío.

─Bien, en este momento me vas a decir, porque no quieres ir a pasear con el señor Enrique y si no me dices la verdad, vas a ir a pasear con él.

─Es que si te digo te va a matar.

─No tengas miedo yo se me cuidar.

─Cuando el viene a la casa y mis papás no están, me lleva a la biblioteca y cierra la puerta y, y...

─ ¡Y que niña habla por favor?

─El me toca mis partes íntimas.

─ ¡Te toca! Solo te toca, o...

─Si, Nanita solo me toca y quiere que yo lo toque, a mí me da mucho asco pero...

─ ¡Se desnuda!

─No, no encima de su pantalón, a mí me da mucho miedo.

─Y a ti te toca con ropa o sin ella.

─Sin ropa.

─Desgraciado, infame, mira que hacerle eso a una niñita inocente.

Nanita por favor te lo suplico no les digas a mis papás, porque te va a matar.

─No hija, no les voy a decir nada, y cuando venga ese señor, enciérrate en tu cuarto, que no te vea.

─Pero eso hago, pero toca mi puerta y me dice que si no voy con él te va a matar a ti y a mis hermanitos.

Justa optó por sacar a los niños de la casa cada vez que el señor Enrique venía a la casa, así fue hasta que los padres de los niños regresaron de su viaje, Justa inmediatamente puso al tanto a Victoria

─Victoria, tengo algo muy importante que decirte.

─Ahora no, nana llevo prisa, será en otro momento.

─Esto es más importante, se trata de la niña Julieta.

─Por favor Justa, los asuntos de los niños, son tu problema, por eso...

─Ya no digas más, por eso me pagas muy bien, ¿Verdad? Pero este asunto solo tú lo puedes solucionar.

En esos momentos entró a la habitación don Jorge, que alcanzo a escuchar las palabras de Justa, recriminó severamente a su mujer.

─¡Esto es inaudito, que puede ser más importante que tus hijos! por favor Justa ¿qué pasa con Julieta?

─Señor este es un asunto muy delicado.

─Con más razón Justa habla por Dios!

─Señor, don Enrique ha estado tocando a la niña Julieta.

─¡¡Qué, dices que ese tipo ha estado tocando a mi hija!!

─Justa por favor no exageres, Enrique quiere a los niños como a sus propios hijos, no ha de haber pasado de un cariñito, los niños son muy dados a inventar historias─, exclamo Victoria.

─ ¡Cállate mujer! ¡Si Justa dice que ese malnacido toca a nuestra hija es porque está segura de eso! ¿Cierto Justa?

─Si don Jorge, muy segura.

Enseguida Justa les contó de sus sospechas y del miedo que Julieta le tenía a don Enrique y finalmente la confesión de la niña sobre lo que estaba pasando. Don Jorge tenía los puños crispados.

─Gracias Justa, yo voy a arreglar ese asunto, puedes irte.

Cuando salió Justa de la recamara, Victoria le suplico a su marido.

─Por favor Jorge, no te precipites, primero tenemos que hablar con la niña.

─Ve por ella, yo voy a estar en el baño, no quiero que mi hija se apene más en mi presencia.

Victoria salió de la habitación regresando poco después acompañada de la niña, ella con mucho tacto le pregunto a su hija, ésta le contó todo sin omitir ningún detalle, Victoria escuchaba horrorizada, cuando terminó de hablar con la niña le dijo dulcemente.

─Ve a jugar hija mía y no temas ese hombre ya no volverá a molestarte.

Cuando la niña se fue a jugar, don Jorge salió del baño le ordenó a su mujer.

─Lleva a la niña que la revise el doctor.

─ ¡Pero Jorge, eso puede ser un escándalo!

¡Tu, y tus estúpidos prejuicios, tenemos que estar seguros que ese infeliz no fue más allá!

Diciendo esto don Jorge salió de la habitación dando un portazo, enseguida salió Victoria en busca de su hija, la encontró en compañía de Justa.

─Hijita vamos a salir.

─si mami.

Victoria llevó a su hija al doctor, este era de toda su confianza, ya que era el médico de cabecera de la familia, Victoria le expuso el caso y sus temores de que su hija hubiese sido ultrajada por aquel hombre malvado.

El doctor comprendió y enseguida le ordenó a su asistente la enfermera Florinda para que revisara a la niña, está estaba muy capacitada en esos menesteres ya que Julieta no era la primera niña que le traían a revisar, la enfermera la ausculto muy bien acompaño su trabajo hablándole cariñosamente a la niña de tal modo que la niña se abrió totalmente con ella y así supo que el mal hombre no solo la tocaba si no que hacía que la niña lo tocará hasta llegar a su clímax, siempre terminaba amenazándola.

─Mira Julietita ves esta pistola.

─Si, don Enrique si la veo.

─Ya sabes que no le debes de decir a nadie, lo que hacemos aquí, porque si tu hablas, con esta pistola voy a matar a toda tu familia y tú te vas a ir conmigo.

La enfermera Florinda le dijo a Victoria.

─Afortunadamente la niña está intacta, no paso de toqueteos, pero lo que si pasaba era que el hombre hacía que la niña lo tocara hasta que el terminaba de...

─Ya no siga por Dios, ya entendí.

─Señora yo le aconsejo que lleve a la niña con una psicóloga.

─¡¡Pero por Dios que cosas dice usted si mi hija no está loca!!

─Claro que no está loca, pero si la deja sin atención adecuada este incidente puede afectar a la niña más adelante y puede que si algún día contrae matrimonio nunca logre ser feliz en la intimidad.

─Tanto así.

─Si, señora Victoria es mejor hacer caso de la sugerencia de la enfermera─ refutó el doctor.

─Mire señora, aquí tiene la tarjeta de la doctora Fernanda Alcocer, ella es especialista en casos de niños violentados sexualmente.

Gracias voy a tomar en cuenta su recomendación.

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