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Parte/36/El regreso de Lidia

La vida del matrimonio Leduc Borja iba viento en popa o al menos así lo parecía, Altagracia quedo embarazada por segunda vez, las esperanzas de Max renacieron quizá esta vez, si sea un varoncito como él tanto añoraba, pero por segunda vez su esposa le falló, trayendo al mundo a su segunda hija y para complicarlo todo, Altagracia tuvo complicaciones en el parto, quedando imposibilitada a tener más familia, este fue un golpe muy duro para Max, tomando ese evento para volver a su vida que había llevado antes de conocer a su mujer, ya no se escondía para beber, ni hacer los escándalos en público, empezó a sentir unos celos terribles hacía todos los hombres que tenían alguna atención con su esposa, la vida de ésta se empezó a convertir en un infierno, ella soportaba todo en silencio no solo porque lo seguía amando, sino porque tenía miedo de decirle a sus padres todo lo que pasaba en su matrimonio, ya que temía que se enterara su padre, no quería ni pensar lo que él podría hacer en contra de su esposo.

Desde la partida de Lidia, Max ya no era el mismo, aunque él no lo quería admitir la mujer se había hecho imprescindible en su vida, pero no, no era amor, era egoísmo puro, ya que ella siempre estaba dispuesta para él, cada vez que requería de sus servicios, por llamarlo de una forma, un buen día se enteró de los rumores que corrieron entre sus amistades.

¡¡Ya te enteraste de la noticia!!

─¿Qué noticia?

─¡¡Que nuestra mutua amiga Lidia Echeverria se nos casó!!

Max casi se ahoga con la copa que estaba apurando en esos momentos.

─Así como lo escuchas y que crees que su maridito salió tan certero que en la luna de miel la embarazo.

─Pues me alegro por ella, bien dice el dicho siempre hay un roto para un descocido.

Pero Max sentía de todo menos alegría, al contrario, sentía una ira ciega hacía la mujer y no se explicaba el porqué. Pasaron algunos meses cuando llego la noticia que Lidia era madre de un hermoso bebe, nada más y nada menos que un varoncito, Max pensó en sus adentros.

Cómo desearía que ese hijo fuese mío.

Poco tiempo después llegó la noticia de la muerte del esposo de Lidia, mientras sus amigos se sentían consternados por la noticia, Max se sentía feliz se dijo así mismo.

─Vaya, vaya esta noticia no pudo ser más oportuna, espero que pronto tengamos a la viudita de regresó.

Y así fue, pocos días después de recibirse la fatal noticia, Lidia llegó a la ciudad de Guadalajara vestida con un sobrio vestido de color negro, en los siguientes días, desfilaron las amistades a dar sus condolencias a la joven viuda y de pasó conocer al pobre huérfano de padre, Max dejo pasar un tiempo razonable para llamar a su antigua amante una empleada atendió la llamada.

─Bueno, casa de la familia Echeverria Leyva ¿Con quién desea hablar?

─¡¡Comuníqueme por favor con la señorita Lidia de parte del señor Max!!

─Un momento por favor, enseguida se la comunico.

─Señorita Lidia, el señor Max está en línea.

─Pase la llamada a mi alcoba.

─Si, señorita enseguida.

En cuanto Lidia contesto le ordenó a la empleada.

─Cuelgue por favor.

─Lidia ¿Cómo estás?

─Bien gracias.

─Necesito verte

─Yo también, mañana en la cabaña a las doce del día.

─Ahí estaré.

Max llegó puntal a la cabaña, Lidia ya se encontraba en la misma vistiendo un seductor camisón, en cuanto Max entro a la cabaña se lanzó a sus brazos, éste le dijo en tono burlón.

─No te vez muy triste que digamos.

─No tengo motivos para estarlo.

─Si la reciente muerte de tu marido no te entristece, no sé qué otra cosa podría hacerlo.

─Ya veo que fue muy buena la actuación de mis padres, que hasta tú mismo te creíste el cuento, de mi supuesto matrimonio y mi reciente viudez.

─!!Me estás diciendo que todo fue una vil mentira!!

─No todo, mi embarazo si fue verdadero y para muestra está mi hijo para colaborarlo y ¿Adivina quién es el padre?

Max que hasta esos momentos había permanecido de pies se tuvo que sentar ya que sintió que se le movió el piso.

─¡¡Me estás tratando de decir que el padre de tu hijo soy yo¡¡

Lidia no respondió a su pregunta en vez de eso se perdió en una de las recamaras de la cabaña regresando poco después con un bebe que deposito en los brazos de Max, mientras le decía.

─Mi amor te presento a nuestro hijo, es una lástima que no pueda llevar tu nombre ni tu apellido, ya que lleva los de su difunto supuesto padre, Frank Lewis, tu bien sabes que el dinero puede comprar todo hasta una paternidad de un padre inexistente.

Max casi no escuchaba las palabras de su amante, estaba absorto mirando a su hijo y no dudo ni un segundo en que Lidia estuviera mintiendo, además veía en la criatura o quería ver un cierto parecido con él, cuando salió de su estupor le dijo a su amante.

─¿Quiero que mi hijo lleve mi apellido?

─¡¡Te volviste loco o qué!! ¿Acaso te vas a divorciar de tu mujercita para casarte conmigo?

─No, no claro que no, como se te ocurre tal cosa.

─Mira si quise que te enteraras de que tú eres el padre de mi hijo no fue con la intención de presionarte a nada, tú sabes que el dinero de mi padre basta y sobra para darle a mi hijo la vida que corresponde a un nieto del poderoso Eliodoro Echeverria, lo que si podemos hacer es seguir nuestra relación como la teníamos antes de mi viaje, y así tendrás la oportunidad de ver crecer a nuestro hijo tú serás para él, el tío Max ¿Aceptas?

─¿Tengo otra opción?

─Ninguna.

Max y Lidia siguieron con su relación clandestina, los dos eran discretos ya que a ninguno de los dos les convenía que se supiera la verdad, por los motivos que ya sabemos, Lidia no quería perder el apoyo de su padre y Max no quería perder a su esposa, al único amor de su vida.  

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