Parte/34/Despedida de soltero
Después de cuatro meses de espera, Max y Altagracia estaban listos para contraer matrimonio, pero aún les esperaban seis meses de espera, era el tiempo que se había estipulado para el gran evento, tanto Victoria como Leonor hubiesen querido tener más tiempo de plazo ya que según ellas era mucho lo que se tenía que preparar para un evento de esa magnitud, pero tanto Max como Altagracia no estaban dispuestos a esperar más, la noticia de su enlace matrimonial causo mucho revuelo tanto en los familiares como en sus amigos, Max había retomado su vida licenciosa que llevaba antes de ir tras Altagracia, solo que ahora era más precavido en el modo de beber, ya que no quería perder los estribos que lo hacían ser el centro de atención de los asistentes por los escándalos que solía provocar.
Al poco tiempo que Max se fue a Hermosillo, Lidia noto su ausencia, les preguntó a sus amigos por él, pero al igual que ella nadie sabía nada del joven, le preguntó a Daniel estaba segura que él sabía dónde estaba ya que era su mejor amigo.
─¿Daniel en dónde se encuentra Max?
─Yo que voy a saber ¿Acaso soy su cuidador?
─Su cuidador no, pero si su mejor amigo, el no pudo desaparecer sin notificarte su paradero.
─Más bien yo soy el que tengo que preguntar a ti, ya que ustedes son muy íntimos.
─No te salgas por la tangente y dime de una vez por todas en dónde está Max.
─¡Que no lo sé, en que idioma quieres que te lo diga, es más si tu averiguas en donde se encuentra me lo dices por favor!
─Si como no imbécil, en cuanto lo averigüe corriendo voy a venir avisarte.
Lidia se fue furiosísima estaba visto que Daniel no le iba a decir nada, por lo que hizo sus averiguaciones por su cuenta, pero todo fue inútil tal parecía que a Max se lo había tragado la tierra, es por eso que cuando Max estuvo de regreso en la ciudad fue la primera en abordarlo a pesar de que la última vez que estuvieron juntos no habían terminado nada bien.
─Hola perdido al fin estás de vuelta ¿En dónde andabas?
─Estaba secuestrado, pero ya me soltaron.
─Con que no sea una mujer la causante de tu secuestro,
─No que va, aún no llega la mujer que me logre secuestrar.
─¿Qué tal si celebramos tu regreso en la cabaña?
En un principio Max pensó en rechazar la invitación de la mujer, pero sus hormonas nublaron su entendimiento ya que todo el tiempo que estuvo en Hermosillo no había tenido contacto carnal con ninguna mujer, se conformaba con satisfacerse así mismo, pero antes de aceptar la invitación le recordó las reglas a la mujer.
─Está bien, pero la relación entre los dos es puramente carnal, nada de chantajes sentimentales con enamoramientos y embarazos ficticios.
─Claro que sí, eso ya quedo atrás, ese circo solo fue efecto del alcohol.
Bueno pues para evitar eso, vamos a tener relaciones muy sobrias sin gota de alcohol en nuestro cuerpo y otra cosa nadie tiene que saber que iniciamos la relación, no supondrás quedar como una mujer sin dignidad por todo lo que paso en el pasado entre nosotros.
Y así fue como Max y Lidia iniciaron de nuevo su relación de amigos con derecho, los cuatro meses que no se hizo público el próximo enlace entre Max y Altagracia, todo marcho bien entre los amantes, pero cuando ya no fue un secreto y la noticia llegó a oídos de Lidia, ésta estallo en cólera y la manifestó la próxima vez que los amantes se encontraron.
─¡¡Cómo es posible que me hagas esto, yo que solo vivo para ti eres un canalla!!
─¡¡Pero de que hablas!! ¿Qué te hice?
─Aún tienes el descaro de preguntar que me hiciste.
─Pues claro que te lo pregunto, porque no tengo ni puta idea de lo que hablas.
─Niega que no es cierto que te vas a casar.
─Ah eso, pues no tengo porque negarlo es cierto dentro de seis meses seré un hombre casado.
─Eres un cretino un...
─Y a santo de que me reclamas, si mal no recuerdo, entre los dos no existe ningún compromiso, tú y yo solo nos divertimos, a mí me da igual si fueras tú la que te casaras.
─Pero yo creí que lo nuestro, quiero decir que nunca nos íbamos a casar.
Lidia lloraba amargamente, mientras hablaba, en medio del llanto le pregunto al joven.
─Tu piensas lo mismo que los demás que soy una mujer indigna...
─Por favor Lidia no sigas, tú eres tan digna como cualquier mujer y a mí no me importaría desposarme contigo si te amara, pero no te amo, te quiero como amiga mi mejor amiga, a ti y a mí solo nos une una bonita amistad.
─¿Cuándo te casas?
─En seis meses y si quieres que nuestra amistad siga, no hagas nada para impedirlo porque solo lograrías que mi amistad se transforme en odio.
─No, no claro que no haré nada para impedir tu matrimonio, lo único que quiero es que sigamos siendo amigos, ¿Será eso posible?
─Claro que sí, siempre y cuando sigamos siendo discretos como hasta ahora y otra cosa más, date la oportunidad de conocer a otras personas, quizá tú también encuentres al amor de tu vida.
Los amantes siguieron con sus citas clandestinas, a la vista de sus amigo se comportaban normal muchas veces hasta con indiferencia, pero en la intimidad dejaban escapar la pasión que los embargaba, para Max Lidia solo significaba un deshago corporal, no le había mentido que la quería como amiga, una amiga que estaba dispuesta a satisfacer sus instintos sexuales cuando su amante los requería, sin embargo, Lidia si estaba enamorada y no lo quería perder, es por eso que no hizo nada por impedir su matrimonio, sabía que si lo hacía lo iba a perder para siempre, ella se iba a conformar con las migajas de amor que él quisiera darle al menos mientras pasara su enamoramiento y de ser posible que ella se lograra enamorar de otro hombre.
Los preparativos iban viento en popa, tanto Leonor como Victoria lograban esquivar los escoyos que se presentaban en la preparación de una boda como la de sus hijos, las dos mujeres volvían loca a la compañía que fue contratada para preparar semejante evento de gran envergadura, algunas veces las madres de los contrayentes no estaban de acuerdo entre ellas en algo referente a la ceremonia, pero al final terminaban cediendo ya sea la una o la otra, pero en lo que no se podían poner de acuerdo era en el lugar donde se efectuaría la boda. La familia de Max quería que tal evento se efectuará en Guadalajara, la familia de Altagracia en el rancho de Camargo, doña Catalina al ver que ninguna de las dos familias cedía, propuso que la boda al civil se efectuara en el rancho de su propiedad y la religiosa en el rancho de su hijo en Camargo, los familiares estuvieron de acuerdo.
El tiempo pasó irremediablemente, se acercaba el enlace matrimonial entre Max y Altagracia, es por eso que los amigos de Max le organizaron su despedida de soltero, fue una noche loca, donde abundaron las bebidas alcohólicas y sobre todo las mujeres de la vida fácil, Max se sintió en su ambiente, tenía mucho tiempo limitándose, pero ese día no lo hizo total si hacía algún escándalo de los que solía provocar, después de todo en una despedida de soltero todo estaba justificado. Max no cayó en los brazos de ninguna prostituta, pero si amaneció en el lecho de Lidia, aunque nunca pudo recordar cómo había terminado en la cabaña.
Altagracia también fue despedida de su vida de soltera por sus amigas, donde abundaron las bromas y los consejos picantes no faltaron, recibió sugestivos atuendos para vestir en su luna de miel.
Los dos eventos fueron de gran relevancia y tanto los invitados de los Leduc como los Borja, pudieron asistir a una de las dos ceremonias y otros más asistieron a los dos, todos quedaron encantados, los dos eventos fueron reseñados por los periódicos más importantes, los novios después de la ceremonia religiosa partieron de luna de miel al caribe, los nuevos esposos regresaron a la ciudad de Guadalajara a iniciar su nueva vida.
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