Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte/3/Jorge Borja y Victoria Palacios



Jorge Borja provenía de una acaudalada familia de ganaderos del estado de Sonora, Victoria Palacios no se quedaba atrás, sus padres eran igual de acaudalados, ella vivía en la ciudad de México, pertenecía a la alta sociedad, Jorge vivía en la ciudad de Hermosillo Sonora.

Los jóvenes se conocieron en la ciudad de México, coincidieron en una comida a los que fueron invitados por un empresario con él que las dos familias hacían negocios en común, sus padres los habían obligado asistir, ya que era una fiesta familiar y no asistir sería un agravio para el millonario Sr, Velazco, el de ellos, fue amor a primera vista. Los chicos estaban más aburridos que una ostra, por lo que burlaron la vigilancia de sus padres y se escaparon, los jóvenes pasearon por la ciudad, sin rumbo fijo, reían, tomados de la mano, sin recato alguno, regresaron a la mansión del señor Velazco no sin antes prometerse que se iban a volver a encontrar, intercambiaron sus direcciones y número de teléfono aunque acordaron no usar éste a no ser, si era estrictamente necesario, ya que no querían ventilar su amistad ante los oídos indiscretos de las telefonistas.

Los dos jóvenes empezaron su relación por correo, cuando cumplieron un año de su relación por carta, decidieron contraer matrimonio, la noticia fue acogida con gran beneplácito de parte de las dos familias, fue una boda a todo lo alto, Victoria no tuvo ningún empacho en irse a vivir a Hermosillo, donde su suegro dirigía todos sus negocios y su hijo fungía como su mano derecha.

Jorge viajaba mucho a causa de los negocios, Victoria viajaba con él, a los siete meses de casados, supieron que se iban a convertir en padres, la noticia los lleno de contento, el embarazó no fue obstáculo para que ella siguiera viajando en compañía de su esposo, el matrimonio estaba seguro de que él bebe que venía en camino era un niño, es por eso que los dos sufrieron una gran desilusión, cuando en vez del ansiado varón llego una niña que llevó el nombre de Julieta, no tenía ni un año la criatura cuando Victoria quedó preñada por segunda vez, volvieron a renacer sus esperanzas, de que esta vez si fuera el ansiado varón, pero por segunda vez, quedaron anuladas sus esperanzas ya que llegó la segunda niña, Catalina, el matrimonio seguía haciendo su tarea con la esperanza de que llegará el varón que tanto deseaban, pero en su lugar llego la tercer niña ésta llevó el nombre de Altagracia, al fin al cuarto intento llegó el ansiado niño.

El matrimonio no cabía en sí de felicidad, Victoria siguió con su vida normal, tal como había sido al principio de su matrimonio, cuando estaba de viaje, sus hijos quedaban al cuidado de la servidumbre, bajo la atenta vigilancia de Justa, una señora que frisaba los sesenta años, ella había cuidado de Victoria desde el día que nació, ahora lo hacía con sus hijos.

Cuando estaba en la ciudad, no era distinto, ya que tenía muchos compromisos sociales que atender y más cuando su flamante marido se dedicó a la política.

El poco tiempo que tenía libre, lo dedicaba completamente a su adorado hijo Jorgito, el niño fue el más pequeño de sus hijos, al parecer solo esperaba el arribo del hijo varón, para cerrar la fábrica como comúnmente se dice. Justa por derecho de antigüedad se sentía con el deber de llamarle la atención a la mujer.

─Victoria creo que no estás siendo justa con tus hijas.

─A que te refieres con que no estoy siendo justa con las niñas. ¿Acaso no gozan de todos los beneficios que tienen al ser hijas de unos padres adinerados? El colegio en el que estudian es el más caro y...

─Perdona que te interrumpa, pero el dinero no lo es todo, el poco tiempo que tienes libre lo dedicas totalmente a Jorge lo estas echando a perder, tal parece que solo tuvieras un hijo.

─Y así es, él es como si hubiese sido el primero en venir al mundo, yo lo voy a preparar para cuando su padre muera el siga manejando este emporio.

─No sabes lo que dices, ese muchacho si sigue, así como va, va a ser un bueno para nada y espero Dios me de vida para decirte "TE LO DIJE".

─Ya, Nana por Dios, el que hayas cuidado de mí desde mi nacimiento no te da derecho a juzgar mis actos, recuerda que solo eres...

─Ya, ya no tienes que recordármelo, aquí solo soy una criada, pero no olvides mis palabras por favor.

Todo hubiera pasado sin pena ni gloria, si una chiquilla de escasos seis años, no hubiese escuchado la conversación entre su madre y su nanita, como ella cariñosamente llamaba a Justa, esa niña era Altagracia desde ese día sintió rencor hacía su madre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro