Lidia Echeverria, pertenecía al grupo de amigos de los jóvenes, ésta tenía un hermoso cuerpo, pero un rostro nada agraciado, a sus espaldas se referían a ella como, "la del cuerpo de tentación y cara de arrepentimiento" ésta no tenía suerte con el sexo opuesto, no solo por su rostro poco agraciado, sino por su mal carácter, a decir verdad, si la buscaban los jóvenes, pero no para una relación seria, era caprichosa y posesiva, las pocas amigas que le quedaban la soportaban solo por su dinero, en una reunión, Max ya andaba pasado en copas, sus amigos le dijeron.

─Oyes Max, mira, Lidia no te quita los ojos de encima.

─¿Y quién es Lidia?

En esos momentos la chica iba camino al sanitario, por lo que Max solo la vio de espaldas.

─Ese monumento que va caminando hacía allá.

─Están seguros que era a mí a quién miraba.

─Claro que si amigo.

─Mira aquí vuelve.

─No jueguen amigos, pero si es la cuerpo de tentación y cara de arrepentimiento.

─No es tan fea, y mira como bate el trasero.

Como si la chica adivinara que era ella el centro de las miradas masculinas, camino más cadenciosamente, tanto que Max le dijo un piropo muy candente al pasar.

Ay mamacita, si, así como lo mueves lo bates, que sabroso chocolate─, la chica le contestó al momento.

─¿Quieres probar mi bizcochito con una tacita de chocolate?

Al calor de las copas, Max no lo pensó dos veces, poniéndose de pie, rodeo la cintura de la chica y la llevo hasta un rincón obscuro y la empezó a besar, ésta le correspondió.

─Oyes mamacita, vamos a un lugar más privado.

Está se soltó de los brazos del apuesto joven y le pregunto con algo de picardía en los ojos.

─¿Y en calidad de qué?

─¿Cómo que en calidad de qué?

─Que yo sepa solo los novios y las zorras van a lugares privados con un hombre y tú y yo no somos novios y tampoco soy ninguna zorra.

─Bien, bien, ya entendí─ ¿Quieres ser mi novia?

Si guapo si quiero.

Salieron de la fiesta para no regresar más. Al día siguiente Max ya no recordaba nada de lo sucedido de la noche anterior, pero un insistente timbre del teléfono lo volvió a la realidad.

─Joven Max, tiene una llamada por teléfono.

Dígale a quién sea que llame, que no estoy.

─Pero joven, insistió dice que es su novia.

─¡Mi novia! ¡Que yo recuerde yo no tengo novia! ─Está bien voy a tomar la llamada.

─Bueno ¿Quién diablos eres?

─Bueno, mi amor, porque ese tono, esa no es la forma de contestarle a tu novia.

─Mira niña, en primer lugar, yo no tengo novia y en segundo ni siquiera sé quién eres.

─Soy Lidia Echeverria tu novia.

─¡¡Mi novia, y se puede saber desde cuando somos novios!!

─Desde ayer y hay otra cosita, ayer pasamos al segundo nivel así es de que, desde ahora somos más que novios.

─¡¡A que te refieres con que ahora somos más que novios!!

─Bueno, si mal no recuerdo, anoche me entregue a ti.

─¡¡A no, no y no, eso no pudo pasar, porque si eso hubiera pasado yo lo recordaría!!

─Pues si lo dudas más de uno de tus amigos te lo confirmara.

Max, mascullo entre dientes, me lleva el diablo.

─¡Si tal como afirmas y es verdad lo que dices, de una vez te digo, no pienso casarme y es mejor que aquí termine nuestra amistad si es que existió.

─Y quién dice que me quiero casar, yo solo quiero disfrutar la vida contigo.

─¡¡Esta bien, pero no quiero que me salgas con el cuento de que estás esperando un hijo mío!!

─¡¡Calma guapo, lo de tener hijos no va conmigo!! Tú satisfaces mis necesidades de mujer y yo satisfago las tuyas, solo tengo una condición.

─Ah, ya salió el peine, cuál es esa condición.

─Que te pido discreción, no me gustaría andar en boca de todo el mundo y menos en las de tus amiguitos y otra cosa más, que si tienes relaciones con otra mujer toma tus precauciones no quiero terminar con una enfermedad venérea.

─Lo mismo te pido yo.

─No te preocupes, a mí no me gusta saltar de cama en cama, contigo me basta y me sobra ya que estás muy bien dotadito.

─Bien siendo así tenemos un trato, pásame tu número de teléfono yo te busco.

─Pero no tardes mucho en buscarme, soy muy golosa.

─Tu golosa y yo goloso somos la pareja ideal.

Y así fue como Lidia y Max se hicieron amantes, ella tenía una cabaña en medio del campo, ésta se convirtió en el nidito de amor de ambos, pero con lo que no contaba el joven, es que Lidia terminó perdidamente enamorada de él y en una molestia para Max, llegaba intempestivamente a las reuniones a las que él asistía, cuando lo veía entusiasmado con otra chica se encargaba de espantársela por medio de intrigas, tanto fue el disgusto de Max que optó por terminar su relación.

─¡¡Como te atreves a calumniarme de esa manera!!

─No sé de qué hablas.

─¡¡Ah no sabes!!

─Mira, tú sabes de lo que estoy hablando y como no éstas respetando nuestro acuerdo, hasta aquí llegamos.

─¡¡Ah no, tu no me puedes desechar como trapo viejo!!

─¡¡Trapo viejo!! tú ya eras trapo viejo desde que te encamaste conmigo, creíste que me tragué el cuento de que yo fui el primer hombre en tu vida, tu estas más corrida que un caballo de carreras!!

Diciendo estás palabras salió de la cabaña dando un fuerte portazo, dejando atrás a una Lidia, llorando y gritando como una desquiciada.

─¡¡NI CREAS QUE TE VAS A LIBRAR DE MÍ, MALDITO, ¡¡MIL VECES MALDITO TU ERES MÍO Y DE NADIE MÁS!!

Esa misma noche, Lidia intento quitarse la vida, la sirvienta la encontró dormida con un frasco de pastillas para dormir entre sus manos, fue muy a tiempo, ya que le lograron salvar la vida, pero ni eso hizo desistir a Max de terminar con ella, ni siquiera tuvo la delicadeza de llamar por teléfono para interesarse por su salud.

Después se supo por medio de su mejor amiga, que todo había sido una treta para hacer sentir mal a Max y este volviera con ella, pero la treta no le resulto nada bien, pero no se daría por vencida, conocía muy bien a Max y sabía que pronto volvería a sus brazos ya que ella le daba lo que las otras muchachitas idiotas no le daban.