Parte/15/Catalina sobrellevando su pena
Desde que los recuerdos me vinieron de golpe, siento un nudo en la garganta, contengo el llanto que quiere salir como un caudal del agua sin freno, pero me contengo, mis hijos ya sufrieron bastante con la partida de su padre, como para que yo vuelva a recaer, por ellos voy a salir adelante, afortunadamente los niños están acostumbrados a las ausencias de su padre, en su compañía, me muestro como si nada pasara, no quiero que las empleadas noten que pasa algo conmigo y llamen a mi madre o a Justa que es lo mismo, me van a atosigar con preguntas y aún no estoy preparada para contestar.
Solo cuando estoy en la soledad de mi habitación doy rienda suelta a mi dolor, repaso los eventos, mis sentimientos son una bomba de tiempo, paso de la rabia a la desesperación, ya pasó más de un mes y el cobarde ni siquiera se ha reportado para preguntar por sus hijos, tal parece que no le importamos ni un ápice, aunque pensándolo bien ha de ser el mudo que marca el teléfono y cuando contesto solo escuchó su respiración, maldito seas, fui tan estúpida como me fui a enamorar de ti, pero eras tan dulce, estabas lleno de hermosos detalles, cuando me pediste que fuera tu novia me dijiste.
─He encontrado en ti, todo lo que necesito para ser feliz─ ¿Quieres ser mi novia?
Cuando me pediste en matrimonio fue de ensueño, fue en mi cumpleaños número veintitrés, estábamos bailando muy juntos, tiernamente me susurraste al oído.
─Catita tú llegaste a mi vida no para ocupar el lugar de alguien, si no para ocupar ese lugar que ninguna otra lo supo hacer.
Enseguida nos sentamos en la mesa ocupada por mis padres y mis hermanas también Justa, ya que es como nuestra segunda madre, partí el pastel, me disté el primer bocado en la boca, cuando intenté masticar mordí algo, era un hermoso anillo con un pequeño diamante montado en una hermosa moldura de oro, lo limpiaste muy bien y me lo pusiste en el dedo anular de la mano izquierda mientras me preguntabas.
─¿Te quieres casar conmigo?
No lo pensé ni por un momento, al instante te contesté.
─Si quiero casarme contigo, me encantaría ser tu esposa.
Mis hermanas y Justa aplaudieron, menos mis padres. Ellos son muy intuitivos, quizá su intuición les decía que no eras completamente sincero, yo estaba enamorada creí todas las promesas falsas de amor que me hiciste.
Siguen pasado los días y Luis Fernando ni sus luces, en mi mente me doy varias bofetadas ¡Cómo es posible que lo extrañe tanto a pesar de lo que me hizo, no soporto más esta tristeza cargada de dolor y resentimiento, solo mis hijos son capaces de que no me hunda en la depresión!
Entierro la cara en la almohada dejando que la tela absorba las lágrimas─ me digo a mí misma, lo estoy haciendo bien, el vacío que causa la ausencia de Luis Fernando me pone peor, la desgraciada necesidad de tenerlo entre mis brazos, de que me haga el amor, todas mis emociones dependen tanto de él, solo me lograría reconfortar su maldita presencia, aunque solo sea un maldito mentiroso.
¡¡¡Pero si crees que me voy a desboronar con tu ausencia estás muy equivocado, soy libre y te voy a sacar de mi mente como te he sacado de mi vida, para mí estas muerto!!! ─ voy a vivir mi duelo lo más tranquila que me sea posible, voy a seguir adelante, por mí, y sobre todo por mis hijos y por mis padres, aún no he tenido el valor de contarles mi tragedia ni siquiera a Altagracia se lo he dicho, pero voy hablar con ella lo más pronto posible, no quiero que se entere por terceras personas, porque, aunque se quiera tapar el sol con un dedo, tarde o temprano se sabe todo, mis padres han respetado mi decisión de no contarles nada hasta que esté lista, voy aprovechar que Julieta viene de Nápoles a pasar las vacaciones de verano para hablar con ella y con Altagracia, a mi hermano ni le digo nada él vive en su mundo.
Cuando llegó Julieta y sus niños y pasó la euforia de los saludos de bienvenida, las tres hermanas se reunieron en su recamara, por petición de Catalina.
─¿Catalina y Luis Fernando anda de viaje no lo he visto para nada? ─preguntó Julieta algo extrañada ─Ahora que lo dices, yo también tengo tiempo que no lo veo para ser exacta, desde que enfermaste─ prosiguió Altagracia.
─Precisamente para hablar de él, es por lo que estamos aquí.
Por tu cara intuyo que no es nada grato lo que nos vas a decir─. Le dijo Altagracia.
─Pues no, no es nada grato lo que van a escuchar, Luis Fernando y yo nos separamos.
─¡¡Pero!! qué fue lo que paso para que tomaran esta decisión tan drástica, su matrimonio parecía tan sólido.
─Tú lo has dicho Julieta, parecía muy sólido, pura pantalla, resulta que mi querido esposo salió casado con una guapa mujer y una hija mayor que los gemelos.
─¡¡¡PERO QUE PERRO, YO LO MATO!!! ─Exclamó Altagracia muy indignada.
─No lo puedo creer─ ¿Y cómo te diste cuenta?
─La mujer y su hija se presentaron inesperadamente en la clínica, en el mismo momento que Luis Fernando salió del consultorio, la niña corrió hacía y se le colgó del cuello mientras exclamaba papi, papi, la mujer se presentó como su esposa y el no tuvo más alternativa que confirmarlo y como ella se casó primero, nuestro matrimonio es nulo.
─¿Pero qué hiciste?
─Nada que podía hacer.
─Eso es bigamia y amerita cárcel─. Le dijo Julieta
Mínimo lo hubieras cacheteado y de paso también a la vieja, eso es lo que yo hubiera hecho ─Exclamó Altagracia.
─Pues no, yo no me iba a rebajar como una vulgar mujerzuela, claro que no, simplemente, di la media vuelta y me vine a casa, y él ni por el cambio volvió, todas sus pertenencias están intactas.
─Entonces, a eso se debió tu extraña enfermedad.
─Si, al parecer me pego fuerte.
─¿Y papá y mamá lo saben?
No, no, claro que no, conociendo a papá no quiero ni imaginarme su reacción.
─Creo que estás pecando de ingenua, tú crees que a estas alturas él no sepa lo que paso, para eso tiene a su incondicional Porfirio. Claro que ya lo sabe.
Espero que si ya lo sabe, deje las cosas como están no quiero que le vaya hacer daño, después de todo es el padre de mis hijos.
─Bueno si esa es tu decisión, pero yo no me quedaría tan tranquila.
─¿Y tú nunca sospechaste nada?
─No, pero he estado atando cabos y todo encaja perfectamente, sus continuos viajes, cuando se fue a estudiar su especialidad en cardiología; no les parece una ironía, en ese tiempo él vivía con su esposa y a mí, era a la que visitaba y aun así, nunca sospeché de él, no tenía porqué hacerlo.
─Pues bien que la supo hacer mi querido cuñadito modelo, perro desgraciado, tienes que decírselo a mis padres inmediatamente.
─¿Lo harás?
─Aún no lo sé, lo que si tengo claro es que no quiero volver al hogar materno.
Y no tienes que hacerlo, estoy segura que papá te apoyará en lo que tu decidas hacer.
─¿Y cuando pase más tiempo como justificaras su ausencia, con nuestros familiares y amigos?
Estoy segura que cuando le cuentes a nuestros padres, mi mamá se encargará de inventarse una historia, ella se pinta sola para eso.
Gracias sabía que ustedes me ayudarían a tomar mi decisión. Catalina pospuso un poco más de tiempo la charla con sus padres.
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