Tal como lo dijo el doctor, algunos días después Catalina, súbitamente recordó los acontecimientos que la llevaron a su situación actual.

Por qué no recuerdo nada ¿Acaso le paso algo a Luis Fernando? desde que estoy convaleciente no ha venido a casa, fui a la clínica y nadie sabe nada de él, salvo que desde el lunes que caí enferma fue el último día que se presentó a trabajar, quizá sufrió un accidente y no me lo quieren decir por temor a que recaiga, tengo que averiguar qué paso con él, la respuesta se la dio uno de sus hijos.

─¡Mami le podemos hablar a Fer por teléfono!

─¿Quién es Fer, alguna compañerita nueva del colegio?

─No mami, ella no vive aquí.

─Entonces si no vive aquí ¿En dónde la conocieron?

─Pues en el trabajo de mi papi, su mami se llama Adriana, acuérdate mami, la conocimos la última vez que fuimos por mi papi a su trabajo Oyes mami Fer nos dijo que mi papi también es su papi

Afortunadamente en ese momento llegaron a su casa.

─Maricarmen atiende a los niños voy a estar en mi recamara que nadie me moleste.

─Está bien seño Cata, pero no le ponga seguro a su puerta.

─Descuida estoy bien.

Tengo que esforzarme por recordar, esa mujer Adriana, tiene mucho que ver en lo que me pasó, vamos a ver que hice el día de los acontecimientos

─Salí de la casa, me dirigí al colegio por mis hijos, los recogí y pasé a la clínica por Luis Fernando, cuando entré a la clínica me dirigí al área de la consulta.

De pronto los recuerdos dormidos salieron a flote.

Recuerdo perfectamente, cuando claramente vi a Luis Fernando salió del consultorio y una niña corrió y se lo abrazaba al cuello diciéndole─ ¡papi, papi! una elegante mujer lo saludo con un beso en la mejilla, la cara de mi esposo no era de alegría y menos cuando me vio caminar hacia ellos, los ojos parecía que se le salían de las orbitas me veía a mí, tanto como a la mujer que decía ser su esposa. Salí de la clínica y regresé a la casa y ya no recuerdo más, supongo que el muy cobarde huyo con la mujer, ay Luis Fernando porque me hiciste esto; Catalina sintió que las lágrimas afloraban, pero con un gesto de rabia se las retiro al mismo tiempo que decía. No, no nada de lágrimas no me voy a dejar caer, voy hacer lo posible por no perder el control mis hijos me necesitan.

─No entiendo cómo Luis Fernando pudo ocultar su mentira por tantos años y como fui tan estúpida como para no darme cuenta que me estaba mintiendo y no solo a mí, también a su esposa, como lamento no haberle hecho caso a mi madre cuando se opuso terminantemente a mi relación con Luis Fernando, aunque ella lo hacía por su posición social y solo por eso, pero, y mi padre, a él también lo engaño vilmente, porque estoy segura que antes de acceder a mi noviazgo lo investigó, así como lo hizo con Alessandro el esposo de Julieta.

Poco a poco a base de forzar su mente, empezó a atar cabos.

─Ahora comprendo todo, cuando se fue a estudiar su especialidad en cardiología, en ese tiempo los papeles se invirtieron, Adriana era la esposa y a mí me visitaba como la amante que siempre fui, y esos famosos donativos que no eran tales, eran para mantener a su mujer y su hija, se aprovechó del inmenso amor que siento por él, y lo que más me duele es, que lo sigo amando, mi padre no se debe de enterar de esto, porque si eso pasa, es capaz de matarlo con sus propias manos, bueno no creo que se atreva a tanto, pero no podré seguir callando, tengo que justificar su ausencia ¿Pero cómo? Mi madre sigue insistiendo que le diga lo que pasó, hasta ahora sigo diciendo que no recuerdo nada, lo que hasta ahora era cierto, pero no podré sosteniendo esto, máxime que yo no sé mentir ¿Cómo sostendré el tren de vida que hasta ahora hemos llevado mis hijos y yo? Hasta ahora Luis Fernando corría con todos los gastos.

Una solución sería volver a casa de mis padres y rentar la casa, pero que estupideces estoy pensando yo no quiero depender de mi padre y, por otro lado, esta mi madre, ya la estoy escuchando decirme a cada momento.

─Ya vez lo que pasa por casarte con un don nadie muerto de hambre.

Primero tengo que poner en orden mis ideas, enseguida veré que puedo hacer, por lo pronto mañana voy a ir al banco para ver con cuánto dinero cuento. ¿Oh y si Luis Fernando vacío la cuenta? No, no lo creo, eso sería un acto muy vil de su parte.

Y así paso Catalina la noche, dándole vueltas al asunto, y los días pasaban y no se armaba de valor para contar la verdad, ni al banco quiso ir a verificar la cuenta, tenía tanto miedo de llevarse otra desilusión, afortunadamente contaba con dinero en efectivo para sufragar los gastos de su hogar por el momento, también tuvo que contenerse para no hablar por teléfono al número telefónico que Fernando había apuntado en un papel para que sus hijos le hablaran cuando se encontraba ausente, pero la razón venció a la insensatez y tomando el papel lo rompió en mil pedazos, pero Victoria no estaba tan tranquila y le seguía insistiendo a su marido que averiguará que había pasado con su yerno, no se explicaba su extraña desaparición, estaba segura que él sabía algo de lo contrario no estuviera tan tranquilo.

─Jorge no se te hace raro que Luis Fernando no de señales de vida, ya ha pasado tiempo y él sigue desaparecido.

─Que tiene de raro ya sabes que ese nada más quiere un pretexto para largarse sabrá Dios a donde.

─Tampoco exageres Jorge, siempre avisa a donde va, pero esta vez ni siquiera se ha comunicado con Catalina.

─¿Y tú cómo sabes que no lo ha hecho?

─Porque se los he preguntado a los niños y ni con ellos se ha comunicado, por favor investiga que fue lo que paso entre Catalina y él.

─Mujer por favor, es mejor no intervenir, cuando Catalina recuerde ella misma no lo dirá y ya no quiero hablar más del asunto.