Parte/10/Julieta
Julieta era la mayor de las hijas del matrimonio, Borja Palacios, así como lo había hecho su madre con ella, Victoria estaba educando a sus hijas como lo que eran, las hijas de un matrimonio perteneciente a la más alta sociedad, las niñas asistían al colegio más prestigioso de la ciudad, ahí no se hablaba ni una palabra en español, solo inglés, el español se les enseñaba como idioma alternativo al igual que el francés, además las niñas tenían clases particulares de natación, música y danza.
La casa contaba con un estudio grande, las paredes estaban cubiertas de estantes con libros y varias enciclopedias escolares, había un gran escritorio donde las niñas hacían sus tareas de la escuela y un gran piano para repasar las lecciones aprendidas.
Las tres niñas y el niño querían y respetaban a don Enrique ellos lo veían como si fuera su tío, cuando don Jorge y su mujer salían de viaje lo cuál era muy frecuente, el quedaba a cargo de la casa, cuando se suscitaba algún problema él lo resolvía, es por eso que todos los miembros de la familia depositaban su confianza en él.
Una tarde don Enrique vio que Julieta entró al estudio el entró tras ella cerrando la puerta con seguro, vio que la niña se paraba de puntas para tomar un libro de uno de los estantes.
─Hola linda déjame te ayudo.
El hombre tomó a la niña de la cintura y la alzó hasta la altura del libro.
─Gracias tío Enrique.
─Sabes que te estas poniendo muy bonita, mientras le decía esto le levantaba el vestido poco a poco, tienes unas piernas muy bonitas, están torneadas, el hombre se las tocaba, poco a poco fue subiendo la mano hasta su parte intima, la niña le retiro la mano de un manotazo al mismo tiempo que le decía.
─¡¡No me toqué!!
─¿Por qué no? dime ¿Acaso no te gusta?
─No, no me gusta, la niña corrió hacia la puerta, pero el hombre la alcanzó.
─No seas tontita no te voy hacer daño, solo te voy acariciar.
Y diciendo eso tomo a la niña de la cintura se la sentó en las piernas y la seguía tocando, la niña intento hablarle a Justa, pero el hombre le tapo rápidamente la boca con una mano y con la otra saco una pistola que traía fajada a la cintura.
─Nan...
Shsss, no grites o me vas a obligar a matar a tu nana, o a quien venga a ayudarte con esta pistola, no te estoy haciendo nada, como te dije solo te estoy acariciando.
Cuando la niña vio la pistola quedo paralizada de miedo, el hombre aprovecho, para satisfacerse con la niña sentada en sus piernas cuando termino le dijo a la asustada criatura.
─Ya te puedes ir y mucho cuidado de decirle a nadie lo que aquí paso si no quieres que los mate a todos, voy a venir el viernes aquí me esperas y quiero que me obedezcas y si no ya sabes lo que va a pasar con todos los que viven en esta casa.
Los primeros días solo la tocaba y se la sentaba en las piernas, después la obligo a que le tocara su parte intima, la niña cerraba los ojos para no ver, el hombre en su éxtasis apremiaba a la pobre niña.
Tomalá con las dos manos, sube y baja, más fuerte, más fuerte.
Afortunadamente esto pasó por poco tiempo ya que Justa detecto que algo le pasaba a la niña y pronto descubrió lo que estaba pasando, esta les dijo a sus padres con el resultado que ya sabemos.
Victoria tal como se lo ordenó su marido, estuvo llevando a su hija con la doctora Alcocer, ella se quedaba en un privado adjunto a la salita donde la doctora por medio de juegos hacía que la niña le dijera todo lo que don Enrique la obligaba hacerle, Victoria a duras penas podía contener las lágrimas, al mismo tiempo esa terrible experiencia que vivió su hija la hizo recapacitar, nunca se lo dijo a Justa, pero ella muy dentro de su ser, culpaba a su empleada de lo que le había pasado a su niña, pero llego a la conclusión que nadie más que ella era la culpable.
Nadie puede cuidar a sus hijos mejor que una madre, y yo soy la madre de mis cuatro pequeños, pero nunca es tarde para enmendar los errores cometidos.
Recordó a su madre, ella también tenía muchos compromisos sociales al igual que ella, pero siempre la llevaba consigo y siempre al cuidado de Justa, dedico más tiempo a sus hijos, cuando las niñas llegaron a la edad de la transición de niña a mujer, le explico con mucho tacto lo que iba a pasar con su cuerpo, su hija desde la adolescencia demostró tener una gran inteligencia y un amor profundo por la filosofía y las artes. Recibió una educación refinada, que hizo de ella una joven intelectualmente brillante que deslumbraba en todas las reuniones que acudía en compañía de su madre al igual que sus hermanas, desafortunadamente el amor desmedido que Victoria sentía por su hijo, tal como lo vaticino Justa este creció como un árbol torcido. La terapía fue larga el último día la especialista recurrió a la hipnosis para borrar totalmente de su memoria la horrible experiencia vivida a sus cortos diez años.
Doña Cayetana la madre de Victoria hizo un viaje a Italia, había recibido una invitación de su querida amiga Antonella, invito a su nieta Julieta.
─Hija en breve viajaré a Italia, si lo deseas puedes venir conmigo.
─¡¡En verdad abuela!!
─Claro que si hija, como siempre me has externado tu deseo de ir esta puede ser una buena oportunidad, pero te advierto nos vamos a quedar al menos tres meses, viajaremos por toda Europa.
Creo abuela que tres meses no alcanzaran, siendo que las dos somos amantes del arte.
─¿Y hay algún motivo poderoso que impida quedarnos por el tiempo que sea necesario?
─No, no claro que no ¿Cuándo salimos?
─En una semana ¡Ah y por favor no vayas cargada de ropa, ya compraremos allá lo que haga falta¡¡
Don Jorge no tuvo objeción en dar el permiso, después de todo su hija iba con la madre de su mujer, su suegra y además la tenía en gran estima, cuando llegaron al aeropuerto de Roma, ya los esperaba una elegantísima mujer acompañada de un atractivo joven, unos años mayor que Julieta, las saludaron en un español perfecto.
Bienvenidas a Italia, Donatella Véneta, Alessandro mi nieto
Mucho gusto, Cayetana Palacios, Julieta mi nieta.
─¿Tuvieron buen viaje?
─Gracias a Dios sí.
Se dirigieron a la salida, unos hombres uniformados caminaban tras ellos llevando el equipaje, un elegante automóvil ya esperaba por ellos en la puerta del aeropuerto, cruzaron la ciudad, el auto tomo carretera hasta llegar a una majestuosa construcción a leguas se veía que era muy antigua, cuando entraron a la misma, Julieta tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para que ningún músculo de su cara denotara el asombro que le causo ver el lujo excesivo que había en el interior de la mansión. Cuando estuvieron en las lujosas habitaciones que les habían asignado Julieta le preguntó a Cayetana.
─¿Abuela de donde conoces a esta gente a leguas se ve que son millonario?
─No te dejes deslumbrar, recuerda que todo lo que brilla no es oro, pero anda ve a tu recamara y ponte linda, a las siete sirven la cena y es de muy mal gusto hacer esperar a las personas.
Julieta se dio cuenta que su abuela no era la primera vez que estaba en esa mansión, ya que no ocupo quién la guiara al comedor donde ya esperaban por ellas.
Y desde esa noche Julieta vivió los mejores días de su vida, Alessandro se encargó de ser su guía de turista, ya que Cayetana y Donatella siempre tenían algo que hacer, tanto convivieron los jóvenes, y como era de esperarse el amor nació entre ellos, su estancia en Europa duró cinco meses, los chicos mantuvieron su noviazgo a distancia por un año, en el cual los chicos hablaron de matrimonio Julieta hablo con su madre.
─Mamá, Alessandro me pidió que sea su esposa y yo acepte.
─¡¡Hija es verdad!!
─Claro que si mamá, no tengo porqué mentir en un asunto tan serio, hay otra cosa más que tienes que saber, me iré a vivir a Nápoles esta noche se lo voy a comunicar a mi papá.
─¿Por qué a Nápoles, que Donatella no vive en Roma?
─Si mamá, su abuela vive ahí, pero Alessandro y su familia vive en Nápoles
─Espera primero yo hablare con tu papá.
─Esta bien mamá, como gustes
Esa misma noche en la intimidad de su recamara, Victoria hablo con su marido.
─Jorge necesito comunicarte algo muy serio.
─¿De qué se trata? ─Contesto don Jorge mientras revisaba unos papeles.
─Se trata de Julieta.
Cuando escucho a su mujer nombrar el nombre de su hija, se le helo la sangre, él no podía olvidar lo que su hija había vivido en su infancia, la voz de su mujer lo volvió a la realidad.
─Jorge ¿Qué pasa, te sientes mal?
─No, no estoy bien ¿Qué pasa con Julieta?
─Se va a casar.
─Don Jorge dejo a un lado los papeles que sostenía en sus manos y mirando fijamente a su mujer le pregunto.
─¿Y se puede saber con quién chingados se va a casar mi hija lo conocemos?
─No, pero mi madre si y dice que su familia es muy honorable y que pertenecen a unas de las familias más acaudaladas de Italia.
─Esta bien, quiero el nombre completo, y de la ciudad donde vive.
─Por favor, no me digas que lo vas a investigar.
─Claro que sí, no le voy a entregar a un fulano a mi hija.
─Pero no hay nada que investigar, mi madre ya se encargo de eso.
─tú y tu madre son lo mismo, solo las mueve el dinero, pero a mi no.
─Pero que hay más que saber.
─En primer lugar, saber si lo que dijo tu madre es verdad, pero lo más importante de donde proviene su fortuna.
─Per si te acabo de decir que es una familia muy honorable, dice mi madre que hasta títulos de la realeza...
─!Yo me limpio el culo con sus títulos de la realeza, que tal si bajo el aspecto de señorito se esconde un mafioso en potencia!
─Cuando se te quitara lo ordinario─. Además, porque siempre has de pensar mal de las personas.
─Porque como dice el dicho, piensa mal y acertaras, y ya estuvo bueno, no me cuestiones mis decisiones, mañana quiero lo que te pedí y si es posible una fotografía del individuo, y vamos a dormir que ya hace sueño.
Al siguiente día Victoria le entrego a su marido lo que le había pedido, éste al ver la fotografía de Alessandro, murmuro.
─¡Y mira que el pelado no esta nada feo, si es que se casa con mi hija, mis nietos no van a salir nada feos!
Don Jorge, le encargo la investigación a una agencia de investigación internacional, pronto le llego la respuesta afortunadamente todo lo que había dicho su suegra era verdad, es por eso que accedió de buena gana al matrimonio de su hija con Alessandro, lo único que no tomo de muy buena manera, fue que su hija se fuera a vivir al otro lado del mundo, Cayetana la madre de Victoria estuvo encantada de recibir a su amiga Donatella junto a los padres de Alessandro y a su hermana.
A sus 25 años de edad Julieta contrajo matrimonio, y después de pasar una breve estancia en el país, La familia de Alessandro junto con su mujer, volvieron a Nápoles. Dios los bendijo con dos hijos, a los quince años de feliz matrimonio su esposo murió de un infarto cerebral, ella regreso al lado de su familia, nunca se volvió a casar no por falta de pretendientes si no porque ninguno de ellos, lleno los zapatos que dejo su difunto marido.
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