Matteo observaba el horizonte desde la ventana de su castillo recién reformado en la zona de Monterroso, en el denominado golfo de Génova. Las vistas eran relajantes, el cielo formaba en sí mismo un arcoíris de colores rosados mientras el sol se alzaba poco a poco para dar la bienvenida a un nuevo día. Tranquilo, disfrutaba de la dulce brisa que le llegaba desde el mar, acompañada de un característico olor a mar y el sonido de las insistentes olas golpeando la orilla.

Tenía 24 años, la responsabilidad le vino de manos de su padre Piero I quien tras saltar al poder en 2025, se unió con los países de la península balcánica para así crear el nuevo imperio italiano, el NII. El denominado «cesar moderno», murió en la batalla turca al intentar expandir sus territorios por dicho país, perdiendo no solo la guerra, sino que también la región griega. Tras la derrota, los demás países Balcanes dieron un ultimátum a Matteo, en el cual amenazaron con independizarse del imperio si sus terrenos vuelven a ser conquistados o amenazados por otros líderes.

El joven dio un profundo respiro antes de reunirse con sus asistentes en la sala principal del castillo, donde estaban todos citados para establecer una estrategia sobre las pautas que iban a seguir para proteger la región Pepa, arrebatada a Mediterranía hace tan solo tres años y que en estos momentos se encontraba en pleno conflicto.

Mientras se dirigía hacia el lugar de la reunión, Matteo pensaba sobre lo que iba a decir:

«Esta vez, no debo dejar que me deje en ridículo. Yo tomaré el control de la reunión y decidiré lo que hay que hacer. Sí señor, soy un emperador, el primero desde aquel intento fallido de 1936, y puedo asegurar a todo el mundo que en esta ocasión no será un error. Se tratará del mejor lugar ocupado del mundo, y dejará a esos imbéciles de Mediterranía con su estúpida reina Siana en el desprecio. ¿ConfinaTown? ¡Ha! Devolveré a Roma aquello que le arrebataron, volverá a relucir y a ser la ciudad del mundo. Todos los caminos llevarán a Roma nuevamente. No, mi tío no se va a reír de mí en esta ocasión. Entraré en la sala principal, estarán todos esperándome porque seré el último en presentarme, y daré el golpe magistral sobre la mesa. Todos se inclinarán ante Matteo I de Italia, el emperador hijo del aclamado César moderno»

Al abrir las puertas de la pieza, descubrió que los asistentes ya estaban haciendo planes. Tras una pausa amenazadora, los ojos de todas aquellas figuras de alta autoridad se clavaron en el chaval.

—¡Siéntate aquí! Llegas tarde —mandó su tío Enzo—. Creo que no eres consciente del poder con el que cuentas. ¡Todo un imperio depende de tu responsabilidad! Y tú, entre tanto, durmiendo plácido sin importarte nada.

—No estaba...

—¡Calla! Escucha lo que estamos planeando.

Junto a Enzo y Matteo, otros cuatro hombres rodeaban la gran mesa que se situaba en el centro de la sala principal, todos, incluyendo a Enzo, más o menos de la misma edad, alrededor de los cuarenta años, con barba y el pelo algo canoso. El único participante que podría destacar en aquella reunión era Matteo, joven y con una especie de túnica que le quedaba dos tallas más grande.

En la superficie de la mesa estaba instalada una pantalla táctil gigante en la que se podía observar un mapa de la denominada costa azul, disputada con el territorio de Mediterranía. Varias flechas rojas y verdes, así como cruces, círculos y algunas palabras quedaban anotados sobre la pantalla, creando así una leyenda que sólo podrían entender los que la hubieran creado.

—Como decíamos, lo más importante para que podamos quedarnos con el territorio de la región Pepa es obligar que la reina Siana dé un paso en falso. Si nuestra estrategia toma un buen camino, en este mismo momento la reina de Mediterranía debería de estar de camino hacia la región disputada y es justamente allí donde la queremos. Nos centraremos en ella, cercándola y creando una trampa mortal que obligarán a todas sus tropas a retirarse. Una vez la tengamos prisionera, o, según las circunstancias, muerta, la vía estará abierta para proseguir nuestro avance hacia los Pirineos. Pero eso es algo que se verá más adelante.

Matteo observaba, su tío Enzo llevaba el ritmo de la reunión mientras los demás apenas intervenían de vez en cuando para puntuar algo que solía quedar en el aire. Quería formar parte en el plan y dar su opinión al respecto, pero no lo conseguía, no tenía las facultades suficientes ni la experiencia bélica necesaria para hacer sombra a su tío. ¿Por qué era él el emperador de Italia? ¿Por qué le había tocado cumplir una función que nunca había elegido? ¿Y si no estaba preparado? Las dudas se apoderaron del joven, que apenas escuchaba las ideas y pautas dadas por los demás para la guerra que estaba a punto de declararse.

—Quiero ir —dijo de repente. Enzo y los demás miembros de la reunión le miraron dubitativos.

—¿Qué has dicho?

—Quiero ir, quiero formar parte de esa batalla. Me gustaría estar presente y hacer todo lo que pueda por preservar el imperio.

—¡Idioteces! —exclamó el hombre que se situaba a la izquierda del muchacho—. Eres el emperador del NII, no podemos arriesgarnos a que te ocurra algo.

—¡Justamente por eso! Estoy cansado de tener que cumplir protocolos, ¡tengo 24 años! Necesito demostrar a todos que estoy aquí para protegerlos y formar parte de la historia del imperio. ¿Qué dirán de mí si me quedo aquí en el castillo de brazos cruzados mientras miles de soldados se dirigen al campo de batalla para luchar por ellas?

—Ya perdimos a tu padre en una batalla, no podemos arriesgarnos a que tú también sucumbas. El lugar en el que debes estar es a salvo, para asegurar el legado del gran «César moderno».

—Tampoco creo que sea una buena idea guardar el legado cuando los demás te llaman «el César cobarde». He tomado mi decisión. Soy el emperador ¿no? Pues exijo formar parte de esta guerra, e iré a la región Pepa junto al próximo batallón. ¡Se hará lo que yo decida y punto!

Enzo miró a su sobrino con los ojos completamente abiertos. No se esperaba una reacción del estilo proveniente de Matteo, de hecho, desde que su padre murió, nunca fue capaz de tomar una decisión con tal seguridad. El chico siempre había sido tímido, demasiado reservado para participar en las decisiones importantes del imperio y, en general, tenía que ser él mismo, su tío y hermano de Piero I, quien en el marco de sustitución pasajera de Matteo, validaba todos los actos necesarios.

—El chico tiene razón.

En esta ocasión, fue a Enzo que todo el mundo miró, incluso su sobrino.

—Desde que murió su padre, le hemos protegido como si estuviera hecho de cristal. Un emperador debe mostrar quién es, y que todo el mundo pueda confiar en él. Estoy de acuerdo contigo Matteo, debes estar presente en esta guerra.

Una gran sonrisa se dibujó en la cara del joven. No estaba seguro de lo que había conseguido, iría, por primera vez en su vida, a estar al frente de un proyecto militar. Los nervios comenzaron a instalarse en su abdomen, pero no le importaba, su tío parecía orgulloso de él por primera vez en mucho tiempo. «Lo conseguirás Matteo» se decía a sí mismo «Ya has dado el primer paso».

—Repetimos: Si todo va como previsto —continuó explicando Enzo—, Siana nodudará en acercarse a la zona. Le ofreceremos una trampa que nunca se esperaráy con un poco de suerte podremos aprisionarla. El territorio será nuestro alfin, y el reino de Mediterranía, así como su capital ConfinaTown, estarándestinados a la miseria.

Por otro lado, a unos cientos de kilómetros de distancia, la reina Siana se acercaba poco a poco en su coche oficial, y escoltada por otros cinco, a la región disputada. No iba sola, a su lado se encontraba Saray.

Nombrada princesa por la propia reina a su llegada al trono, Saray siempre la había acompañado en casi todas las misiones que había protagonizado. Tenía veintidós años y era huérfana. Sus padres murieron poco tiempo después de que ella nació tras un naufragio provocado por una enorme tempestad en mitad del atlántico y Siana se ocupó de su educación y formación como guerrera al mando. Lo hizo de manera voluntaria, los padres de Saray habían sido amigos y compañeros suyos desde siempre y la reina les prometió formarla como es debido en su corte mientras ellos estarían de misión voluntaria y humanitaria en el continente americano durante varios años.

A Saray no le gustaba el conflicto. Siempre había estado en contra de todo tipo de guerra. Era muy pacifista y durante casi toda su vida había proclamado este aspecto primordial en los seres humanos. Pero tras acercarse a Siana, pudo descubrir muchas facetas diferentes, en su mayoría protagonizados por los altos cargos de la sociedad, que le hizo cambiar de ideas y querer convertirse en guerrera para así conseguir la paz en el mundo de una manera más directa.

Ambas se encontraban en la parte trasera de un gran 4x4, vestidas en civil observando los paisajes de la zona mientras se acercaban poco a poco a la región Pepa.

—Lo sé, no es fácil, se trata de tu primera batalla en la que estás presente y tu misión no es nada sencilla. Pero tenemos que ceñirnos al plan que hemos organizado para que todo salga bien, sabes que cuento contigo. Eres la clave de la estrategia planificada y necesitamos que sientas confianza en ti misma. De lo contrario, perderemos todo lo que nos ha costado conseguir en tantos años.

—Puedes contar conmigo Siana, estoy preparada.

Rebeca, Yassine y Elidroide comían sentados lo que habían preparado mientras en las noticias comentaban cómo la ciudad se estaba convirtiendo en un verdadero caos.

—El desconfinamiento, un platillo volante instalado en el parque central de la ciudad, una religión salida de la nada y que está creando todo un revuelo en la plaza de la catedral, y ahora un policía que se convierte en una antorcha humana por un pavo que al parecer le ha gustado la idea de hacerse pasar por el extraterrestre que todos están buscando y que en verdad está aquí a mi lado. No sé a vosotros, pero a mí no me gustaría ser el alcalde de la ciudad en estos momentos —Comentó Rebeca tras hacer un resumen de todo lo que escuchó por la tele.

—¿Los pavos atacan a los agentes de seguridad en el planeta tierra?

—Es en sentido figurado. Lo que quise decir es un loco.

—Entonces los pavos atacan solo a los locos. Los humanos sois tan raros... Entiendo que un virus cause tantos problemas, a nosotros nos pasó lo mismo en innombrables ocasiones.

—¿Y cómo conseguisteis salir de ellos? —preguntó Yassine con curiosidad.

—Hemos conseguido crear una inmunidad doble en nuestros organismos. El virus libra una gran batalla con las que llamamos defensas secundarias, que tienen por objetivo debilitarlo, y, si el agente patógeno persiste, entran en acción las defensas primarias, que lo atacan hasta su completa aniquilación. Lo que hace casi imposible la existencia de una pandemia en nuestro mundo.

Tanto Yassine como Rebeca quedaron con la boca abierta, tenían mucho que escuchar acerca de Elidroide y su especie y, quizás aquella fuera la mejor oportunidad.

—¿Nos puedes contar algo más del lugar del que vienes?

—El planeta "Bola de moco" es una especie de segunda tierra. Muy parecido al vuestro, tiene continentes, mares y océanos. Pero no cuenta con lo que llamáis casquetes polares, no existen masas de tierra a tan alta o baja altitud. Se encuentra distanciado de lo que vosotros consideráis unos cien años luz, pero gracias a mi nave se puede llegar en apenas unas dos semanas desde aquí.

—No es una rana. ¡Es un moco! —Yassine ganó una gran colleja de Rebeca—. Y los habitantes... ¿son todos, como tú?

—Por supuesto que no. Yo pertenezco a la raza "2 alta Bata" Lo que quiere decir que formo parte de clase social media. Para explicar un poco: Existen 5 categorías de raza, cada una de ellas numerada del 1 al 5, siendo 1 la perteneciente a los dominantes, y el 5 a los sumisos. No la eliges, viene dada por herencia y no se puede cambiar.

—Dominantes y sumisos... —pensó Yassine en voz alta, mientras recibía otra colleja de Rebeca.

—¿He dicho algo raro?

—No, no te preocupes. Sigue contando —dijo la chica tras lanzar una mirada asesina a su compañero.

—Pues bien, cada una de esas razas, tienen una categoría. En mi caso es "alta". Lo que quiere decir que estoy en lo alto de la pirámide de la raza 2, además existen la baja y la media. La categoría depende de tus capacidades, las que vas adquiriendo a lo largo de tu vida. Todo ser recién nacido pertenece a la categoría baja, y gracias a los estudios suben de categoría.

—Pero, si perteneces a la raza 2, categoría alta... más bien estás en la clase alta de tu sociedad ¿no?

—Existe un salto muy grande entre la raza 3 y las razas 4 o 5. Las dos últimas son las pertenecientes al reino animal y vegetal, por orden. Los "humanoides racionales", por decirlo de alguna manera, nos establecemos entre la 1 y la 3.

Los dos chicos se miraban asombrados, concentrados en las explicaciones de Elidroide, que les parecían de lo más interesante que habían escuchado nunca.

—Y... ¿Bata?

—Esa es mi especie, la que meda este color verde y el aspecto húmedo que suelo camuflar con trajes aquí enla tierra. Existen miles, millones de especies, que a su vez pertenecen a lasdistintas categorías de las cinco razas posibles.