회의 26 🍷
Y ahí estaba.
El gran salón de la empresa estaba lleno de elegantes trajes y miradas frías.
Los cuadros de la familia Park adornaban las paredes, cada presidente, cada cuadro familiar, cada convenio, hasta el más pequeño, se encontraba en esas paredes.
Jimin estaba nervioso, pero su semblante no lo demostraba, bueno, al menos no a simple vista, Jungkook lo observaba con su copa de vino, y realmente se le notaba con una ligera capa de sudor en la frente.
Jimin pasado estudiando los contratos, analizando las proyecciones financieras y preparándose para cualquier pregunta que los inversionistas pudieran lanzarle.
Después de todo, era el nuevo presidente.
El padre de Jimin, el Sr. Park, tomó la palabra al frente de la sala, su voz fuerte y firme, con una mezcla de orgullo y solemnidad.
—Hoy, la empresa Park Industries entra en una nueva era. Conozco a mi hijo, Jimin, mejor que a nadie en esta sala, y sé que tiene la visión y la capacidad para llevar esta empresa más allá de donde yo la he dejado.
Las palabras de su padre resonaban en los oídos de Jimin, pero su mirada se dirigió a Jungkook, quien le dirigió una sonrisa cálida.
Ese pequeño gesto le devolvió la confianza que sentía tambalearse en el mar de expectativas que lo rodeaban.
Tras el discurso del Sr. Park, llegó el momento en que Jimin debía dirigirse a los inversionistas y al equipo ejecutivo.
Con paso decidido, caminó hasta el podio, sintiendo todas las miradas clavadas en él.
Jungkook, desde su posición, le dio un leve asentimiento, como si estuviera diciendo "Tú puedes".
—Gracias, padre...
Comenzó Jimin, tratando de poner una voz firme, alho que no se le daba muy bien, pero no sonaba mal.
—Hoy es un día muy importante para mí, y quiero empezar agradeciendo a todos por estar aquí. Especialmente, quiero agradecer a mi padre, quien ha guiado esta empresa con dedicación y amor durante tantos años. Es un honor para mí seguir sus pasos.
Tragó fuerte, podía jurar que sus manos estaban temblando, pero tenía que sobrellevarlo.
—Desde que era pequeño, vi cómo mi abuelo dedicaba su vida a esta empresa. A mi padre, lo vi trabajar duro, tomar decisiones difíciles y siempre preocuparse por el bienestar de todos los que forman parte de esta familia. Hoy, al recibir la presidencia, siento una profunda responsabilidad de continuar con ese legado.
Vio a Jungkook con una sonrisa en su rostro, y la verdad le transmitía una paz interior.
—Sé que este es un gran reto, pero estoy listo para enfrentarlo con todo mi corazón. Mi objetivo es hacer que nuestra empresa siga creciendo, mientras cuidamos de nuestros empleados, clientes y de todos los que confían en nosotros.
Hizo una leve sonrisa y dirigió su mirada a su madre, quien lo miraba con emoción y felicidad.
—Gracias de nuevo por su confianza. Estoy emocionado por lo que el futuro nos depara, y estoy listo para dar lo mejor de mí. Gracias.
Dio una leve reverencia y recibió una ronda de aplausos, pero lo que más le reconfortó fue la mirada de orgullo de Jungkook, y por supuesto, su querida madre.
La reunión culminó con un brindis y, mientras los accionistas e invitados conversaban entre sí, Jimin y Jungkook se retiraron a un rincón.
—Estuviste increíble, Jiminie.
Dijo Jungkook, posando su mano sobre el hombro de su pareja.
—Sabía que lo harías bien.
—No podría haberlo hecho sin ti, Kook.
Respondió Jimin, apretando la mano de Jungkook.
—Tenerte aquí me dio fuerzas.
Sonrió y Jimin pudo ver de reojo como una mujer se acercaba a ambos.
—Dame un minuto, Jungkook.
Se dirigió a la pelinegra saludandola con una sonrisa y un pequeño abrazo.
Jungkook los vio antes de tomar un sorbo de su vino en silencio.
—Jimin, ¿cómo has estado?
Sunri pregunto con una sonrisa.
—Bien, ya sabes, cumpliendo responsabilidades y todo eso.
Soltó una ligera risa.
—¿Cuándo regresaste?
—Ya hace algunos meses, pero he estado tan ocupado, disculpa por no pasarte a saludar.
Sunri negó sin desvanecer su sonrisa de su rostro.
—Cuando tu madre me invitó quedé sorprendida, pensé que te aún estabas en el extranjero.
Jimin sonrió nervioso.
—Sobre eso, disculpa a mi madre, debió ser imposible negarse ante su invitación.
Sunri soltó una carcajada.
—No te preocupes, somos amigos...y fue divertido ver como te ponías nervioso dando ese discurso.
Jimin rascó su nuca.
—Fue difícil.
Sunri asintió.
—¿Y cómo te ha ido con la vida, Jimin? Te perdiste del mapa por mucho tiempo.
Sunri bebió un bocado de su copa.
—Bien, supongo, fue difícil adaptarme, pero me ha ido excelente.
Jungkook, quien estaba a unos pasos de distancia fingiendo demencia, escuchaba la conversación, mientras de retorcía en su interior.
Terminó yendo a ver más vino para distraerse, si no, se volvería loco escuchándolos.
—Tengo una pareja, y mi padre ya no es tan intenso.
Sunri se sorprendió al escucharlo.
—Eso es fantástico, ¿lo vez? No era tan difícil sobrellevar a tu padre.
Jimin asintió.
—¿Él lo sabe?
—¿Saber qué?
Sunri de acercó levemente.
—Sobre tu orientación.
Jimin suspiró y asintió.
—Pero para él creo que soy gay, no entendió muy bien.
Sunri soltó una pequeña carcajada y a lo lejos un azabache apretaba con fuerza su mandíbula, trataba de ignorarlo, pero no podía evitar verlos de reojo.
—¿Y como es ella?¿O es un él?
Jimin ladeo la cabeza.
—Es un él.
Sonrió y Sunri imitó la acción.
—Es un completo galán.
Sunri sonrió y se acercó nuevamente.
—¿Tendrá un primo o prima que me presente?
Jimin ladeo la ceja.
—En estos tiempos de hambruna, se come lo que sea.
Le guiñó el ojo, y antes de que Jimin le pudiera decir algo, el teléfono de la chica sonó.
—Oh, discúlpame.
Le revisó y sonrió con pena.
—Jimin, lastimosamente me tengo que ir, mi hermano me está acosando con que quiere que conozca a su novia así que me viene a ver.
Sunri dijo y Jimin asintió sin problemas.
—Nos veremos en otro momento.
Jimin le dio un abrazo de despedida y pudo ver como se dirigían la salida de la sala.
—¿Y kook?
Murmuró y pudo ver al azabache sentado con una cara de pocos amigos y una copa llena de vino en su mano.
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