Un día nuevo en la empresa de los Park, y ya estaba saliendo todo mal para aquel rubio.

El padre de Jimin había decidido presentar a su hijo a la junta y a los empleados (después de una severa regañada para que seda a ser presidente) como el futuro presidente de Park Industries, además hicieron un comunicado oficial para la entrega de la presidencia.

"Comunicado Oficial

La Familia Park y Park Industries tienen el placer de anunciar un desarrollo en relación con la dirección futura de nuestra empresa. Después de una larga carrera como presidente y propietario de Park Industries, Park Ju-Won, ha decidido formalizar un plan de entrega de responsabilidades empresariales a su hijo único, Park Jimin.

Park Ji-Won continuará desempeñando un papel activo en la empresa durante este tiempo, trabajando en estrecha colaboración con Park Jimin para compartir conocimientos, experiencia y valores fundamentales.

Con el apoyo total de la familia y el equipo directivo, Park Jimin asumirá gradualmente mayores responsabilidades, preparándose para liderar la empresa hacia el futuro.

La entrega de la presidencia de Park Industries simboliza un legado familiar arraigado en la integridad e innovación. Estamos seguros de que Park Jimin continuará esta tradición con pasión y determinación, llevando a nuestra empresa a nuevos niveles de éxito y logros.

Agradecemos sinceramente a Park Ji-won por su liderazgo excepcional y su dedicación incansable a lo largo de los años.

Por último, damos nuestras felicitaciones a Park Jimin por este paso en su carrera. Estamos seguros de que su liderazgo y su compromiso llevarán a Park Industries hacia un futuro brillante y próspero.

Atentamente,

Choi Soobin
Portavoz de Park Industries"

El problema realmente no era el comunicado, el problema sencillamente eran los empleados.

Y su padre, no lo iba a negar, pero en fin.

Jimin pasaba y sentía miradas pesadas sobre el, sintiendo murmullos y como hablaban a sus espaldas, no le gustaba eso.

Odiaba sentir que estaban hablando de él.

—Es solo un niño rico que vendrá y hará las cosas a su antojo.

Musitó aquella señora mientras se preparaba su taza de café.

—Tienes razón, personas como él no están interesadas en hacer crecer a la empresa, solo vienen a derrochar el dinero que da.

Otra mujer habló mientras tomaba un vaso de agua fría.

—Es un hijo de papi, ¿qué se puede esperar?

Respondió la señora antes de tomar su café recién preparado cómodamente, hasta que una presencia ajena las interrumpió.

—Buenas tardes.

Dijo aquel chico aprendiz, quien iba por un poco de agua fría.

—Como te decía, el señor Park no debería darle la empresa, la va a mandar a la quiebra.

Siguieron hablando  llamando la atención de aquel joven.

—A los jóvenes de ahora solo les gusta andar de fiesta en fiesta, su padre se dará cuenta y seguro que ya no le dejará herencia.

Aquel joven carraspeó la garganta mientras miraba a ambas señoras, quienes tenían el ceño fruncido mientras tomaban sus bebidas.

—No deberían hablar así de su futuro jefe.

Musitó con una voz firme, aunque era solo un aprendiz, le disgustaba que sus mayores crean que podían hablar de los demás de esa forma.

—Ese niño jamás será mi jefe, primero renuncio.

Respondió rodando los ojos.

—Pues mucha diferencia no haría, la empresa necesita aire más juvenil y fresco, ¿no creen?

Fue lo último que dijo antes de mostrar una leve sonrisa, dar una reverencia e irse del lugar con su vaso de agua en sus manos.

—Mocoso de mierda, ¿ya no existen los buenos modales?

Se quejó antes de levantarse e irse junto a su compañera.

Al otro lado de la pared se encontraba un Jimin sentado en un sillón de la sala de descanso de empleados, quien pudo escuchar toda la conversación de aquellas señoras.

—Tal vez no debí volver.

Murmuró mientras bebía su taza de té tibio.

Suspiró, pero el saber que no todos estaban en su contra lo hizo sentirse un poco mejor, aquel joven que lo "defendió" hizo que fuera de su agrado, aunque no lo haya visto.

—Supongo que no se puede complacer a todos.

Se encogió de hombros antes de seguir viendo su celular junto a su taza de delicioso té.

Pero en el fondo, a él realmente le afectaba.

[...]

Caminaba por el pasillo, quería despedirse de su padre antes de irse, pues ya no quería estar más ahí.

Después de todo, la mayoría lo odiaba, ¿por qué razon estaría en ese lugar?

Y además estaba aburrido.

—Justo como te dije, ya se aburrió y se irá a una fiesta.

Jimin paró en seco al escuchar esa frase tras él, fue la gota que colmó el vaso.

Dio la vuelta y encontró a aquella mujer que había hablado, cuya voz era demasiado semejante a la que había escuchado más temprano, y se paró en frente suyo.

La mujer dio una leve reverencia junto a su compañera, quien Jimin miró de reojo, pues supuso que era la otra mujer con quien hablaba.

—Disculpe señora, ¿cuál es su función aquí en nuestra empresa?

Preguntó con una voz suave, tratando de mantenerse en calma. Posó sus manos tras el y mantuvo una distancia prudente ante aquella mujer.

—Yo soy la jefa del grupo tres de Control de calidad, joven.

Jimin pensó por unos segundos antes de sonreír y responder.

—Dígame, ¿cuántos integrantes contratados y cuántos aprendices tiene su grupo?

—Somos diez integrantes y cinco aprendices.

El rubio sacó su celular antes de hecharle un vistazo a la identificación que aquella mujer traía enganchada.

—Muy bien, señora Lee, me temo informarle que sus días en esta empresa llegaron a su fin, pase por recursos humanos mañana a reclamar su indemnización.

Dicho eso, se dio la vuelta y siguió caminando, pero el grito de la mujer lo detuvo.

—¿Qué?¿Por qué motivo?

Gritó llamando la atención de todos en aquel pasillo, haciendo que personas se acerquen a aquel lugar.

—¿Usted aún no lo sabe?

Volteó con una sonrisa.

—Normativa de Respeto a la Autoridad en Park Industries, párrafo uno, todos los empleados deben tratar con cortesía a los superiores, independientemente de su rango. Se considera falta de respeto cualquier acto de desprecio o insolencia hacia un superior.

Tomó una pequeña pausa.

—Las faltas de respeto pueden resultar en advertencias, suspensiones o incluso despidos, usted, mejor que nadie, debería saberlo.

—¡¿Quién se cree usted eh?!

—Alguien que la acaba de despedir, así que, con todo respeto, me retiro.

Duo la vuelta y siguió caminando sin importar los gritos de aquella señora tras él.

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