Un nuevo día, un nuevo problema.

—¿Qué?

Dijo Jimin con una ceja arqueada.

En resumen, Jimin se había ido de la casa del pelinegro en la mañana, pero este por fin le había dejado su número.

Algo de lo cual Jimin se arrepintió unas pocas horas después.

Jungkook no había tardado en llamarlo y pedirle que pase por su oficina por un negocio muy importante.

¿El problema? Que Jimin de verdad pensó que se trataba de un negocio.

Era todo lo contrario.

—Es sencillo, solo...

—Jungkook, ¿acaso no eras "hetero"? Busca a una mujer que esté dispuesta, yo no hago ese tipo de acuerdos.

Jungkook lo miró confundido.

—Ya probaste a un hombre, te quitaste las ganas, vuelve a tu vida y yo volveré a la mía.

Jimin se puso de pie pero la voz de Jungkook hizo que volviera a sentarse.

—¿Después de todo crees que yo podría simplemente ir con una mujer?

Jungkook cruzó de brazos.

—¿Sabes, Jimin? Estoy confundido con lo de mi sexualidad ahora mismo, por eso te estoy hablando sobre esto.

Jimin rodó los ojos.

—No soy sujeto de prueba.

Jungkook suspiró antes de buscar entre sus bolsillos su cajetilla de cigarros.

—Lo sé, pero es beneficioso para ambos, digo, tenemos sexo y ya.

Puso un cigarro entre sus labios mientras buscaba el encendedor.

—No fumes mientras hablas conmigo.

Musitó Jimin, y el mayor quedó quieto por unos segundos antes de retirarse el cigarrillo sin prender de sus labios.

—De acuerdo, entonces, ¿aceptarás?

Jimin bajó su mirada por unos segundos, y es que por más que quisiera, no podía, su padre le había puesto una soga al cuello con lo del matrimonio, tendría que estar buscando a alguna esposa en vez de estar con tratos estúpidos.

—No puedo.

El pelinegro frunció el ceño levemente al escucharlo.

—¿Por qué?

—Necesito una esposa, ya no puedo estar en estos jueguitos, Jungkook.

Jungkook desvió la mirada.

El se suponía que debería estar casado, pero lleva años diciendole a su padre que pronto lo haría.

No tenía dudas de que Jimin estaba en lo mismo.

Jungkook carraspeó su garganta antes de acomodarse la corbata.

—Muy bien, pues puedes presentarme como tu pareja, pero solo a tus padres.

Jimin levantó la mirada y lo miró con una mezcla de confusión y gracia.

—Eso sin duda sería lo último que haría.

Jungkook rió.

—Trato de darte soluciones para que no tengas excusas.

Jimin soltó nuevamente un leve suspiro.

—Muy bien, muy bien, lo haré.

Jungkook sonrió mostrándose satisfecho con su respuesta.

—Solo un detalle, que supongo ya lo sabes.

—¿Qué quieres ahora?

Se quejó, claramente se imaginaba uno de esos inútiles contratos que solía hacer.

—Esto debe ser confidencial.

[...]

Habían pasado unas cuantas horas desde que había aceptado el trato de "solo sexo" con aquel pelinegro.

No podía, pero terminó aceptando, así que lo de búsqueda de esposa tendría que ser aplazado un poco más.

Se encontraba subiendo en el ascensor, de camino a la oficina de su padre, pues ya estaba cansado de no tener su propio lugar.

Se iba a mudar.

Y justo había recordado que su adorado padre le había preparado un lujoso apartamento con vista al río Han, y obviamente no iba a perder la oportunidad de tenerlo ya mismo.

Aunque tuviera que decir un par de mentiras para poder conseguirlo.

—Buenas noches, joven Park.

Escuchó a la secretaria de su padre y vio como lo recibía con una reverencia.

—¿Está mi padre? Quiero hablar con él unos minutos.

La secretaria asintió antes de agarrar el teléfono de sobremesa y presionar uno de los botones.

—Señor Park, su hijo quiere hablar con usted.

Dijo con una amable voz antes de ver como asentía y colgaba aquella llamada.

—Pase, joven.

Dijo con una sonrisa la cual fue bien recibida por el rubio antes de abrir la puerta, entrar y cerrarla tras el.

—Jimin, ¿qué te trae por aquí?

Habló el hombre antes de dejar sus lentes sobre la mesa y dirigirle una sonrisa a su adorado hijo.

Él cambiaba de carácter muy fácilmente.

—Hola, pa.

Sonrió antes de tomar asiento en una de las sillas que había frente al escritorio de su padre.

—Vengo a preguntar por algo.

El hombre asintió escuchando a su hijo.

—Tal vez...¿podría mudarme al apartamento que me tienes preparado?

Dijo con una pequeña sonrisa cosa que se desvaneció al ver la expresión de su padre.

—Creo que tu madre si te informó cuando utilizarías ese apartamento.

Ahí estaba.

Sobo levemente sus ojos antes de juntar sus manos sobre la mesa.

—Si, pero, ya sabes, quiero un poco de libertad.

El hombre soltó un suspiro antes de negar y volver a ponerse los lentes para seguir leyendo los papeles que yacían sobre la mesa.

Joder, debía decir algo rápido, de lo contrario, se quedaría sin apartamento, y sin una linda vista.

—Estoy...conociendo a alguien.

Soltó antes de soltar una bocanada de aire. Su padre alzó la cabeza y formuló una leve sonrisa.

—¿Y cómo es ella?¿Es de buena familia? Que digo, eso no importa, simplemente debe ser una buena mujer.

Sonrió y Jimin mordió levemente su mejilla.

—Me gustaría tener el apartamento para...ya sabes, para ver alguna película juntos, comer, y eso.

Jimin lo había dado todo, literalmente, y estaba cruzando los dedos para que su padre se apiade de él y diga que si.

Aquel hombre se volvió a quitar los lentes y soltó un leve suspiro.

—Está bien, pero debes prometerme que su relación va a ser algo serio.

Jimin sonrió y asintió rápidamente antes de ver como su padre abría unos de los cajones que tenía en su escritorio.

—El apartamento ya está amueblado, solo lleva tus cosas.

Le entregó una tarjeta a Jimin quien la recibió gustoso.

—Con la tarjeta podras abrir la puerta, puedes pedir una copia en la recepción del edificio si deseas.

Cerró el cajón y regresó su mirada a Jimin.

—Espero que no sea excusa para dejar de visitarme.

Sonrió y Jimin negó rápidamente antes de dar una pequeña reverencia.

—Gracias, padre.

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