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Capitulo 5

Las chicas caminaban detrás de Yosafire ya que como ella ya había salido, las podría guiar a alguna especie de salida.

Llegaron al pueblo donde antes había estado Yosafire pero ahora estaba totalmente vacío.

— ¿Acaso es un pueblo fantasma? — pregunto una de sus amigas.

— Cuando yo vine si había gente — decía Yosafire mientras recordaba a todas esas personas — ¿Acaso salieron?

— Si, a trabajar — respondió una voz a la pregunta de Yosafire.

Las chicas se dieron la vuelta y encontraron a Emalf y muchos murciélagos llama mirándolas.

— ¿Yosaf? ¿Qué está pasando? — pregunto Emalf mientras veía a las otras chicas — Ya entiendo, me querías traicionar — dijo cabizbajo — Bueno, te atraparé para que no te escapes de mí nunca más — decía para comenzar a correr hacia las chicas.

— ¡Corran! — gritó Yosafire.

Las chicas empezaron a correr pero el camino por el que iban se había bifurcado, así que decidieron separarse para ver si alguien podía salir de allí.

Yosafire y Rawberry se dirigieron hacia su derecha mientras que Macarona y Froze se dirigieron hacia su izquierda.

— Vayan la mitad por allí y la otra mitad vengan conmigo — ordenó Emalf a los murciélagos llama.

— ¡Chicas! — gritó Yosafire para que las demás las escucharan — Tenemos que separarnos más — dijo Yosafire — Rawberry, tú ve por aquel camino — Yosafire señaló el camino de su izquierda.

Rawberry se separó de Yosafire y se dirigió al camino donde le había señalado. Los murciélagos llama también giraron a buscarla, mientras que Emalf perseguía a Yosafire.

Yosafire siguió en camino recto mientras escapaba de Emalf. Luego de un rato, Yosafire se encontró con un callejón sin salida.

— Fin de la línea, Yosaf — dijo Emalf mientras se acercaba a Yosafire.

Yosafire se alejaba de Emalf con cada paso que éste daba, al estar de espaldas no se dio cuenta de que había una pared a unos pocos pasos de ella.

Yosafire chocó contra la pared y como Emalf estaba demasiado cerca de ella, no podía escapar.

Emalf puso violentamente sus dos brazos a los lados de Yosafire para que no escapara.

— Mierda — dijo molesto Emalf — No me dejas otra opción — dijo para luego agarrar a Yosafire y cargarla como un saco de papas.

— ¿Que crees qué haces? — gritaba Yosafire molesta — ¿Crees que soy un saco de papas?

— Solo de esta forma no podrás escaparte — respondió Emalf — No eres muy fuerte, así que no podrás zafarte — dijo Emalf mientras caminaba de regreso al laberinto.

— ¡No! Suéltame — gritaba Yosafire durante todo el trayecto mientras salían del laberinto.

— ¿Escucharon eso? — pregunto Froze a las chicas.

Froze, Macarona y Rawberry habían salido del laberinto y esperaban a Yosafire en una casa.

— Debemos escondernos o nos matarán — Macarona empezó a entrar en pánico.

— Estará bien — dijo Rawberry a Froze ya que parecía preocupada por Yosafire — Hablamos de Yosafire después de todo — Froze se había tranquilizado un poco.

— Tomen esto — Froze les lanzó ropa a las chicas — Pónganselo rápido. Esperemos que sean lo suficientemente tontos para no reconocernos.

— ¿Me pregunto donde estarán tus amigas? — preguntaba Emalf mientras se dirigía a una casa a las afueras del laberinto.

— ¡Chicas! Actúen ya — ordenó Froze al escuchar la voz de Emalf.

— Bien, ¿Que tenemos aquí? — pregunto Emalf al momento de abrir la puerta.

Dentro de la casa habían 3 personas vestidas completamente de negro con gafas también negras. La ropa ocultaba también sus alas.

— ¡No! Más personas malas — Yosafire lloriqueaba cuando vio a las tres personas allí, sin saber que eran sus amigas disfrazadas.

— ¡Ay no! ¿Que hacen aún aquí? Deben ir al castillo para seguir el plan de atacar al diablo entre todos — Emalf parecía desesperado — ¿A que esperan? ¡Muévanse! — ordenó.

Emalf salió de la pequeña casa seguida de la tres chicas.

— Yosafire está muy asustada — dijo un tanto triste Macarona.

— Ya lo se — susurró Froze — Pero si le decimos que somos nosotras posiblemente Emalf se de cuenta.

Rawberry ignorando las advertencias de Froze se quitó las gafas para que Yosafire la vea y sepa que son ellas pero al darse cuenta, Yosafire pego un grito.

— ¿Pasa algo? — pregunto Emalf extrañado.

— Nada — respondió Yosafire exaltada al ver la cara de preocupación de Froze al haberla ya identificado.

Emalf no dijo nada y salió corriendo.

— ¡No queda tiempo! Apúrense — Emalf les ordenó a las chicas.

Una vez llegado al Castillo Llama, Emalf subió a lo más alto de las escaleras, dejó a Yosafire amarrada de manos a su lado y comenzó a hablar.

— ¡Ya casi es hora! Abrirán un camino en cualquier momento — comenzó a hablar para todos los demonios que se encontraban allí, esperando para causar destrucción en el otro mundo  — Una vez lleguen pueden comenzar a destruir lo que quieran — Emalf dejó de hablar — Que raro, ya pasó mucho tiempo — cuando Emalf terminó de decir eso se escuchó una explosión.

— ¿Un enemigo? — dijo una demonio albina que provino del portal.

— Un enemigo es — respondió el demonio azabache de su lado — Chicas, pueden regresar a la Aldea Gris por ese gran agujero — dijo mirando a Yosafire.

De los demonios en la multitud salieron las tres chicas de pelo rosa, amarillo y café mientras se quitaban las gafas, las gorras y los chalecos que cubrían sus alas.

— ¡Chicas! Espérenme — decía Yosafire al reconocer a sus amigas.

Emalf regresó a ver primero a las chicas que estaban al lado de los dos demonios, y luego miro a Yosafire la cual se comenzaba a parar.

— Tu no te vas — dijo Emalf mientras tomaba de nuevo a su "novia" y la ponía en su hombro como un saco de papas.

— Chicas huyan — dijo Yosafire al ver que no podía escapar de Emalf.

Froze comprendió la situación y les digo a las demás chicas que saltaran al gran agujero ya que de seguro las demonios Ater y Arbus podrían hacer algo.

— Bien, entonces ahora tenemos que tomarlos de prisioneros y ayudar a la chica de la aldea gris — dijo la demonio de pelo blanco.

— No lo permitiré — dijo una demonio que apareció detrás de Ater y Arbus — Estorban, váyanse.

— ¡Rieta! — Emalf se sorprendió por la repentina aparición de la demonio lo que causó que bajara a Yosafire.

Yosafire no pudo ver cuando apareció Rieta ya que estaba de espaldas, pero pudo escuchar el grito de las dos demonios. Para cuando había volteado a ver que pasaba, ni Arbus ni Ater se encontraban más allí.

— Ten más cuidado si no quieres que el diablo te mate — le advirtió Rieta a Emalf — ¿Y ella? ¿Es uno de los enemigos? —pregunto mientras miraba a Yosafire.

— Ella es mi novia — dijo mientras la acercaba a él y rompía las cuerdas de sus manos — Actúa si no quieres morir — susurro al ver que Yosafire trataba de separarse de él.

— De acuerdo, no le haré nada solo por ese detalle — dijo Rieta poco convencida.

Rieta se desvaneció luego de haberle dicho algo a Emalf, algo que Yosafire no pudo escuchar.

— ¡Todos ustedes! — Emalf se volteó hacia los demonios — Salten al portal — ordenó a lo que los demonios se miraron entre sí — ¡Ahora! — Emalf se veía asustado por algún motivo, aunque no podría decir el porqué.

— Emalf, ¿Estas bien? — le pregunto Yosafire al demonio, este se sobresaltó y la regreso a ver rápidamente — ¿Pasa algo?

— Nada — respondió mirando a otro lado.

Los dos no se dirigieron la palabra en un rato. Todos los demonios ya se encontraban al otro lado del portal.

— ¡Bien! — dijo Emalf con su habitual sonrisa — ¡No vamos! — dijo para cargar de nuevo a Yosafire como un saco de papas.

— ¡Oye! — Yosafire se había sobresaltado mucho por el cambio de actitud tan brusco de Emalf — ¡Bájame! — exigió.

— Si lo hago de seguro escaparías — Yosafire bufo ante aquella insinuación, aunque fuera verdad.

Emalf saltó al portal y en unos segundo aparecieron en el Bosque del Amanecer.

— Tengo que revisar que todo vaya acorde con los planes — dijo Emalf mientras miraba a los alrededores — Poemi, destruye los cristales faltantes — Poemi asintió y se marchó.

— ¿Que vamos a hacer ahora? — pregunto Yosafire ya sin oponer resistencia, no iba a lograr nada a fin de cuentas.

— Vamos a revisar que todo vaya acorde al plan — respondió Emalf para lanzar la invasión al Jardín Gris.

Yosafire se sentía tan inútil es esos momentos, a pesar de saber que no podía hacer nada más que observar. Iban de bosque en bosque viendo que todo vaya acorde a los planes, sin embargo Emalf parecía un poco preocupado. Tal vez habrá sido algo de lo que dijo Rieta, aunque Yosafire no lo sabía con exactitud.

— Emalf, ¿Te puedo preguntar algo? — dijo Yosafire con un tono de preocupación — ¿Por qué quieres destruir nuestro mundo, mi mundo? — Emalf se detuvo abruptamente y bajó a Yosafire de su hombro.

Emalf se quedó mirando a Yosafire sin emitir ninguna palabra. Cuando al fin abrió su boca para decir algo apareció un murciélago llama el cual le dijo algo a Emalf y se fue.

— ¡Tengo que ayudar a Poemi! — dijo Emalf mientras empezaba a desaparecer en una gran llama.

— ¡Espera! — dijo Yosafire mientras tomaba a Emalf de su chaqueta y se desvanecieron los dos.





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