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⇁ 054

Ya pasó un día desde que habían regresado del territorio de Frame. Ahora, con la caída de la noche, Amira caminaba en dirección de la residencia del Seo, pues había recibido un mensaje de Jisuk que la esperaban para darle la bienvenida que se merece.

Pasaba a unas dos cuadras de las instalaciones de La Unión, pensando por un momento en que debía visitar pronto al abuelo de Subin para chequear su estado. Estuvo a punto de quitar su mirada del enorme edificio cuando una enorme explosión en uno de los pisos superiores llamó por completo su atención.

– ¿Qué...? -murmuró sorprendida.

Las expresiones de las personas que caminaba a su alrededor solo le confirmó que no había una separación espacial que protegiera los asuntos de los despertados de la gente común. Era más que claro que es una emboscada, porque no cree que la Unión tenga una pelea sin antes hacer un aislamiento espacial, ellos no son tan imprudentes.

Sin dudarlo, se metió a un callejón para desaparecer de un pestañeo y dirigirse a las instalaciones de La Unión. Reapareció sobre el edificio que se encontraba enfrente de la gran conmoción, encontrándose entre el desastre a Seongha lanzando un enorme ataque de hielo hacia una mujer.

Sin embargo, la esfera de hielo fue repelida por enormes raíces violáceas que redirigieron la esfera hacia el Park. Amira. El hombre hizo una cruz con sus brazos en un intento de amortiguar el impacto, sin embargo, este nunca llegó.

El celeste del hielo y el violeta del veneno fueron opacados por el brillante blanco de la inmensa capa protectora que se tragó ambos ataques, provocando una implosión dentro de la misma.

Amira cayó elegantemente sobre unos escombros algo alejados del centro de la pelea pero lo suficientemente cerca para no perderse ningun detalle, arreglando su vestido amarillo y su melena albina detrás de sus hombos, la cual estaba atada en una alta coleta.

La curandera observó al trío inesperado con expresión seria.— ¿Qué creen que están haciendo?

– ¡A-amira! -gritó el más musculoso de nombre Tanji.

– ¡Vaya, justo preguntamos por ti y tu maestro! -sonrió la mujer llamada Cain, ocultando el enojo que le provocó que su ataque fuera anulado.

– ¿Por nosotros? Entonces ¿Qué explicación me dan de todo esto?

– No tuvimos más opción, pero como ya has venido, no importa -rió divertida- si Kartein hubiera venido cuando el señor Astra lo llamó, nada de esto hubiera pasado ¿no crees?

– Si mi maestro rechazó su llamada, por algo fue -contraatacó- Ni él ni yo tenemos razones para aceptar las invitaciones de los demás.

Cain contrajo su sonrisa con su enojo aumentando cada vez que la albina hablaba, tenía tantas ganas de arrastrarla hasta borrarle la mirada tranquila y para nada atemorizante que tenía al estar enfrente de ella, una top 50 mundial.

Sin embargo, debía llevarla en una sola pieza por órdenes de su maestro Astra, además de que tampoco podía tomarla a la ligera, después de todo no hace más de tres días que se ganó el puesto 46 del ranking mundial tras derrotar a Sismo al desaparecer por completo.

– ¿De verdad crees que tú y Kartein pueden hacer lo que quieran? -preguntó acercándose a Amira a paso lento pero amenazante.

– Si, hacemos lo que queremos.

La ojiazul ni siquiera se dio vuelta al escuchar aquella tan conocida voz, sacándole una sonrisa al pensar en que su maestro siempre estaba a su lado sin que ella lo pidiera. Asi, Kartein cayó con elegancia y calma justo a la derecha de su discípula.

– Genial, ahora tenemos a los dos en el mismo lugar -aplaudió la mujer- Y suponíamos que dirían aquello, asi que vinimos a buscarlos.

– Antes que nada... tendrán que pasar sobre mi.

– ¿Y tú quién eres? -preguntó molesta Cain.

Amira observó como la presidente de Shinhwa bajaba del cielo hasta posicionarse delante de Seongha.— Y más gente viene...

– Es un fastidio -suspiró Kartein- Jiyoung, este es mi problema, no hace falta que te involucres.

– Nos atacaron sin ninguna justificación, asi que es mi deber poner la situación bajo control -contestó calmada.

– Siendo ese el caso, lo dejo en tus manos -dijo rendido.

Amira escuchaba con atención el intercambio entre ambas despertadas, viendo como Caen arremetía contra la pelinegra por el enojo de ser ignorada. Sin moverse de su lugar, estiró su mano para crear un campo de fuerza que protegiera a Seongha, de esa manera Jiyoung podía centrar en la pelea sin pensar en protegerlo; seguido de eso, movió el escudo con el hombre dentro y lo alejó del campo de batalla.

– Has mejorado mucho en tus habilidades defensivas -alagó Kartein sentándose sobre el escombro y cruzando las piernas- Pero no olvides de acelerar tu control de fuerza para que tu energía fluya con más rapidez, la esencia de las técnicas defensivas consiste en su velocidad para ejecutarlas.

– ¡Si, maestro! -sonrió sentándose a su lado con varias estrellas a su alrededor, adora cuando Kartein la corrige o explica algo- ¡Lo tendré en cuenta para la próxima, gracias!

El ojiceleste sonrió ligeramente, dándole unas palmaditas en la cabeza a su discípula y recibiendo sus risas suaves. Sin dejar de acariciar la coronilla de la menor, volvió su mirada hacia el enfrentamiento, encontrando a la pelimorada herida.— Cain ¿Qué estás haciendo? No has cambiado nada ¿de verdad piensas que ella está en un nivel en el que puedas enfrentarla sin tomarla en serio?

– Kartein ¿de qué estás hablando? -gruñó confundida.

– Será mejor que peleé en serio, claro, si no quiere morir por noona -dijo Amira en el mismo tono burlón que su maestro.

– ¡Kartein, niñita, miren con atención! -gritó arremetiendo contra Jiyoung.

La albina se cruzó de brazos, cuidando en todo momento el escudo que protegía a Seongha y sin perder de vista a los compañeros de Caen.

– Lo que dijimos fue para que se esforzara, pero mira como está quedando -rio divertido el mayor, pero luego quedó en silencio al ver en la misma dirección que la ojiazul- Oh... vaya vaya. Amira, presta atención a lo que haré.

Inmediatamente, la curandera acató el pedido de su maestro, nada era más importante que las enseñanzas de él, por lo que rápidamente fijó toda su atención en él.

Pronto, cuando Kartein se puso de pie y alas de un demonio salieron de su espalda, un gran charco violeta se formó en los pies de los hombres, surgiendo del mismo grandes látigos que se enredaron en el cuerpo de Tanji hasta encerrarlo en una esfera que terminó por tragarlo sin dejar rastro alguno de él.

– ¡Tanji! -gritó preocupada Caen dispuesta a ayudarlo, pero Jiyoung lo impidió.

– Que patéticos, se distraen en una pelea -suspiró Kartein como si nada para luego voltear a su alumna- ¿Viste eso, Amira?

– ¡Buaaaa, maestro, usted es asombroso! -gritó con un aura rosa rodeándola, poniéndose de pie y agitando palos de luces (quien sabe de donde los sacó)- ¡Debe enseñarme su técnica, la mía todavía no está pulida!

Los demás los veían con sorpresa e incrédulos, no podía creer la manera en que se comportaban ambos curanderos, como si nadie más existiera a parte de ellos y vivieran en su propia burbuja de arrogancia.

Ignorando sus miradas, Amira aplaudía a su maestro mientras lo halagaba sin cesar y Kartein se regocijaba en lo genial que era con sus enseñanzas, aunque luego borró su sonrisa al pensar en que se había divertido igual que Kayden.

– ¿Maestro? -preguntó la chica al verlo despeinarse el pelo.

– Nunca dejes que me acerque a Kayden, ese bastardo me está arrastrando al lado oscuro -dijo en un gruñido.

– ¿Lado oscuro?

– ¡Kartein! ¿¡Cómo te atreves a atacar de una manera tan cobarde!? -los interrumpió Cain.

– ¿Cobarde? -repitió Amira volviendo a su faceta seria- La culpa fue de ellos por no estar atentos, es un fundamento básico para los despertados ¿no lo sabían?

– ¿Acaso esperaban que fuéramos amables con las personas que vinieron a llevarnos a algún lado a rastras? -siguió Kartein con tranquilidad- ¿Por casualidad sus cabezas no están llenas de aire?

– ¡Muras, derrota a esos dos y después ayúdame! -ordenó la pelimorada- ¡Matemos a todos rápido y larguémonos de aquí!

Al escucharla, Kartein se posicionó delante de su discípula, dándole una silenciosa mirada, la cual captada de inmediato; Amira entendió y sin perder más tiempo dio un salto para alejarse del próximo enfrentamiento.

– ¿Será que piensa que ese tipo puede enfrentarme solo? ¿En ningún momento se preguntaron qué tenía Astra en la cabeza cuando los envió a los tres a capturarnos?

El lugar quedó en completo silencio cuando Kartein extendió dos grandes alas moradas tras su espalda mientras su expresión se tornaba a una tan fría que podía helar los huesos. El ambiente era tan pesado que incluso te costaba respirar, más aún cuando él expulsó su energía para activar nuevamente su técnica destructiva sobre el suelo.

– Supongo que como mínimo, pensó que los tres juntos tenían alguna oportunidad contra mi.

¡El maestro no deja de sorprenderme, es tan genial!

– Concéntrate en tu pelea, Cain -habló Muras- Kartein, me pregunto si es verdad lo que dices, supongo que tendré que averiguarlo.

Era la primera vez que vería a su maestro pelear, por lo que Amira obviamente no se perdería ningún detalle; no solo saciaría su curiosidad de verlo batallar de verdad, sino que también aprendería cosas nuevas.

Por otra parte, Cain chasqueó la lengua al ver a Muras acorralado por la inmensa fuerza del curandero. Las cosas no iban como habían planeado, asi que solo debía terminar todo rápido sin perder tiempo ni energía. La mujer dirigió su mirada hacia Seongha, pensaba en acabarlo o tomarlo como rehén al ser el más vulnerable, sin embargo, el campo de Amira seguía intacto, haciendo imposible acercarse.

Aunque, también había otra persona sin protección. Con una sonrisa y desapareciendo de la vista de Jiyoung para posteriormente atacar por la espalda a Amira.

La menor, sin inmutarse, sintió como su cuello era agarrado por el brazo de Cain.— Te tengo.

Amira, antes de que siquiera pudiera amenazar con tenerla de rehén, tomó el brazo de la mujer y con fuerza la lanzó hacia adelante, provocando que se arrastre por el cemento debido a la potencia con la que fue lanzada.

– Noona, la pelea es mía ahora -dijo ajustando el moño de su coleta.

– ¿¡Tú me enfrentarás?! -gritó entre risas la pelimorada- ¡No haces más que refugiarte como puta tras Kayden y Kartein!

Sus insultos iban a seguir, sin embargo, las palabras quedaron atoradas en su garganta cuando apreció como Amira chasqueaba los dedos, provocando un insoportable dolor en su brazo izquierdo para que luego este explote a la altura de su codo.

Cain soltó un desgarrador grito cuando su extremidad, con la cual quiso ahorcar a la curandera, fue cortada, entendiendo en ese momento que Amira impregnó su energía cuando la lanzó.

– ¡Maldita perra, me aseguraré de matarte y llevar tu puta cabeza ante el señor Astra! -gruñó atando su camiseta en el muñon para evitar desangrarse.

Con rencor, odio y enojo, se puso de pie para comenzar a expulsar su energía venenosa por todos los alrededores, destrozando la separación espacial y los escombros como si fuera ácido.

A Amira no le bastó palabras para saber que la técnica que venía era tan poderosa que incluso la gente común sería afectada una vez el aislamiento desaparece.

– ¡Muérete! -gritó Caen extendiendo la única mano que tenía- ¡Tierra de los muertos!

La albina, al ver la gigantesca calavera morada que se dirigía hacia ella, estiró sus brazos a la altura de su rostro para juntar sus manos y formar un círculo con sus dedos índices y pulgares.— Jardín de Hades.

En un instante, múltiples raíces secas y gruesas surgieron del suelo tras su espalda para arremeter contra Cain. Las raíces atravesaron sin piedad la calavera haciéndola explotar en miles de trozos de energía dispersa, y sin detener su veloz trayecto, cuatro de ellas se dirigieron hacia la mujer para perforar sus dos hombros y sus dos piernas.

Amira, con un movimiento de mano, sacó las raíces bruscamente del interior de Cain, dejando que esta caiga al suelo inconsciente. No iba a matarla, simplemente dejó en claro el nivel que tenía y que no era alguien para subestimar.

Intentó ocultar su respiración agitada, pero le era imposible luego de soltar una técnica que consume más de la mitad de su energía y más si era su primera vez ejecutándola.

Por su parte, Kartein rio con superioridad y arrogancia, su discípula crecía cada vez más y eso lo enorgullece. Pero tuvo que dejar su estado de animo para visualizar como Muras desapareció y tomaba delicadamente el cuerpo de Cain.

– Todos ustedes, pagarán por esto.

– Fueron ustedes quienes nos atacaron sin razón -defendió Jiyoung.

– Ya veremos si el señor Astra piensa igual -dicho esto, se alejó en un pestañeo.

Amira suspiró con cansancio y masajeó su pecho, lugar donde estaría su núcleo. Nunca se había esforzado tanto como esta vez, por lo que ahora estaba experimentando dolor y fatiga en niveles grandes.

Aunque rápidamente olvidó su físico para centrarse en la sonrisa de orgullo y caricias en su cabello por parte de su maestro. En menos de una hora, pasaron muchas cosas, pero ya no lo ve tan malo luego de ser elogiada por Kartein y recibir agradecimientos de los demás mayores.

Uh... ahora ¿cómo les explico mi tardanza a los chicos?

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