⇁ 043
Desde aquel día donde Amira trató al presidente, iba cada tarde para monitorear su salud e investigar sobre su estado para asi intentar avanzar con la regeneración de su herida.
Sonaría cruel, pero ella tomaba al señor como su conejillo de india para indagar sobre otros tipos de lastimaduras.
Y en esos momentos, Amira revisaba unas cuantas cosas en la tablet digital que sostenía entre sus manos mientras movía su pierna suavemente, pues estaba sentada enfrente de la camilla.
- ¿Cómo se encuentra hoy? -preguntó sin quitar la vista de los números y gráficos que se encontraban en la pantalla.
- El dolor es muchísimo menos que antes -respondió sentándose en la cama- Cada tanto me duele, pero cuando como de tus dulces se me pasa por un largo rato.
- Ya le dije que no debe comerlos con frecuencia -lo regaño suavemente- Sería como una sobredosis de azúcar para un diabético.
- Entonces no me des dulces y dame otra cosa -suspiró.
- Le doy dulces porque sé que no le gustan -le sacó la lengua con una sonrisa burlona, el tiempo que llevaban los hizo congeniar de mejor manera.
Antes de que el mayor responda a la broma de la chica, la puerta fue abierta dejándolos callados.
- ¡Maestro! -sonrió brillante, que incluso aparecieron estrellas que golpearon al anciano.
Amira no dudó en dejar el aparato por algún lugar y correr hacia el albino, quien la saludó con su mano sobre su cabello para despeinarlo, algo asi como un cachorro.
- ¿Kartein? -soltó el presidente sin creerlo.
- Hazte a un lado -gruñó el mencionado empujando al director de la Academia coreana, quien también se encontraba ahí- Muy bien, recuéstate, te examinaré.
- ¿Me... vas a examinar?
- Si -lo miró con una mueca fastidiada.
- ¿Por qué...?
- Porque esta mocosa me lo pidió -giró su rostro para mirarla sombríamente, haciendo que ella desvié su mirada con nerviosismo- Es molesta cuando se lo propone.
Amira rio apenada y dio unos pasos hacia atrás para tomar la tablet digital y extendérsela.
- Maestro, estos son los exámenes detallados del señor presidente. Mis habilidades no fueron suficientes, asi que busqué por otros medios -dijo- Con ayuda del tío Delein extraje algunas de sus células y las cultivé en el laboratorio para ver su progreso ante diversos métodos de curación.
- ¿Cuáles fueron los resultados? -preguntó observando la pantalla.
- Hasta ahora he logrado que las células sobrevivan y se dupliquen con éxito -respondió con una pequeña sonrisa orgullosa- Pero no me ha dado tiempo de intentar el mismo método en el presidente. Mañana tenía planeado iniciar.
- ¿Hasta ahora cómo va el progreso del primer tratamiento que le hiciste? -preguntó suavemente, dejando de lado su fachada gélida.
- Logré regenerar la herida un 48%, el dolor ha disminuido significativamente y su tiempo de vida aumentó de tres años a ocho -dijo y se sonrojó al sentir como despeinaban sus cabellos.
- Lo has hecho asombroso -elogió con una sonrisa- Estoy impresionado, es una herida difícil de curar, pero tú lo hiciste como si nada. Muy bien, Amira.
La mencionada sonrió en grande y su rostro se pintó de rojo. Estaba muy feliz de ver a su maestro.
- ¡Espera! ¡¿Por qué es que quieres curarme asi de la nada?! -interrumpió el mayor- ¡Se muy bien que tú solo prestas tus servicios en casos extraordinarios!
- Es cierto ¿por qué querría curarte? -murmuró indiferente, pero luego miró a la menor con el ceño fruncido- Ah, ya recordé, porque ALGUIEN me llamó y me mandó mensajes.
- Lo lamento -dijo con una mirada regañada y jugando con sus dedos- Prometo que se lo compensaré.
- Más te vale -gruñó rendido- Aumentaré tu entrenamiento por esto, espero estés preparada.
- ¡Si, me esforzaré el doble! -sonrió determinada.
- No solo eres el maestro de Amira ¿¡Sino que también eres el doctor de Jiwoo?! -gritó el anciano sorprendido cuando el director le susurró algo.
- ¡¿Qué tonterías seniles estás diciendo?! -soltó Kartein enojado- ¡No soy el doctor de Jiwoo, él es mi paciente! ¡Y Amira la recogí por ahí!
- ¡Oiga! -se quejó la mencionada.
La chica se cruzó de brazos ofendida y desvió su rostro hacia otro lado para no ver a su maestro ¡la acaba de tratar como si fuese un animalito de la calle!
Pero su gesto de enojo se esfumó al ver entrar a alguien por la puerta.
- Ya estás por empezar ¿verdad?
- ¡Kayden! -sonrió con un sonrojo.
- ¿Kayden? -soltó el presidente con un sentimiento completamente diferente a la chica.
- Si ya vas a empezar, voy a ser tu guardián mientras trabajas -dijo el pelinegro acercándose a la chica.
Amira se puso en puntitas de pie y beso levemente a su novio como saludo, sorprendiendo en grande a dos de los adultos mientras que Kartein chasqueó la lengua y tomó del cuello de la bata de Amira para alejarla de Kayden.
- ¿U-ustedes son pareja? -preguntó el director sin salir del asombro. Si bien sospechaba que algo se traian esos dos, jamas espero que se concretara la relacion oficialmente.
- Claro -bufó el Break con una sonrisa egocéntrica elevando su mano izquierda, donde había un anillo en su dedo anular hecho con la energía de la chica- Incluso estamos comprometidos.
- ¡Ya te dije que todavía no! -dijo Amira con un sonrojo de vergüenza.
- ¿¡Desde cuando pasó esto?! -soltó Kartein ofendido sin escuchar la respuesta de su alumna- ¡Kayden, te he dicho que debes pedirme permiso para andar con Amira!
- ¡No es nada de eso! -se metió entre medio de ambos para que no peleen- Maestro, no estamos comprometidos, solo somos pareja que se regalaron el mismo anillo.
Lejos de la conversación, los otros dos adultos observaban con sorpresa la situación de pelea inofensiva que se llevaba a cabo entre los jóvenes.
Se habían quedado sin palabras al notar lo poderosa que era Amira al tener a esos dos poderosos despertados bajo sus órdenes y que parecían ser perros guardianes que saltarían a la garganta de su oponente si ella termina con un solo rasguño.
Amira definitivamente era la mujer más poderosa del mundo de los despertado y nadie, ni los del top 10 del ranking mundial, se atrevería a tocarla.
- ¡Basta! -le dijo a Kayden señalándolo con advertencia, y cuando lo vio quieto se giró hacia su maestro para cambiar de tema- Hice unos cuantos trucos por aquí, asi que deberá ser más fácil el tratamiento a partir de ello -señaló una parte de la pantalla.
- Bien, ahora puedes irte -suspiró entregándole la tablet digital.
Amira asintió con respeto y caminó hacia la puerta junto a Kayden para dejarlos solos.
Cuando ambos salieron de la sala, la chica fue inmediatamente a su amiga y se sentó a su lado para darle todo su apoyo en compañía de sus amigos varones.
El tratamiento de Kartein duró alrededor de tres días, en los cuales los adolescentes se quedaron en el pasillo para estar al pendiente, pero Seongha los obligaba a ir a descansar. Por mientras, Amira siempre llegaba unos minutos antes para pasar tiempo con Kayden.
Y en ese momento ella se encontraba sentada al lado izquierdo de Subin, ambas tenían sus cabezas apoyadas entre si con sus manos entrelazadas para darse apoyo mutuamente.
Fue el sonido de la puerta abrirse que hizo que todos se pusieran de pie con la mirada expectante.
- Mi abuelo... ¿cómo está? -preguntó Subin ansiosa y con un diminuto sonrojo.
El silencio de su maestro generó que Amira haga un puchero triste, pero su expresión se esfumó como rayo cuando escuchó lo siguiente.
- A partir de ahora, la regeneración será por su cuenta. Estoy seguro que lo va a lograr.
Ambas chicas se abrazaron con fuerzas mientras escuchaban las celebraciones de los demás.
- Gracias, muchas gracias -habló Subin inclinándose ante él.
- Umph -suspiró Kartein alejándose.
- ¡Maestro! -lloriqueó Amira lanzándose sobre su espalda- ¡Usted es magnífico, muchas gracias por su ayuda!
- ¿Qué eres? ¿Una garrapata? -gruñó al sentirla colgarse de su cuello.
- ¡Si! -respondió con una gran sonrisa ajustando su agarre con sus piernas en su torso y pegando su mejilla a la de su maestro- ¡Y no se deshará de mi tan fácil, después de todo me recogió por ahí!
- Eres tan molesta -chasqueó la lengua- Vamos, bájate, ve con esos niños y deja de fastidiarme.
- Nuevamente, muchas gracias -dijo bajándose lentamente y con una sonrisa suave.
- Disfruta, porque cuando esto termine me encargaré de hacerte sufrir con el entrenamiento -dijo arreglándose la camisa.
- ¡Si, señor! -rio divertida haciendo una pose militar.
Amira le guiñó el ojo a Kayden y se alejó con pequeños saltos hasta llegar a la espalda de Jisuk y apegarse a él como un koala, dejando ir a los mayores para continuar con la celebración entre sus amigos.
- Amira ha progresado mucho -comentó Kartein retomando su camino- No deberia sorprenderme de que aprenda rápido ya que soy yo quien le enseña, pero su ritmo es muy bueno para ser cierto.
- Desde pequeña se ha sobre esforzado por ser amada por sus padres, me contaba que incluso sangraba debido a que se pasaba dias seguidos entrenando -suspiró Kayden con algo de molestia- Es normal que Amira sea buena si se la pasó toda su infancia intentando ser perfecta.
- Hablando de sus padres, ellos pidieron una reunion con ella -dijo enojado- Amira no lo sabe porque intercepté el mensaje. Asi que ¿Qué quieres hacer?
- Me gustaria asesinar a todos los de la mansion Grane -respondio en un gruñido- Pero creo que esto es algo que ella debe resolver sola, ya vimos que fue capaz de enfrentarse a toda la Academia Mundial sin ayuda, puede hacer esto.
Kartein asintio en acuerdo y siguieron su camino sin otras palabras de por medio. Él tambien habia pensado en aquello, pero no queria que su alumna se sintiera mal por culpa de sus progenitores, aunque los hubiera asesinado si ellos la hacian llorar.
Le entregará el mensaje a Amira y dejara que ella lo resuelva sola. ya ha demostrado ser más que madura para estas situaciones.
Y él confia en ella.
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