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Luego de un largo y agotador viaje, por fin habían llegado a territorio seguro, en donde el grupo de amigos no dudó en alejarse de los adultos para ir a la residencia del Seo como todos los días.
En ese momento, Amira acariciaba el cabello de Subin, quien había apoyado su cabeza sobre sus piernas mientras su cuerpo estaba en lo largo de sofá.
- Ah... -suspiró desanimada- El señor Kartein se fue sin despedirse. Me hubiera gustado que conversara conmigo.
- Pero tú tampoco te acercas a él -dijo Amira haciendo una pequeña trenza con el cabello de su amiga- Mi maestro es alguien que espera a que las personas vayan hacia él, nunca buscará a alguien. Asi que debes intentar hablarle tú primero.
- Una vez lo intenté -suspiró nuevamente abrazando el torso de la albina- Pero solo me dijo "hola" y se fue, asi sin más.
- Fue porque eres insufrible, por eso escapó -soltó Jisuk desinteresado.
- ¡Cierra el hocico, animal! -gritó enojada, lanzándole en la cara un almohadón.
- ¡¿Estás loca?!
- ¡Si vas a decir algo, di algo qu tenga sentido!
- ¿¡Y por qué les importarías a ese?!
- ¡Estúpido! ¡¿Acaso no puedo soñar?!
- ¡Si, pero sueña algo realista!
- ¡Ya les dije que no peleen tan brusco, un día romperán algo! -intervino Amira.
Sin embargo, fue imposible separarlos, asi que solo se quedó cerca de ellos para evitar que lastimen a los felinos o algo por el estilo.
Y quien fue capaz de detener la pelea fue la presidenta de Shinwha, quien había llegado de improvisto.
- ¡Señorita Jiyoung!
- ¡Hermana!
- ¡Jiyoung!
- Pasa ¿por qué compraste tantas cosas? -preguntó Jiwoo amable.
- Ah... Jisuk me pidió que trajera estos bocadillos -respondió entregando la gran bolsa.
- ¿Si? Pero si acabamos de ordenar comida.
- La comida todavía no llega, asi que llenemos nuestros estómagos mientras esperamos -sonrió Jisuk.
Amira hizo una O con su boca y acercó su rostro hacia la bolsa con comida, sonriendo feliz al notar que había galletas con chispas de chocolate, sus favoritas.
Aun sonriente, sacó el paquete de galletas para degustarlas mientras veía a sus amigos comer emocionados.
Estuvo a punto de regañar al trio debido al desastre que hicieron con las migas, pero el sonido de llamada proveniente de su bolsillo la detuvo.
Lanzándoles una mirada de advertencia, se sentó en el sofá en medio de los dos felinos parlanchines y atendió la llamada.
- ¡Pequeña Ami! -fue lo primero que escuchó.
- ¡Hermano Bator! -devolvió sonriente, recibiendo la completa atención de los felinos- ¿Qué ocurre?
- ¡Oh, si! -de pronto, su tono de voz cantarín se transformó a uno serio- Me enteré sobre tu situación... Y ahora entiendo el motivo de tu pedido hacia mi cuando curaste mi cicatriz.
- ¿Qué opinas? -preguntó acariciando la cabeza de Kartein.
- Que los de la Asociación Mundial son una imbéciles -contestó sin dudarlo, sacándole una gota de sudor a la chica- Se hacen llamar una gran organización y no fueron capaces de hacer una buena investigación y dejaron que criminales reales se infiltraran en sus filas. Son unos completos idiotas.
- N-no deberías decirles asi, no quiero que te metas en problemas.
- Lo que sea -suspiró irritado- Se merecen arrodillarse ante ti por hacer algo como eso.
- Bueno, si -dijo con una sonrisa rendida- Hasta ahora he estado recibiendo invitaciones de grandes familias y organizaciones, quieren reunirse conmigo para disculparse y brindarme su apoyo públicamente.
- Debes aceptar cada favor que te den y hacerlos firmar un contrato de sangre para que no rompan sus palabras, será lo mejor para evitar problemas -aconsejó- Aun asi, debes tener más cuidado que nunca. Se ha expandido el rumor de que eres la discípula de Kartein, asi que muchos, incluso los del top 10 del ranking mundial, están interesados en ti. La mayoría buscará complacerte para estar en buenos términos contigo, pero habrá otros que intentarán lastimarte para conseguir algo de Kartein. Y para empeorar, también saben que eres la novia de Kayden.
- Conozco los riesgos de estar relacionada con ellos, pero no me importa -dijo segura- Seguiré a mi maestro hasta el fin del mundo y tampoco dejaré de amar a Kayden, me quedaré al lado de ambos sin importar que.
- Pero Ami...
- Sé que soy novata y que me queda un gran camino por recorrer, pero no bajaré los brazos y escalaré a la cima junto a la gente que amo -continuó determinada- No importa si el camino está lleno de obstáculos o amenazas, seguiré sin importar que tan difícil es y me convertiré en una excelente curandera; ahí será donde todos se tragarán sus palabas y rogarán de rodillas que yo los atienda o siquiera los vea a los ojos.
Toda la sala de estar quedó en silencio luego de escuchar las magníficas e inspiradoras palabras de Amira, causando que ella se sonroje furiosamente por la vergüenza y dejara de lado su actitud seria. Por su parte, Kartein suspiro con una tonta sonrisa llena de arrogancia y orgullo, había hecho bien en elegirla como discípula.
- Muy bien -dijo Bator con una sonrisa- Yo te estaré viendo, asi que adelante, trágate este mundo.
- Hermano Bator -soltó conmovida- Muchas gracias.
- Soy genial, lo sé -presumió, y ella podía jurar que estaba mirándose a un espejo con una gran sonrisa y estrellas bailando a su alrededor- Me gustaría hablar más para ponernos al día, pero debo volver al trabajo ¡La próxima salgamos de compras!
- ¡Está bien! -aceptó riendo- Cuídate, si ocurre algo no dudes en llamarme.
Con una breve despedida la llamada finalizó para luego cenar en tranquilidad con sus amigos asi dormir con el estómago lleno, siendo los varones quienes estaban en el suelo y cada chica en un sofá, todos cubiertos por mantas debido a la fría noche.
Amira estaba recostada de costado mientras abrazaba con cariño a Kartein y Kayden en sus formas de gato, quienes también estaban dormidos y se pateaban entre sueños. Sin embargo, el descanso de todos se vio interrumpido por un fuerte grito, causando que la albina se sobresalte.
- ¿Quién será a esta hora? -murmuró Jiwoo yendo a abrir la puerta.
La albina se puso de pie con cuidado de no molestar a los felinos y se observó la puerta con atención, dándole un pequeño escalofrío por la mirada fría de aquel hombre.
- ¿Abuelo? -soltó Subin.
- ¿Es tu abuelo? -preguntó Amira sorprendida.
- Por lo que veo, lo que decían no era exageración -dijo el mayor- Me enteré que te cambiaste de escuela y que te la pasas con tus amigos todos los días.
- Abuelo...
- ¡Y ni siquiera fuiste capaz de poner un pie en tu casa cuando regresaste a Corea, no, prefieres estar aquí, durmiendo con estos muchachos! -ante el grito, Amira no dudó en tomar la mano de su amiga- ¡Nos vamos, ahora!
-... Si, señor -accedió cabizbaja, soltando levemente el agarre de la otra chica- Lo siento, nos vemos después.
Amira juntó sus manos contra su pecho viendo como su mejor amiga se iba, dándole un triste sentimiento al saber que no podía intervenir debido a que ese hombre era el presidente de la Unión.
Por el momento deberían separarse de Subin hasta esperar que la situación familiar de los Lee se arregle.
Sin embargo, no esperaron que después de casi dos semanas perderían todo contacto con ella, pues no respondía los mensajes ni llamadas o se le permitían visitas.
Y en ese momento, Amira había reunido valor y se vistió de manera formal para solicitar una reunión con el abuelo de Subin. Se colocó un pantalón de vestir color celeste junto a una camiseta de cuello de tortuga pegada al cuerpo de color blanca, como calzado utilizó sus típicos zapatos de tacón y como complemento se puso un saco largo del mismo color que el pantalón, para finalmente peinarse con una coleta alta.
No importa si parecía que iría a una reunión empresarial y fuese exagerado, para ella y su alma de señorita impecable era importante mostrar una buena impresión para que la tomen en serio.
A paso seguro y con un pequeño puchero de nervios se encaminó hacia la sede de la Unión, donde recibió saludos de varios agentes que caminaban por ahí.
- ¿Amira? -hablaron a su espalda, haciendo que detenga su camino a la recepción.
- Buenas tardes -saludó con una reverencia.
- ¿Viniste a ver a Subin? -preguntó Seongha.
- Si -sonrió apenada- ¿Se puede?
- Asi que tú eres la discípula de Kartein -se unió el mayor.
- Si, señor -inclinó levemente su cabeza- Me disculpo por no presentarme antes ante usted. Me llamo Amira, soy amiga de Subin.
- ¿Amiga? -repitió serio.
- Si, señor.
- Niña, la palabra amiga no debe usarse tan casualmente.
- Señor presidente, yo no utilizo palabras vacías asi como si nada -respondió seria, entrelazando sus manos para que no note el pequeño temblor producto de los nervios- Sé lo que significa la amistad para nosotros los despertados.
- Si ese es el caso ¿estarías dispuesta a arriesgar tu vida por un amigo? -preguntó acercándose para intimidarla, pero aun asi ella no se movió de su lugar- ¿Podrías dar tu vida? Además ¿estás segura de que los que piensas son tus amigos no te van a traicionar para quedarse con lo que tienes?
- Si, estoy segura -dijo sin dudar.
- Parece que de verdad no comprendes nada, será mejor que abras tus ojos a la realidad. En este mundo hay muchos que harían todo lo posible por robar y usar el control de fuerza y poder de Kartein -habló con enojo- Gente que sería capaz de no solo traicionar a sus propios padres o hijos, sino también a sus verdaderos amigos.
- Usted debe conocer mi historia por los informes que le entrega el señor Park, asi que también debe saber que lo he vivido en carne propia -contestó, sorprendiéndolo- Mi familia, compañeros y profesores me dieron la espalda cuando más lo necesité. Sé lo que significa la traición en todo su esplendor y sé lo difícil que es confiar en alguien, pero también le puedo decir que se puede volver a confiar, porque yo confió con los ojos cerrados en Subin y mis amigos.
El anciano miró con pequeña sorpresa a la chica, quien no bajó la mirada en todo momento.
- ¿Que si yo daría mi vida por ellos? Estaba más que dispuesta a entregarme y ser ejecutada por la Asociación Mundial con tal de que mis amigos no salieran perjudicados -habló con una sonrisa sincera- ¿Y quiere saber cómo sé que mis amigos tampoco me traicionaran? Porque lloré enfrente de ellos mientras les contaba mi pasado y aun asi se mantuvieron callados para protegerme. Nosotros hemos atravesado situaciones mortales, pero en vez de salvarse cada uno por su lado, unimos fuerzas y luchamos juntos, porque éramos todos o ninguno. Ese es nuestro tipo de relación –sonrió aún más grande al recordarlos- Si me disculpa, me retiro, espero que mi respuesta haya contestado correctamente a sus dudas.
Con una reverencia, Amira se alejó de la sede de la Unión, dejando al mayor con un sentimiento de incertidumbre y que lo dejó con más conflictos con respecto a su nieta y sus relaciones.
Nota: Bator es como un hermano mayor para nuestra hija <3
En finnnn, para quienes leen "Caotico" vengo a decirles que SE VIENE esten atentosss
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