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⇁ 031

Amira se encontraba sentada en el suelo de una sala que le prestó Shinwha, manteniendo un estado pleno de concentración mientras sentía como la energía del señor Kartein se movía por todo su cuerpo en un patrón que desconocido.

- Bien -suspiró mientras sacaba su mano al ver que ella ya podía seguir el flujo de energía- Entonces, me voy.

- ¿Cómo? -preguntó perdiendo la concentración y poniéndose de pie.

- Si, ya cumplí mi palabra de enseñarte dos técnicas mías a cambio de que me mostraras tus métodos de curación a larga distancia y la de los dulces curativos -dijo colocándose el saco sobre sus hombros- Además, Jiwoo ya está completamente recuperado por lo que no necesita mis tratamientos, ya no tengo motivos para quedarme en este país pequeño y monótono, asi que me iré cuando revise por última vez a Jiwoo.

- Oh -murmuró triste bajando la cabeza.

- ¿Por qué pones esa cara? -preguntó mirándola.

- Es que... usted se irá -susurró jugando con sus dedos.

- Eso es obvio -suspiró dándose la vuelta para irse- Por tu culpa tuve que quedarme más tiempo aquí.

Amira sintió como un sentimiento de tristeza la atravesaba. Había pasado casi dos meses recibiendo las enseñanzas de Kartein y por más que sabía que no debía, le había agarrado cariño al ojiceleste. Se sentía terrible al saber que su tiempo juntos había llegado a su fin y que ni siquiera pudo despedirse como corresponde.

Sin embargo, una idea se le vino a la mente al pensar en una manera de que Kartein no se vaya. Decidida, Amira corrió por los pasillos de Shinhwa hasta la salida, donde se encontró al mayor viendo al cielo.

- ¡Señor Kartein! -lo llamó haciendo que se dé vuelta- ¿Qué debo hacer para convertirme en su alumna?

- ¿Qué? -murmuró sorprendido.

- No sabe lo feliz que he sido este tiempo en el que usted me ha orientado -habló con una mirada determinada pero con un toque de nervosismo y vergüenza- Asi que por favor, quédese aqui, me gusta estar en su compañía y sería la persona más feliz del mundo si usted me toma como su discípula.

Kartein se mostró atónito ante el pedido, si bien sabía que era genial y que muchos querían recibir por lo menos unas palabras de él, jamás se encontró con alguien que dijera que estaba feliz con su presencia.

- P-prometo esforzarme para no defraudarlo -siguió Amira al ver que no decía nada y mantenía su expresión seria- Sé que no soy tan buena como usted, pero haré lo posible para no manchar su nombre y hacerlo sentir orgulloso.

Pero sus palabras no sirvieron de nada cuando vio como el albino se daba la vuelta, dándole la espalda mientras caminaba para alejarse del sitio, dejando un sabor amargo en la boca de la chica.

- ¿Qué haces ahí parada? -preguntó Kartein deteniéndose y girando su rostro con una sonrisa- Andando, debes aprender a revisar la condición de las personas sin tu habilidad ocular.

- ¿Qué...? -soltó sin creerlo, pero luego reaccionó y corrió para posicionarse a su lado con una radiante sonrisa- ¡Si, muchas gracias!

- Lo que digas.

- ¿Cómo debería llamarlo? -preguntó sin borrar su expresión completamente feliz- ¿Señor Kartein? ¿Maestro Kartein?

- Como quieras.

- ¡Lo llamaré "maestro"!

Kartein suspiró con una sonrisa mientras caminaba y escuchaba los balbuceos de la menor, quien estaba tan alegre de saber que se había convertido en la alumna de su más grande ídolo. Pero su emoción se fue disminuyendo cuando recordó un dato importante.

- Maestro -lo llamó cabizbaja- Hay algo que debo decirle antes de que me tome como su discípula oficial.

- ¿Qué? -preguntó sin dejar de caminar por las calles coreanas.

- Y-yo entenderé si después de esto usted no desea verme -dijo jugando con la cinta de su vestido azul cielo.

- Ya habla -ordenó ansioso.

Amira tragó saliva nerviosamente y relató resumidamente su historia, sin olvidar la parte sobre la investigación a la que fue sometida por la Unión y Shinwha, que era una parte importante para que el mayor no se aleje inmediatamente de ella al pensar que en verdad era una criminal.

- ¿Nadie de la Asociación Mundial sabe que estás aquí? -preguntó al finalizar y luego de unos segundos en silencio.

- No, señor...

- Entonces no hay problema -suspiró- Eres inocente y a mi no me puede interesar menos la Asociación Mundial, siempre supe que eran unos bastardos y ahora lo he confirmado.

Amira apretó sus labios al sentir que iba a llorar por sus palabras.

- ¡Maestro! -lloriqueó abrazándolo por el torso.

- ¡O-oye, suéltame! -ordenó intentando despegarla de él.

- ¡Usted es muy amable, daré lo mejor de mi para hacerlo sentir orgulloso!

- ¡Si, lo sé, ahora déjame ir!

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Mientras apreciaba el postre que había cocinado con dedicación realizaba el nuevo control de fuerza que había adquirido de su nuevo maestro, que se había negado a recibir debido a que era algo muy importante pero Kartein le dijo que su discípula no tendría un control de fuerza mediocre, asi que no le quedó de otra que aprender el método de él.

Con suma concentración colocaba decoraciones con crema de chocolate sobre la tarta que hizo para sus amigos cuando el timbre de su departamento la detuvo.

Extrañada, caminó hacia la puerta y la abrió con cuidado.

- ¿Sucheon? -soltó sorprendida de verlo.

- Lamento llegar sin avisar -dijo desviando su mirada.

- No te preocupes -sonrió- ¿Quieres pasar a tomar té o algo?

- No, de todos modos no será una conversación larga -la miró seriamente- Un rankeado mundial llamado Bator ha ido a Baekdu, ya debes haberte enterado que luchó contra Kayden hace unos días.

Amira desvió la mirada con una sonrisa nerviosa, claro que sabía sobre ese hecho, después de todo el Break se encargó de contarle su victoria con una sonrisa egocéntrica y orgullosa mientras la abrazaba.

- ¿Y-y que tiene que ver eso conmigo? -preguntó.

- Nada -suspiró irritado- Bator se enteró que Kartein estaba en Corea y le pidió que curara una cicatriz en su rostro, pero Kartein se negó y eso causó que este hombre vaya todos los días a Baekdu para convencerlo de que lo trate... Y mi tío, para calmarlo, le dijo que había otra persona en Corea con unas buenas habilidades curativas.

- N-no me digas que...

- Y ahora Bator me ha pedido que te lleve ante él -dijo ocultando sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta- No está amenazando a Baekdu, pero como es uno del ranking mundial, su pedido tiene el mismo peso que una orden... Y yo debo proteger a Baekdu.

Amira apretó sus labios disgustada, pero aun asi suspiró y salió de su departamento para seguir a Sucheon luego de cerrar la puerta con llave.

Visitaría a Bator únicamente porque la organización a la que pertenece él no está vinculada a la Asociación Mundial, además también tenía curiosidad sobre aquel despertado.

- Aquí está -suspiró Sucheon dejándola ver.

- Tu debes ser Amira -sonrió el de cabellos turquesa levantandose del sillón- Me han contado maravillas sobre ti... Pero no pensé que serías tan joven.

- En un placer poder conocerlo, señor Bator -se inclinó levemente- ¿Podría saber que el motivo de porque requiere mi presencia?

- Quiero que cures mi rostro -fue directamente al grano.

- ¿Por qué debería hacerlo? -preguntó con valor pero por dentro una pequeña Amira temblaba de nervios- No mantenemos ningún tipo de relación y tampoco soy de su organización, no estoy obligada a tratarlo.

- ¡Pagaré tus servicios! -dijo desesperado- ¡Te daré una generosa suma! ¿O acaso tienes otra cosa en mente? ¡Haré lo que sea!

Amira estuvo a punto de responder cuando la puerta de la oficina del presidente de Baekdu fue abierta de golpe.

- ¿No te bastó con molestarme a mi que ahora vas tras mi alumna?

La albina giró con una sonrisa feliz para ver a su maestro ingresar junto a Kayden, pero rápidamente se encogió en su lugar cuando vio la expresión enojada de ambos.

- ¿Tu alumna? -repitió asombrado.

- Si ¿algún problema? -frunció el ceño.

- M-maestro, no es necesario que se involucre en esto -intervino Amira tomándolo del brazo- Puedo arreglarlo por mi misma.

- Sé que puedes hacerlo -gruñó- Lo que me molesta es que este tipo es muy insistente, al punto de solicitar tu ayuda.

- ¡E-espera, yo no sabía que ella era tu alumna! -se excusó- Solo quiero que me trate, no hay otras intenciones.

- Ella no lo hará / Lo haré.

Todos miraron a la chica sorprendidos, pero esta solo levanto su barbilla con seguridad y sus ojos brillaban con seriedad.

- Señor Bator, no puedo asegurarle que mi tratamiento funcione, pero haré mi mejor esfuerzo -dijo recibiendo una sonrisa del peliturquesa, pero levantó su mano para detenerlo- Pero no será gratis.

- ¡Claro, pide lo que quieras!

- Sé que usted es el presidente de su organización, asi que a cambio quiero que me dé su palabra de que tanto usted como su asociación me ayudará en caso de que yo lo necesite, sin importar la situación o cuantas veces sean -habló seriamente- Si yo lo llamo, usted vendrá a mi y estará de mi lado.

- No pensé que una niña como tú me pida algo de tal nivel -sonrió- Pero está bien, si me curas, me tendrás a mi a tu disposición las veces que desees.

Amira asintió satisfecha y giró a ver al dúo de varones con una sonrisa apenada.

- Lo lamento, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad para ganar aliados –susurró.

- Está bien -suspiró Kartein- De todos modos, es momento de que empieces a practicar lo que has aprendido.

- Estaremos aquí para cuidar tu espada -sonrió Kayden y se inclinó para darle un beso en la mejilla.

- ¡¿Qué fue eso?! -gritó Bator al ver la escena.

- ¡Nada, ahora vamos a una habitación! -ordenó Amira sonrojada.

Tomándolo del brazo, obligó al peliturquesa a seguirla a una sala para comenzar el tratamiento.

Fue mucho más difícil de lo que pensaba, pues la cicatriz tenía un gran rastro de energía de su atacante y la herida fue realizada hace mucho tiempo, pero aun asi, luego de dos días, logró eliminar por completo aquella horrible marca, quedando complemente exhausta y con un dolor insoportable en la cabeza.

- Listo, señor Bator -suspiró cansada tomándose el rostro con dolor.

- ¡Un espejo! -pidió, recibiéndolo rápidamente- No puedo creerlo... ¡Mi rostro volvió a ser perfecto! ¡Pensé que viviría en la desgracia toda mi vida! ¡Eres una chica con muchas virtudes, jamás olvidaré esto!

- Eso espero -sonrió adolorida- Una última cosa.

- ¿Si? -preguntó embobado apreciándose en el espejo mientras caminaba hacia afuera con la albina a su lado.

- En su muñeca he colocado una marca con mi energía que me permite saber sobre usted -dijo seriamente posicionándose entre medio del dúo de varones- Si usted no cumple con su parte del trato, lo sabré y me encargaré de destruir su cuerpo desde adentro con mi propia energía sin importar la distancia.

Bator la miró sorprendido para luego ver su muñeca, donde había un pequeño punto negro que no tenía antes y que podía confundirse fácilmente con un lunar, dándole un escalofrío al saber que la chica no mentía.

- Soy un despertado que cumple su palabra, asi que ten por seguro que no te daré la espalda -suspiró con una sonrisa- ¡Ahora me voy, ya terminé mis asuntos aquí, muchas gracias por sus excelentes servicios! ¡Me caes bien, Amira, la próxima salgamos de compras!

Cuando vio como el hombre se retiraba con Kayden a su lado, Amira se desplomó en el suelo completamente desmayada, siendo agarrada por su maestro antes de chocar contra la madera, quien no dudó en tomarla entre sus brazos al estilo nupcial para irse de ahí.

- Lo hiciste bien -dijo Kartein viéndola dormir para luego sonriera con arrogancia- Pffff era más que claro que lo lograría, es mi alumna después de todo.

Por otro lado, Kayden tomó el hombro de Bator y lo obligó a detenerse, empujándolo contra la pared y mostrando la diferencia de alturas y poder.

- ¿Qué te ocurre? -preguntó ante la acción- Ya dije que me rendí.

- Quiero que la existencia de Amira quede en secreto, nadie puede saber de ella -dijo fríamente- Tampoco deben enterarse de que es alumna de Kartein o que yo tengo algo con ella ¿Me has oído, Bator?

- S-si...

- Me alegro que lo entiendas -palmeó su hombro para alejarse de ahí- Si me entero que has abierto la boca y que ella terminó afectada, me encargaré de carbonizarte hasta que no quede un solo rastro de tu existencia y luego iré a por todos los miembros de tu organización.

- No pensé que tuvieras ese tipo de gustos –habló Bator masajeando su hombro- Es una niña.

- Amira ya es una mujer –replicó girando su rostro con una sonrisa engreída- Mi mujer.

Dejándolo con las palabras en la boca, Kayden se acercó hasta Kartein para apreciar a la chica y acompañarlos hasta el departamento de Amira para asi dejarla descansar.










Nota: otro capitulo porque el otro fue más de relleno que otra cosa. Y al fin tenemos a Kartein como maestrooooo, no les miento, cree esta historia con la idea de que la prota sea alumna de él mujajajaja

Un dato que nadie pidio pero es canon: Bator le dio su número a Amira y desde ese dia mantienen contacto frecuente.

Y esperen al cap 32, va a ser lo mejor de lo mejor sisisisi

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