⇁ 027
La intervención de Jiwoo en aquel combate donde Duke era uno de los protagonistas conllevó a que pactara un nuevo enfrentamiento entre estos dos.
Amira sentía una opresión en su pecho, ese combate podía terminar o muy mal o mal, no había chances que finalice de buena manera. Su hermano podía fingir ser amable con una sonrisa tranquila, pero detrás de toda su actitud se esconde un ser cruel y arrogante con complejo de superioridad, y si alguien lo hace enojar toda esa mascara se derrumba y se vuelve la persona más malvada que conoce.
Siempre siguió a Duke con los ojos cerrados, y ahora que conocía su verdadero rostro le daba terror enfrentarlo.
Con un suspiro tembloroso, dirigió su vista hasta la tablet digital como la ocasión anterior y decidió prestar completa atención al combate.
Desde la cámara se podía ver como Duke decía unas palabras con una sonrisa mientras le extendía su mano a Jiwoo, siendo recibida con una expresión seria y levemente emocionada; si bien a él no le agradaba Duke, le gustaba la idea de luchar contra alguien con un nivel alto.
La batalla inició apenas resonó la última bocina, comenzando con una pelea cuerpo a cuerpo a una gran velocidad donde ambos esquivaban los golpes del otro mientras contraatacaban.
La lucha se mantuvo en esa modalidad, con la diferencia que a cada segundo que pasaba, estos aumentaban su velocidad a tal punto que ya nadie podía seguir sus movimientos debido a la rapidez con la que se movían.
Fue hasta que Jiwoo decidió elevar su velocidad, tanto que abrumó a Duke con sus golpes y lo obligó a desplegar su poder despertado al no ser capaz de esquivar los puñetazos.
Jiwoo superó a Duke en velocidad, algo que mi hermano siempre entrenó y era considerado un genio por desarrollar un equilibrio entre velocidad y fuerza -pensó Amira tragando saliva nerviosamente- Ahora que el orgullo de Duke fue herido... esto puede terminar muy mal.
Aquella energía despertada con formas de flecha que movilizaba Duke a voluntad se desplazaban en todo el gimnasio en busca de atravesar o siquiera herir a Jiwoo, quien solo podía esquivar los ataques o intentar acercarse al peliblanco, pero era imposible debido al perfecto control que tenía Duke sobre sus habilidades.
Siendo ese caso, Jiwoo simplemente aumentó aún más su velocidad, logrando asi golpear en la mejilla al ojirubí y haciendo que se arrodille completamente humillado.
Amira apretó sus labios con preocupación mientras veía como su hermano se enojaba y potenciaba su poder despertado, rompiendo partes del gimnasio y obligando a los profesores que se cubran.
Duke, siempre consideré tus habilidades como las más fuertes de todos, que eras un despertado digno de ser reconocido por tu potencial -pensó seria- Pero luego de ver a Jiwoo, me di cuenta que no se necesita solo fuerza bruta para ganar.
Utilizando la misma técnica que empleó en Subin, Duke desplegó un enorme ataque hacia el Seo, quien no se movió de su lugar y esperó pacientemente, para posteriormente, atravesar el ataque a máxima velocidad y estrellar su puño en el estómago de Duke, dejando al Grane inconsciente al otro lado del gimnasio.
- ¡Bien! -gritó eufórica Amira saltando en su cama- ¡Ese es el poder de los coreanos, carajo!
Al darse cuenta de lo que dijo, se cubrió la boca con pena para volver a saltar en el colchón con suma felicidad mientras elogiaba su amigo por lo genial que era y activaba la marca en él para sanar sus brazos.
Su cuerpo se movía en un extraño baile cuando sintió como la puerta de su habitación era rasguñada desde afuera, haciendo que se detenga abruptamente con un miedo escalando su organismo.
Nuevamente se escuchó esos rasguños, y esos no eran los toques de sus amigos, sino de alguien o algo desconocido. Con pequeños temblores en sus extremidades, se tapó la boca y comenzó a caminar silenciosamente hacia la ventana, la cual abrió con delicadeza.
De un solo golpe, la puerta de madera fue rota en miles de pedazos, dejando ver a una gran pantera negra con su dueño que ingresaban para inspeccionar la habitación, la cual estaba perfectamente ordenada.
- No hay nadie aquí, Lancelot -suspiró el moreno.
En respuesta, el felino gruñó y comenzó a oler las mantas que cubrían la cama para luego mover su cola con alegría.
- Lancelot, ella no está aquí -habló fríamente mientras veía por la ventana el enorme lago- Ríndete y deja de buscarla, seguramente ya está muerta.
Con una orden mental, la bestia divina salió de la habitación junto a al Lutrein como si no pasara nada.
Por su lado, Amira contenía la respiración bajo la gran masa de agua, pues al sentir la presencia del felino no dudó en lanzarse por la ventana hasta el lago que se encontraba justo al lado de su habitación.
No puedo creer que Lancelot haya reconocido mi olor -pensó intentando mantenerse bajo la superficie para no dejarse ver- Pero ahora no solo debo cuidarme de mi hermano y de los demás, sino de ahora de un animal que es capaz de sentir mi aroma a kilómetros de distancia... Menos mal que el agua impide que los olores se expandan ¡¿Acaso ahora debo vivir bajo el agua?!
Con un puchero lastimero, Amira continuó en su posición con los ojos cerrados mientras sentía golpes en la superficie de tierra cercano a ella, haciendo que se encoja un poco más en su lugar debido a que parecía una fuerte pelea entre animales.
Pero todo se calmó luego de un último golpe que incluso la hizo temblar. Aun asi, se mantuvo en su lugar mientras dirigía su energía hacia sus pulmones y ralentizaba el flujo de oxígeno para durar más tiempo bajo el agua.
Luego de algunos minutos, sentía como su pecho comenzaba a doler y su mente quedaba en blanco, señal de que se estaba quedando sin aire. Sin embargo, sintió como al fin puedo respirar cuando alguien la tomó del cuello de su chaqueta y la sacó con facilidad del agua.
Cuando Amira fue dejada en el suelo con algo de torpeza, esta comenzó a toser levemente en un intento de recuperarse mientras el agua escurría por doquier.
- P-pensé que moriría -suspiró calmándose y miró hacia arriba- ¡¿S-señor Kartein?!
- ¿Desde cuándo esto es una piscina?
Desde que salieron a caminar con Kayden en sus formas felinas habían visto a la chica saltar desde su balcón, pero no pudieron ir a verla debido al problema que tuvieron con la bestia divina y la perrita de Iseul. Y ahora que estaban libres, tuvo que ir el mismo a rescatarla debido a que Kayden se fue con Jiwoo para enfrentarse a Cain.
- ¿Por qué Kayden me pidió que la sacara? -murmuró hastiado mientras ignoraba a la ojiazul y se daba vuelta para irse- Es tan molesto ¿por qué no lo hizo él si tan preocupado estaba?
- ¡S-señor Kartein! -lo detuvo con un sonrojo pequeño de vergüenza, le apenaba que su ídolo a viera en ese estado- Q-quería darles las gracias por salvarme... Y lamento mucho quitarle su tiempo en algo tan tonto.
- Si, si -le restó importancia, pero aun asi la observó con seriedad- ¿Tú fuiste quien curó los brazos de Jiwoo luego de su pelea contra Duke Grane?
Ante aquello, la albina se tensó y bajó la cabeza con algo de miedo, si aquel hombre se dio cuenta es probable que los demás también.
- No te asustes, lo supe porque cuando quise tratarlo sus brazos ya estaba curados y había rastros de otra energía -suspiró calmado, pero volvió a verla con interés- ¿Cómo lo hiciste?
- ¿A-a que se refiere? -desvió la mirada con una sonrisa nerviosa.
- La marca de flor de loto -aclaró colocando sus manos en los bolsillos de su pantalón- Cuando le pregunté a Jiwoo me dijo que era una técnica tuya para curar a larga distancia, pero no me quiso dar más detalles, asi que ahora que te veo me pregunto ¿cómo lo hiciste?
- ¿Usted quiere saber sobre una técnica mía? -preguntó conmovida pero luego sacudió su cabeza y sonrió emocionada- En un principio fue algo que cree para saber el estado de salud, pues la marca me advierte si la persona tiene una irregularidad en su cuerpo, y de esa manera yo puedo transferir mi energía desde mi núcleo hasta esa persona para comenzar a sanarla sin importar que tan lejos estemos. Es un método que hasta ahora ha sido efectivo y ya no es necesario tener que estar cara a cara con el paciente para tratarlo.
Kartein la escuchó con atención mientras veía como la chica explicaba con convicción y emoción, pero por dentro se estaba comiendo las uñas inquieto; Amira había sido capaz de crear un método de curación completamente revolucionario que él no conocía, se supone que él, el asombroso Kartein, era el mejor curandero del mundo, pero aquella albina había logrado superarlo en lo que respecta en los conocimientos de la creación.
- Hagamos algo -habló serio, pero en realidad estaba muy ansioso- Yo te enseñaré alguna de mis técnicas a cambio de que tú me enseñes este método.
La cabeza de la albina hizo cortocircuito en ese instante, sintiendo como pequeñas Amiras corrían de un lado a otro en una sala llena de fuego.
No. Puedo. Creerlo.
Amira sabía que esta era una oportunidad única en la vida, recibir enseñanzas por parte de Kartein, el mejor curandero del mundo y que incluso los del top 10 del ranking mundial buscan tener una buena relación, es algo que ni en sus sueños pudo imaginar y rechazar la oferta sería lo más idiota que haría.
Si él le ofrecía tal cosa es porque reconoce sus habilidades como curandera. No podía estar más feliz de que su modelo a seguir la reconozca como un igual.
Sin embargo, sus ánimos bajaron al pensar que probablemente Kartein no sepa su verdadera identidad. No quería que su imagen se vea manchada por relacionarse con una despertada buscada mundialmente como una traidora.
- Piénsalo -habló Katein sacándola de sus pensamientos, no quería que ella se negara, él debía saber aquella técnica- Te enseñaré lo que tú quieras, sacarás mucho provecho de mis enseñanzas.
Amira tenía en un debate mental, deseaba con todas sus fuerzas que él la instruyera, pero tenía miedo de que se decepcione al saber sobre ella.
- Señor Kartein -lo llamó seriamente.
- ¿Si? -devolvió rápidamente, estaba impaciente por su respuesta.
- Estoy honrada de que usted quiera enseñarme algo tan importante como una de sus técnicas, aun si es por algo a cambio -habló mirándolo a los ojos con un pequeño sonrojo para luego inclinarse- Y me gustaría poder iniciar ahora mismo, pero no puedo debido a mis circunstancias... Aun asi, estoy dispuesta a enseñarle mi técnica.
- ¿Por qué lo dices? -preguntó, pero la chica se negó a responder bajando la mirada- Si es por los visitantes, no te preocupes, no tengo prisa -suspiró aparentando calma- Cuando terminen las clases de aquí podemos juntarnos para aprender mutuamente.
- ¿En serio? -dijo sorprendida.
- No estás obligada a contarme tu pasado -habló con una pequeña sonrisa- Solo será unos días en los que conviviremos para aprender del otro, no hace falta hablar de más.
- Si es asi... ¡Acepto! -sonrió ampliamente mientras le extendía su puño cerrado- Estaré a su cuidado, señor Kartein, por favor cuídeme bien.
- Esta niña... -suspiró sonriente chocando su puño con el de la chica, pero por dentro reía malvadamente por conseguir lo que quería.
Amira se sonrojó aun manteniendo su expresión feliz. Ya no le interesaba que estuviera mojada o que estaba al aire libre con sus enemigos cerca ¡Podía recibir enseñanzas de la persona que más admiraba en el mundo!
- ¡Amira! -un grito la sacó de su estado.
Sobresaltada, sus ojos azulados se dirigieron hacia el balcón de su habitación, apreciando como sus amigos parecían agitados y asustados mientras sacaban sus cabezas por la ventana.
- Hola -elevó su mano con una sonrisa nerviosa, recibiendo miradas asesinas de ellos.
- ¿Por qué demonios estás haciendo afuera, sola y escurriendo agua como una fuente? -gruñó Jisuk
- ¿Sola? -repitió extrañada viendo a su costado, donde ya no había rastro de Kartein.
- ¡Adentro, ahora! -ordenó Subin.
Amira hizo un puchero levemente decepcionada por no ver al curandero pero aun asi saltó hacia el interior de su habitación, donde le esperaba una gran sesión de regaños.
Nota: KARTEIN COMO TE AMO es que es mi marido y lo amo más que a mi vida
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