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Las clases en la Academia de Despertados de Corea había reanudado sus actividades para todos los despertados novatos. Es por ello que, hace diez días y sin Jiwoo, habían arribado la isla para instalarse en sus habitaciones y comenzar las clases correspondientes.
- Hoy al fin llega Jiwoo -comentó Amira sonriente mientras camina con sus amigos por los patios.
- ¿Ya puede usar sus poderes de despertado? -preguntó Gangseok.
- No lo sé, él puede usar su control de fuerza pero puede ser que todavía no tenga permitido usar sus poderes -respondió Subin- Su núcleo podría romperse de nuevo.
- Me enteré que Jiwoo fue herido hasta después de mi entrenamiento -dijo el pelirosa- Espero que se haya recuperado mucho.
- Pueda que por ahora no esté completamente recuperado, pero al final se mejorará -suspiró Jisuk.
- Si, está mucho mejor desde cuando su núcleo fue destruido y no podía usar sus poderes de despertados -siguió Subin con nostalgia.
- ¡Vamos, chicos! -habló Amira con una gran sonrisa mientras caminaba de espaldas para verlos- Jiwoo se mejorará como siempre y podremos seguir entrenando juntos, además fue el señor Kartein quien lo trató ¡No se desanimen!
Todos la miraron atónitos y le devolvieron la sonrisa mientras continuaban caminando, pero la llegada de un compañero de la misma asociación de Gangseok hizo que desviaran su camino hacia el gimnasio a paso apurado ya que al parecer había un problema.
Amira seguía sus amigos desde atrás con Wooin a su lado, y al ser la más baja de todos ellos no podía ver lo que ocurría en el centro por más que se abrieron paso entre los demás estudiantes.
- ¿Quiénes son ustedes? -preguntó Gangseok- No creo que estudien aquí.
- Somos estudiantes de la Academia Mundial de Despertados.
Aquella voz que pensaba que había olvidado provocó que Amira se paralizara por completo y ampliara sus ojos espantada.
De repente, dejó de escuchar a su alrededor sintiendo como sus oídos pitaban ruidosamente, el oxígeno no ingresaba a su organismo y sentía como su pecho se comprimía con dolor.
El pánico la atacó como nunca, provocando que sus piernas se debilitaran por los temblores y cayera al suelo de rodillas mientras intentaba de manera desesperada que el aire entre por sus vías respiratorias.
Sus manos estaban apoyadas en el suelo y su rostro era cubierto por sus abundantes cabellos, sus labios abiertos temblaban pero no emitía una palabra y las lágrimas salían sin poder detenerse, generando que su vista se volviera borrosa.
El sudor bañaba su rostro, tanto que las gotas caían al suelo, su pecho le dolía como nunca y las náuseas se hacían presenten con brutalidad, haciendo que tenga ganas de devolver todos sus órganos ahí mismo.
Amira sentía que moriría en ese mismo momento si no lograba respirar o calmaba los fuertes y rápidos latidos de su corazón.
Y como caído del cielo, todo a su alrededor se transformó en oscuridad cuando una chaqueta del uniforme cayó sobre su cabeza y la cubrió por completo, sintiendo como era tomada en brazos al estilo nupcial.
- Aquí estamos -susurró Jisuk abriéndose paso entre todos con Subin y Wooin siguiéndolo- Aquí estamos, tranquila que no te dejaremos aquí.
- Oye ¿qué llevas ahí? -preguntó divertido Arthur mientras se acercaba a él, había visto como alguien se desplomaba pero no logró ver por completo.
- ¿Qué mierda te interesa, hijo de puta? -devolvió brusco y con una mirada completamente enojada, abrazando con fuerzas a Amira- Apártate bastardo mal nacido si no quieres que te asesine en este instante.
- ¡Muévete, imbécil! -lo empujó Subin también furiosa.
El cuarteto de amigos salió rápidamente del gimnasio ante la mirada extrañada y sorprendida de los demás estudiantes, más a los pertenecientes a la Academia Mundial, que nunca en sus vidas habían sentido tanta sed de sangre como de esos tres jóvenes que resguardaban a ese bulto.
Por mientras, Jisuk corría por los pasillos hasta la habitación de Amira, donde pateó la puerta abierta e ingresó para recostarla suavemente en su cama, pues a mitad de camino se había desmayado cuando sintió que no podía más.
- ¿Qué demonios hacen esos tipos aqui? -preguntó Subin cerrando la puerta con seguro.
- No interesa, lo importante es cuidar a Amira para que no la descubran -habló Wooin apretando sus manos con impotencia.
- Hay que decirle a Inhyuk y al señor Park -dijo Jisuk suspirando en un intento de calmarse- Debemos evitar que esos forasteros de mierda se acerquen a Amira o todo se pondrá mal.
Los amigos observaban a la ojiazul con tristeza como ella, sin la chaqueta que le cubría la cabeza, respiraba calmada y con un rastro de lágrimas en sus ojos, dándoles más ganas de golpear con fuerzas a esos extranjeros.
Un día por completo se habían quedado en la habitación de Amira para custodiarla, siendo acompañados por Jiwoo quien llegó rápidamente cuando escuchó la noticia.
Seongha e Inhyuk fueron llamados en secreto para comentarles la situación, haciendo que estos deban tomar medidas para evitar que le encuentren. Es por ello que se reunieron con los demás profesores coreanos para excusarse que Amira no tomaría clases por un tiempo debido a una herida que tenía, pero que pronto retomaría sus actividades cuando ella misma se logre regenerar por completo.
Fuera de esa reunión que salió con éxito, el grupo de amigos estaban jugando con una baraja de cartas y comiendo aperitivos en la habitación de Amira mientras esperaban a que despertara de esa larga siesta.
Y los felinos que estaban recostados en la cama de la chica se sobresaltaron cuando la albina se sentó de golpe, con una expresión de horror, la respiración agitada y el sudor bajando por su rostro.
- ¡Amira! -habló Jiwoo acercándose- ¿Estás bien?
- É-el está aquí... -dijo temblorosa soltando gruesas lágrimas.
- ¿Quien está aquí? -preguntó Wooin calmado.
La albina no respondió y se hizo bolita en su lugar, colocando sus manos sobre su cabeza en un intento de protegerse mientras comenzaba a llorar fuertemente de lo aterrada que estaba, siendo vista por todos e incluso los felinos.
- Hey, hey -susurró Subin tranquila, sentándose a su lado- Todo está bien, nada te pasará.
- ¡No lo entienden, él está aquí! -dijo cerrando con fuerza sus ojos- ¡Acaba de llegar, lo sentí!
- ¿Quien está aquí? -volvió a preguntar Jisuk.
- ¡Duke! -respondió temblando desde su escondite- S-sentí su energía hace unos minutos, cuando des-desperté...
- Él no te hará daño -dijo Jiwoo determinado- No te encontrará porque no lo permitiremos.
- Eso no importa -elevó su mirada intentando calmarse- Si él y los demás están aquí es porque descubrieron la Academia... Ellos intentarán destruirla con ustedes dentro con el objetivo de que no intervengan en sus intereses, ya lo hicieron con otras instituciones y lo harán con todos ustedes si los consideran una amenaza.
Los presentes la miraron enternecidos, ella no estaba preocupada por su seguridad, sino la de ellos, lo que provocó que, menos los gatos, se acerquen a ella y la abracen con fuerzas en un intento de mantenerla a salvo y aliviarla.
- N-no quiero que ellos los lastimen -sollozó- Jamás me perdonaría si algo les ocurre a ustedes por mi culpa...
- ¿Te olvidas con quienes estás hablando? -bufó Jisuk divertido.
- No debes preocuparte por nosotros, tonta -sonrió Subin- Nos la arreglaremos ¿no recuerdas cuando le pateé el trasero al idiota de Jisuk?
- ¡¿A quién le pateaste el trasero?! -gruñó el Yoo empujándola fuera de la cama, comenzando una pelea entre ellos como siempre.
Amira los miró con un puchero conmovido y soltó unas risas alegres mientras intentaban secar sus lágrimas, aliviando los demás al verla recomponerse.
- Lo siento -dijo- Siempre estoy llorando.
- Si, quedarás como una pasa si sigues asi -soltó Jisuk tomando del cabello a Subin.
- O como una abuelita -siguió Subin agarrándolo del cuello.
Amira sonrió con sus mejillas sonrosadas y recibió el vaso de agua que le tendió Wooin para poder tranquilizarse como era debido.
Tenía miedo, no, eso se quedaba corto, estaba aterrorizada. Es decir, las personas que una vez la trataron con aprecio y ahora la buscaban para asesinarla estaban a tan solo unos metros de ella.
Cualquiera estaría huyendo en estos momentos como un cobarde, pero Amira quería poder enfrentarse a sus miedos y dejar de escapar, tal vez no ahora debido a que era un proceso lento, pero haría lo mejor para no arrastrar a sus amigos con ella.
Debía ser fuerte por ellos y por si misma, no podía estancarse en el pasado y permitir que la hunda. Ya no estaba sola, estaba acompañada de las mejores personas que existen en el mundo, y eso es lo que la impulsa a superarse como despertada y persona.
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