⇁ 008
Era sábado y ese día no tenía la obligación de asistir a su trabajo, por lo que esa mañana se había encargado de hacer limpieza en todo su departamento mientras escuchaba música a través de su televisor.
Una vez juntó toda la basura en diferentes bolsas de residuos, las ató con cuidado para que no se escape nada y salió con ellas en mano, sintiendo como la ventisca matutina atravesaba su conjunto deportivo.
- ¿Jisuk? -pronunció sorprendida cuando lo vio alimentando un gato en uno de los laterales de su edificio.
- ¡Maldita sea, que susto! -gritó sorprendido.
- Lo siento -sonrió avergonzada colocando cada bolsa en su contenedor correspondiente- ¿Qué haces aquí?
- Nada -mintió recuperándose del susto- ¿Tú que haces aquí?
- ...Yo vivo aquí -dudó un poco en responderle, pero aun asi se lo dijo.
Amira se quedó callada ya que no sabía que más decirle y era pésima para mantener una conversación decente, asi que se sumieron en un silencio un tanto incómodo, hasta que la chica tomó aire y decidió romperlo.
- Jisuk ¿quieres entrar a comer alg...?
- ¿Chicos? -la interrumpieron.
La de ojos azules soltó un grito asustada y se tiró sobre el Yoo, quien la sostuvo en sus brazos ya que se había aferrado a él como un koala.
- No aparezcan asi -suspiró irritado Jisuk- ¿No ven que se asusta?
- Lo sentimos -habló Jiwoo apenado- ¿Estás bien, Amira?
La chica los miró asintiendo y pudieron apreciar como sus ojitos estaban aguados y con un muy pequeño puchero, ella se había sorprendido mucho al escucharlos.
- ¿Estaban alimentando a los gatos de aquí? -preguntó Jiwoo feliz mientras veía como Amira se bajada de su amigo- Jisuk, parece que a ti también te gustan los gatos.
La peliblanca sonrió avergonzara y se acercó hasta Kayden para acariciarlo levemente, este simplemente suspiró y se dejó tocar ya que parecía que a la chica le gustaba.
- ¡Hey, Jisuk! -gritaron desde lejos, y ya Amira no sabía cómo seguía viva de todos los sustos que le habían dado- ¡¿Quieres morir?! ¡¿Por qué no respondiste mis llamadas?!
- Dah, porque es de ti -respondió aburrido.
- ¡Hola Subin! -saludó Jiwoo y Amira le sonrió ampliamente mientras agitaba su mano.
- ¡Cállate! ¡Y dejen de actuar como si fuéramos cercano! -les gruñó.
La albina se encogió en su lugar y se alejó unos pasos de ella.
- ¿Puedes parar de llamarme? Es muy molesto -dijo Jisuk.
- ¿Piensas que quiero oír tu voz? -contraatacó enojada- Necesito saber dónde puedo encontrar a Wooin y a Amira.
- Ellos están aquí -los señaló Jiwoo.
- ¡Lo sé, tengo ojos también! -gruñó Subin sonrojada.
- ¿Para que necesitas vernos? -preguntó Amira amable.
- ¿Huh? Lo olvidé... porque apareció de la nada -respondió luego de dudar.
- Que patético -suspiró Jisuk- Es fin de semana ¿no tienes nada mejor que hacer?
Amira veía la conversación un tanto inquieta, asi que solo se quedó en su lugar balanceándose con sus pies para adelante y atrás mientras desviaba la mirada y silbaba, ese dúo siempre discutía de una u otra manera por lo que prefirió no intervenir porque tenía algo de miedo de llevarse un insulto o un puñetazo.
- ¿Ese gato gordo también está aquí? -escuchó decir de Subin- Él estaba ayer contigo ¿verdad? Maldición, pensé que me equivoqué ayer, pero estaba en lo cierto, es un gato de culo gordo.
- Este gato actualmente vive conmigo -respondió nervioso Jiwoo- Solía ser un gato callejero también.
- Mmmm... ¿está castrado? -preguntó la de pelo corto luego de analizarlo, haciendo que todos se sobresalten- Tal vez no, no hay ninguna marca en sus orejas que lo signifique... ¿Huh? ¿qué les pasa?
- ¿L-les gustaría entrar a mi casa a beber algo? -intervino Amira al verlos tan callados mirado al gato.
· • —– ٠ ✤ ٠ —– • ·
La peliblanca estaba sobre una pequeña banqueta para lograr alcanzar los estantes más altos, hace poco que había llegado unos pedidos de medicamentos y alimentos para animales, asi que le tocaba organizarlos. Mas su concentración se vio doblegada cuando escuchó como la pequeña campana de la puerta se movía, indicando que alguien ingresaba.
- ¿Señor Park? -pronunció sorprendida mientras se bajaba- ¿En qué lo puedo ayudar?
- ¿Podemos hablar afuera? -preguntó señalando disimuladamente al veterinario.
- Claro -sonrió achinando sus ojos para luego volver hasta su jefe- Señor ¿puedo salir un momento?
Al recibir una afirmación, ambos se dirigieron hasta el callejón que se ubicaba justo en unos de los laterales de la tienda.
- Ahora si -habló Amira con una pequeña curva en sus labios- ¿Qué ocurre?
- ¿Has escuchado sobre la Academia de Despertados de Corea? -preguntó serio, recibiendo una afirmación- Bueno, como sabrás es una institución que fue creada para que despertados de tu edad se reúnan para crear lazos, ahí desarrollaran sus habilidades y conexiones.
Amira ocultó sus manos dentro de su cárdigan para que el mayor no viera el temblor de estas. Claro que sabía la función de una academia de despertados, ya había formado parte de una. Aunque lo que más le llamaba la atención era que no sabía que existía una de esas instituciones dentro de Corea ¿acaso ellos la han construido en secreto?
- ¿Y por qué me cuenta de ello? -cuestionó e internamente una mini albina celebró por no tartamudear y mostrar su nerviosismo.
- Me gustaría que participes bajo el patrocinio de la Unión -respondió viendo como ella se sorprendía- Será una buena experiencia, creo que es una buena oportunidad para que entables relaciones con chicos de tu misma edad y desarrolles tu poder curativo aún más de lo que ya está.
- S-señor Park, yo... no sé que decir -habló mirando al suelo.
- Tómate tu tiempo para responder -suspiró- Quiero que lo pienses bien, y si tu respuesta es "no" no pasará nada, no es algo indispensable.
- Gracias por la oferta -sonrió un tanto avergonzada mientras jugaba con un mechón de su cabello- ¿Pero no eran los despertados afiliados los únicos que pueden participar?
- Asi era hasta hace poco, ahora los no afiliados pueden participar de igual manera siempre y cuando sea bajo la supervisión del grupo que lo recomienda -contestó y pensó en alguna cosa que pueda convencerla de ir- Wooin también fue invitado.
Amira inmediatamente lo miró, haciendo sentir orgulloso a Seongha de haber llamado su atención.
- ¿En serio? -preguntó esperanzada, tal vez si su amigo va no sea tan malo- Es muy amable de parte de la Unión que nos tomen en cuenta y reconozcan nuestras habilidades.
- ¿Cómo no hacerlo? Hay que ser tonto para no darse cuenta -suspiró desviando su rostro para ocultar su muy pequeño sonrojo- Ambos son asombrosos, pero tú más al ser una curandera con tan buen control de poder, no conozco a un doctor que sea tan bueno como tú.
La chica sonrió ampliamente y en un impulso abrazó fuertemente al hombre, se sentía tan feliz porque por primera vez alguien, con el que ni siquiera comparte sangre, ha dicho abiertamente y sin vergüenza que es asombrosa.
- ¡L-lo siento! -se disculpó avergonzada, separándose rápidamente de Seongha- ¡Eso fue muy tonto, de verdad lo siento!
- No te preocupes -suspiró y acarició su cabeza levemente- Solo piénsalo.
Amira sentía como sus mejillas se tintaban de un fuerte color rojo y deseaba que la tierra se la trague por la pena que sentía por haber hecho tal acción.
- S-si, señor Park -susurró bajando la cabeza y tapándose la cara.
- Es momento que vayas al trabajo, te he quitado mucho tiempo -habló dirigiéndose a la salida del callejón.
Amira asintió sin poder verlo a la cara, aquel acto que hizo fue muy irrespetuoso por su parte y no era de una señorita ir abrazando a la gente desconocida.
Cuando escuchó que el hombre se había retirado dejándola sola, volvió a su trabajo sin recibir alguna queja de su jefe. Ese día en especial había tenido muchas tareas a realizar, asi que no pudo pasar la tarde con aquellos muchachos como de costumbre y eso le entristecía de alguna manera, aún más porque se había enterado que hace unos días unos intrusos irrumpieron en la casa de Jiwoo debido al asunto de la Academia.
De pronto, mientras caminaba por las calles una vez terminado su turno, recibió un mensaje de Jisuk.
"Ya me encargué del idiota que le causó problemas a Jiwoo"
Amira sonrió aliviada mientras le enviaba una respuesta corta y se frenó en un puesto de comida ambulante, comprando dos raciones de fideos con algo de picante y carne de cerdo para luego dirigirse hacia la casa del Seo.
Una vez llegó, tocó el timbre y aguardó a que la atendieran, no pasando más de un minuto cuando la puerta se abrió.
- ¡Amira! -pronunció Jiwoo sorprendido- ¿Qué haces aquí tan tarde?
- Disculpa por llegar sin aviso -sonrió apenada y mostró la bolsa con la comida- Todavía no he cenado y pensé que tú tampoco ¿te gustaría que comiéramos juntos?
- ¡Claro! -accedió feliz haciéndose a un lado para que la chica ingresara.
- ¿Cómo te encuentras? -preguntó preocupada sacándose sus zapatos y yendo a sentarse- Me entere lo que ocurrió ¿no te hicieron daño?
- N-no, cuando llegué ellos ya estaban noqueados -respondió decaído mientras se acomodaba en el suelo y sacaba la comida- El señor Inhyuk y Jiyoung ya se hicieron cargo de todo.
- Pero eso no es todo ¿verdad?
-... Sé que Jisuk dijo que no debía preocuparme por ir a la Academia, pero me sabe mal que haya chicos que se esforzaron mucho para participar y yo solo llegué y les quité el lugar -dijo entristecido.
Amira suspiró comprendiendo, aunque todavía no puede creer lo amable que era ese chico como para desanimarse por pensar que le está quitando la oportunidad a alguien más.
- Jiwoo -habló con una sonrisa cálida, recibiendo tanto su atención como la de Kayden- Las asociaciones no reciben a cualquier despertado, ellos saben reconocer habilidades cuando es necesario, no se van con juegos. La señorita Yoo ha visto tu potencial y fuerza y ha sabido reconocerlo, aun por encima de sus afiliados y no por su relación contigo, sino porque tú vales más y decidieron invertir en ti.
Jiwoo escuchaba con interés las palabras que recitaba la chica con seguridad, le gustaba como lo estaba consolando para que no se sintiera mal.
- No debes avergonzarte por ser más fuerte que otros, en cambio, debes enorgullecerte por tu poder, aún más cuando has sido reconocido por los despertados más fuertes del país -dijo Amira con una sonrisa y achicando sus ojos- Jiwoo, levanta la cabeza y demuestra que ellos están equivocados, déjalos con la boca abierta de saber que tú vales la pena.
- ¡Gracias! -habló el chico sonriendo ampliamente- ¡Viniste tan tarde solo para decirme eso, de verdad, gracias Amira, eres la mejor!
Las mejillas de la chica se coloraron furiosamente por el elogio y simplemente lo ignoró para comenzar a devorar su comida, la da tanta vergüenza que le digan esas cosas cuando nunca le han dicho halagos.
- Creo que es momento de irme -sonrió Amira mientras se levantaba para acomodar los tazones.
- Si, es tarde -habló Jiwoo apenado por la hora en la que llegó la chica- ¿Quieres que te acompañe? Es muy de noche.
- No te preocupes, debes estar cansado -se negó sonriendo caminando a la salida- Cuando llegue te mandaré un mensaje ¿si?
- Esta bien -suspiró algo preocupado- Ten cuidado.
Amira se despidió agitando su mano y salió de la casa, caminando lentamente por las calles con una pequeña sonrisa feliz, por más que se negara le gustaba pasar tiempo con sus nuevos amigos.
- Eres una miedosa pero aun asi caminas sola de noche -hablaron a su espalda, ocasionando que grite y se tomara el pecho al sentir su corazón a punto de salirse- ¿Ves?
- ¡S-señor Kayden! -soltó sorprendida con la respiración agitada- ¿Q-que haces aquí?
- Solo pasaba y te vi -suspiró volviendo a caminar a su lado- Vamos, te acompañaré a tu casa, es tarde.
Amira sentía como su rostro se tintaba de un fuerte color rojo hasta las puntas de sus orejas, y como no sabía que decir simplemente se colocó al lado del varón y caminaron juntos, no deseaba hacerlo enojar.
- No tenía que tomarse esta molestia -habló la chica jugando con los puños del suéter- Puedo cuidarme sola.
Kayden la miró de reojo y apreció como los nervios atacaban a la menor, que estaba más colorada que manzana recién cosechada.
- Eres un despertada con poder curativo, no tienes habilidades de lucha -habló sin filtro con sus manos en los bolsillos del pantalón- Si alguien te ataca no podrás defenderte, a no ser que le tires un zapato -sonrió burlesco.
- ¡Solo fue una vez! -se defendió mirándolo con reproche, olvidando su miedo de estar al lado de aquel despertado infame.
- En realidad, fueron dos -siguió burlándose.
- ¡Señor Kayden! -se quejó sonrojada oyendo las risas divertidas del azabache, asi que solo suspiró e infló sus cachetes levemente ofendida- Ya llegamos.
- Oh, fue rápido -frenó su risa- ¿Ves? Llegaste sana y salva.
- ¿Cómo no lo haría? Si usted es Kayden Break, uno de los despertados más poderosos del mundo -susurró desviando su rostro para que no viera su sonrojo, pero las puntas de sus orejas la delataban- Tome, no tengo nada más que ofrecerle, pero tal vez esto le agrade... Un poco de azúcar siempre en bueno para levantar el ánimo.
Kayden sintió como en su mano era colocado una paleta de frambuesa para luego ser cerrada en un puño por las manos delicadas de la albina, provocando que la mire un poco sorprendido.
- Odio ese sabor -soltó el Break, rompiendo el ambiente y provocando que los ojitos azules de la más baja se humedezcan- ¡E-es mentira, es un sabor delicioso, lo como todo el tiempo!
- ¡No mienta! -le dijo a punto de quitarle el dulce, siendo impedido por el joven ya que en un rápido movimiento se metió la paleta a la boca.
- ¿Lo ves? - habló dándole la espalda para irse- Gracias, lo disfrutaré.
Amira se llevó su mano al pecho, sintiendo como este saltaba con agitación y como sus labios se curvaban tontamente. Pero rápidamente borró su expresión, la inseguridad la atacó, no debía hacerse tontas ilusiones, solo fue un acto caballeroso, nada más; debía dejar de relacionarse con la gente, porque entre más personas entren a su corazón, habrá más personas que la pueden traicionar.
Por su parte, el Break esperó a que la chica ingrese a su casa para poder transformarse en Nitrato de Caseína, sintiendo calor en su rostro y el asqueroso sabor de aquella paleta que no dudó en escupir, quedándose solamente el envoltorio.
Su discípulo era un tonto ¿cómo podía dejar que una chica se fuera sola por la noche, más aún alguien como Amira que le tiene miedo hasta a su propia sombra? Culpa de él tuvo que acompañarla y perdió parte de su energía... Aunque no le molestaba tanto, y tampoco se arrepentía luego de noquear al sujeto que la seguía antes de que él apareciera.
Nota: Kayden nuestro hombre y el de Amira
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