"Anda, vamos. Será interesante."

Cerró la puerta con suavidad, sin ser capaz de elevar la mirada, sin ser capaz de mirar a aquel chico queriendo sostenerlo.

Queriendo abrazarlo y nunca soltarlo.

Solo... adiós.

"Esta noche debe ser divertida, precioso."

Caminó con lentitud, llegando hasta la sala, elevando la manta y apagando la televisión que alumbraba y alumbró sus frías noches.

Alejándose, perdiéndose de ese sofá en que solía sentarse cada noche, esperándolo, llamándolo en silencio.

"¿Tienes pareja?"

"No es nada serio."

Abrió la puerta de la habitación, elevando la mirada para fijarse en la intacta cama, donde los verdaderos recuerdos habían nacido.

Donde había pensado que habían hecho el amor.

Donde había pensado que su amor era real.

Solo... había pensado.

"Solo disfrutemos de esta noche y olvidémonos de los demás. Tú y yo, solos."

Las lágrimas cayeron mientras su cuerpo se desmoronaba en el suelo.

A la par de su corazón.

"¿Qué significa para ti?"

"Diversión."

Y gritó.

Abrazándose, derrumbándose, lamentándose, asqueándose, lastimándose.

Rompiéndose en cada lágrima que caía, en cada recuerdo que lo invadía, en cada sentimiento que parecía volverse una estaca, apuñalándolo.

Su corazón le había gritado.

Le había advertido.

Pero no hizo caso.

Confiaba en Moonbin.

Confiaba tanto...

Confió tanto.

Esa noche, solo gritó.

•••

"Sabes que si se entera, puedes perderlo todo, ¿verdad?"

"¿Perderlo... todo?"