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Capitulo Dieciséis



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⋆*。 CONFÍA EN MI *
capítulo dieciséis: relajarte
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REAL LIFE ¡!*
Hungary, budapest !

KATHERINE CON SU CÁMARA en manos entró al garage de la marca con la que trabajaba. Su mirada curiosa viajando por los rincones del taller buscando al chico británico entre todas esas uniformados de polo naranja.

—¡Daniel! —su voz elevó y llamó la atención del Australiano de linda sonrisa.

The Honey Badger dejo atrás a los ingenieros con los que charlaba y giro hacia con su amiga la castaña. Una sonrisa de esas encantadoras y distinguidas de el, le mostró.

—¿Que tal, enana? —la saludó, aprovechando la acosion para abrazarla y bromear con la gran diferencia de estatura de su un metro setenta y nuevo a comprado del metro sesenta y uno de Kathe.

Sin poder evitarlo, de nuevo ella se sintió en los brazos del mismo cielo. Claro estaba que su crush, a pesar de ser amigos no había disminuido pero claro había una diferencia ahora que su teammate era su novio. Preferencias ahora ya había.

—Deja de llamarme así. —se quejó.

La estruendosa carcajada se apoderó de Riccardo.

Se había separado de él solo para mirarle a los ojos, notando a simple vista lo sudado que se encontraba. Suponía que recién terminaba la práctica.

—¿Donde esta Lando? —preguntó curiosa pero no haciéndose notar tanto. Lo menos que quería era levantar sospechas de que estaban en una relación, y que por la charla que habían tenido por la noche habían llegado a un acuerdo de mantenerla en secreto por un tiempo indefinido.

—Mhm, no lo sé. —se encogió de hombro muy despreocupado. —Hace horas que no lo veo. —admitió Riccardo. El entrecejo de Kathe se unió como signo de una expresión confusa.

—Oh. —fue lo único que logró entablar.

Había estado toda la mañana tan perdida en medios que no había tomado el tiempo como para charlar con su, ahora novio, antes de la carrera.

—Probablemente estará es su habitación. —se encogió de hombros no muy interesado, indiferente por la insistencia de ella.

—Mhm, creo que iré a verlo. —anunció. —Me encantaría mostrarle el video que había grabado con el antes de publicarlo. —mintió.

Riccardo asintió. —Y por favor tráelo tú si es que no quiero que yo vaya y lo saque a patadas.

Casi salió corriendo hacia la habitación de su novio, comenzando a ser desesperante la necesitada necesidad de verlo.

Una sonrisa tímida les mostraba a las personas uniformadas de naranja como un intento de hacerse pasar por desapercibida.

Toc, toc.

Dejó dos débiles golpes en la puerta que marcaba el número cuatro. Aún así no espero alguna respuesta como un pase y simplemente entro.

—Hola. —anunció su llegada. La puerta cerró tras sus espaldas, asegurándose de ponerle seguro. Dejando a un lado su bolso y cámara.

La pequeña y acogedora habitación con colores naranja pareciéndole de lo más lindo. Su mirada curiosa viajó por esta y no pudo evitar sorprenderse por lo tan ordenada y equipada que era a la vez, un mini refrigerador en una esquina de esta, una pequeña cama junto con un sillón de descanso. Vaya, si que tenían presupuesto.

—Hola. —murmuró el británico un tanto distraído por su teléfono. No había girado a verla o siquiera recibirla encantadoramente.

Kathe no tomó personal esa actitud, más que nadie ella sabía que a solo una hora de la carrera prefería concentrase en lo que realmente importaba.

Sus manos se envolvieron en el torso del piloto por detrás, su mejilla recargada en la espalda ancha de el. Un beso dejo en ella y aferró sus manos con más fuerza por el torso de el. Su distinguida colonia arrebató con sus fosas nasales. Sus ojos cerrándose satisfactoriamente de tan solo sentirlo cerca.

—Te extrañe. —admitió. Bajo sus brazos sintió vibrar el cuerpo del Norris tras una risita por parte suya.

—Recién me viste hace dos horas.

—Lo se, pero es mucho. —dramatizó. —Además quería verte. —otro beso en su espalda dejó. —Y no me quería perder la oportunidad de verte en privado con ese traje que te hace ver atractivo.

Sus manos pequeñas y curiosas masajearon el abdomen del piloto por encima de su camisa, bajo su tacto sintió su cuerpo relajarse. Las grandes manos del piloto sostuvieron las pequeñas manos de la blogger deteniéndola de su cometido.

—Ahora no.

Un gruñido obtuvo por respuesta de la más pequeña. Pero a pesar de eso ignoró de su advertencia y siguió con su camino.

Sus manos descendieron por su camiseta y colándose por debajo de ella, sus yemas de los dedos acariciando la ardiente piel del piloto. Con su tacto logrando sentir sus abdominales tensarse.

—Kath- no. —obtuvo balbuceos entre suspiros.

Sus manos se habían colado por debajo de su traje de carreras y también ropa interior ahora, tomado con delicadeza y a la ves firmeza su miembro. Creando un vaivén con su mano al atenderlo y lograrlo despertar aún más.

—¿Quieres que me detenga? —su pregunta abandonando sus labios con su voz un tanto ronca. Excitada.

—No. —se negó Norris, pero en cambio la blogger hizo caso omiso y detuvo su vaivén. Un gruñido como respuesta obtuvo.

—Mírame. —le pidió.

Norris le obedeció y giró con ella, sus ojos verdes encontrando sus azules. Juro sentir una explosión de emociones.

—Quizás pueda ayudarte. —ánimo. —Quizás pueda ayudarte a relajarte.

Su propuesta fue como música para los oídos de el, en especial por ese curioso tono pervertido que ella manejaba.

Apenas logró asentir embobado por su belleza.

Sus pasos siguió atentamente hasta tenerla frente suyo, una radiante sonrisa le contagió antes de ser atacado por ella en un beso. Tan jodidamente sexy, pensó. Le fascinada su atrevimiento, su astucia y sobre todos sus besos. Sus jodidos besos que eran como una droga para el.

Sus pequeñas manos se arrastran por el pecho y abdomen del piloto aún sin dejar de besarlo, bajo su tacto el se estremece mientras la excitación burbujea en el interior de ambos.

Su mano se desliza por debajo de su traje de nuevo, pareciéndole un estorbo. Casi obligó al piloto a deshacerse de su parte superior del traje de un tirón. Tan hambrientos ambos, lujuriosos.

Su palma envuelve su miembro, rozando la gota de pre-semen en su punta. De nuevo su cuerpo se tensa y suspira de placer en medio del beso.

Katherine debía de admitir que adoraba tener el control. Le excitaba saber que lo tenía a él comiendo de la palma de su mano.

Los movimientos torpes de Norris miró con diversión. —Deja te ayudo a quitártelos. —tiro de su traje junto con ropa interior y arrastró por sus musculosas piernas. Exponiéndose a su gloria desnudes.

Que bendición, le fue inevitable no pensar en ello a la castaña. Jadeó ante la imagen de Norris de pie. Jamás se cansaría de pensar en lo atractivo que el era, en todos los sentidos.

El piloto enroscó su mano sobre la cintura de su novia y por fin atrajo de nuevo hacia el. Comenzaba a ser una tortura solo tenerla de pie frente suyo y no disfrutar de la satisfacción que ambos se podía otorgar.

—¿Te gusta? —preguntó pervertidamente.

Una sonrisa torcida decoró el rostro de Kathe. Su mirada recorrió la masculinidad de el, su miembro enorme pide que lo toquen. Y Katherine estaba dispuesta a todo.

Sus labios se encuentran de vuelta, su ritmo desesperado, persistente y descuidado. Los dientes rechinan, muerden y chupan. Las sensaciones se abruman, haciéndose cuestionar a ambos si esto es demasiado.

Un suspiro arrastra los labios del piloto. Las manos de la castaña descendían hambrienta mente por el pecho del británico, rozando su abdomen por encima de su camiseta ajustada hasta acariciar. Sus ojos se cierran disfrutando de las caricias de su novia, y un gemido se le escapa de los labios.

Se sentía tan bien, pensó ella. Reconocer que tenía poder haciéndolo sentir igual de bien.

Un gemido escapa de sus labios cuando la pequeña mano de ella rodea su miembro. Bombeando una y otra vez, hasta que la mano de el se posa sobre la de ella.

—Se siente también. —murmuró pesadamente.

Una sonrisa extiende sus labios, encantada una vez más del hombre frente suyo.

Pero allí no se detiene. Y ante la atenta mirada penetrante del piloto, Katherine se arrodilla y sus manos envuelven de nuevo antes de llevárselo a su boca, con su distinguido sabor salado.

Norris su cabeza se inclina hacia atrás y deja escapar un gemido cuando su lengua recorre su miembro.

Una sonrisa satisfactoria se aprecia en el rostro de ella, deteniéndose tan solo unos segundos como para apartarse de él y permitirse mirarlo. Viendo a un Norris desarmado a su Merced.

—No pares. —gruñó/suplicó. Su mano se envuelve en el cabello largo y lacio de la chica como un moño y profanarla como tanto había imaginado. Una maldición escapa de lo más adentrado de su garganta cuando sus exuberantes labios envuelven su polla.

Ella lame, acaricia y roza con sus dientes como para añadir una sensación diferente. El piloto gime, tirando de su cabello.

Katherine debía de admitir que sus reacciones le hacían sentir empoderada, seductora y excitada a la vez.

Los gemidos y gruñidos pesados de el no la detuvieron ahí y con su otra mano, masajea sus bolas prestándole un poco más de atención.

Sus miradas se conectan, sus ojos quedándose fijos sobre ellos mismos.

Tan excitante y sensual a la vez, pensó el piloto.

—Kath- no, no te detengas.. —logró murmurar pesadamente mientras lo chupa aún más profundamente que antes. Su polla rozando la parte posterior de su boca, poniendo a prueba su reflejo nauseoso.

Sus grandes manos volviendo a tirar de su cabello, el escozor excitandola aún más. Un cosquilleo que sube por la columna. Sus manos guiando los movimientos de ella hacia arriba y abajo por su grueso eje.

Sus ojos nuevamente conectan, recibiendo una perezosa sonrisa por parte del piloto que la excita a continuar más.

Su atención se vuelve frenética. Alentándolo a por fin liberarse. El cálido semen que llega a la garganta le hace tragar todo, acompañado de un gemido ronco. Una sonrisa torcida ella le ofrece después de tragar el ácido líquido.

Norris le ayuda a ponerse de pie de vuelta al sostenerla por los brazos y atraerla de nuevo a el, sus besos hambrientos recibiendo ella encantada.

—Creo que te relajaste. —murmura sobre los labios del piloto, una risita escapando de sus labios.

—Me encantas, Kathe. —admitió el piloto británico en voz alta. Sus ojos azules mirando más allá de los de la castaña, asegurándose de lo que ya sabía. Estaba enamorado.

authors words
lo siento, ya saben
my virgin ass trying to do his best 🥲

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