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Capítulo 18: Alegrías en Momentos de Crisis

ADVERTENCIA: 

ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS EXCESIVAS DE VIOLENCIA, ABUSO, PTSD Y MENCIONES DE MALTRATO ANIMAL. NO MENOSCABA LAS PAUTAS DE CONTENIDO DE WATTPAD PERO SE RECOMIENDA DISCRECIÓN. 


—¡Eiji, espéranos!

El aludido se detuvo en su andar y giró su rostro hacia la voz femenina. Era espesa la muchedumbre de la tarde terminada las horas laborales se quiso perderse entre ellos.

Sin embargo, su misión se halló frustrada luego de haber confesado sin querer sus intenciones en la hora de almuerzo cuando comía con los Lobo. Por suerte, pudo escapar de ellos durante el resto del día, aunque ahora esa buena racha se estaba esfumando.

Sentía que eso debía hacerlo solo, e ignorar sus llamados era lo más lógico en su cabeza pero no quería que la pareja de esposos armara un show.

—Jessica, Max...

Ellos se aproximaron rápidamente, un poco jadeantes y en desasosiego.

—¡Esto no es... como el deber de un samurái o algo por el estilo! —el beta comenzó a decir incoherencias. —. Déjanos acompañarte, es mejor.

—No hay cuidado, puedo ir solo.

—¿Estás seguro? — la alfa acarició su mentón. —. Posiblemente necesitarás ayuda con...

—No — Eiji interrumpió firmemente. —. Es algo que solo yo puedo hacer. Por favor... respeten eso.

Desde que se percató de ese requisito opcional a la hora de dar trámite a la adopción del bebé, lo estaba reflexionando hace mucho.

Una denuncia de violación sexual para agregar al expediente del menor. Una base para determinar los orígenes de sus progenitores.

Y es que Eiji nunca se ha puesto en papel de víctima en los estratos legales. Le ha generado traumas y miedos lo que ocurrió con Mizuno, y no le agradaba la idea de ser una estadística más. No deseaba justicia, indemnización... nada de eso... ya obtuvo lo que quería al haber sido alejado de él para siempre por la imputación falsa de tenencia de droga. Ya no lastimaría a nadie ni a él.

Sin embargo, ¿era del todo correcto su pensamiento? ¿No lo estaba cubriendo de ese terrible crimen al no acudir con las autoridades? Aún si ellos no hicieran nada al respecto, habría una huella que ensucia más la reputación de Mizuno. Y tenía prueba... estaba en su vientre.

Sin embargo, no actuar era suficiente, ¿no? Habría adopción de todos modos y él seguirá con su vida mientras que Mizuno se pudría de un delito que no cometió. Era el mejor desenlace.

Eiji dejó caer su cabeza y exhaló profundamente, era demasiado tarde y estaba en Estados Unidos (ni siquiera llamó a las autoridades cuando irrumpió su apartamento). El hecho fue cometido en Japón... así creyó hasta que Jessica le confesó que podría denunciar en la embajada, y la denuncia del delito todavía no ha prescrito.

La idea era tentadora. Ahora... el matrimonio lo empujaba a hacerlo al punto de forzarlo. Su voluntad estaba vulnerable e indecisa pero no la quería proyectar.

—De acuerdo — Max suspiró, sintiéndose cansado. —. Solo... piénsalo, Eiji.

—Sí, Eiji — Jessica palpó su hombro. —. Denunciarlo puede ser tedioso pero es terapéutico también.

—Gracias... — sonrió suavemente. —. Les agradezco mucho...

Después de todo, los padres de su novio prometieron cuidarlo, no podía enojarse con ellos por esas actitudes.

Al final, el omega les solicitó mantenerlo en secreto de Ash. No estaba preparado para sacar esa proposición y, ante los ojos de Max y de Jessica, tenía la plena voluntad de hacerlo.

Lo cierto era que tenía mucho miedo.

Su hermana y mamá no tendrán que saberlo tampoco. Ellas ya estaban muy agobiadas por estar tan lejos de él, de no poder hacer nada. Recargarles más presión no era justo.

Cuando partieron sus caminos, Eiji se dirigió a la embajada de Japón en Estados Unidos en silencio. Intentaba mantener la calma en el metro mientras que su mente ensayaba sus palabras a disertar. Denunciar implicaba revivir el momento... detallar la humillación ante las miradas aburridas de los agentes diplomáticos por una violación ocurrida ya casi más de seis meses.

Al estar parado en el umbral del edificio diplomático, Eiji tembló y comenzó a sudar frío.

Entonces, una señorita que trabajaba ahí se le acercó con suma delicadeza.

¿Disculpe? — le habló en japonés. —. ¿Ocurre algo malo?

Eiji negó con la cabeza, le dio la espalda y salió corriendo del lugar sin importarle los llamados de la chica o las miradas curiosas de los transeúntes.

Lo supuso, era un complemento cobarde.

Por casi una hora corrió sin rumbo. El aire le faltó por culpa del embarazo y la sed lastimaba su frágil garganta.

Si volvía sin buenas noticias, todos se iban a decepcionar... últimamente era bueno en eso. Por lo mismo, su madre no le ha hablado por un mes y Junko lo veía con pena en cada videollamada.

Mierda.

Entre empujones y quejidos ajenos, Eiji llegó a su apartamento y cerró la puerta de inmediato. Buddy lo recibió con sus ladridos que fueron vilmente ignorados por el omega al momento de recargar sus antebrazos sobre la pared y deslizarse hasta caer de rodillas.

A juzgar por el silencio de al lado, la familia Lobo no estaba en su morada. Quizá el matrimonio fue a jugar con Michael y Ash le mandó un mensaje que estaría en clases hasta muy tarde.

Eiji consideró que en ese instante tenía al menos un destello de suerte. No deseaba ver o hablar con nadie. Necesitaba calmarse y dejar de pensar. Lo intentaba, pero su vientre pesado provocó que se durmieran las piernas y debía irse a recostar.

Por lo tanto, Eiji yació boca abajo y cerró sus ojos. Buddy continuó moviendo su colita y se sentó bien quietecito a su lado.

La situación no mejorará si denuncia. Era una pérdida de tiempo... la familia de Mizuno tenía dinero, rápidamente podría sobornar a algún juez para que sobresea el caso.

Qué iluso... su vida no valía la pena.

Justo cuando sus pensamientos intrusivos cobraban más fuerza, el sonido de un golpecito en la puerta lo regresó a la realidad.

No quiso molestarse en abrir pero la persona detrás de la puerta empezó a ser insistente. No podía ser Ash en virtud que poseía una copia de su llave. Posiblemente sea Yut Lung con Shorter para visitarlo o Max y Jessica querían detalles sobre lo sucedido; si eran estos últimos mentiría que lo procesaran. Total si lo hace o no terminará en el archivero judicial.

—Ya voy...

Se puso de pie y quitó el seguro. Segundos antes de abrir la puerta, notó que Buddy estaba tenso, lo cual le extrañó.

Sin embargo, al percatarse de quien se trataba, ya era demasiado tarde.

Eiji palideció y sus extremidades se entumecieron tras ver a Mizuno cara a cara. Su aspecto era visceral y de ira contenida.

Ah — se relamió sus labios luego de exhalar una risa. En ningún momento le quitó la vista al omega. —. Con que no abortaste.

Eiji observó el pasillo desierto y como el cuerpo del alfa estorbaba la entrada, bloqueando todo intento de huida.

¡¿Cómo pudo salir de prisión tan pronto?!

Ah... claro, venía de una familia opulenta. El dinero lo compra todo.

La respiración del omega era errática y tormentosa, comenzó a sudar frío.

¡Mizu-!

De la nada, el alfa le propinó un golpe directo en el rostro del omega, haciendo que cayera abruptamente, sus anteojos quebrarse en el arco de su nariz y sus huesos crujieron. Era tanto el shock en Eiji que no gritó, no sintió el dolor y no sollozó por el mar de sangre emanada de sus fosas nasales.

Únicamente se limitó a contemplar a Mizuno con horror, cómo cerró la puerta con seguro y sacó un arma de fuego de sus bolsillos.

Eiji quedó paralizado y Buddy le gruñó, mostrando sus colmillos de cachorro.

—Sé lo que hiciste — masculló en japonés y acortó la distancia entre ellos. Le quitó el seguro a la pistola. —. Tu idea fue lo de la droga... y quieres denunciarme de ser violador. Así no se vale, Okumura-san.

Al omega se le entrecortó la respiración y el pecho ardía de terror ante la espesa capa opresora de las feromonas del alfa. ¿Cómo supo aquello?

—Mizuno-san... c-cálmate, por favor... — balbuceó y se arrastró por el suelo mientras hacía manoteos defensivos y sus propias feromonas lo ahogaban. Ahora nadie lo iba a ayudar. —. A-Aún podemos h-hablar... no cometas una locura. — sonrió de pura ansiedad.

No obstante, Mizuno no se inmutó, mantenía ese semblante indiferente al llevar a Eiji en una esquina de la pared, donde no pudiera atacar o defenderse como una presa a punto de ser desgarrada.

Así, apuntó el arma frente al rostro zozobrado de Eiji.

Lo siento, Okumura-san. Debiste hacerme caso desde un inicio.

Los siguientes segundos fueron cruciales para Eiji, simplemente cerró sus ojos y dejó su mente en blanco esperando su trágico final.

Se acabó.

Sin embargo, los alaridos de Mizuno y los gruñidos de Buddy lo sacaron de su trance. Al levantar sus párpados se encontró con la escena del perrito mordiendo con todas sus fuerzas la pierna del alfa mientras que este maldecía a todo pulmón. Las patadas del alfa hacia el canino solo aumentaron la presión de los colmillos dentro de su piel.

¡Buddy! — Eiji dio una bocanada de aire y se dispuso a ponerse de pie para ayudarlo.

Hasta que Mizuno disparó dos veces al perrito, matándolo al instante.

El cuerpo de Eiji se venció en ese rincón mientras el charco de sangre alrededor de la inmóvil mascota se incrementan.

Silencio total.

Por su parte, Mizuno desgañitaba su garganta por las punzadas de agonía sobre su pierna. Había desperdiciado municiones en un animal que podía haber matado en una tunda.

Eso llamaría la atención de los vecinos. Tenía que ser más rápido ahora. Eiji tenía que pagar muy caro por ese error.

—¡Mierda! — pateó el cadáver del cachorro hacia Eiji, haciendo que él lloraba y temblaba de horror. —. ¡Si mi vida es una desgracia, la tuya será igual!

El omega no vio venir la siguiente patada sobre su rostro. Luego de esa, vinieron muchas más en su cabeza, cuello, y por último en su vientre. Cuando el alfa notó el desgarrador lloriqueo al golpearlo en esa zona, aumentó la fuerza mientras que Eiji se retorcía en posición fetal.

Mizuno quería matarlo.

Fue ahí que verdaderamente el omega gritó por auxilio y Mizuno se jactó de su agonía, vislumbró de un líquido ser expulsado de las entrañas del omega y deslizarse sobre sus muslos, formando una amalgama de agua y sangre.

La próxima vez que Eiji abrió sus ojos, pujó un jadeo intenso. Le tomó unos minutos para darse cuenta que estaba acostado en su nido y su pijama y sábanas estaban empapadas de pis y sudor.

No pudo asimilar del todo lo que sucedió puesto que un revoltijo ácido se desplegó en su garganta, quemando todo a su paso. Entonces, se incorporó casi gateando para salir del cúmulo de ropa hacia el baño pero vomitó a pocos metros del inodoro, eructando las últimas bascas.

Le tomó unos minutos entre respiraciones acojonadas, palpó su aún abultado estómago y eso apaciguó su intranquila mente; sus ojos llorosos, su tráquea resentida por los jugos gástricos y su ser tembloroso fueron los indicativos de su estado actual.

Tuvo un sueño... la conversación de Max y Jessica, la ida a la embajada, Mizuno... se sintió muy real.

En eso, un cosquilleo en la mejilla del omega por la lamida en su rostro y observó de soslayo un somnoliento perrito haciéndole compañía.

—Oh Buddy — el revoloteó de su aroma inundó el apartamento. Entonces abrazó al pequeñín con vigor y se meneó con él. El aludido comenzó a chillar por el ánimo de su papá. —. Buddy...

Se quedaron así un rato más. Con el tremendo cansancio que sopesaba, tiró la ropa mojada a un canasto para ir el día siguiente a la lavandería y limpió el piso con papel periódico.

Quería dormir pero tener otra pesadilla igual prefería estar la noche en vela. Al final, Buddy durmió por los dos esa noche.

*

Algo netamente real sobre la pesadilla de anoche era que, desde que la familia de su novio supieron sobre su embarazo, han sido muy sobreprotectores con él. Al punto que a veces lo sofocaban.

Al día siguiente, cuando Eiji se preparó para ir al trabajo, Los Lobo y Ash lo vieron sorprendidos, comenzando a preguntar que tan mal se veían en solo dormir dos horas y haber vomitado toda su cena. Sin embargo, en un parpadeó, su alfa lo acaricia de sus flácidas y pálidas mejillas con su mano, intentando impregnar sus feromonas en su piel.

En eso, Buddy se entrometió al percatarse de la puerta abierta, salió con la colita alegre en movimiento y se dirigió hacia los brazos de Michael.

—Buenos días... — murmuró entre la mano de Ash.

—¿Pero qué te pasó? — Jessica fue la primera en cuestionar. Luego arrugó su rostro e hizo un mohín. —.¿Y ese olor dentro del apartamento?

—No me sentí muy bien anoche... no pude llegar a tiempo al baño — sonrió sin energía. —. Creo que mis náuseas regresaron...

No era del todo una mentira, Eiji solo cubrió los detalles muy importantes.

—¿En serio? —Max alzó ambas cejas. —. Eso no está bien, ¿o si es normal?

—En algunas personas pueden tenerlas durante todo el embarazo — indicó la alfa. —. Qué bueno que irás al doctor hoy. ¿Deberíamos ir todos?

Ah, nuevamente estaban usando el plural. Esto era un deja vú.

—No, yo no puedo — Michael intervino, apapachando al cachorro de cuatro meses. —, Buddy por fin le quitaron su yeso en la pata. ¡Necesita jugar en el parque con Sing y Skipper!

Hace una semana que fueron con Blanca para chequear la sanación del cachorro. Por el amor y los cuidados del japonés, Buddy no presentó secuelas por su patita rota. En esa cita los acompañaron los niños y quedaron fascinados por la "habilidad perruna" de Sing, al punto que son sus fans.

Desde entonces, no se le han despegado del pobre y cansado adolescente, quien ahora no solo debía de velar por Kostenka, bebé de Natasha y su jefe, sino que añadió dos niños más a la lista. Incluso se confesó ante Shorter por haber sido una molestia cuando era más chico, percatándose lo difícil que era cuidar menores.

Ash estaba un poco celoso de que Michael lo haya "cambiado" por así decirlo, pero no lo admitiría, solo Eiji fue demasiado perspicaz al respecto.

—Si, Jessica, yo voy con Eiji — Ash remarcó. —, mejor compañía no la tendrá.

—Pero... —Jessica frunció el ceño.

—¡Estoy bien! — Eiji sonrió con más ganas y se compuso sus lentes. —. Solo tuve una mala noche, no creo que pase nuevamente...

—No estoy muy de acuerdo con eso... — la mujer siguió insistiendo.

Ash, por su lado, tras ver la incomodidad en su omega en sus brazos, decidió hablar en su defensa.

—Bájale el tono, vieja... — se ganó la mirada fulminante de Jessica. —. En el trabajo también tienen enfermería, cualquier molestia podrá acudir ahí...

La alfa suspiró exasperada mientras que Max sintió una gotita de sudor deslizarse sobre su frente por la agitación que le provocaba su esposa controladora.

—Claro — señaló a Eiji. —. ¡No te aguantes si te sientes mal!

—E-Entendido... — su sonrisa flaqueó pero volvió a rejuvenecer ante los mimosos besos de Ash sobre su frente. Solamente pudo robarse uno en la mejilla del alfa.

En eso, Max emitió una risita y sacudió los cabellos de Michael.

—Bueno, vámonos antes de que se haga tarde — empujó a su hijo hacia el apartamento. —. Despídete de Buddy, lo verás más tarde.

El trajín de la mañana hizo olvidar un poco las penas de Eiji. La ruta era consistente en dejar primero a Michael a la escuela, caminar un poco en la siguiente estación y de ahí cada quien tomaba su camino: Ash a la Universidad y el resto al trabajo.

Estaban pasándola con normalidad, incluso el omega intentó quedarse adormilado en los brazos de su novio tras haber sido pedido por él en que descansara un poco. Aunque quisiese no pudo, el hambre le retorcía el estómago. Por lo mismo, Eiji solo cerró sus ojos y disfrutó el calor y las feromonas emanadas en Ash. Tan deliciosos y refrescantes.

—Ash...

Pudo escuchar el omega la voz de la mujer.

—¿Qué? — musitó para no querer despertarlo.

En eso, Eiji abrió lentamente sus ojos por la pausa que hubo en la conversación, pensando que fuese otro extraño sueño.

Sin embargo, lo primero que observó fue los rostros serenos de la pareja y a Michael una curiosa.

—¿Ya le preguntaste a Eiji lo que nos dijiste? —Max murmuró pero el japonés lo pudo escuchar fuerte y claro.

De hecho, Ash se crispó y el omega sintió su cuerpo cálido.

—A-Aún no.

—¿Y qué esperas? — Jessica lo regañó. —. No es que te lo vayamos a impedir...ya eres un adulto.

Ash refunfuñó.

Michael parpadeó y jadeó. —¿Qué, qué cosa? — Sí, Eiji quería saberlo también. —.¡¿Matrimonio?!

Fue ahí que Eiji levantó su cabeza rápidamente, golpeando en el proceso el mentón de su alfa.

Los presentes quedaron patidifusos por el rostro conmocionado de Eiji.

—¡¿M-Matrimonio?! — buscó la mirada alguna respuesta.

—A-Ah... t-todavía no... — Ash se masajeó la mandíbula y su vista se ofuscó por los nervios. —. ¡Solo... conseguí trabajo en la universidad! — su omega aún no se le borraba esa impresión en sus facciones. —, y pues... ayudaría con los gastos y todo... pero estaría cerca de ellos. Michael podrá visitarnos, ¡no en mi trabajo...! Quiero decir... quiero estar contigo. — de repente se puso tímido ante los demás.

—Pero si eres su novio. —agregó Michael, provocando un tic en el ojo al alfa.

—Aunque ahora no se si es su prometido. — dijo para sí mismo Max, ganándose un codazo de su esposa.

Entonces Eiji observó a la pareja para que explicaran mejor porque Ash era un desastre y al igual que él.

Jessica aclaró su garganta, sintiendo encima la responsabilidad maternal en sus hombros.

—Este saco hormonal intenta explicar si puede vivir contigo... como todas las parejas jóvenes lo hacen.

—Así será un adulto decente —Max suspiró por medio de la nariz —, responsable como yo.

Las feromonas dulces y de colores del omega florecieron como en primavera dentro del subterráneo.

Eiji estaba embelesado por las tiernas arrugas de vergüenza en Ash por haber sido expuesto de esa manera. Le recordó la primera vez que se conocieron, su familia lo humilló igual frente a él.

—A-Acepto. — el japonés sonrió de oreja a oreja, sintiendo el aroma de Ash entremezclarse con la suya.

Por su lado, Ash solo reflejó brillitos en sus ojos como todo un tonto enamorado.

*

La hora de ir a la cita llegó demasiado rápido.

Cuando Eiji comenzó a guardar sus cosas, le entró un mensaje de Ash:

"Estoy afuera, onni-chan. (◍•ᴗ•◍)♡ ✧*。"

Un rubor decoró sus mejillas y rápidamente se acercó a su jefe con una leve sonrisa.

—Me retiro, Ibe-san.

El hombre, junto con otros colegas, decidían el material fotográfico de la portada de un anuncio publicitario de belleza, giraron a ver al omega.

—¿Ya? — Ibe observó su reloj. —. De acuerdo, Ei-chan, cuídate mucho.

El chico dio una mini reverencia.

—Nos vemos.

Se retiró sin prestarle atención a los quejidos y malas vibras de sus demás compañeros. Las veces que debía ir al médico, a Eiji tenía permitido salir una hora antes, lo cual, al parecer, muchos de ellos se ponían celosos, en especial por el trato delicado que Ibe le daba a su "favorito". Su jefe siempre los controlaba pero no era posible cuando hablaban por sus espaldas.

Eiji intentaba no prestarle atención a su "buen ambiente laboral" y mejor se concentró en recibir todo el cariño de la persona que lo ama de verdad.

Tras verlo esperándolo afuera del edificio, su sonrisa se amplió.

—¡Ash!

El aludido dejó de ver su celular y vio de soslayo a su omega. Una ola de feromonas dulces se apreció en el aire al momento de estar a pocos metros entre ellos.

—¿Listo?

Eiji asintió, sintiendo tibio su corazón.

—Solo déjame ver si Buddy no ha tenido problemas en incorporarse a la manada. Hoy era su presentación con los demás perros. — en un abrir y cerrar de ojos, comenzó a escribirle.

—Pfff — Ash rodeó su brazo sobre la cintura del omega. —, yo creo, quien tiene el mundo encima ahora, es Sing.

—¿Eh? ¿Lo crees? Si Sing parecía estar confiado.

Casi de inmediato, recibió un mensaje del susodicho, la pareja se juntó aún más para leer el contenido, haciendo que el omega suspiraba de alivio y Ash arqueó su ceja en desconfianza, seguidamente de una fotografía adjunta donde se apreciaba al adolescente sentado, guiñando un ojo mientras que Michael y Skipper hacían todo el trabajo duro en pasear a los perros, incluyendo a Buddy:

"Domesticando a perros y a niños como todo un macho alfa."

—Eso es trata de personas... — cruzó sus brazos. —. Le diré a Michael que comience a formar un sindicato.

—¡Ash! ¡Son niños, exageras! — explotó una carcajada.

—No hay que normalizar la explotación —el rubio no le hacía gracia la manera en cómo trataban a su inocente hermanito. —. Se lo diré a Shorter.

—Estoy seguro que esto fue su idea... — señaló Eiji la fotografía.

Ash procesó lo dicho, su mejor amigo tiene personalidad arraigada de un feudalista. Todavía lo recuerda en sus tiempos de dealer y tenía a muchachos a su cargo, un aspecto que nunca pensó que vería.

Por lo mismo, quizá la experiencia deba ser un poco más extremista.

—Bueno, le comentaré a Yut Lung que Sing estaría encantado en ayudarle en su salón — sonrió en satisfacción.—. Será mentira pero eso no le importará mientras tenga un esclavo a su merced.

—¡Ash! — Eiji le dio un golpecito en su hombro, provocando las risas de su novio. —. Mejor vamos antes de que perdamos el metro.

El alfa sonrió con dulzura y cogió la mano del omega contra la suya.

—Me parece buena idea.

Aunque fue efímero, momentos sin sentido, cálidos y llevaderos eran lo que ambos añoraban, apaciguaba el desconsuelo de sus propias experiencias y su reciente vida como pareja.

Luego de sentarse en las bancas de plástico, el camino fue llevado en taciturno como era habitual. Generalmente las idas al médico congestionan una sensación agridulce en Ash y, sobre todo, en Eiji. El bebé crecía con normalidad, comenzó a ser muy activo en patear el vientre del omega cuando le gustaba escuchar los ladridos de Buddy o la voz de los novios. No eran necesarias las palabras si se podía oler las feromonas contenidas en el omega acerca de sus sentimientos.

Aunado también en las batallas internas de los dos en esa ocasión: Ash todavía no le ha contado a Eiji la inesperada noticia y visita de su drogadicta madre y Eiji no le ha dicho a Ash acerca de su pesadilla. No era el tiempo ni el lugar para hacerlo, quizá sea algo que no saldrá a la luz no muy pronto.

En eso, el omega dio un gran suspiro y se recostó sobre el hombro de su alfa, viendo la nada.

—Ash.

—¿Hmm? — lo vio de soslayo.

—¿Qué te motivó a conseguir trabajo? — alzó la vista para toparse con esos hermosos ojos. —. ¿Y querer vivir conmigo? Digo... — se ruborizó. —, fue inesperadamente lindo.

—¿No te molestó? — reformuló su pregunta. —. ¿No piensas que me excedí? A penas llevamos unos meses de relación.

Eiji negó con la cabeza y se acurrucó más en su pecho.

—Me hizo feliz.

El rubio, sorprendido por la declaración, aclaró su garganta y se mostró firme como todo un caballero.

—Ya tienes seis meses de gestación — besó su frente y le sonrió. —, tengo que cuidarte mejor... como sea posible.

El omega quedo embelesado.

—Ash...

—Aunque me causa duda una cosa — el japonés le escuchó con suma atención. —. ¿Tu mamá estaría de acuerdo? — en su mente navegó en las tramas shoujo cuyo nudo de la trama era el descontento de la familia tradicional.

De repente, el semblante de Eiji cambió drásticamente de puro amor a uno de póker. Entonces, se señaló el vientre y dijo un poco indignado.

—Creo que el daño ya está hecho — se rió por el jadeo de Ash. —, ella no le queda de otra más que aceptar, ¡pero Junko estará encantadísima!

—Ni me lo digas — Ash colocó su cabeza sobre la coronilla azabache, inspirando el olor a flores. —, a tu mamá ya la veo un poco menos estresada por lo de la mudanza.

Los músculos del omega se tensaron, a este punto Ash lo ha notado.

—Sí, está mejor... luego de la noticia... — suspiró. —. Fue repentino la mudanza pero puedo entender la razón. —en esas cuatros paredes fue abusado por Mizuno. Aunque su madre no le haya dicho, sus acciones y silencio hablaba por sí solas.

Sin embargo, por el lado de Ash quiso comprender entre líneas el mensaje de su novio.

—¿Eiji? — frunció el ceño, observándose en mansedumbre.

El aludido sonrió con tristeza.

—La entiendo... fue un gran shock para ella. No habla sobre mi embarazo, como si nada hubiera pasado — giró su rostro al ver que casi llegan a su estación. —. Olvidar también es superar, ¿no? — sobó su vientre y estuvo cabizbajo. —. Lo he intentado hacer lo mismo en mi vida y enfocarme en lo bueno, desde que papá falleció, Mizuno, el bebé... todo eso no lo quiero recordar.

Eiji ha demostrado ser bastante sabio, inteligente y minucioso en varios aspectos. El alfa no cesa de maravillarse con los fundamentos de la mente de su omega en momentos de crisis y de la cotidianidad.

Aún así, esa última profunda conclusión lo dejó reflexivo. No supo qué replicar o si estaba de acuerdo, subliminalmente existía una ambivalencia que no estaba seguro cómo interpretarlo como tal.

—No creo que nadie quisiera enlutar por siempre. — simplemente agregó, no sintiéndose conforme con eso.

Eiji ahora forjó la valentía de volver a Ash, reflejándose rápidamente en sus feromonas.

—Y creo que lo necesitaré hoy — buscó la mano de su novio y la sujetó con fuerza. —. El Centro de Adopciones quiere saber el sexo del bebé... ¡qué rápido! Ahora ya podré empezar a buscar un nombre ideal.

Ash se puso pálido y no habló más. Simplemente se abrazó en Eiji, permitiendo que su calor y aroma se calaran en él. Sabía que este proceso no era fácil para Eiji, fingir emoción no servía de nada.

Cuando llegaron a la clínica y los pasaron adelante, Ash pudo percibir los nervios de Eiji. Justo al momento de acostarse en la camilla y visualizar la ecografía la tensión estaba en el aire. Por lo mismo, el alfa sostuvo la mano del omega y no la dejó ir por nada del mundo.

El médico se dirigió a Eiji y le informó de manera profesional:

—Es una niña. —omitió las felicitaciones al saber de antemano el caso clínico y jurídico de Eiji.

En eso, Ash notó que el médico desvió la mirada, determinado en observar la pantalla. Entonces vio Eiji al borde de las lágrimas, con una sonrisa frustrada en su rostro. De ahí, lo besó en los labios y sostuvo su mano vigorosamente.

*

Al cabo de días, Sing, Shorter, Michael, Skipper y Yut Lung ayudaron a mover las cosas de Ash al apartamento de Eiji. Bueno... todos, a excepción del omega chino, colaboraron por la causa.

Estando en la habitación del alfa, uno pensaría que se comportarían al estar presente su familia adoptiva.

Que equivocados estaban.

—¡Muevan esa caja de por ahí! — gritó al señalar una esquina de montañas de equipaje. —. También hay que tirar esa lámpara, no tiene estilo.

El resto lo observó cansadamente mientras que el rubio comenzó a sacar humo por los oídos al acercársele. Buddy ayudaba en hacer escándalo con sus ladridos.

—¡Oye! ¡No botes mis cosas, bastardo de mierda! — Ash alegó jalándole de las greñas trenzadas.

Yut Lung bramó pero no se quedó con las ganas de darle una cachetada a Ash, la cual fue esquivada olímpicamente.

—¡Si tuvieras un sentido fashionista no estaríamos en estos dilemas! — le escupió en el rostro al gritar.

Al ver que la tensión y las feromonas se peleaban en el aire, Shorter decidió intervenir.

—Ya, ya... — hizo un manoteó para separarlos. —. ¿No se pueden llevar bien hoy? —señaló a Sing, Michael y a Skipper. —. ¿Acaso no piensan en los niños?

Ambos némesis se vieron y voltearon sus rostros. Eso era un no.

Buddy continuaba con sus jadeos y su colita no paraba de moverse.

En eso, Skipper resopló, llamando la atención de los demás.

—Nosotros no los seguimos a ellos — agarró a Sing del brazo. —. Lo seguimos a él... — sus ojos brillaron con un hermoso fulgor.

Antes de que el adolescente pudiera responder, su otro brazo fue prisionero del agarre de Michael.

—Es nuestro líder... — sonrió ampliamente.

Buddy se unió a ellos entre ladridos y subiéndose en dos patas hacia los niños.

De inmediato, Sing carcajeó atontado, en especial al percibir los celos de Ash.

—Ej,je,je...chicos, me sonrojan.

Por otro lado, Max, Jessica y Eiji se hallaban sentados en la mesa tomando el té y escuchando la bulla desde la distancia.

—¿Por qué no los ayudas, Max? — preguntó Jessica de modo acusatorio.

El aludido aclaró su garganta y el omega japonés dio un gran sorbo de su bebida, un empañado en sus gafas.

—Es por mi espalda, cariño... ya sabes que no es cómo la de antes — se dio unos golpecitos. —, oye, no me veas así, si tienes unos muchachos fuertes que ayuden.

—Será mejor que les pagues por su esfuerzo. — le volteó la cara y luego le sonrió a un desubicado Eiji.

—Sí, lo haré, mi amor.

Aunque Jessica pensaba en dinero, Max lo hacía en especie: una pizza grande para todos sería suficiente.

Se dio por punto y aparte la conversación del matrimonio y Jessica le dirigió la palabra al omega.

—¿Cómo te encuentras? ¿Las náuseas cesaron?

Eiji sonrió de oreja a oreja. Ya no tenía el malestar pero sí las pesadillas.

—La medicina está funcionando bien.

—¡Qué alegría! — exhaló a todo pulmón. —. Vivir con náuseas todo el embarazo es de lo peor...

—Sí, me lo imagino.

Justo antes de que el ambiente se asentara a ser sofocante por centrarse en él y su gestación, llegó Yut Lung de manera elegante hacia la mesa, sentándose al lado de la mujer alfa.

—Ay, señora Lobo, el almuerzo de hoy fue una exquisitez — el omega chino alabó. —. Tiene que pasarme la receta.

A la mujer alfa le brillaron los ojos.

—Dime Jessica — sonrió de oreja a oreja. —. En realidad lo saqué de Internet, siempre tengo que buscar algo para hacer porque vivo con puro melindros. — carcajeó suavemente junto con Yut Lung.

—Ay, debe ser una pesadilla.

En eso, Max observó a Eiji, confundido.

—Pero si solo fue pollo con patatas fritas... — le murmuró, extrañado. —, y estaba grasoso.

Sin embargo, el japonés vislumbró la mirada de complicidad en Yut Lung, comprendiendo de inmediato que él estaba ahí tras percibir su incomodidad en la mesa con sus suegros.

Eiji simplemente sonrió agradecido.

—En gustos se rompen géneros. — quiso camuflar las intenciones de su amigo.

Aún así, Max no parecía del todo convincente, en especial a la hora que estudió la figura de Yut Lung, quien se veía como un omega con una fobia al engorde.

—Sí, claro — notó que la conversación se tornó a uno de señoras. —. ¿Quieres ir ver un partido? — su voz mostraba su emoción contenida.

Antes de que pudiera al menos procesar la pregunta, Eiji fue arrastrado a la sala para ver la televisión. Casi lo disfrutaba en su totalidad hasta que el bebé comenzó a patearlo dentro de su vientre como si estuviera jugando a la pelota y supiera del juego que Max gritaba a todo pulmón.

Entonces, Eiji lo ignoró, procurando sonar enérgico como el beta.

Mientras tanto, los demás estaban aún ocupados en mover las cosas de Ash. Bueno... eso solo era una fachada puesto que Yut Lung se fue, ahora estaban siendo ociosos en la habitación: los más pequeños jugaban en el celular de Sing, y este les ganaba en cada partida de PURG mobile.

Ash y Shorter estaban recostados en la cama del alfa, observando al techo para formar figuras imaginarias tal y como lo hacían de niños.

Aún con ese inocente juego, Ash intentaba no escuchar las habladurías de su amigo. Podía ser cruel en querer ignorarlo pero estaba bastante justificado: la forma en como Yut Lung y el pelo pincho tenían sexo era perturbador.

—A Yut Lung le gustan las nalgadas cuando entro. — comentó mientras lo hacía imaginariamente.

Ash se cubrió el rostro.

—Ya...

—También descubrí que es muy sensible en sus... pequeñas perlas —se refirió a sus testículos. —, por eso les doy una atención especial.

—Shorter.

—Y no pareciera pero a mi me gusta que me... mojen los botones — entiendose sus pezones. —, con cualquier líquido, ya te imaginarás cuáles — deslizó sus anteojos de sol y guiñó su ojo. —, me vuelve loco.

—¡Oye!

El pelo pincho parpadeó rápidamente, apreciando el rostro colorado del rubio.

—¿Qué?

—Es suficiente — vio de reojo a Sing, Michael y Skipper. —. Hay niños presentes.

—Por eso hablo en clave...

Ash refunfuñó. —Bueno, no me interesa tus... copulaciones.

—Ay, no seas así... — carcajeó suavemente. —. Estoy seguro que con Eiji han tenido sus travesuras íntimas antes que nosotros.

Entonces la expresión taciturna en Ash tornó la conversación en un tono más serio.

—En realidad, lo hemos intentado una vez... y fue un desastre.

—Oh... — Shorter se consternó un poco. —. ¿Tan malo es su miedo? ¿Es por lo que pasó?

—Sí — suspiró por medio de la nariz y dejó de observar a su amigo. —. No lo hemos hecho desde entonces, no me atrevo a pedírselo nuevamente.

—¿Por qué? — alzó ambas cejas en señal de sorpresa.

—Eiji fue violado.

Shorter se quedó en corto.

—¿Y qué?

Por la respuesta despreocupada, Ash se alteró.

—¡¿Cómo "y qué"?! Tiene traumas y no quiero dañarlo, lo que debo de hacer es protegerlo y amarlo...

El otro alfa asintió muchas veces, procurando ordenar sus ideas.

—Sí, sí entiendo pero, ¿Eiji explícitamente te ha dicho que no quiere hacerlo?

Ash quería apelar; sin embargo se retractó al no recordar que Eiji le había negado tal situación, es más, cuando lo quisieron hacer la primera vez él tomó la iniciativa.

—Ah... no...

En eso, Shorter chasqueó sus dedos.

—Ahora comprendo— sobó el hombro del rubio con ternura.—. Ash... sé que tienes buenas intenciones pero no te das cuenta que lo estás encasillando en una pobre víctima de abuso, como si Eiji solo fuera eso — relamió sus labios e inclinó su torso para susurrarle en el rostro. —. Es como decir que a mí solo se me reduce a un dealer por mi pasado... o Yut Lung como una prostituto más para sobrevivir.

De repente, Ash abrió sus ojos de par en par.

—¡¿Era un prostituto?!

Shorter contuvo la respiración y quedaron en pausa incómoda por un momento. Los niños los vieron en shock pero continuaron con su juego cuando se percataron que estaban perdiendo la partida.

—No lo escuchaste de mí —aclaró su garganta y se puso una postura firme. —. El punto es que... Sé que lo que le pasó a Eiji fue terrible... —sonrió empáticamente.—, pero los traumas se superan de a poco... si no le preguntas... si no lo intentan, siempre estarán estancados...

Los fruncidos labios de Ash incorporan una tensión en la conversación. Lo meditaba pero a la vez estaba asustado.

—Pero Eiji, no lo quiero obligar a tener relaciones conmigo.

El alfa chino se acercó más al rubio y lo agarró de los hombros para captar su atención.

—No lo haces... por eso debes de ser sincero y ver qué es lo que Eiji y tú quieren... —sus palabras sonaban tan dulces que Ash se sonrojó un poco. —, ay bro...si Eiji decide que no está listo, eso ya es distinto, entonces no lo hacen y ya.

La importancia aquí era el poder de la comunicación, eso era lo que Shorter quería transmitirle a Ash.

Cuando pudo comprenderlo bien, el rubio se le suavizó su mirada.

—Gracias — dio un pequeño resoplo. —. ¿Desde cuándo te has vuelto experto en las relaciones?

—Siempre he sido así — ahora se sintió realmente ofendido. —, hombre de poca fe.

Antes de que pudieran decir otra cosa más, Yut Lung apareció de la nada, somatando la puerta con furia al contemplar la espléndida haraganería rebosando en la habitación.

Todos los presentes quedaron tiesos.

—¡Estúpidos, hay mucho que hacer porque este sinvergüenza no quiere tirar su chiquero! —señaló a Ash sin remordimiento. —. ¡A trabajar!

Tras alborotar el hormiguero con sus bramidos, al final de la tarde la habitación estaba desocupada.

Para Ash, era la primera vez que la veía así desde que lo adoptaron. Verla tan vacía le provocaba el mismo sentimiento en su corazón. Un nuevo capítulo de su vida se estaba cumpliendo ahora mismo.

Sus amigos y su novio estaban en el apartamento donde se iba a mudar, quedando él solo con los Lobo mientras contemplaban la habitación en silencio.

De repente, Ash oyó un pequeño sollozo del beta, haciendo que girara su rostro en estupor.

—¡¿Estás llorando, viejo?!

Max negó con la cabeza y se limpió con fervor su rostro con la manga de su camisa.

—¡Claro que no! — sin embargo, nuevas lagrimitas se formaron en sus ojos. —. Es solo que... estás dejando el nido tan pronto.

Ash apretó sus dientes, aguantando las ganas de ponerse sentimental.

—¡Pero si viviré en el apartamento de al lado! No me voy tan lejos...

Aún así, eso provocó que Jessica y Michael se unieran a la orquesta de lágrimas y mocos que dirigía Max.

—Recuerdo cuando llegaste y decoramos tu cuarto... — Jessica no ocultó su gimoteo. —. Ahora me doy cuenta que has crecido ya...

—Hermano... —Michael lloró en la camisa del alfa. —. Te voy a visitar.

Ash rodó sus ojos que ardían en gotas cristalinas. Un poco hartó del drama que estaban armando, los rodeó entre sus brazos y sonrió apaciblemente.

—No los estoy abandonando, tontos... — permitió que unas cuantas lágrimas se deslizaron en sus mejillas. —, pero gracias... por aceptarme y permitirme vivir en su familia...

—Ahora el idiota eres tú, ¿Qué pasó con ese IQ de superdotado?— Max le dio un golpe en la espalda. —, siempre serás parte de esta familia.

La calidez en el interior de Ash era agradable, mansa, llena de estima. Lo único que pudo hacer era abrazarlos más fuerte a ellos... a su familia.

*

Eiji exhaló satisfecho al acomodarse en la nueva montaña de sobre el nido para leer un libro mientras que Buddy estaba a su lado acostado. La frescura de los aromas de Ash y las de él entremezclándose lo relajaba y no podía pedir nada mejor.

Desde hace ya casi dos semanas su vida parecía como... un matrimonio.

Ante el pensamiento, sus mejillas se tiñeron de rojo intenso y empañaron sus gafas.

Ash ha sido un alfa de ensueños: le ayuda con los quehaceres (a pesar de que es un flojo por naturaleza), lo mima comprándole sus antojos o cosas de Nori Nori, y le da masajes cada noche en sus inflamados tobillos y pantorrillas y se acostaban abrazados hasta el siguiente día laboral.

Por acciones como esa han hecho que sus pesadillas pararan, o al menos las reacciones ante esta no son tan violentas. Simplemente abre sus ojos con horror e intenta regular su respiración mientras se concentra en la esencia de Ash encima suyo, donde podía sentir su cuerpo con la palma de su mano.

Cuando era fin de semana por lo general salían o visitaban a los Lobo.

Una vida tranquila...y normal, como debería ser.

—¡Eiji, estoy en casa! — la puerta rechinó al abrirse, mostrando a un risueño Ash adentrándose en el apartamento.

Por el momento, el alfa ha intentado aprender japonés para entender mejor a la familia de Eiji o a su novio. Apenas ha empezado y aún por la falta de tiempo entre el trabajo y estudios, ha podido avanzar sorprendentemente bien con el idioma.

Bienvenido. — sonrió plácidamente.

Ash, al hallarlo en el montículo de prendas, se contagió con el mismo gesto que Eiji, acomodándose a su lado y besando sus labios suavemente. Las feromonas de inmediato se alborotaron y sus brazos rodearon sus cuerpos mutuamente, necesitando la atención del otro.

Por su parte, Buddy abrió un ojo por la interrupción de su sueño y se volteó hacia otro lado, casi ofendido.

—¿Qué libro lees? — la astilla de la curiosidad activó los sentidos del alfa al ver por el rabillo del ojo el objeto escrito en japones al lado de Eiji.

Así, dejaron de besarse y el omega se cohibió.

—Lo encontré en la Biblioteca... — desvió la mirada y frunció sus labios. —, es sobre nombres...estoy indeciso aún.

El alfa lo comprendió de inmediato. No hizo más preguntas, solo continuaron con los besos para que no pensara en un mal rato. Desde que ha aprendido japonés, se percató de lo difícil que era colocarle un nombre a una persona, lo llevaban más allá en darle un significado único a cada uno y, el bebé al no tener apellido, sería un poco más complicado.

Por eso, Ash siguió con las caricias de sus labios, robando sus suspiros e invadiendo la privacidad de la cavidad del omega con su lengua.

—Puedo oler que hiciste la cena — el alfa se separó para hablar pero su Eiji no le permitió decir mucho, puesto que nuevamente sus labios se conectaron. —, pude haberla hecho... — sin embargo, completó su oración entre besos.

En eso, Eiji negó con la cabeza, juntando su frente con la de Ash.

—Quise hacerla hoy, últimamente has estado cansado.

—Sí, pero... pude comprar comida también.

—¿Salchichas? — alzó una ceja.

—Es mejor que nada. — sonrió entre dientes.

—Ya... — ocultó su rostro en el cuello de Ash mientras reía. —, vamos a comer.

Una mirada pícara se dibujó en el rostro del rubio.

—Buena idea.

Sin previo aviso, lo cargó al estilo nupcial entre sus brazos, ganándose un gritito en su oído y un resoplo por parte de Buddy al ser asustado repentinamente.

—¡Ash! — rodeó sus brazos en el cuello y sus lentes estaban desajustadas por la vergüenza. —. Bájame, debo estar pesado...puedo caminar. — de reojo observó su vientre.

Aunque las palabras de Eiji contenían la verdad, al aludido no le importó mucho. Fue así que contempló su rostro y se deleitó en su dulce mirar y el aroma repleto de mil y un emociones.

—En vez de concentrarte en pequeñeces, deberías de admirar mi fuerza. — dio varias vueltas en el mismo lugar, haciendo que el cuarto se llenara de risas y alaridos de ambos.

—¡Ash! — sus carcajadas y sus pataleos entibiaba en corazón del alfa.

—¡No te escucho alabarme!

Harto de tanto bullicio, Buddy comenzó a quejarse por medio de sus ladridos pero solo agregaban al escándalo dentro del apartamento de su amo.

No obstante, al sentirse mareado, Ash se detuvo y sujetó con más fuerza los muslos de Eiji sobre sus manos. Al apreciar su vulnerable figura a su merced, se sintió dichoso y su corazón latió vigorosamente.

Entonces, caminó hacia la mesa en silencio y sentí a Eiji con sumo cuidado, creando un ambiente entre ellos totalmente distinto, uno más romántico y sereno. Era imposible describir con palabras los sentimientos que resguardaba hacia Eiji. Su vulnerabilidad lo impulsa a actuar de esa manera irracional, sus transparentes emociones lo ayudan a ser más delicado y su amor mutuo era su fortaleza.

Aunque no podía negar que quisiera dar un paso más allá. El atrevimiento de vivir juntos no era suficiente ni tampoco en disfrutar de momentos íntimos que no llegan más que besos fogosos; las palabras de Shorter todavía le retumban en su cabeza pero él no podría hacerle nada a Eiji, no después de haberlo intentado y fracasó estrepitosamente.

Ash tenía miedo que él sería la causa de revivir los traumas en su omega, en no poder protegerlo de esos fantasmas le provoca impotencia total, sobre todo cuando su celo se pronunciaba inesperadamente por estar mucho tiempo con su pareja y la tenía que frenar con medicamentos.

Hasta que Eiji estuviera listo, lo harían. ¿Cuándo sería eso? ¿Ahora? ¿Después del embarazo? ¿Nunca?

No han tenido esa conversación antes, quizá era momento de hacerlo. ¿Lo estaría presionando si se refiere acerca del tema?

Tantas dudas, nulas respuestas; pero Shorter tiene razón, debe al menos intentarlo.

Por eso, después de la cena, Ash se hallaba lavando los trastes mientras que Eiji los secaba y guardaba en su lugar. Parecía estar todo normal, pero la mente del alfa estaba en su propio mundo, cuestión que el omega lo notó.

—¿En qué piensas?

El rubio parpadeó unas cuantas veces y enjuagó un plato.

—¿Hmm? — lo observó detenidamente.

—Estás muy callado — se paró de puntillas y palpó su mejilla. —. ¿Sucede algo?

Ash quiso negarlo todo mas su impulso en confesar lo que sentía por dentro posee voluntad propia. Entonces vaciló, inclinando su cabeza ante los toques de Eiji en su rostro arrugado en congoja.

—Eiji... — se quitó el jabón de sus manos y se las secó con la toalla que tenía su omega. Luego de eso, su atención se enfocó completamente en él. —. Hay algo que quisiera hablar contigo.

—¿Qué... cosa...? — se puso nervioso por el tono de voz empleado.

—No es nada malo — lo consoló al sobarle sus hombros y sonreírle débilmente. —. Es algo que debemos de discutir... que me tiene un poco inquieto.

—¿Eh?

—Sexo — cerró sus ojos fuertemente y agregó al ver el rostro perplejo de su omega. —, quisiera saber tu opinión al respecto...

—Pero Ash...no sé que quieres... —se hizo el desentendido.

—Nosotros teniendo sexo... — suspiró e intentó relajarse y pensar muy bien en sus palabras. —. Sé honesto conmigo, ¿te gustaría intentarlo otra vez? — tensó su quijada. —. La última vez no fui cuidadoso contigo... perdón.

Eiji negó fervientemente con la cabeza.

—¡Te equivocas! Yo sugerí hacerlo hasta el final... y... lo estaba disfrutando... — exhaló, recordando los eventos pasados. —, el problema soy yo.

Con el corazón en la mano ante la expresión sumisa en Eiji, Ash besó su frente y lo abrazó con ternura.

—Nunca serás un problema ante mis ojos... — sintió el cuerpo de su amado temblar y lo rodeó con más fuerza.

—Ash... — sus brazos rodearon su cintura y ocultó su rostro en sus ropas, mostrando su debilidad ante la piedra angular en su vida.

—Puedes negarte — lanzó feromonas tranquilizadoras a su alrededor. —, no estaré decepcionado... solo quiero tu felicidad...

—¿Y qué hay de la tuya? — murmuró con dolor. —. ¿No la estoy condicionando? — suspiró y enterró aún más su rostro. —. Yo sé que quieres tener sexo...

No mermando las dudas de su novio en espantarlos con caricias, Ash forzó suavemente a verlo frente a frente, y sonrió.

—Ay, Eiji...— secó una lágrima rebelde resbalándose de la mejilla con su pulgar. —, mi dulce Eiji — besó su mejilla enteramente seca. —. Si no es consensuado, entonces no quiero nada...

Una agradable sensación cosquilleo el alma del omega. Por la impresión no pudo llorar, hablar o moverse, estaba hipnotizado por el noble semblante de Ash.

Él sabe que el alfa lo ama... pero por momentos como estos realmente puede sentir su afecto hasta en lo profundo de su ser.

—Sí... — susurró con un hilo de voz.

Ash alzó ambas cejas.

—¿Cómo?

—Sí quiero... — encogió sus hombros y su voz se rajó. —, quiero hacerlo ahora... desde siempre he querido —apretó sus manos en puños. —, me frustra en no poder pasar la noche así contigo...

El brillo en los ojos de Eiji captó la devoción en Ash. No hubo cabida de emociones fuertes, solo de apacibles y agradables. Su omega no se reducía a un trauma... pero aún si nunca hubiera sido abusado, lo trataría con mucho cariño.

Por lo mismo, Ash capturó mansamente los labios de Eiji, permitiendo que la pasión ardiera de a poco. Fue correspondido con la misma intensidad, el sonido de sus suspiros de sus lenguas tocarse y sus brazos añorando encontrarse con piel se convirtieron en un estímulo hambriento de placer.

—Si sientes que es mucho para ti... — el alfa exhaló ligeramente aún sintiendo un hilito de saliva entre sus labios de ambos. —, no dudes en decírmelo... — no quería caer en el error de la última vez. Por estar cegado en satisfacerlo no se dio cuenta que lo pasó mal. Por lo mismo, era un trabajo en equipo, solo así podrían tener disfrute en sus cuerpos.

Al escucharlo, Eiji alzó su mirada hacia la de Ash. Estaban tan cerca del otro que podían verse los poros de sus rostros y el rubor manchando sus mofletes.

—¿Te parece una palabra clave? Así si hay algo que me molesta, la puedo decir...

—Es una buena idea — lo felicitó con un beso efímero en su mentón. —. ¿Tienes una en mente?

—Nori Nori.

En un santiamén, el ambiente romántico se esfumó y las feromonas de Ash se pusieron lúgubres.

—No.

De un momento a otro, Eiji infló sus mofletes y frunció el ceño en señal de un puchero.

—¡Así apreciarás a Nori Nori como se merece! — golpeó suavemente el pecho de un desinteresado Ash. —. Me da confort y lo sabes. ¡Acéptalo y no seas gruñón!

El rubio rodó sus ojos. Ahora ya no verá al pajarraco de la misma manera que antes. —¡Está bien! usa la que quieras...

Eiji dio un brinco de victoria y besó la puntilla de la nariz de Ash.

—Gracias.

Acabado el tiempo de comedia, ambos se observaron fijamente y sonrieron por lo tontos que podían llegar a ser en ocasiones.

Entonces, el ambiente retomó su dirección anterior y las feromonas se concentraron en una mezcolanza de ansiedad y afecto. Lentamente, cerraron sus ojos y volvieron a juntar sus labios.

Eiji esperaba que Ash fuera más urgente con sus besos pero lo llevó a un baile más tranquilo. Lo que no se esperó fue el momento en que había sido empujado contra la pared, con las manos del alfa acunando el marco de su rostro, las palpaba para presionar sus labios suavemente sobre la boca. Aunque la atmósfera se calentó, Eiji podía sentir a Ash alargar cada movimiento de sus labios sobre los suyos. Parecía concentrado, con una intensidad para mantener un ritmo que capturaba cada respiración laboriosa que hacían. Estaba reservado, tomándolo con tanta firmeza como un suspiro, pero lo hizo sentir tan dulce... más dulce que el azúcar.

El roce de las yemas de los dedos de Ash tocó ligeramente el tramo de la línea de la mandíbula de Eiji, y suavemente lo hizo a un lado para presionar sus labios completamente sobre los del omega, respirando el mismo aliento y percibiendo sus excitados aromas, gemidos acallados sonaban de sus gargantas.

El alfa separó suavemente sus labios, empujando los de Eiji para que se abrieran, y lamió la hendidura donde se escondía su lengua. Una mezcla de nervios y deseo, Eiji tembló tan levemente cuando lo encontró en el medio... y tocó su lengua contra la suya. Las manos de Ash agarraron el cuerpo del japonés para sostenerlo contra él, moviendo sus labios más cerca, hasta que perforaron el interior de sus bocas en un beso más profundo e invasivo.

—Eres hermoso, Eiji... —delineó la curvatura de su vientre.

El omega cerró los ojos con fuerza, superado por la sensación placentera, incluso el bebé comenzó a patalear pero lo ignoró por completo. Era como si le hubieran sacado el aliento de la garganta, jadeando por aire entre cada beso controlado, sobresaltándose por el sonido de el olor erráticos de sus feromonas, un calor como un fuego vivo hirvió sobre su piel, no solo por el rubor que había capturado su rostro, sino por todas partes... un calor familiar que sintió esa ocasión, que había encendido cada partícula de su cuerpo.

Y los besos de Ash eran tan pausados y largos, Eiji estaba sin aliento por todos y cada uno de ellos. Sus ojos, entrecerrados y apasionados, los abría una o dos veces y contemplaba la mirada afectuosa del alfa que amaba. Los brillantes ojos esmeralda de Ash, ocultos por pestañas rubias, su piel iluminada y su rostro perfecto sacaron un gemido ahogado de la garganta de Eiji. Hubo casi una incomodidad convertida en ternura cuando Ash interrumpió sus movimientos para rozar su mejilla contra la de Eiji, acariciando sus labios en besos leves contra el cabello negro, con tanto amor, tanto cariño.

—Ash...

—¿Puedo? —respiró contra la oreja de Eiji, antes de bajar sus manos a su camisa.

Ash se movió como si disfrutara cada segundo de trazar las curvas y la estructura de la forma de Eiji, aún en el embarazo... no dejaba de ser perfecto. Por lo mismo, llevó las puntas de sus dedos para sentir tiernamente la forma de su cuerpo, y disminuyendo la velocidad a un ritmo extraordinariamente destructivo cuando sintió que Eiji se estremecía bajo su toque.

—Ash...

—¿Estás bien?

Esperó un rato mientras que Eiji le confirmaba al asentir. Fue así que Ash se inclinó hacia adelante, haciendo que las piernas del omega se doblaran sobre el regazo del rubio, lo que obligó a Eiji a deslizarse más abajo por la pared con su entrepierna justo encima de la de Ash. El estallido de un calor completamente nuevo y vergonzoso se elevó desde el fondo de su alma para disparar endorfinas sensacionales hasta las puntas de los dedos de Eiji y Ash se embriagaba por esas deliciosas feromonas.

Ambos se atragantaron un grito ahogado, cada fibra de sus corazones había sido tocada por los gemidos.

La respiración de Eiji se volvió errática al ser descubierto de su camisa, revelando sus caderas desnudas que sobresalían por encima del dobladillo de sus jeans. Ash lo miró con un destello de deseo cargado, reprimiendo el impulso de hacer algo precipitado. Sus manos se curvaron suavemente alrededor de los hombros de Eiji mientras sus ojos recorrieron su estómago abultado con la pregunta saliendo de su boca:

—¿Está bien si te toco ahí?

Eiji se había tapado la boca con las manos en un vano intento de mantener la voz baja, ya que quería desesperadamente gemir cada vez que un agradable escalofrío recorría su cuerpo. Ash lo afectaba tan fácilmente, cada vez que sintió la delicadeza de los dedos, sus movimientos, su palma curvándose para dar forma a las partes de Eiji, conociendo cada parte física de él de la manera más íntima. Provocó que Eiji asintiera, permitiéndole ir más allá. Y profundizaron en territorios apasionados cuando Ash enroscó su cuerpo y presionó su boca contra la sensible curva del cuello, aún con el collar todavía puesto, mientras sus dedos serpenteaban a través de la piel de su vientre.

—¡A-Ah! — inclinó su cabeza hacia atrás, brindándole mejor acceso a la lengua de Ash sobre su yugular.

—Eiji...

Ash lamió su lengua allí, mordiendo, besando y haciendo que Eiji temblara y sucumbiera a cómo se sentía todo. Las caricias de sus manos sobre el torso del omega lo excitaban por su tersa piel, cada vez que redondeaba los sensibles pezones o les daba un suave apretón, Eiji instintivamente arqueaba su espalda... empujándose más cerca del agarre de Ash.

Los ojos del omega se abrieron de golpe, incapaz de creer cómo estaba respondiendo, cedió a los gritos de su corazón, su cuerpo derretido y la felicidad abrumadora. que lo condenó al paraíso.

De repente, Eiji se estremeció cuando Ash dejó caer sus manos en el cinturón alrededor de sus jeans, trazó la hebilla y luego toqueteó distraídamente la aparente tela abultada justo debajo.

—Ay. — ocultó su rostro entre sus manos.

—¿Estás erecto...? —comtepló con ojos entrecerrados. Lindo.

—¿R-Realmente me acabas de preguntar eso?

—¿Es que no lo has notado? — dio una risita ante el rostro confundido de Eiji. —. Yo también lo estoy. — con el tono más tierno rozando en el oído cuando se inclinó para besar su sien de su omega.

Ash habló como si se hubiera emborrachado al darle afecto a Eiji. Los besos ligeros y suaves que dejó desde la parte superior de su cabeza, hasta el cuello, hasta su pecho expuesto solo lo demostraron.

Entonces, caminaron entre besos hacia el sofá y se sentaron (porque su nido lo tenía ocupado Buddy), el calor entre ellos no se había calmado en absoluto. Eiji apretó las piernas juntas, sintiéndose ansiosamente caliente y molesto debajo de su ropa y estaba seguro que Ash se sentía de igual manera. Así, fervientemente, el alfa se inclinó sobre sus rodillas, levantando los brazos para quitarse la camisa.

Eiji quedó embelesado, lo tonificado de su torso y el sudor deslizándose sobre sus músculos era una visión ardiente.

—Ash...

El aludido sonrió por el pasmo del japonés luego de haber tirado su camisa al suelo.

De repente, inmovilizó a Eiji por un brazo sin apenas hacer fuerza. Simplemente se dejaron caer juntos y se acostaron horizontalmente contra el colchón del sofá, con la cabeza del omega golpeando las suaves almohadas y sus manos cerca de sus cabellos. Con los ojos muy abiertos,  sintió quemado por las manos de Ash presionando su estómago, mientras preguntaba:

—¿Está bien si me desvisto?

Eiji se sorprendió por lo gentil que estaba siendo su alfa. Pidió permiso, se tomó su tiempo, dejó que tuviera el control total a pesar de ser el sumiso debajo de él. Hizo que los momentos más vulnerables fueran mucho menos aterradores y, en cambio, mucho más significativos.

—Por favor...

Ash volvió a besarlo, con su mano enterrándose en el cabello negro azabache de Eiji, retorciendo mechones alrededor de sus dedos al unísono con el movimiento de su boca, invitando a su lengua a un baile antes de separarse para besar cada parte de su rostro. Ash no dejó ningún espacio sin tocar antes de rozar suavemente el borde de sus labios por el cuello de Eiji, hacia su clavícula desnuda, moviéndose hacia su pecho...

Sin darse cuenta, el omega había agarrado con sus manos la espalda desnuda de Ash, acercándose a su cuerpo como si él no podía dejarlo ir, y presionó su rostro contra el hermoso cabello rubio hasta que siseó bruscamente aire a través de sus dientes mientras Ash besaba alrededor de los pezones, moldeando suavemente sus labios alrededor de las partes más suaves, forzando un gemido gutural en Eiji que hizo que los dedos de sus pies se curvaran. Por el embarazo estaban tan sensibles que el omega no aguantó el placer que sentía por dentro.

—Ah...allí...Ash... se siente bien...

Ash sintió una tremenda paz por no haber escuchado la palabra clave hasta el momento. Fue así que sostuvo a Eiji contra él y agarró el torso, lo levantó en un arco mientras besaba, mordía y chupaba ese punto receptivo que hacía que la cabeza del omega diera vueltas.

El japonés fue aniquilado por los nervios que destrozaron su cuerpo hasta convertirlo en un tembloroso desastre, pero en su interior, un sentimiento caliente y embriagador se estaba construyendo y formando...Y tener a Ash mirándolo con ojos llenos de amor, sosteniéndolo cerca y deseándolo, Eiji sintió que pertenecía allí.

Finalmente, Ash llevó su rastro de besos al dobladillo de los jeans de Eiji. Sus dedos jugaron con el cinturón, pero se detuvieron antes de ir más allá cuando el alfa lo observó detenidamente.

—E-Eiji...recuerda...usar la palabra clave si en algún momento es demasiado para ti, dime que pare y lo haré.

El japonés suspiró conmocionado y agarró los lados de la cabeza de Ash, apartó suavemente los mechones sueltos de su rostro que se sonrojaba tanto y le dijo honestamente:

—Sí... — besó su mejilla y las sobó. —. Confío en ti, Ash. Más que nadie en el mundo...

Ash se puso sensible con eso, sentir esta felicidad, mantenerlo cerca de su corazón, que esto dure toda la vida en su corazón... Eiji supere todos los episodios de vergüenza y dejarse hundir en este placer sin sus traumas era lo que más deseaba.

Si este era un paso para hacerlo... lo haría con gusto.

Así, bajó el pantalón y el calzoncillo de Eiji y percibió una oleada de placer de feromonas. 

Eiji prácticamente había estallado en el momento en que estuvo expuesto. Con ambas manos cubriendo el calor de su rubor, y se estremeció. La timidez se apoderó de su ser mientras yacía prácticamente desnudo debajo de Ash, quien había besado tiernamente la longitud de la erección para asegurarle que todo estaba bien. Cuanto más besaba, más se relajaba Eiji. Y un suspiro pasó por sus labios mientras caía en una calma donde su respiración se hacía más pesada. Ash lo hizo sentir deseado, y lo hizo sentir seguro... luego lo hizo sentir caliente, y un fuego abrasador se encendió desde adentro.

Esto era amor...

Un intenso placer vino en su lugar. Un tipo completamente nuevo de temperatura hierve la sangre a través del cuerpo de Eiji. Ash derritió sus labios alrededor de su pene y gemidos escaparon de sus labios de ambos.

—A-Ash...tú...tú también...

Esta respuesta entrecortada instó a Ash a bajarse los pantalones y liberarse a su vez. Eiji apenas podía concentrarse, todo su ser estaba sucumbiendo al éxtasis que se agitaba en su interior, pero algo crudo y pesado deleitó su mirada al contemplar que Ash tocaba su propio endurecido pene mientras lamía la longitud de su eje al mismo tiempo. Era la cosa más erótica que había visto en su vida. Eiji había visto una variedad de expresiones en el rostro de Ash, pero esta era la primera vez que lo veía contorsionado de placer. 

Le tomó mucha fuerza de voluntad a Eiji contenerse de correrse ya... se había sacudido debajo de él por la intensidad con la que se estremeció.

Pero Ash chupaba cada vez más rápido, su lengua se curvó alrededor de la punta sensible del miembro de su omega, una y otra vez, agarrándolo con su garganta en sincronía con el ritmo de su propia masturbación.

Eiji mordió sus labios, indefenso debajo de él. retorciéndose y gimiendo. Un calor que se había estado acumulando desde su interior pronto lo atravesó. Con los ojos entrecerrados y clavados en Ash adorándolo. Es posiblemente la imagen más deseable que  jamás vería. Respiró pesadamente, entregándole su vida y amor en un suspiro sin palabras.

De repente, como si hubiera cedido a algún instinto depredador de la naturaleza alfa, Ash se lanzó hacia adelante para capturar los labios de Eiji con los suyos, chocaron juntos, una variedad de emociones embriagadoras ferozmente al borde de la euforia absoluta. El pene de Ash se deslizó sobre el eje de Eiji y él los frotó entre sus dedos rápidos, deslizando salvajemente mientras sus caderas se arrastraban contra las suyas en movimientos agonizantemente estancados. Eiji juró que se hundió en la locura, había tirado del cabello rubio mientras todo su cuerpo giraba, empujando su erección en un ritmo lento y gradual contra la de Ash.

—Eiji...argh... córrete... córrete conmigo...

Una estremecedora sensación palpitó dentro del falo de Eiji, un momento de intensa alegría destrozaron cada partícula de su cuerpo cuando, de repente,  se corrió, derritiéndose como nieve arrojada al fuego.

—¡Ay! Ahh...¡Ash!

El semen se derramó en charcos sobre sus estómagos. La confusión del nombre de Eiji salió de la boca de Ash cuando él también eyaculó. 

Eiji se estremeció deliciosamente, piel con piel. Había mirado con asombro al hombre y después llevó sus labios a la oreja de Ash, moldeando suavemente su boca alrededor de su lóbulo y mordiéndolo para reclamarlo. Como él quería desde el principio. 

Ash yacía inerte sobre el cuerpo de Eiji, antes de atraparlo con sus brazos envueltos alrededor de sus hombros, acercándolo a él... hundiendo su rostro en su cabello... respirando su olor a transpiración y feromonas.

El ritmo errático de los latidos de su corazón no se había ralentizado por la adrenalina. Las revoltosas endorfinas sobrantes de su clímax habían encendido cada parte de sus cuerpos, haciendo que cada movimiento extraviado fuera más sensible que el anterior. Eiji podría jurar que en ese momento sintió que se había convertido en uno con él. Por lo mismo, se aferró a él, desesperado por alargar la sensación todo lo que pudiera hasta que Ash se agachó, dejando pasar su mano ociosamente sobre la piel de sus muslos, su pene, sus testículos, extrayendo hasta el último gemido que pudo de su boca de antes de que las puntas de sus dedos se aventuraran a ir más abajo...

Eiji se estremeció; su rostro sonrojado estaba  irradiando el descenso de un placer inolvidable para comenzar nuevamente. Pero de repente, la alarma lo sacó de su estado de embriaguez, su cuerpo gritaba por auxilio. Ash solo había tocado su entrada y retrocedió con miedo.

Mizuno...

—¡No! ¡Ash, espera! ¡Espera! — cerró sus ojos con fuerza. —.Nori...Nori...

El omega se movió debajo de él y agarró la muñeca de Ash. Parecía como si Ash hubiera regresado a su propia forma corpórea cuando sus ojos se abrieron y de repente volvió a la conciencia. Se congeló, mirando a los ojos de Eiji. 

El pánico se apoderó de su mirada por un momento.

Ash tomó su mano entonces, y entrelazó sus dedos con los suyos.

—¡Lo siento! Me dejé llevar por mis instintos... — quedó sin aliento. —. ¿Te lastimé? —llevó la mano de Eiji a sus labios y lo besó, suavemente, demorándose allí por si acaso.

Ash acarició con la palma de la mano la forma del rostro de Eiji, apartando las lágrimas sueltas de su piel, esas lágrimas que le habían recordado algo horrible.

—Y-Yo también me dejé llevar por los míos... — sollozó con el sonido de un susurro. —. Quería más... pero mi mente y mi cuerpo me obligaron a retroceder...

—Eiji... — besó delicadamente sus inflamados labios. —. Perdóname... no me quise exceder... debí preguntar si te podía tocar allí...

—No importa, Ash — Eiji aseguró, robándole otro beso. —. No importa... estoy bien... lo disfruté mucho... créeme...

Tras vislumbrar sinceridad en su mirada, Ash se escondió en el hueco del cuello de Eiji, acariciando debajo de su barbilla, y suspiró mientras envolvía sus brazos alrededor de su cintura. Completamente desnudo uno al lado del otro. Alma a alma.

Eiji tomó su cabeza entre sus manos y presionó la oreja de Ash contra su pecho, como si los latidos de su corazón pronunciaran cien palabras silenciosas. Lo amaba como si hubiera sido creado sólo para el amor pero también ocurrió la paradoja más amarga: aunque estaban juntos, se sentía tremendamente adueñado por Mizuno. Los pensamientos ansiosos y el corazón pesado regresaron por querer recuperar su cuerpo. La razón fue callada mientras se rendía al placer con su alfa, pero ahora gobernaba nuevamente con un rencor despiadado, echando a perder su felicidad temporal.

Era injusto.

—No hay que forzarlo — murmuró Ash con convicción. —. Poco a poco...mientras sea mutuo el placer... mientras tú te sientas bien... lo podremos lograr...

Eiji observó al techo con lágrimas en los ojos.

—Sí... — su quijada tembló de estrés, el bebé se estaba moviendo enérgicamente. —. Te amo, Ash...

El aludido se incorporó para limpiarle nuevamente su rostro y tomó su mano.

—Yo también te amo...

Se besaron antes de arroparse y acomodarse para irse a dormir. Ash no lo soltó bajo ninguna circunstancia y liberó sus particulares feromonas para calmarlo.

*

La bruma de su estado de inconsciencia no le permitía percatarse de los agentes externos ocurridos.

Ash exhaló de forma queda por una leve molestia en su somnolencia, y comenzó a ser insistente al sentir húmedo su rostro, cuya viscosidad y frialdad hacía que se pegaran sus pestañas.

Entonces, frunció su ceño y emitió pujidos quejosos, que se unieron por unos sollozos débiles.

Fue así que cayó en cuenta que algo no estaba bien. Forzó a sus párpados a levantarse y sus pulmones se llenaron de aire por una inspiración ansiosa.

De repente, se despertó de golpe al apreciar mejor los ladridos de Buddy en su oído, pero su sangre se heló al sentir a su omega respirar frenéticamente a su lado, murmurando cosas inteligibles y sus asustadas feromonas emanando de su cuerpo a una velocidad frenesí.

—¿Eiji?

Rápidamente se puso de pie, tropezando al principio en la oscuridad algunas prendas del nido, para encender la lámpara en la mesa de noche tras ser la más cercana.

Al tener el panorama más claro de lo que sucedía, Ash se petrificó.

Su omega estaba hecho un ovillo en una esquina del nido, sus jadeos amedrentados y el mar de lágrimas formándose en su rostro mientras sus quijada tiritaba dolorosamente.

Lo peor de todo era que él continuaba dormido.

El alfa no sabía qué hacer en ese instante, su estado de shock solo le permitió ser testigo de la escabrosa escena. Sin embargo, lo que fue su cable a tierra fueron chillidos de Buddy, como si le suplicara.

Entonces, Ash se acercó a Eiji para llamar su nombre. Quería probar tomar medidas suaves primero antes de usar la brusquedad del contacto físico para forzarlo a despertar.

No obstante, justo cuando sus labios se acercaron a su oído, pudo comprender que el omega no solamente gimoteaba, sino que también musitaba oraciones sueltas.

N-No... — retorció su cuerpo de un lado a otro. —. T-Te lo ruego... basta... M-Mizuno...

A Ash se le fue el alma. A pesar de que la tartamudez de sus palabras estaban en japonés, con el poco conocimiento que tenía del idioma pudo entender perfectamente el suplicio de su pareja.

¿Acaso por intentar tener relaciones sexuales, descaderaron el horror en los adentros de Eiji?

Ahora más convencido que nunca, el alfa comenzó a sacudir con fuerza los hombros del omega, y ahí se dio cuenta que estaba empapado de sudor, por lo que limpió su flequillo y luego acunó parte de su rostro y cuello mezclado en lágrimas para aliviarlo.

—Eiji, despierta — dio unas ligeras palmadas en sus mejillas y el aludido sollozó aún más. —. Es solo una pesadilla, Eiji, regresa — empezó a liberar varios feromonas con su concentrado aroma con el objetivo que alcanzar su presencia en su sueño. —. ¡Despierta, Eiji!

Rápidamente, el japonés abrió sus ojos de golpe, exhalando conmocionado mientras que su cuerpo se recuperaba de la transición. Aún con su vista borrosa, pudo ubicar a su consternado novio a su lado y a Buddy quieto, algo no muy común en él.

Las palabras no se formaban en su garganta, solo los suspiros elaborados y pausados. El rubio tampoco expresó nada, simplemente se limitó en sentarlo a la fuerza y cogerlo en sus brazos, haciendo que su rostro se ocultara en su pecho para que se llenara de sus feromonas del alfa.

Eiji no halló las fuerzas para rodearlo, continuaba abrumado por lo sucedido e intentaba todo lo posible en controlar sus náuseas.

Nuevamente soñó con Mizuno... para el bien de todos era mejor no mencionarlo.

—Ash... — expresó un quejido al sentirse ahogado con tanto aroma de su pareja. Por lo que él le entendió de inmediato y bajó el nivel de las mismas.

—Eiji... — cerró sus ojos y se perdió en el olor de sus cabellos azabaches al sentir todavía su temblor. —. ¿Quieres hablar... o quieres algo?

En eso, el joven omega se separó y realizó un manoteó casi cómico.

—No fue nada grave, Ash, es incomodidad por el embarazo — jugó con sus dedos la sábanas. —. O-Olvidemos todo esto... — sonrió inquieto. —. Ya se me va a pasar...

Fue ahí que Ash se sintió realmente ofuscado. Eiji aún le seguía afectando lo de Mizuno, más de lo que la gente y el propio Eiji cree.

Nuevamente esa frase que utilizó Eiji hace unos días: Olvidar también es superar.

Había algo en esa oración que le generaba cierto disgusto cuando lo escuchó aquella ocasión, como si su mente se apagara en modo de defensa, la voluntad de disociar le parecía... mal.

Le incomodaba porque estaba describiendo a su madre Ava O'Kellly... y lastimosamente también se refería a él en el pasado.

Eiji llorando solo, disminuyendo el problema para que nadie se preocupe tal y como lo estaba haciendo ahora mismo.

No... no puede ignorar esa señal de auxilio.

Así, Ash besó la frente de Eiji y sostuvo sus manos con delicadeza y palpándolas con su dedos pulgares, estando sentados frente a frente del otro. Mientras tanto, el omega lo observó con una leve curiosidad y Buddy se acostó cerca de ellos.

—Hay algo que no he podido decirte, en realidad no se lo he dicho a nadie — buscó la serenidad en su mirada. —; Max y Jessica me entregaron mis papeles de la adopción, resulta que mi madre... sigue con vida.

Eiji parpadeó, confundido.

—¿Qué?

—Al estudiarlos, hay una parte del expediente que establece que a ella le quitaron la custodia por estar metida en drogas —dio un largo suspiro. —, pero intentó recuperarme cuando Griffin falleció y ella completó una de tantas rehabilitaciones que tuvo.

El omega se acercó aún más a su novio, sin romper con el contacto físico.

—¿En serio?

Ash asintió.

—Y luego la fui a visitar.

—¡¿Pero qué?! — hizo sobresaltar a Buddy. Al contemplar la expresión del rubio, entendió que debía quedarse callado puesto que él tenía más que decir.

—Lo sé... es difícil de creer. En el pasado no me hubiera importado mi madre hasta que... — observó el techo por un instante y luego conectó sus miradas con esos ojos almendrados y hermosos. —, me entró la duda si ella realmente se esforzó por mí o era la terrible madre que mi hermano tallaba en mis recuerdos.

—Ash... — dio un apretón en sus manos y frunció su ceño en congoja, teniendo en cuenta que él mismo hablaba de la madre de su novio sin conocerla por haberle dado un significativo nombre.

—No puedo negar que estaba un poco ilusionado y expectante... pero ella... resultó ser la mujer que Griffin describía.

Sin previo aviso, Eiji se levantó y tomó la cabeza de Ash hacia su pecho, así como lo había hecho con él hace un rato atrás.

—Lo lamento... debió ser duro...

El corazón de Ash se derritió un poco en ternura. Se suponía que él debía consolar a Eiji y no al revés. En ocasiones su omega podía ser bastante empático hacia los demás pero nada amable consigo mismo.

Tras un momento de compartir dulzura en sus brazos y sus feromonas, Ash deshizo su abrazo y llevó a Eiji que se sentara sobre su regazo, sintiendo el peso del embarazo dormir sus piernas pero no le prestó mucha atención, quería tenerlo cerca, lo más físicamente posible.

—Al principio sí lo fue... ella nunca dejó las drogas realmente — aún las últimas palabras de odio le afectaban un poco. —, pero de esa experiencia me he percatado de algo...

—¿Sobre qué...?

—Ella no enfrentó nunca sus problemas, las drogas fueron su vía de escape, ella cree que todos conspiran en su contra.

De ese modo, Ash siguió vislumbrando a su omega con suma ternura y su mano acarició su mejilla como si tuviera voluntad propia, invadido por el espejismo de sus emociones reflejada en sus ojos.

—Comprendí que mi madre no era muy diferente a mí... — depositó un delicado ósculo en sus labios. —, y tampoco quiero que pases por lo mismo.

Por su lado, un poco desubicado, el japonés frunció el ceño y descanso una de sus manos en donde se encontraba la de Ash en su rostro.

—No entiendo...

Ash relajó sus músculos y se le dibujó un semblante nostálgico.

—Eiji, no siempre olvidar es superar...

La expresión del omega cambió drásticamente.

—Ash... yo no...

—Eiji, por favor... — imploró con cierta desesperación. —. Repetías el nombre de Mizuno en tus sueños...

El aludido dejó caer su quijada en zozobra y vio hacia otro lado. La vergüenza se proyectó en él.

—Lo siento... te decepcioné.

—No, no — lo abrazó con ímpetu, sintiendo que sus cuerpos temblaban de impotencia. —. No digas eso, esto jamás fue tu culpa.

—Yo... lo he intentado, Ash... — lo sujetó fuertemente de las ropas del cuello sin impedir que sus lágrimas aparecieran de repente. —. Es lo mejor que puedo hacer... ignorar y seguir adelante.

A Ash se le creó un nudo en su garganta pero se forzó a destartalo para no dejar a su omega en la deriva de un entrante colapso mental.

—Sé que te sientes frustrado... yo así me sentía por la muerte de Griffin... — le susurró en el oído mientras que sus angustiadas feromonas flotaban. —, lo extraño tanto que quise olvidar su memoria, ¡pero al final no pude! — No fue capaz de desaparecer la única fotografía que tenía con él. Su corazón no podía aguantar tanto. —. Solo dañé a Michael por no querer aceptar la pérdida... en creer que lo estaba reemplazando... al final... lo acepté... acepté que Griffin no volverá... aprendí a cómo canalizar mi dolor... Eiji... lo aprendí a través de ti... — encogió sus hombros y lo acercó más a su cuerpo —, tu templanza y compasión me hicieron reflexionar...

El omega meditó un poco, su corazón latió rápidamente por la confesión elocuada con amor.

Sin embargo, su alfa exageraba. Él no podrá ser así. Ash enfrentó a su drogadicta madre, él no ha podido hablar bien con la suya. Ash pudo resolver los problemas de su familia adoptiva y perdonarse por lo que pasó con Griffin, en cambio él... añora un bebé y su abusador lo tiene bajo sus garras todavía. Por eso, el omega se separó de Ash, mostrando su congoja expresión.

—Yo no soy de admirar, solo mírame ahora — cubrió su rostro con sus manos. —, ya he llorado mucho por todo esto y no lo supero... — balbuceó entre lágrimas y saliva con mucho pesar sintiendo las entrañas arder. —, quiero avanzar con mi vida...

De repente, Ash lo volvió a someterlo en sus brazos, en aras de no dejarlo ir otra vez.

—Y lo haces, Eiji... recuerda que fuiste tú quien reclamo su cuerpo al decidir no abortar... de darle una segunda oportunidad a un hijo no deseado... de intentar con el sexo— comenzó a darle besos esporádicos en su cabellera. —, tú mismo te has enfrentado a todos quienes te juzgan, hasta de tu propia familia. —exhaló con las emociones a flor de piel. —. Estoy muy orgulloso por tu valentía...

Un intenso sonrojo en el rostro de Eiji se presentó pero aún no paró de llorar sobre las ropas de su alfa.

—Ash...

Al oler un aroma distinto a la angustia en las feromonas de su omega, el rubio sonrió ligeramente.

—Pero... no minimices tus sentimientos... sentirlos, dejar de sentirlos... cualquier extremo es malo, pero, Eiji, aún te ahogas en tu sufrimiento... —lo abraza con más fuerza. —. Tus angustias, tus penas, tus inseguridades... deja que fluyan...

El omega sentía su pecho pesado y las lágrimas no dejaban de salir. Los duelos forman parte de nuestras vidas, tienen un sentido importante para el desarrollo personal. Los duelos no solo nos ayudan a ir cambiando e ir aceptando lo inevitable, sino que además nos preparan para incorporar nuevas experiencias con gran valor y significado.

Tal y como el alfa enlutó a su hermano y abrir su corazón a una nueva familia. No como su madre que la consumió sus propias esperanzas por las drogas.

—A-Ash...

—Yo solo quiero verte bien, Eiji... — sostuvo su mentón para ver el hermoso desastre de lágrimas en su rostro, que cuidadosamente limpió cada una de esas gotas cristalinas. —. Recuerda que aquí estoy...

Ahora necesitaba como superar el duelo. Por primera vez, Eiji reconoció que quería ayuda para calmar su mente, cuerpo y alma.

De ninguna manera le pertenecía a Mizuno... esta era la conversación que necesitaba para ayudarse.

Aún con la murria situándose en el ambiente, Ash y Eiji permanecieron unidos entre sus brazos casi toda la noche hasta quedarse dormidos dentro del nido.

A los días siguientes, Eiji se dirigió a la embajada de Japón y denunció a Mizuno por violación sexual. Semanas después buscó ayuda psicológica.

Así empezó la cuenta regresiva, faltaban dos meses para que Eiji diera a luz. 

N/A: Pasaron muchas cosas a lo largo del capítulo pero necesito aclarar algo antes:

Para los que son antiguos lectores o quienes han sido perspicaces en la historia, se habrán dado cuenta que cada vez que yo narro un sueño o un evento del pasado, lo hago en cursiva. Sin embargo, al principio del capítulo no lo hice y fue adrede. Cuando leyeron estoy segura que pensaron que era la continuidad de la línea temporal de la trama y jamás pensaron que era la pesadilla de Eiji. Una persona que sufre de estrés post traumático lo experimentan de esa manera, esos escenarios que desencadenan en su mente lo hacen sentir muy reales. Por eso quise proyectar ese impactado en Eiji y como subsecuentemente ha utilizado el mecanismo de defensa del "olvido" para superar sus traumas.

Por supuesto que Eiji ha avanzado mucho pero es aún emocionalmente frágil, hacía la vista gorda hasta en este capítulo. Debido a que Ash visitó a su madre también asimiló algo acerca de no enfrentar los problemas y por lo mismo pudo hacerle ver a Eiji su actitud. Otro que hizo lo mismo fue Shorter hacia Ash. A veces me he percatado que hay gente que perfila a los que pasaron por un abuso sexual como personas indefensas, las ven con pena y el trato es muy diferenciado, o sea sé que les sucedió algo horrible pero tampoco es de centrarse solo en eso, tiene sus propios deseos y fortalezas, y pareciera que eso desaparece solo por haber pasado una violación, revictimizándolos más. Aunque claro, Ash y Eiji están todavía aprendiendo cómo es que funciona todo eso, y por los mismos traumas Eiji reconoció que, por fin,  necesita ayuda profesional. 

Espero que se haya podido interpretar así y no los haya confundido 🙈

Este capítulo fue uno de los más largos que he escrito para este fic. Si todo va como lo tengo planeado, esta historia termina en 3 capítulos más 🤧💔 daré mi mejor esfuerzo en escribirlos.

¡¡Muchas gracias a todo por el apoyo!! Nos vemos la próxima semana 💗✨ Cuídense mucho.

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