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Capítulo 16: El embrollo a disertar

El rubio no estaba seguro si estaban reafirmando el estereotipo pero las personas que echaban una mirada jugadora hacia ellos era inevitable pensar así.

Dentro de la gran tienda en el centro comercial, Ash y Shorter se hallaban sentados en unas bancas entre conglomerados de bolsas, cajas y envolturas de ropa, zapatos y medicamentos pre natales mientras que los omegas iban de comercio a otro para medirse, casi literalmente, todo el producto ofrecido. No todo era para Eiji, como se había planteado, sino que Yut Lung también estaba haciendo de las suyas en gastar dinero.

Por su parte, para que Sing no se aburriera y se mantuviera tranquilo, el omega chino le ha comprado pequeños caprichos: helados y dulces. El pequeño alfa estaba ocupado viendo una sala de videojuegos, comiéndose el segundo helado que le dieron.

Ash suspiró, desparramándose en las compras. Todo eso era tan absurdo, lo peor era que no podía darle un parón a Yut Lung porque temía un drama innecesario en las instalaciones. ¿Cómo es que los demás lo aguantan? Es un omega asqueroso y emocionalmente drenador.

Además, todavía tenía que hacer su tarea. Definitivamente hoy no dormirá.

—Hey, bro...

El chico puso toda su atención en Shorter, quien no había articulado palabra alguna desde que se fueron del apartamento. Se le veía tan absorto perdido en sus pensamientos que Ash no tuvo la osadía de sacarlo de ahí.

—¿Qué? — respondió de la misma forma neutral que la voz de Shorter.

—Quisiera preguntarte algo personal...

Ash no pudo negarse ante tal serenidad.

—Claro...

El alfa chino ladeó su cabeza y observó a las personas pasar a su alrededor para evitar dar contacto visual con su mejor amigo. Por la forma en como torció sus piernas y flexionó su torso, se reflejaba su incomodidad interna, aunque sus feromonas no estuviesen alteradas del todo.

La pregunta fue articulada más tarde de lo pensado. No fue hasta que Shorter suspiró y se quitó las gafas de sol cuando Ash se percató de lo delicado que podría ser.

—Si Eiji hubiera abortado, —relamió sus labios. —, ¿qué habrías hecho?

—Nada, le di esa posibilidad... — frunció el ceño.

Lo interrumpió, mostrando un leve desespero.

—¿Y si fuera tuyo? ¿Lo permitirías?

Ash quedó pasmado. Jamás se le pasó por la cabeza que algo así pudiera pasar (joder, ni siquiera porque Eiji tiene traumas). Todo el tema del embarazo, Mizuno y la adopción se asentaron demasiado rápido en su vida que no le han dejado un respiro. No sabía qué mosco le picó a su amigo para preguntar semejante complejidad, podría ser que la decisión de Eiji seguía fresca para él y, teniendo una pareja omega también, le ha dejado muy reflexivo.

¿En realidad qué haría él si Eiji quisiera abortar un hijo suyo?

Ash se recostó sobre la pared, dejando que su cabeza topara suavemente.

—Él no actúa de forma irracional — suspiró. —. De llegar a esa conclusión es porque debe de haber una razón...

Fue la única respuesta que se le ocurrió. Su pobre mente daba vueltas que no quería pensar en nada con respecto al tema.

Sin embargo, Shorter no se mostró del todo satisfecho.

—¿Lo apoyarías de todos modos?

Ash rió suavemente. ¿Por qué su amigo se tomaba de vida o muerte un caso hipotético?

—Primero le preguntaría, eso es obvio — le palpó el hombro para que cambiara esa cara larga. —, es mejor tener una conversación incómoda a arrepentirme toda mi vida.

Por la reacción de Shorter, pareció que quiso continuar con la conversación, sin embargo los omegas aparecieron frente a sus narices, con más bolsas que cargar. La mayoría de ellas pertenecían a Yut Lung, incluso tenía puesto una nueva muda de ropa.

—Lamento la demora. — Eiji suspiró, se hallaba despeinado y sus anteojos desajustados por haberse probado varias prendas.

—Está bien —su novio se apegó más a Shorter para que tuviera espacio para sentarse. Cuando el japonés tomó asiento, lo rodeó con un brazo y le dio un beso en la mejilla y en su frente. —. ¿Nos vamos ya? Hay que ir por Sing...

De repente, Yut Lung negó con su dedo índice, muy cerca del rostro del rubio. Shorter ya sabía que significaba: problemas.

—No, no — ladeó sus caderas mientras le entregaba el resto de compras al alfa chino sin misericordia. —. Ahora es tu turno.

—¿Qué? — Ash arrugó su rostro, su aroma olía rancio ante la molestia hacia el adusto de Yut Lung.

—Okumura usará tu ropa de todos modos —rodó sus ojos. Los sacrificios que tenía que hacer en aras de ser una buena persona. —. No quiero que mi esfuerzo sea en vano.

Ash tensó más el entrecejo, Eiji sintió una gotita de sudor resbalar en su sien y a Shorter se le aguadaron las ganas de vivir.

—Yut Lung... — esto ya era demasiado. ¿De dónde saca tanto dinero su omega ? Hasta donde recuerda, él no le ha regalado prendas en lo poco que llevan de relación.

Por su lado, el aludido jadeó sin remordimiento.

—¡Debería de aprovechar que le voy a comprar ropa decente en vez de usar esos harapos! — agarró el mentón de Ash y lo alzó bruscamente, ganándose un gruñido e ira acentuada en esos bellos ojos verdes. —. Que desperdicio de potencial.

Esa mofa no le agradó en absoluto al alfa, lo cual le dio una manotada para que no se impregnaran las feromonas de Yut Lung.

—¡Ya! — se puso de pie y resopló. —. Iré contigo... ¡pero solo una tienda!

El omega chino curvó una sonrisa de satisfacción.

—Nos vamos — dio media vuelta para proseguir su camino pero después observó a Shorter y a Eiji de soslayo. —. Pueden pedir un taxi... nosotros no tardaremos...

Ash lo siguió con su rostro amargado, estando unos pasos atrás de él para tener la sana distancia entre ellos.

Entonces, Eiji y Shorter se quedaron confundidos, solos y un poco desorientados.

—Deberíamos de buscar a Sing. — el japonés musitó, observando hacia todos lados.

—No tengo idea dónde estará — el alfa pelo pincho sonrió incómodo. —. Está grandecito, deja que sus "dotes" de perro lo guíen hacia nosotros...

Eiji no pudo protestar puesto que Shorter lo obligó a caminar hacia la salida. Asimismo, no permitió que le ayudara a cargar nada (a pesar que tenía ocupado de compras alrededor del cuello y la boca) y lo limitó a estar a su lado.

Por otro lado, la tensión entre Ash y Yut Lung se sentía en el aire. Ambos caminaban como si anduvieran cada uno por su lado y solo por unas miradas sueltas indican su inconformidad. Ash desde el primer momento que lo conoció lo tachó como un desgraciado, en especial en cómo trata a su amigo adepto aún en una relación amorosa. Es que, no puede creer que Shorter sea tan sumiso (masoquista quedaría mejor pero no quería catalogarlo todavía) con todos los caprichos de ese estúpido, que daba lástima. Sin embargo, no negaría la ayuda que le ha dado a Eiji, aún cuando ellos eran completamente desconocidos, y con Sing se comportaba de forma decente.

Esta sería la primera vez que trata a Yut Lung, sin tener esas perspectivas por detrás. Aunque, claro, era obvio que no se tragaban, incluso sus aromas no eran compatibles.

Cuando entraron a la única tienda, el omega solo observó detenidamente la silueta del alfa, buscó entre los mostradores algunas prendas de invierno y de primavera y se fue directamente a la caja. Definitivamente esa talla no le quedaría a Eiji, ni siquiera era su estilo.

Ash levantó una ceja. Esto era verdaderamente un dolor de culo.

—¿No se supone que debo de medir eso primero?

Yut Lung lo vio de soslayo.

—Tienes cuerpo de modelo... y todo se te queda a la perfección — dijo en tono de superioridad. —. No es necesario perder el tiempo.

—Oh... — Ash exhaló por medio de sus fosas nasales. Esto era tan fastidioso. —. ¿Entonces por qué estoy aquí?

—¿Hmm? — detuvo sus pasos.

—¿Quieres decirme algo?

—Hasta que por fin te das cuenta — mencionó en forma burlesca, haciendo enojar a Ash y eso le encantó. —. En realidad, no quiero saber nada de ti, no eres lo suficientemente interesante para mí.

Eso desconcertó a Ash por un momento.

—¿Qué?

Yut Lung se dignó a verlo cara a cara, y sin filtros comenzó a hablar de lo que pensaba.

—Eres el típico alfa sacado de cuentos de hadas que se enamora de un omega en problemas porque son almas gemelas —estaba gozando el rostro estupefacto del rubio. —. ¡Ah! y déjame adivinar, tienes un pasado trágico al igual que Okumura... por eso se apoyan incondicionalmente — peinó sus cabellos con sus dedos. —. Bla, bla, bla... qué cliché, qué aburrido.

Ash contuvo un bufido sobrecogido.

—¿Disculpa?

—No eres un problema más que debo de preocupar... — se masajeó sus sienes. —. Sé que eres el idiota que el imbécil de Okumura necesita. Tal para cual... — su voz se suavizó.

En serio, el alfa quería comprender lo que sucedía pero estaba en la luna. ¿Lo estaba insultando y elogiando a la vez?

—¿A qué quieres llegar...? — frunció el ceño.

Para sorpresa del alfa, el chino omega se aproximó agraciado, lanzando sus coquetas feromonas con pizcas de hastío. La gente se les quedó viendo, por una posible pelea de pareja.

—¡Genial, creí que eras más listo, Lince! — cruzó sus brazos aún con la ropa en sus manos. Luego, juntó sus labios y los arrugó en irritación—. Quiero mis agradecimientos.

De inmediato, Ash creyó que su mandíbula se caería por los suelos.

—¡¿Cómo?! —abrió grandemente sus ojos.

Yut Lung lo observó con desprecio y ladeó su cabeza.

—Por supuesto, por mí Okumura sigue cuerdo. Yo fui el primero que se percató de su embarazo antes que todos — habló en vanagloria de sí mismo. —. ¡En serio apestaba y nadie lo noto! — alzó sus brazos al aire y después se las llevó a sus caderas. —. Estoy rodeado de tontos...

El alfa solo le prestó atención a lo primero que dijo Yut Lung. Si lo ponía en retrospectiva, el omega siempre estuvo para Eiji en todo, buscaron soluciones y no lo dejó solo en ningún instante, ni siquiera cuando fue llamado la noche en que se supo lo de Mizuno. No solo él, también Sing y Shorter lo apoyaron en todo lo que podían aún si antes no sabían del embarazo.

No podía entender a Yut Lung, pero tampoco podía recriminarle en nada. Hasta siente que fue más de ayuda de Eiji que él mismo.

En eso, Ash relajó su entrecejo e intentó reflejar mansedumbre.

—Te doy la razón en eso... — lo juzgó mal todo este tiempo. —, gracias por cuidarlo todo este tiempo.

La vocecita afectuosa del rubio tocó un poco el corazón de Yut Lung.

—Lo sé. —respondió, creído.

No obstante, Ash quiso mostrar más amabilidad hacia él.

—No, lo digo con honestidad — suspiró. —, creo que hiciste más allá de lo necesario...gracias, pero... ¿por qué? ¿por qué lo hiciste? Eiji era un completo extraño para ti. Creí que no te agradaba desde un inicio.

De inmediato, Ash pudo oler las feromonas cambiantes en el omega, fue un aroma sutil, nostálgico y más cálido. De la misma manera, la expresión de Yut Lung era débilmente afable como si estuviera recordando un recuerdo acogedor.

Su respuesta fue simple pero capciosa:

—Es una virtud que pecamos los omegas.

—¿Solidaridad? — quiso profundizar para comprender mejor.

Yut Lung sonrió ligeramente pero sus ojos se endurecieron.

—No lo entenderías.

Ash no lo presionó más. Empero eso no significó que reflexionara un poco sobre su persona, en cómo Yut Lung piensa... como todo un tsundere.

Ahora tenía una noción del por qué a Shorter se enculó por ese omega.

—Ya veo — dio unos pasos firmes hacia el chino, provocando un ambiente de incertidumbre. —. ¿Y por eso me compras ropa también, Yut Lung? Sabes que Eiji no usaría eso — En la cultura china, es una manera de mostrar su respeto y agradecimiento, a través de regalos. Eso lo comprendía perfectamente al tener varios años de amistad con Shorter, su hermana y su gente. —. ¿En mostrar tu gratitud hacia mí por amar y respaldar a Eiji?

Yut Lung se sonrojó y se enojó. ¿Desde cuándo puede leerlo como un libro abierto?

—¡Eres un presumido!

El alfa inhaló y exhaló. De verdad, el chino era un dolor de cabeza. Aún así, desde ese momento, no hablaría mal de él.

—Sabes, jamás creí decir esto — sacudió sus cabellos dorados con exasperación. —, pero si en dado caso necesitas ayuda o tienes un problema...de lo que sea — lo observó detenidamente y con serenidad. —, puedes contar conmigo.

Por primera vez durante el día, Yut Lung sintió sorpresa genuina, una cuya tibieza le llenó el alma. Quizá ese alfa no era tan desconsiderado como él creyó. Okumura tuvo un buen ojo en ese aspecto.

Con cierta vergüenza, Yut Lung comenzó a caminar hacia la caja mientras que Ash lo siguió por detrás, siendo capaz de escucharlo.

—De verdad que eres un presumido — le dio la tarjeta de crédito a la cajera. —. Yo puedo arreglármelas solo — ahí, el omega dio una pausa y sus feromonas se sentían dulces. Inesperadamente, giró su rostro para ver a Ash, reflejando cariño.—, pero... no necesito tu ayuda porque... ya tengo un alfa que me defienda si eso pasa.

Ash sonrió, derrotado. Si Shorter fuese testigo de esas palabras, de seguro se pondría a bailar.

—Que petulante eres, Yut Lung.

Al final, la interacción entre ellos no resultó ser tan desastrosa.

Fue así que, al cabo de unos quince minutos, se encontraron con Eiji y Shorter en las afueras del centro comercial.

—Wow, eso fue rápido. — agregó el pelo pincho, viendo que Ash solo cargaba una sola bolsa. —. ¿Me ayudas, bro?

Antes de siquiera poder responderle, el rubio besó cariñosamente en los labios de Eiji.

—Claro. — cogió algunas bolsas, más de las que podría agarrar por querer demostrar su fuerza a su omega. Y no fue de menos, Eiji se veía impresionado.

Por esas muestras de afecto fueron en parte contagiosas por la otra pareja. Yut Lung aclaró su garganta y extendió su brazo hacia Shorter para que tomara otro paquete.

—Para ti.

El alfa chino alzó ambas cejas.

—No... ¿en serio? — su voz era chillona.

—Tus feromonas te delatan, estás decaído, por eso te compré estos Jordan — la expresión del alfa no tenía precio. —. Así que cambia esa cara de atormentado como si fueras niño de hospicio.

Por poco y Shorter le llora. Eran unos tenis de edición limitada que costaba un año de su salario. Ya nunca más iba a dudar de su omega, definitivamente estaba a su merced.

—Eres el mejor... — una lagrima cristalina se asomó en la comisura de su ojo derecho.

—Lo soy — el ego se le infló al omega. —. Debo de satisfacer las necesidades de mi alfa de vez en cuando.

Shorter quedó fascinado, hasta se le olvidó que andaba triste por el comentario que escuchó de la boca de Yut Lung. Por su parte, Ash y Eiji veían la escena con cierta pena ajena.

Después de todo el melodrama en plena calle en la Gran Manzana, Shorter silbó alborotado  para que un taxi los llevara al edificio donde residían Ash y Eiji y luego al de Yut Lung.

Rápidamente, un conductor de esos llamativos vehículos amarillos se detuvo, y el omega chino estableció su lugar en el asiento del copiloto. No quería estar apretado con esa amalgama de feromonas y sudor de alfa, además de tener encima las bolsas de las compras puesto que no cabrían en el maletero.

—Oigan, ¿y Sing...? — Eiji observó hacia todos lados, inseguro de subirse al automóvil sin él.

Tanto Ash como Shorter no estaban seguros que responder, estaban lo suficientemente cansados como para esperarlo más tiempo.

Entonces, Yut Lung ingresó al taxi y se acomodó en el asiento del copiloto.

—Hmm, bueno, él tenía que estar atento de nuestro paradero — bufó con ganas. —. Tiene piernas, podrá caminar de regreso a su casa.

La tragedia suscitaba que estaban a quince kilómetros de donde vive el pequeño alfa.

—Q-Qué cruel... — musitó Eiji sin poner resistencia al ser colocado en el asiento de en medio y así tener a ambos alfas protegiéndolo de las curvas o frenones que podría pasar durante el trayecto. También algunas compras estaban colocadas alrededor de ellos.

Justamente cuando el taxi iba a arrancar, los alaridos del adolescente agudizaron los sentidos de todos.

—¡Es Sing! — carcajeó Shorter tras voltear y verlo acojonado.

El chico se pegó sobre el vidrio de los pasajeros, y su aliento jadeante y entrecortado humeó el cristal.

—¡Los busqué por todas partes! — chilló. —. ¡¿Por qué no contestan sus celulares?!

—Mejor sube, Sing... — sugirió Ash antes de que Yut Lung comenzara hablar sus incongruencias.

Así, Shorter salió del auto para que Sing entrara; el rubio se arrinconó hacia la puerta, dejando espacio suficiente para el adolescente estuviera apretujado en medio luego de que Eiji cediera el lugar y se estableciera en el regazo de su novio, dándole la espalda al pequeño alfa.

Con un sonrojo teñido en sus mofletes, el japonés se acomodó lo mejor que pudo de manera encorvada en ese espacio reducido. Rápidamente los brazos de Ash rodearon su cintura, sintiéndose seguro. Desde esa posición, sus rostros estaban muy cerca del otro, Eiji podía escuchar los latidos del corazón frenético de Ash, por lo que descansó sus manos en el pecho para transmitir un poco de paz y nerviosismo.

Sing aún sentía que le faltaba el aire, más aún con todas los paquetes sobre sus pies y dos alfas apechugando como si fuese una torta de carne entre los bollos de pan.

Lección aprendida, jamás iría con ellos a una salida nunca más.

*

Justo diez minutos antes de que terminase su jornada laboral, Max recibió una llamada de su esposa. Ya estaba preparándose para irse de la oficina y verla precisamente no le extrañó tanto. Todo lo contrario, su corazón bailó de contentamiento.

—¡Jessica! ¿Qué pasó? — expresó armoniosamente. El resto de sus colegas lo veían con una leve apatía. Esa dulzura desbordante empalagosa los molestaba. —. No me digas, tienes antojos. ¡Ah, nuestra hijita ya está haciendo de las suyas!

La noticia del embarazo de la alfa tomó de sorpresa a todos. Hasta los amigos de Max se enorgullecieron de Max al haber podido, siendo él un beta, "domado las tierras fértiles" de una empoderada alfa como Jessica. Todavía no sabían el sexo del bebé (venga, que a penas se enteraron hace dos días) pero Max bramaba a viva voz que sería niña, él también la creó, tenía una corazonada y sus huevos no le fallaban en su intuición. Se lo decía a sus allegados y los de la oficina ya estaban hartos.

Aunque no todo eran buenas noticias. La alfa solicitó su licencia de descanso por unos días para reponer todos esos cambios drásticos en su cuerpo. Las náuseas, la fatiga y las alteraciones hormonales le estaban jugando en contra.

—"Max no es eso." — exhaló como un silbido fino en el micrófono de su teléfono. La preocupación que sopesaba y le transmitía al hombre hizo que tensara sus músculos.

—¿Jessica?

Ella desarticuló sus penas sin tapujos.

—"Es Ash, no ha regresado de la escuela. Ya debería de estar aquí, sabe que tiene toque de queda."

—Ah. Debe estar con Shorter.

—"Llamé a su casa.. No tiene idea de donde está..." — exasperó frustrada. —. "¿Crees que le afectó lo de mi embarazo? Ha actuado fuera de sí últimamente."

Max quedó pensativo. Cuando se lo contaron al pequeño Ash, su reacción fue lejos de una celosa o distante. Entre una sonrisa cabrona, le acarició su barriga y luego observó a Jessica, preguntando en tono burlesco a quien era que debía dar las buenas nuevas.

Por inercia, Max bajó su mirada y sobó su estómago. Él no estaba gordo... solo está pachoncito.

—Lo dudo mucho — refunfuñó. —. Tranquila, él debe estar en la Biblioteca, ya sabes cómo es él.

Hubo un silencio abrumador.

—"¿Debería de llamar a la Policía?"

—Exageras, mujer — bufó mientras tomaban sus pertenecías hacia la salida. —. Ahorita voy hacia allá y nos iremos juntos a casa.

Eso fue suficiente confianza para Max en encaminarse a paso rápido hacia allá. Su mujer podría ser histérica y un poco controladora, en especial para Ash que todavía no estaba acostumbrado a ese estilo de vida, a pesar que ya pasó un año desde que vive con ellos. Agregando a aquello, el pequeño alfa cumpliría pronto trece años y entraría en el oscuro sendero de la adolescencia.

Max esperaba que la venida de su hijita fuera una influencia para Ash en no ser un rebelde sin causa.

Todos esos pensamientos eran tan bonitos en su mente que cuando llegó a la Biblioteca no encontró a Ash ahí dentro.

La tensión le recorrió en su espalda cuando entre los pasillos y las bibliotecarias preguntaba por él. Ash era un visitante frecuente de la Biblioteca y muchos de los trabajadores lo conocían, pero ese día no llegó.

Sin embargo, Max no perdió los estribos. Sabía cómo era Ash en la palma de su mano. Cuando quería reflexionar iba a un lugar donde el silencio no lo abruma ni nadie se preguntaba sobre su soledad: el parque cerca de su condominio de apartamentos.

Fue así que corrió hacia esa dirección. Generalmente a Ash no le gusta angustiar a los demás con respecto a sus sentimientos, consideradas por él como banales, y acudía al parque. Cuestiones sobre el desarrollo de la trama de un libro, como resolver un problema de física avanzada o porque no le gustaba la comida del almuerzo. El hecho de que Jessica lo haya notado antes que él era una buena señal de su instinto materno.

La vez que se percató que sus Converse favoritos ya no le quedaban fue la última vez que fue solo hacia allá. Max se preguntaba qué sería esta ocasión.

Cuando por fin llegó a su destino, lo pudo ubicar de inmediato. Era el único niño que no estaba jugando, estaba en un columpio mientras se balanceaba flojamente con una pierna y apreciaba a los demás divirtiéndose. Aún no teniendo un segundo sexo, Max podía estar seguro que Ash emanaba una ligera tristeza, verlo solo le provocó un nudo en su garganta.

Max relajó sus músculos y suspiró. Dejar fluir esa pena sobre el paradero del chico era un problema menos en qué pensar.

Al notar que había otro columpio disponible a su lado, el beta se aproximó cuidadosamente. Por un momento se replanteó si el columpio resistiría su peso al sentarse (el comentario de su obesidad potencial le hacía eco en su mente) pero mandó todo al carajo para no darle la razón al chico.

—¿Puedo quedarme aquí? —sus manos sostuvieron las cadenas de metal y las separararon para darle más espacio a su cuerpo.

De inmediato, Ash dio un respingo y conectó su mirada con la de Max.

—Viejo — parpadeó. —. No te esperaba aquí...

—Ni yo a ti — descendió despacio en el asiento como si pudiera amortiguar su peso. —. Ya es tu toque de queda.

—¡¿Qué?! — alzó sus piernas en sorpresa y encogió sus hombros. —. Lo siento, no me di cuenta.

—No creo que estés castigado — suavizó su mirada. —. Es más, Jessica está preocupada por ti.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Eso debería preguntar yo — con más confianza, Max comenzó a columpiarse. —, parecías reflexivo hace un momento.

—La verdad sí lo estaba. — sonrió de forma débil y torcida.

—¿Sobre qué, Ash? — murmuró suavemente, observándolo de manera paternal.

El menor bajó su mirada y comenzó a balancearse de a poco del columpio. Cierta parte de él no quería hablar del problema pero sabía que se reflejaría su molestia tarde o temprano, los Lobo son muy perspicaces.

Además, Max esperaba pacientemente alguna reacción de él.

—No me gusta...

Rápidamente, el beta parpadeó para seguirle el hilo a la confesión.

—¿Qué cosa?

Ash frunció sus labios.

—No me gusta que Jessica esté embarazada.

Bingo. Max no podía creer que su esposa leía mentes.

—¿Estás celoso? — su voz sonó un poco divertida y era algo lindo ver esa faceta infantil en el pre adolescente.

No obstante, Ash arrugó su rostro en congoja y negó con la cabeza.

—Max... — lo llamó por su nombre, señal que hablaba en serio. —. No quiero ser un hermano mayor.

Todo el ser del hombre se sacudió y paró en seco su balanceo.

—¿Cómo? — musitó, incrédulo.

—Yo tenía a Griffin. — se mordió el labio inferior y sus hombros comenzaron a temblar suavemente.

Max quedó mudo. ¿El pobre chico tuvo esos pensamientos? Ha pasado un año desde que su hermano falleció pero aún seguía fresca su memoria. Ash ha pasado por mucho, y aún así con esas palabras asentaban el hecho que él los consideraba como su familia pero no puede ignorar la anterior que tuvo en el pasado.

Con el corazón en la mano, Max se posicionó enfrente del menor, se hincó a su altura y lo obligó a estar en un fuerte abrazo.

De inmediato, Ash lo rodeó en su cuello con sus pequeños brazos y suspiró, sin ser capaz de derramar alguna lágrima.

—Ay, campeón... — susurró Max, dándole palmadas en la espalda. —. No estás reemplazando a Griffin, no te sientas así...

—Pero...Griffin era perfecto...

Max exhaló. No estaba listo para abordar una conversación acerca de su mejor amigo. Todavía le dolía su pérdida.

—Está bien si no quieres un hermano... el único para ti es Griffin — deshizo del abrazo para conectar con la mirada curiosa del rubio. —, ¿pero serías amigo de mi futura hijita?

La expresión de Ash cambió considerablemente. Parecía tonto la petición del beta pero suficiente para que su interior se aligerara un poco y sentir tranquilidad.

Así, él asintió enternecido y volvieron a abrazarse con Max.

Después de un rato, ambos se encaminaron hacia el apartamento donde Jessica los esperaba.

—¿Cómo sabes que será una niña? — sonrió ampliamente.

—Es mi instinto. — dijo orgulloso.

—Apuesto a un hot dog que será varón. — comentó con picardía, haciendo un movimiento rápido para agarrarle la mano al hombre.

—Eres un mocoso. —Max carcajeó, dándole un apretón a la manita de Ash.

El ladrido de Buddy le hizo salir de sus recuerdos. Ash levantó sus párpados pesados al mismo tiempo que el perrito no paraba con sus alaridos. Con la mente todavía adormitada, se percató que estaba compartiendo el nido junto a Eiji. La salida le drenó la energía al omega, por lo que el alfa sugirió una pequeña siesta que duró dos horas.

Al principio Ash no quiso dormirse y solo estaba ahí dentro del cúmulo de ropa como excusa para estar cerca de Eiji y bañarlo con sus feromonas (incluso la ropa nueva que Yut Lung compró estaba ahí amontonada con el resto, si él lo viera le daría un paro cardíaco).

¿Por qué entonces recordó ese momento de su infancia? No lo sabía pero se dio cuenta que Max jamás cumplió con su palabra, le debe su salchicha.

—Ya, ya... no te desesperes, Buddy — dijo con pereza. Mañana le quitaban el yeso, quizá por eso andaba muy emocionado. —. Ya casi nos vamos...

En eso, Ash se sentó y tocó sus cabellos, identificando unos cuantos parados. Luego se percató que Buddy se le echó encima para recibir mimos y el rubio no pudo resistirse en sobarle su panza peluda.

Fue así que giró su rostro y observó a Eiji, quien seguía su sueño interrumpido. Desde esa perspectiva, Ash pudo notar su abultado vientre, la semana entrante tendría cuatro meses de embarazo. Todavía recuerda cuando Jessica le permitía palpar su vientre cada vez que Michael pateaba o se movía y quedaba jactado. Ahora no se atrevía hacer lo mismo con Eiji, por el simple hecho que no quiere crear un vínculo.

Además, tenía que preparse mentalmente lo que vendría. Los Lobo invitaron a Eiji a cenar. El japonés aceptó e incluso se le permitió llevar a Buddy para que jugara con Michael. Sonaba como cualquier invitación normal, pero Eiji tenía la intención de decirles sobre su embarazo. Después se lo diría a su familia y de último a su jefe Ibe el día de mañana.

Eso sería una montaña rusa de emociones. Aún no estaba seguro si Eiji le dirá a Kong, Alex y Bones o incluso a Cain y los compañeros de trabajo de Shorter, quienes ya lo conocen. Bien podría alejarse de ellos durante un tiempo si no estaba preparado. Para el japonés, exponerse y dejar que se desarrolle el embarazo era admitir de forma pública que fue abusado.

Es por eso que admira mucho a Eiji. Lo fuerte que es física, emocional y mentalmente.

Los ladridos de Buddy no pararon porque quería que Eiji se despertara. Ash quiso cerrarle el hocico con su mano pero comenzó a gruñirle.

El omega encogió sus hombros y levantó sus pesados párpados mientras que ladeó su cabeza hacia el escándalo.

—¿Qué? ¿Qué...? — murmuró siendo recibido por los lengüetazos de Buddy sobre su rostro.

—Hey... — rápidamente Ash apartó al perrito. —. Lo siento, no quería despertarte aún pero este pequeño tenía otros planes...

Eiji negó con la cabeza.

—Está bien — sonrió débilmente. —. Creo que es hora que nos preparemos...

Ash notó de inmediato la ligera incomodidad de Eiji en sentarse por sus músculos tensos en estrés. Aunque no lo proyectara en su aroma o expresiones, su cuerpo no mentía en lo ansioso que sentía.

Por lo mismo, el rubio lo abrazó fuertemente y no le dio tregua ante la oleada de besos que propició en su frente, mofletes, sienes y labios.

—¿Seguro que te quieres ir ya, oni-chan?

—¡Ash! — el chico se sonrojo entre risas. Los intentos de zafarse eran en vano.

—Porque yo pensaba comer el postre ahora mismo. — mencionó al momento de jugar con su collar. No tenía intenciones de quitárselo pero le gustaba molestar a Eiji un poco.

—Eres un tonto. — moduló su voz para que sonara fastidiosa pero al ver a su novio tan vivaracho, parte de su expresión era juguetona.

La continuación de sus protestas murieron en su garganta cuando Ash presionó sus labios en un beso. De manera atenta sintió como las manos del alfa descansaban sobre sus caderas, palpando en pequeños círculos con sus pulgares para relajarlo. Una leve fuente de calor se esparció dentro del omega, haciendo que sujetara con ambas manos los hombros de Ash.

Ante esa reacción, el rubio inhaló y separó un poco su rostro para ver a Eiji, quien estaba un poco mareado pero pudo regalarle una tierna sonrisa.

Volvieron a conectar sus agitados labios y se olvidaron del mundo, eso incluía a Buddy mientras esperaba en la puerta para su salida.

*

La cena fue un completo desastre para los planes de Eiji.

Al momento de entrar con Ash y Buddy, fueron recibidos alegremente por Max y Jessica, Michael fue directamente hacia el cachorrito pero Eiji no le dio tiempo a sentir ofendido puesto que la alfa lo abrazó fuertemente y lanzó el comentario que había subido de peso.

Durante la cena, el omega mostraba su fachada de felicidad mas por dentro se estaba muriendo. No hallaba la forma de decirles sobre la noticia, ni siquiera sabía si ellos sospechaban algo por lo que dijo Jessica.

El pavor era más palpable al correr del tiempo. Ya casi iba a ser hora de regresar a su apartamento y le estaba dando un tic nervioso en el ojo.

Nadie parecía notar su martirio a excepción de Ash; su novio no se separó de él en ningún momento, le acariciaba el dorso de la mano con su pulgar o depositaba algunos besos en sus fino cabellos azabaches.

Sin embargo, Eiji estaba dispuesto a tragar sus miedos y vergüenza y confesarse aún si fuese de golpe. Una oportunidad como esta cuando todos están reunidos y de aparente serenidad antes de que ellos lo intuyeran y las consecuencias serían peores.

Justo cuando se disponían a irse porque Michael le dio sueño por tanto jugar y comer con Buddy, y que el cachorro, a pesar de tener aún el yeso, quedó dormido en los brazos de Eiji.

—¡Ufff, hace mucho que no hablo de deportes con alguien! — Max se sobó su estómago lleno. —. Aquí nadie ve los partidos conmigo.

—Ya están comprados, viejo. — Ash resopló, poniendo su brazo alrededor de los hombros de Eiji.

El beta rodó los ojos.

—No empieces. — su omega frunció el ceño.

Ya se iba a armar una pelea entre ellos. Max y Eiji podían ser un poquito bastante sensibles con los deportes. Eran tal para cual, típico de los jocks.

—Pero a Eiji le gusta el anime como a mi mamá, a mi hermano y a mí. — Michael se paró de puntillas para acariciar la cabecita de Buddy. —. ¡Deberías de unirte también!

—Hmmm, son dibujos animados , hijo. Son para niños...

Todos suspiraron derrotados. El hombre no aceptaba la amplia gama que puede brindar el mundillo de las caricaturas asiáticas.

Algún día, él caerá en el vicio.

—Bueno, basta de palabrerías — Jessica se acercó a la puerta para poder abrirla. —. Ya hemos retenido mucho a Eiji de su tiempo — sonrió para luego palpar el pelaje del perrito. —. Además, Buddy necesita descansar.

Sin embargo, la alfa no contaba en conectar con la mirada angustiosa del omega.

En sus adentros, el pobre Eiji se le secó su boca de repente y sintió que su corazón salía de su pecho.

No podía dar por terminado el día. Mientras más callado se quedara, mayor era el tormento. Por eso, antes de siquiera partir sus labios para hablar, se dio ánimos mentales: podía hacerlo, Ash estaba a su lado, solo tenía que soltarlo y ya.

Ante la ferviente actitud deprimida de Eiji, Ash supo que era el momento, por eso le agarró de la mano, emanando feromonas.

—¿Eiji...? — Max musitó al contemplar algunas gotas de sudor sobre la frente del susodicho.

Con la vista ligeramente desenfocada de los nervios, el japonés exhaló.

—Y-Yo... — exhaló. —. Necesito que sepan algo... muy importante...

El resto observó cómo la serenidad de Ash colmó la situación, completando a Eiji con una mirada dulcificada.

—¿Qué sucede, muchachos? — Jessica quedó expectante y agudizó sus sentidos.

—Es algo muy difícil de procesar... pero... yo... — tragó saliva y se ruborizó. —, yo creo que deben de saberlo y ruego por su comprensión.

El cambio repentino de la pareja los sacó fuera de lugar a los presentes.

—Eiji, Ash, en serio, ¿qué ocurre? — un leve choque eléctrico pasó por la espina dorsal de Max.

Por su lado, Michael veía a todos, confundido. La manera en cómo el ambiente se tornó pesado, incómodo y tenso, en especial por las contritas expresiones de Ash y Eiji.

El omega se tranquilizó al inspirar y suspirar laboriosamente. No estaba tan preparado como pensaba pero ya no había vuelta atrás. Fue por eso que cerró sus ojos y sostuvo con más fuerza la mano metida de Ash sobre su antebrazo.

—La verdad es que yo... — exhaló un aliento caliente y sus dientes se destemplan. Procuró que su voz no se alzase erráticamente. —, estoy embarazado.

El error de Eiji fue no esperar una respuesta por parte de los Lobos cuando abrió los ojos. La familia se hallaba en completo shock casi cómico si no fuera por una situación tan delicada.

No obstante, después del silencio reinó por unos segundos fue abdicado por un estallido de caos.

Max fue el primero en reaccionar tras correr hacia Ash y somatarlo en contra de la pared. El ruido sordo del golpe hizo que los demás reaccionaran, hasta Buddy se despertó sobresaltado.

Un dolor intenso resintió la espalda del rubio, quien no tenía una linda imagen del del beta en ese momento puesto que esta estaba colorada, arrugada y sus dientes visiblemente apretados de rabia.

—¡¡Te dije que usaras los putos condones, niño idiota!! ¡¿Acaso la calentura te hizo sordo?! —le escupió en la cara y lo empezó a sacudir. —. ¡Mira lo que hiciste!

Ash quedó patidifuso. Esa conclusión no se la esperaba.

A una pálida Jessica se le fue el mundo encima, imposibilitada para hablar porque sería abuela tan pronto. Michael estaba boquiabierto, observando sus manitas con detenimiento.

—¿Seré tío a los ocho años? — miró al omega, perplejo.

Eiji le tembló la quijada. Los gritos de Max y las feromonas desoladas de Jessica no lo dejaban pensar con claridad.

Bien hubiera reído por el hilarante colapso de ellos, pero era un tema sensible para él. Ojalá el padre hubiese sido Ash...

—No es de él...

El murmullo quebradizo de Eiji provocó un freno en los demás, Max soltó a Ash casi de inmediato y Jessica sentía entumecidas sus extremidades. Por su lado, Michael frunció el ceño.

—¿Qué? — la alfa, como pudo, se aproximó hacia él. —. Repítelo, Eiji.

El omega sudó frío ante la mirada intimidante pero se mantuvo firme.

—A-Ash...no es el padre...

Max y Jessica se vieron a los rostros.

—¿Es joda, Eiji? — el beta se sintió extraño e, inconscientemente, fulminó al japonés con un ligero desprecio.

No pudo apelar, las palabras se esfumaron y su nerviosismo pudo controlar su ser. Empero, Ash acudió a su defensa y lo rodeó entre sus brazos, ocultando su rostro de la estupefacción del matrimonio.

—Yo ya lo sabía hace un tiempo — su semblante de templanza sacudió al resto. —, y acepté estar con Eiji de todas formas.

Las palabras de su alfa enternecieron el corazón de Eiji. Lo único que pudo hacer fue abrazarlo con un brazo en su torso mientras intentaba no ahogar a Buddy entre sus cuerpos.

Fue súbitamente complicado procesar la información para los Lobo, pero no quisieron perder los estribos nuevamente.

Por eso, Jessica masajeó su rostro con sus dedos y suspiró un par de veces.

—Ok, ok... — se puso al lado de Ash y palpó su espalda. —. Esto hay que hablarlo despacio — buscó la mirada del omega. —. Eiji, ¿me permites tomar a Buddy? — El chico despegó un poco su rostro del pecho de Ash y asintió. Le entregó al perrito con cuidado mientras seguía en brazos del alfa. —. Bien, Michael, cuídalo por un momento.

El niño parpadeó rápidamente antes de que le fuera dado a Buddy.

—¿Por qué?

—Necesitamos hablar con ellos a solas. — respondió su madre.

—De acuerdo... —quiso protestar pero el aire entre ellos era lúgubre. —. Vamos, Buddy... aún tengo tu pelota en mi habitación.

Los ladridos del cachorro se pudieron escuchar incluso después que Michael cerró la puerta.

Mientras tanto, el estrés y la incertidumbre gozaban de libertad dentro del apartamento. Ahora Eiji se separó del pecho del alfa para verlos pero Ash en ningún momento rompió con el contacto físico. Se negaba a dejar de suministrar apoyo de esa manera y más cuando en esa posición puede transmitirle sus feromonas.

Max y Jessica notaron la postura inmutable del rubio, por lo mismo intentaron mantener la mente abierta.

—Será más cómodo si vamos a la sala de estar.. — sugirió Jessica pero fue tomada como una orden al presenciar que todos se ubicaron en un asiento.

Max y Jessica se sentaron en el loveseat y la otra pareja estaba en el chaise longue, viéndose frente a frente como si esperase un interrogatorio o un examen.

Entonces, la alfa notó nuevamente a Ash abrazar por los hombros a Eiji, haciendo que sus ojos rodaran por lo empalagoso que era su muchacho.

—Lamento los inconvenientes — Eiji susurró, agotado. —. Creo que debí de tener un poco más de tacto en decirles.

Antes de que Ash agregara algo, Jessica lo interrumpió.

—Todos reaccionamos exaltados— su voz era serena. —, eso esperaríamos por una noticia como esa, más cuando sales con Ash.

—Lo sé... —bajó la mirada.

—Hey, vieja, no te pases. — el alfa lanzó sus feromonas espesas.

—Está bien, Ash — acarició su mejilla. —. Quiero decirles todo.

La alfa suspiró profundo. ¿Por qué era la única entablando la conversación? Max estaba un poco ido y Ash la estaba amenazando con la mirada.

—¿Desde cuándo lo sabes, Eiji?

—Hace... un mes y medio. Casi dos. — su corazón se aceleró tras oler la sorpresa en las feromonas de la alfa.

—¿Y...? — lo meditó por un segundo. —. ¿Cuántos meses tienes de embarazo?

Eiji se tensó. —Cuatro...

Jessica y Max jadearon.

—Pero... eso llevas viviendo aquí en Estados Unidos... — la mujer estaba en shock. —. ¿Fue de una relación anterior en Japón?

Al omega sintió que le faltaba el aire, así que cerró sus ojos. No los podía juzgar, ellos tenían más dudas que respuestas y era viable para ellos conocer mejor lo que estaba sucediendo ahora y no enterarse por cuenta propia al ver su vientre abultado dentro de unos meses.

—No fue... consensuado... — observó sus manos, eran su punto fijo para disociar sus sentimientos con su mente; no obstante, estaba muy abrumado que su vista comenzó a nublarse. Luego percibió el fino toque de los labios de su amado sobre su cabello, lo que le hizo volver a la realidad. —. Ash... es mi primer novio.

De nuevo, el matrimonio quedó mudo pero en esta ocasión fue por pesadumbre.

—Eiji... — Jessica se peinó sus cabellos con su mano, preocupada. ¿Cómo es que no lo notó antes?

En eso, Eiji los vio de reojo con esa expresión que martilló su corazón y todo su ser explotó.

—Al inicio tuve muchos problemas en aceptarlo y decidir que haría al respecto — cubrió su rostro con sus manos empuñadas. —. Intenté abortar... pero no pude, realmente quise... pero no puedo...—pausó por si alguien hablaba pero al no verse interrumpido, prosiguió derramando sus penas a las primeras buenas personas que se topó en su vida al pisar tierra desconocida.—, quedármelo tampoco es una opción, estoy en la mierda de problemas como para criar a un bebé, lo saben, yo lo sé bien — suspiró varias veces para relajarse mejor. —. Por eso, lo daré en adopción... ya firmé los papeles. No me puedo arrepentir ahora.

Jessica tragó saliva. mientras que Max quedó pensativo.

Los períodos de silencio total se volvieron comunes en la conversación. Eiji no sabía si lloraría o se mantendría sereno, lo único que lo ata en el presente es el pequeño masaje en sus antebrazos por parte de Ash. Le ha confesado todo sus crudos sentimientos a los Lobos y ellos no decían nada, no parpadeaban y ni siquiera respiraba de manera normal.

Sin embargo, el alma de Eiji volvió en sí hasta que Jessica emitió la palabra.

—¿Eso decidieron ustedes? — seguía algo absorta.

Ash negó con la cabeza.

—Yo lo hice... — el japonés reflejó tristeza. —. Ash no quería que su opinión me condicionara...

—¿Cómo? — Max se unió a la charla, estupefacto.

—Eiji dice la verdad — lo apegó más a su cuerpo y besó su frente. —. Yo estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de cualquier cosa que Eiji eligiera hacer.

Jessica sintió un dolor punzante en la cabeza. ¿Por qué su muchacho cometería tal barbaridad? Ah, tal vez era obvio: por amor. Desde el primer momento que lo vio sintió atracción por el omega y, paulatinamente, fue floreciendo en estima y respeto.

Ahora comprendió el motivo de la conversación que tuvo con Eiji acerca de la maternidad.

—Ya veo. Creo que nosotros no podemos hacer nada, ¿eh? — pronunció suavemente. —. ¿Tu familia ya lo sabe, Eiji...?

El aludido encogió sus hombros, ahora la alfa se mostró más afable.

—Todavía no — relajó su rostro. —. Hoy lo haré... también debo decirle a Ibe-san sobre esto, así no causo inconvenientes en el trabajo.

Ahora el ambiente estaba más manso, Eiji recuperó un poco la confianza.

—¿Y cómo estás ahora?

El omega elevó ambas cejas ante la voz sosegada de Max.

—Eh... bien — se ruborizó ante la inesperada pregunta. —. Mejor que antes.

—¿Necesitas ayuda con el aviso laboral? ¿O con los gastos?

Ahora los sorprendidos eran Ash y Eiji por la propuesta. Por su lado, Jessica sonrió débilmente al saber que su esposo estaba mostrando su característico lado paternal.

—No, no, no... no te molestes, Max — hizo un manoteo. —. Es más, estoy muy agradecido que no me... repudiaran — su cuerpo tembló ligeramente. —. En realidad, tenía mucho miedo que se enojaran conmigo o con Ash... — su propio padre lo hubiera hecho si aún estuviera con vida.

—Ay, no soy un viejo cascarrabias, Eiji — Max dio una pequeña carcajada. —, y también... puedo comprender que durante este tiempo no la has tenido para nada fácil y es delicado para ti sobrellevarlo.

El omega no sabía que Max y Jessica conocían su pasado al igual que Ibe, estaba de más mencionarlo. Eso no determinaba lo que era ahora: alguien dulce, carismático y luchador. Por otro lado, estaba Ash, quien ama incondicionalmente a Eiji y es su piedra angular en estos momentos de crisis.

—Pero aún así, lamento todos estos problemas. Incluso no les he pedido perdón por haber renunciado ese día en el trabajo, ustedes me recomendaron para que lo tuviera en primer lugar... — la mente de Eiji era una maraña de emociones porque pensó en Mizuno Kazuhito. —. Han sido muy buenos conmigo.

De repente, Jessica se puso de pie y jaló un cachete de Eiji, ganándose un quejido por parte de él y una mirada ofensiva de Ash.

—Ya deja de martirizarte. Puedes apoyarte en nosotros ahora. — sonrió entre dientes.

—No, no... no es necesario... — Eiji se revolvió entre su negativismo. Esta clase de trato ya era un abuso para él. Era un adulto, se supone que debería manejar sus asuntos y cuidar de su familia en Japón.

Insatisfecho, Max bufó.

—Por supuesto que sí. Eres la pareja de mi campeón — alzó su dedo pulgar. —, no importando que pase, también te tenemos que cuidar.

Ash se sonrojó ante el comentario y Eiji su corazón ligero. ¿Qué hizo para merecerlo? Parece que desde que llegó a este lugar, la felicidad le ha sonreído. Sus feromonas eran un revoltijo de emociones encontradas y si, aún Max siendo beta no las podía percibir, se percató de las facciones delineadas en agradecimiento.

—Un simple gracias no basta en definir... — se tocó el pecho. —, lo que siento por dentro...

—Eiji... — su novio buscó su mano, la sostuvo y entrelazó sus dedos.

En eso, Jessica sonrió nuevamente y atacó la mejilla de Ash, pellizcándola sin piedad.

—Solo cuida bien de este mocoso.

—¡Oye! ¡Duele!

Ash gruñó y todos se rieron al unísono. El corazón de Eiji bailó de satisfacción y alborozo al no ser tratado de menos y estaba casi al borde de llorar. Si él hubiera sabido que la zozobra vivida en Japón le recompensaría esta clase de momentos no lo creería. Hace un año no podía levantarse de la cama por el estado anímico depresivo que experimentaba. ¿Esto era tener una familia funcional, donde todos se apoyan entre sí? Pareciera que se podía acostumbrar a eso.

Ante las risas estruendosas, Buddy inició su orquesta de ladridos en el interior del cuarto. Michael, al notarlo, abrió la puerta de a poco, haciendo que el perrito corriera en tres patas hacia Eiji y su colita moviéndose frenéticamente. El omega emitió un gorjeo y lo alzó para ponerlo en su regazo y recibir sus lengüetazos.

Cuando el niño se acercó, se mostró vacilante.

—¿Qué pasó? — observó a todos con cara curiosa. —. ¿Ya no seré tío?

Lo correcto era que el pequeño también supiera de la situación actual aún si no entraban en detalles.

Por lo mismo, lo llamaron para que se acercara y él lo hizo para ubicarse al lado de Eiji. Mientras que Jessica y Max le cedían la palabra a ellos y no se entrometieron.

—Escucha... — el japonés tenía una mirada apaciguada. Le era sencillo sincerarse sus sentimientos. —, sí estoy encinta pero cuando nazca tendrá... otros padres.

—¿Eh? ¿Por qué? — ladeó su cabeza. —. ¿No lo quieres?

—Sí, lo amo — torció una sonrisa. —, pero merece una vida plena y eso no puedo dársela en este momento.

—Uh... — no comprendió del todo pero aceptó la explicación.

De repente, Ash estiró su brazo lo más que pudo, porque Michael estaba lejos, y despeinó sus cabellos juguetonamente.

—Tranquilo, no serás tío ahora — sonrió de oreja a oreja. —. Eso significa que seguirás siendo mi hermanito.

Michael abrió sus ojos de par en par y sintió una calidez que abarcaba rápidamente todo su cuerpo. Era la primera vez que Ash se refería a él de esa manera. Inclusive Max y Jessica se conmovieron.

Para Ash, el concepto de familia es ambiguo y hasta este punto comprendió lo que ha negado durante años gracias a ese recuerdo que tuvo y por el tiempo que ha compartido con Eiji. Su corazón siempre tendrá tallado el amor hacia Griffin, pero eso no significaba que no podía abrirse en ser una figura de hermandad a otro niño que era su luz en sus ojos.

—¡Sí! —Michael esbozó la sonrisa más hermosa. —. ¡Aunque ya soy tío de Buddy!

El cachorro ladró varias veces como si lo estuviera afirmando.

Luego de estar un rato más con ellos, Eiji decidió irse antes de que fuera más tarde. Por la hora, su madre y hermana estarán trabajando, así que les dirá sobre su situación al día siguiente cuando ellas estén descansando en el apartamento durante su noche.

Ash lo acompañó hacia su hogar, que en realidad solo fueron unos pasos, y se le permitió entrar. No más Eiji dejó a Buddy al suelo y al cerrar la puerta, fue capturado por dos brazos en su cintura que lo hicieron girar hacia el cuerpo de su alfa y sus labios se juntaron con los de él. Un aroma delicioso emanaba el rubio, uno manso y tierno como las flores de primavera.

La sensación era tan deleitosa que Eiji lo abrazó con fuerza mientras lo besaba eufóricamente, enredando sus lenguas y sintiendo los jadeos sobre su piel. Ash tenía el control al guiar sus manos en los cabellos azabaches del omega pero no pretende ser brusco, solo que la vehemencia en sentirlo orientara a satisfacer su ser y el de Eiji. Tras levantar sus pesados párpados pudo contemplar que el japonés lo disfrutaba, hasta sus feromonas lo expresaban al revolotear en el ambiente.

Cuando el aire fue escaso, se separaron lentamente sin romper el contacto visual. Ambos estaban ruborizados hasta la punta de las orejas.

—Lo hiciste increíble... — Ash depositó un ósculo en su frente. —. Eres increíble...

Eiji se meneó ligeramente.

—En realidad estaba muy aterrado — descasó su cabeza sobre el pecho del chico. —. Ellos son increíbles... gracias por estar conmigo.

¿Desde cuándo comenzó a amar tanto a este omega? Ash no lo sabía exactamente pero sí recuerda cuando se dio cuenta que tenía sentimientos hacia él. Esa tarde, cuando Eiji no respondió sus mensajes o llamadas en su celular en horas luego de que renunció inesperadamente de su trabajo. Nadie sabía dónde estaba o qué había pasado exactamente. Ese crudo sentimiento de pérdida lo carcomió hasta poder hallarlo, aún si debía hacerlo en los rincones más recónditos de Nueva York; y cuando por fin pudo hacerlo con sus amigos, al verlo solo, destrozado emocionalmente debajo de la lluvia mientras abrazaba con brazos temblorosos a Buddy, su corazón se hizo añicos.

Él también estuvo desamparado aún antes de nacer, Griffin lo cuidó y, al fallecer, estuvieron los Lobo. ¿Eiji a quién tenía? Esa pregunta le retumbó en su cabeza prolongadamente. Desde ese momento, quiso ser honesto con sus sentimientos y mostrárselos a Eiji para así aligerar sus penas que lo rodeaban, no importando que tan graves o delicadas eran; aún si Eiji cometía errores o se alejaba era lo de menos. Él ya se había hecho una promesa de permanecer a su lado.

—Por siempre — Ash unió sus labios suavemente con los de Eiji. —. Te amo...

El omega alzó la mirada y se enterneció.

—Siempre, por siempre te amaré... eres lo mejor que me ha pasado en mi vida...

No hubo otra comunicación entre ellos, se besaron nuevamente en un ritmo lento y suave.

*

Ash se recostó en el respaldo de su silla con un gran suspiro. Se quitó sus anteojos, cerró sus ojos y los comenzó a mover por debajo de sus párpados antes de volver a abrirlos. En su escritorio se reflejaban sus libros y sus hojas de tarea terminadas bajo la luz tenue de su lámpara.

Por fin pudo terminar con sus deberes siendo la una y media de la mañana, chequeó los mensajes de su celular y estaban repletos de escritos de auxilio al no poder resolver los problemas de física cuántica por parte de Kong y Bones en el chat grupal que tenían junto con Alex.

El rubio suspiró nuevamente y se puso los audífonos para escuchar los audios. Hace ya más de tres horas atrás dejó descansando a Eiji en el nido con Buddy y desearía estar ahí con ellos pero tenía otras responsabilidades que cumplir.

El día de hoy fue tan caóticamente estresante que solo quería tener un respiro.

De repente, un casi inaudible toque a su puerta le hizo sacudir de sus pensamientos y su alma también. Se supone que todos deben de estar dormidos, ¿será un fantasma?

Luego de ese desliz de emociones fuertes, la perilla giró y su abrió la puerta lentamente, provocando un rechinido de escalofríos.

Sin embargo, Ash arrugó su rostro cuando vislumbró la cara fea de Max asomándose por el umbral. Asimismo, Jessica se encontraba detrás de él.

—¿Qué hacen? — comentó con cierta irritación. —. ¿No deberían estar dormidos? Mañana es lunes.

Ignorando las quejas del rubio, ellos entraron, cerraron la puerta con cuidado y se sentaron sobre el filo de la cama. Ahí Ash notó que Max traía un folder con muchos papeles dentro.

—Estábamos charlando y... queríamos hablar contigo —Jessica mencionó y observó el escritorio. —. Veo que ya terminaste con tus tareas.

—¿Sobre qué? — aunque era todo oídos al quitarse los audífonos, podía intuir a dónde iba el asunto.

—Eiji... ¿realmente está bien? — el hombre preguntó sin tapujos.

Ash suspiró por medio de la nariz y relajó su cuerpo.

—Ha sido muy duro... pero no hay que subestimar a ese terco. Lo ha manejado bien en general... — sonrió débilmente.

Ellos asintieron, procesando todo.

—¿Te ha contado sobre su... violación? —Jessica vaciló un poco con lo último. —. ¿Habrá que tratarlo?

Solo al pensar en Mizuno, el rostro de Ash se oscureció de enojo retenido. Recordó la ocasión que intentaron tener relaciones y fue un completo desastre.

—Sé poco de lo que pasó... pero su abusador está en la cárcel — notó tranquilidad en los Lobo. —, Eiji sí necesita ayuda para superarlo...pero no sé si querrá hacerlo pronto. El embarazo le está drenando su estado emocional como para pensar en su abuso. — entonces su mirada se acojonó.

—Comprendo. — la mujer exhaló exhausta.

Max se acomodó en su asiento.

—¿Y tú cómo estás con todo esto?

—Bien — omitió decir lo "abrumado" que se hallaba pero quiso sonar fuerte. —. Yo ya sabía a qué me metía.

Los esposos se vieron las caras.

—Ash, dime la verdad, quiero quitarme la curiosidad — Jessica frunció el ceño mientras juntaba ambas manos. —. ¿Qué hubieras hecho si Eiji se quedaría con el bebé?

—Pues, criarlo con él. — encogió sus hombros.

—¿Estabas dispuesto a ser una especie de padrastro? ¿Tan joven?

—Sí — respondió rápidamente de manera presumida. —. No le vi problema — se percató de las expresiones bizarras que le daban. —. Oigan, no me vean así. Me extraña que no lo comprendan.

—¿Qué dices? — Max se rascó la nuca.

Las feromonas de Ash se convirtieron en dulces, agradables para el olfato.

—Esos son los valores que ustedes me enseñaron... igual que Griffin — carcajeó un poco. —, indirectamente, claro.

Por supuesto, ellos voluntariamente accedieron a ser sus tutores y brindarle un hogar como si fuese un hijo. Max y Jessica comprendieron lo que intentaba proyectar Ash con esas lindas y halagadoras palabras pero... él aún era un mocoso, apenas va empezando la Universidad y no trabaja. Criar a un bebé se requiere madurez, estabilidad financiera y apoyo mutuo entre la pareja. Aún si se sacrificaba en hacerlo, quizá el rubio lo estaba romantizando a la ligera y querer cargar con la responsabilidad sólo hubiera acarreado problemas más que soluciones.

Menos mal que Eiji lo pensó muy bien antes de quedárselo al reflexionar en ese aspecto porque no sólo pensó en su bienestar propio y del bebé sino que también el de Ash.

Aunque no podían negar lo mucho que ha crecido Ash y ya es un joven adulto de dieciocho años de edad. Era momento de darle un golpe de realidad al alfa.

—El mundo es más complicado de lo que parece, Ash — Max se puso de pie y le entregó los documentos. —. Aún así, confío que lo harás bien en la vida...

Él los recibió muy confundido.

—¿Qué es esto? — los ojeó por un momento las páginas y de repente su cuerpo experimentó entumecimiento.

Ese era el expediente de su adopción con los Lobos.

—Ya eres grande, Ash... — Jessica suspiró. —, si quieres formar una familia, debes comprender la tuya primero — quiso sonreír pero le costó un poco. —. Es complicado; quizás... así podrás entender mejor a Eiji o al hijo que dará en adopción... y que camino quisieran tomar juntos.

El chico no lo comprendió a la primera. En una lectura rápida pudo ubicar varios papeles: la pérdida de la patria potestad de su padre, el certificado de defunción de Griffin, el informe de los trabajadores sociales, la resolución judicial que consideraban a Max y a Jessica como tutores legales y... el último documento reciente fue de hace cuatro años.

Los ojos verdes se dilataron al leer varias veces el nombre del demandante: Ava O'Kelly, quien pretendía recuperar la custodia de su hijo y fue denegada.

Ella era su madre biológica.

Ash los observó espantado.

—¿Qué es todo esto? — sus manos temblaron. —. ¿Ella vive...?

Max frunció su ceño en recelo y Jessica le palpó la espalda a su esposo.

—Griffin no quería que tuvieras relación con ella — se confesó, cabizbajo. —. Y nosotros quisimos mantener su deseo. Tu madre abusaba mucho de las drogas, eso ya lo sabes... pero todo este tiempo ha estado perdida, viviendo como una mendiga hasta que fue internada en un centro de rehabilitación estatal.

—¿Ella... me reclamó...? — Ash sentía que se le iba el alma. ¿Cómo era posible? Todo ese tiempo le han dicho que había muerto.

—Una ocasión nada más, cuando se enteró sobre el fallecimiento de tu hermano — agregó Jessica con el corazón en la mano. —, pero no insistió más.

La respiración fue errática.

—¿Por qué?

Max curvó sus labios con una pequeña tristeza.

—Te vio feliz con nosotros.

Ash quedó mudo pero en sus adentros estaba demasiado confundido.

—Sé que ella no te agrada, Griffin tampoco tenía buenos sentimientos hacia ella...— Jessica se puso de pie y le acarició los cabellos. —. Si quieres darle una oportunidad estás en tu derecho de hacerlo.

El chico echó su cabeza hacia atrás y cerró sus ojos con frustración.

—¿Por qué me dicen todo esto ahora? — sonrió sarcásticamente. —. ¿No pudieron hacerlo en la mañana u otro día? Argh, son unos malnacidos...ya no podré dormir. — en parte lo dijo en broma.

Ese comentario hizo reír sutilmente a la pareja. Esa boca soez no se limpiaba ni con jabón.

—Nosotros tampoco pudimos dormir —Max se incorporó y se mostró más relajado. —, como Michael está dormido y ahora que está fresco el tema, decidimos hablarlo.

Ash hizo un mohín. —Qué complicado...

—La familia es así de complicada, cariño. — la alfa le dijo con estima.

Entonces, Max y Jessica se dispusieron a dejar a solas a Ash para que ordenara sus pensamientos, le dijeron las buenas noches y justo cuando iban a cerrar la puerta, el chico los detiene.

—Viejo...

El beta lo observó con curiosidad.

—¿Sí?

La expresión inocente de Ash derritió un poco el corazón del matrimonio, estaban expectantes sobre lo que tenía que comentar. Por eso esperaron un poco para que el alfa pudiera hablar, y cuando pudo, lo hizo con una sonrisa tímida.

—¿Está bien si ya no quiero ser amigo de tu "hijita"?

Max no le entendió a la primera, hasta se mostró aturdido como Jessica, pero al momento de desempolvar en su baúl de los recuerdos sobre esa conversación de hace años atrás, no evitó endulzar su mirada.

—No hay problema... — sonrió. —. Ahora tienes un hermano menor...

Ambos se observaron con aprecio y detenimiento.

Ante tales expresiones, Jessica se alteró y terminó matando la buena vibra.

—¿Hija? ¡¿Cuál hija?! — gritó. —. ¿Tienes una hija?

—Te lo explicó en el cuarto, mi amor... — Max casi sale corriendo por las ansias asesinas de su esposa.

Y así, Ash finalmente estuvo solo en su habitación. Casi de inmediato se acostó en su cama para observar el techo, olvidándose por completo del mundo (incluyendo que debía de ayudar a Bones y a Kong con la tarea).

Nadie le dijo que su madre estaba muerta, pero en sus adentros lo asumió por completo. Sin embargo, ese sentimiento indiferente hacia ella lo ha conservado por toda su vida y Eiji lo ha sacudido por primera vez y ahora Max y Jessica también lo hicieron.

Ava no era una buena persona, era una adicta que no le importó la salud de él cuando era bebé, era negligente, abusiva, despilfarradora, egoísta, se peleaba con Griffin casi a golpes (quien tenía trece años en ese entonces), y prácticamente lo dejó en el abandono pero... ella al final desistió. Las acciones de su madre eran dispersas, confusas, y detrás de eso, compasivas y cariñosas al dejarlo con personas que lo amarían mejor que ella.

Ash no pudo dormir bien esa noche. La única pregunta que tenía en ese momento era: ¿Qué es ser un padre realmente?

N/A:

En el capítulo habían otras cosas que quería abarcar pero al ver que tenía 10k decidí mejor pararlo adkljsdk. Necesitaba esa satisfacción de que completé una parte y no tener la ansiedad de que me falta aún. A este paso, el fic se terminará en 4 o 5 capítulos (espero). Ya nos queda poquito.

Y sí, sucedieron muchas cosas pero quisiera enforcarme en una que se ha tocado ligeramente a lo largo de la historia y que ha llegado el momento de desarrollarlo mejor: Ash y su pasado. 

Yo siento que este Ash actúa por impulso. No digo que sea malo pero en ocasiones esa necedad puede jugarle en contra; solo analicemos cuando quiso moler a golpes a Mizuno con una pistola, o la vez que lo encaró y de una dijo que el bebé era su hijo, o darle la opción a Eiji de quedarse con el bebé sin pensar realmente en una planificación a futuro. Es decir, es bonito leerlo, creando una fantasía ideal pero es que, en la realidad, no es tan así. Para empezar, ¿qué hubiera pasado si Ash golpeaba a Mizuno simulando un robo? Creo que el pobre estuviera en la cárcel ahora mismo con Shorter akskskd. 

Por otro lado, ¿qué hubiera pasado si Eiji se queda con el bebé? Depender siempre de Max y Jessica no era una opción y empezar de cero con un crío es muy difícil. No digo que no sea imposible porque algunas familias así se han formado pero ese bebé no es deseado, solo imagínense el PTSD que tendrá Eiji en un futuro o la frustración y arrepentimiento que tendrá Ash por dejarlo todo atrás (posiblemente no creo que viva siempre con ese pensamiento mas lo hará de vez en cuando), sin contar que llevan 2 meses de relación de pareja akskfk.

Recordemos también lo que dijo Max acerca de Griffin cuando le tocó cuidar de Ash, él le lloraba porque no sabía que hacer, sufrió mucho y tuvo que sacrificar todo por su hermanito. Asimismo, Jessica con su charla con Eiji acerca de la maternidad, ella no aceptó a Ash por lástima o porque iba a tener reconocimiento, no... Ella lo hizo porque estaba preparada en hacerlo, ella ya estaba casada y ser madre era lo esperado. Ahora está el dilema de la mamá biológica de Ash, que él la pintaba como una persona horrible pero, al saber ya la verdad y su primer y último "acto de amor" no está tan seguro ahora.

Por eso se dijo esta pregunta al final del capítulo: ¿Qué es ser un buen padre realmente?

Quiera o no, en este universo, Ash tiene un poquito idealizado el concepto de "familia perfecta" porque así lo han visto sus ojos (aquí mi nene no ha sufrido como en el anime) y por eso Max y Jessica quisieron decirle acerca la verdad de su mamá, ya no querían ocultar esa faceta de su vida (aunque eso queda manchado porque él desde un inicio se sentía incómodo que Michael lo llamara hermano. Lo mejor es que esto ya es un trauma superado xD); en cambio Eiji es todo lo contrario. Por eso le costó mucho tomar una decisión. Él quiere romper el ciclo de la mala paternidad que tuvo en su vida al crear su familia propia pero no de esa manera, simplemente no está listo.

Lastimosamente, el amor no es suficiente, si lo fuera todos los líos que hay en el mundo se resolverían rápido.

Aunque, bueno, en esta historia siempre se ha tocado el punto de vista de cada personaje y por eso es un vaivén de emociones, espero que esto no haya complicado más y se comprenda a que quiero llegar, upsi. 

En fin, ¡muchas gracias por todo el apoyo recibido ♥♥♥♥♥! mi prioridad ahora es acabar con la historia este año, así que haré todo lo posible de traerles capítulos más seguido. ♥ ♥ ♥ ♥ 

Cuídense mucho y nos vemos hasta la próxima ♥♥♥♥♥

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