─── ⚘ uno.
Perder su tiempo escrutando el precioso rostro de Minnie se volvió en su pasatiempo favorito desde hace unas semanas, y es que, absolutamente todo era perfecto en ella, se sentía estúpida de haber pensado que eso no era así meses anteriores. Nicha era la perfección personificada, no tenía ninguna duda de ello.
—Jinnie, ¿me estás oyendo? —preguntó la rubia al notar que la contraria estaba en las nubes, observándola con una expresión boba.
—¿Ah? —volvió de su mundo de fantasía donde Minnie era, básicamente, una Diosa—, sí, sí.
—¿Qué estaba diciendo? —cuestionó para asegurarse de que era honesta.
—Hablabas sobre los... ¿tipos de helado? —en vez de sonar segura de su respuesta, se oyó como una pregunta. Minnie blanqueó sus ojos con una sonrisa.
—Ah, Jinnie, en este último tiempo has estado refugiada en tu propio mundo, ¿en qué piensas tanto? —suspiró, curveando sus labios en una ligera sonrisa.
—No es nada importante, Minnie, lo puedo jurar. —la mayor no estaba convencida, para nada.
Ni siquiera Seo se la creía, porque el estár pensado con seriedad si confesarte o no a tu amiga, no era algo "sin importancia" al menos no para la de malena azulada.
—Hay algo que hace trabajar mucho a tu mente, yo sé que es así. La pregunta es, ¿qué o...quién? —sonrió con picardia, Seo sólo pudo sonrojarse de un leve rosa.
—Oh, no, no —negó—. Sé en lo que piensas y no es eso; así que, por favor, no insistas.
—Hay alguien que ronda por esa mentecita, ¿verdad? ¿Es SoYeon o... es KiHyun?
—No, ellos no me gustan de esa forma, Minnie —una mueca de disgusto se instaló en su rostro—, y creo que jamás sucederá que me fije en uno de ellos o en ambos.
—A veces lo menos esperado es lo que termina por suceder. —le guiñó el ojo, la peliazul se rió con algo de burla.
—Quizá en mis pesadillas.
—Uhm, veo que hoy no tienes pensado decirme. Pero no te insistiré mucho más, cuéntalo cuando quieras.
—Gracias.
—Bien, ¡retomemos el tema de los perritos abandonados!
Y así siguió la mayor, hablando sobre los pequeños cachorros de perro que había encontrado en la calle, quejándose de que el mundo era tan cruel, osea, ¿de verdad existía alguien lo suficientemente cruel como para botarlos en las frías y desoladas calles? Sí, la respuesta le dolía.
Minnie estaba pensando darlos en adopción, ya que ella no podía seguir quedándose con animales de la calle, ya tenía los suficientes en casa y los alimentos le costaban varios billetes. SooJin le había dicho que ella podría hacerse cargo de uno y buscar a demás personas que les interesase tener un pequeño amigo canino.
A medida de avanzaban sus palabras, la mayor veía la tristeza en los ojos de Minnie por lo inhumano de las personas, pero también algo de ilusión aguardaba allí, y era porque quería poder darle a esos animalitos un lugar digno donde vivir, lleno de amor y cuidados. SooJin amaba que la pelinegra adorara ayudar a los animales indefensos, sin hogar y abandonados, era una de las tantas cualidades que le habían hechizado de Nicha .
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