Enamorarse de alguien con sólo verlo no era algo que se esperaba Jeongin, puesto que él no creía en esas cosas catalogadas como clichés, pero no se arrepentía de haber fijado sus ojos en Chan la primera vez que se cruzó con él.

Aún recordaba el día en que lo vio en los casilleros, ambos estaban a cuatro casilleros de distancia. Por su torpeza, a Jeongin se le cayeron los libros, pero Chan amablemente le ayudó a levantarlos, al final le brindó una suave sonrisa y luego se marchó, dejando a Jeongin con el corazón latiendo a mil y un terremoto en su estómago.

Desde entonces Jeongin había observado con añoranza a Chan desde lejos, así descubrió su nombre y curso. También se dio cuenta de que era extremadamente popular, no sólo por su aspecto de príncipe, sino también por algo en particular.

Chan era considerado el rechazador de confesiones de amor, porque cada confesión que recibía Chan era rechazada por él, hasta el momento no había excepciones.

Jeongin estaba enamorado de Chan, no sabía con certeza si era verdadero o sólo una ilusión, pero su corazón latía siempre que lo veía o cuando sólo escuchaba la mención de su nombre, todo era un caos en Jeongin cuando de Chan se trataba. Por eso Jeongin se arriesgaría a confesar sus sentimientos, sabiendo que había un 99% de ser rechazado y tan sólo un 1% de ser aceptado. Le escribió una carta de confesión a mano, en donde plasmó sus más sinceros y puros sentimientos, confiando en esa minoría, teniendo toda su fe en ese 1% de posibilidad.

Aunque los resultados que obtuvo no fueron los que él deseó recibir.

Holi, acá estoy yo de nuevo trayendo otra historia. ;)