Capítulo 27
Chan corrió hacia el edificio de segundo año, sin importarle que ya quedaban pocos minutos para el retorno de las clases y que podría meterse en problemas.
Se adentró, buscando de Jeongin por todos lados, hasta que lo encontró.
—¡Jeongin!
El mencionado detuvo sus pasos, girándose para ver quién lo había llamado. Se sorprendió al ver como Chan se acercaba algo agitado.
En ese momento se escuchó el timbre, los pocos estudiantes que quedaban por los pasillos, comenzaron a subir las escaleras a toda prisa, puesto que sabían que estarían en problemas si no llegaban a tiempo a sus salones.
—¿Chan?
—Te... Te estaba... buscando... —dijo con su respiración agitada.
—¿A mí? ¿Por qué?
—Necesito preguntarte algo —habló después de que su respiración se regulara—. Este empaque... ¿Dónde lo compraste?
—Oh, eso, los compré en la tienda que está a unas cuadras de aquí.
—¿Siempre los has comprado ahí?
—Bueno, siempre no, empecé a comprarlos este año, ¿por qué preguntas?
—Por nada en especial, sólo recibí unas galletas con un empaque muy similar.
Al escuchar eso a Jeongin casi se le detenía el corazón. Era cierto, justo ese día había ocupado el mismo empaque sin darse cuenta. ¿Cómo pudo ser tan despistado? Se suponía que era muy cuidadoso con eso.
—Ah, es que muchos estudiantes suelen ir a esa tienda —mintió, porque no sabía qué más decir para que Chan no sospechara de él—. Probablemente por eso coincidan con el empaque. Los estudiantes se reúnen ahí, es una tienda muy visitada.
—Oh, ya veo, entonces ha sido eso, yo pensé que tú...
Sus palabras se cortaron cuando escucharon la voz del inspector muy cerca de ellos. Ambos se miraron comprendiendo lo que pensaban; si los encontraban ahí en el pasillo, estarían en grandes problemas. Apenas se acababa el receso, los estudiantes tenían prohibido andar fuera de los salones, a menos que necesitaran ir al baño o el mismo profesor lo haya sacado. Si los encontraban se ganaban un sanción.
Chan miró a su alrededor, buscando una escapatoria. Cuando la encontró, tomó la mano de Jeongin y lo adentró a un cuarto de servicio. Por un momento temió que estuviera cerrado con llave, pero no fue así, lo cual Chan agradeció.
Sin embargo, el espacio en dónde se escondían no era el más amplio que digamos.
Jeongin tenía su espalda recostada en la pared de la habitación, mientras Chan estaba frente a él, muy cerca de su rostro. Un poco más y se besaban, solo si alguno daba un mal movimiento.
—Shhh —siseó Chan, intentando escuchar si el inspector ya se había marchado.
No hacía falta que se lo dijeran; Jeongin hizo silencio, pero sentía cómo su corazón latía a gran velocidad, temía que Chan lo escuchara.
—Creo que ya se fue —susurró Chan luego de unos cortos minutos, soltó un enorme suspiro, aliviado. Posteriormente, fijó su atención en Jeongin, percatándose de lo cerca que estaban.
Y no sabía si era un premio o un castigo tener el rostro de Jeongin así de cerca.
Sus ojos hicieron contacto visual, Chan observó los ojos negros de Jeongin, ¿acaso Jeongin siempre tuvo ojos bonitos? Sí, recordó la primera vez que los vio, daban la apariencia de un zorrito bebé, eso de alguna forma le parecía adorable. También observó sus pestañar largas, su nariz perfilada y sus mejillas, notando que Jeongin tenía una piel muy linda.
Chan bajó su mirada hasta los labios rosados de Jeongin, quien al sentir su mirada en ese sitio se relamió los labios inconscientemente.
El corazón de Jeongin no podía para más, sentía que iba a estallar en ese instante. Mentiría si dijera que no quería besar a Chan, porque será una gran mentira, lo deseaba tanto, pero tenía mucho miedo de estropear todo.
Estuvieron así por unos minutos que para ambos fueron eternos, hasta que Chan lo cortó. Siendo manejado por sus deseos, rompió la poca distancia que quedaba entre ellos, haciéndola nula. Besó a Jeongin.
El beso empezó siendo un simple contacto entre sus labios, sin embargo, poco a poco fueron abriendo sus bocas para moverlas lentamente. Jeongin sintió una corriente eléctrica desde los pies hasta la cabeza y volvió a sentir aquellas mariposas que siempre volaban en su interior cada vez que miraba a Chan. Agarró el filo de la camisa de Chan, haciendo unos pequeños nudos, intentando contener sus nervios. Por otro lado, Chan se atrevió a colocar una mano en la mejilla de Jeongin, mientras que con la otra se sostenía de la pared. Chan jamás había sentido algo parecido a lo que sentía en ese momento, una ola de electricidad recorrió su cuerpo, sintiendo un fuerte cosquilleo en su estómago. Sí, jamás se había sentido de aquella forma. Pero no le disgustaba, podría decir que le gustó sentirlo.
Continuaron besándose hasta que la falta de aire les recordó que eran humanos, por ende, tuvieron que separarse. Chan apoyó su frente con la de Jeongin, respirando irregularmente.
—Yo... —musitó Jeongin, sintiendo un montón de cosas en su cuerpo.
Chan miró a Jeongin y en ese momento fue consciente de lo que había sucedido.
—Lo lamento —susurró—. Fue un error, no sé qué me pasó.
—¿Qué...?
—Yo no quería besarte, lo lamento.
Jeongin sintió cómo algo se quebraba en su interior.
—¿No querías...?
—No, no quería, lo lamento, no era mi intención. No sé qué me pasó, a mí ya me gusta alguien, lo siento.
Y sin esperar respuesta alguna, Chan salió de ese estrecho cuarto y se encaminó hacia su salón, siendo sus pasos rápidos lo único que resonaba en el vacío pasillo. El aire que antes le había faltado al besar a Jeongin, en ese momento le pesaba horriblemente en sus pulmones, era denso, como si cada respiro intentara procesar lo que ocurrió segundos atrás. Su mente estaba en un caos total, preguntándose qué era lo que había hecho, por qué lo había besado, su corazón latía con mucha fuerza no solo por el peso, sino por el temor de haber dicho algo que no quería.
No fue al salón, prefirió encerrarse en el baño. Luego buscaría alguna excusa para su ausencia.
Chan se apoyó en una de las paredes frías del baño y miró sus manos, las cuales temblaban. Recordó cómo sus labios parecían encajar de manera natural con los de Jeongin, evocó cómo los labios de Jeongin respondieron a los suyos como si siempre hubieran estado destinados a encontrarse, cómo se conectaron de inmediato. El remordimiento lo carcomía por dentro, pero más que eso, estaba el miedo.
Miedo a lo que realmente sentía. ¿Qué le estaba pasando? Dios, no se entendía últimamente. Se sentía muy confundido.
Mientras tanto, Jeongin se quedó ahí; en ese oscuro cuarto con su cuerpo temblando y sintiendo cómo las lágrimas surcaban su rostro.
El beso que tanto había soñado, que tanto había deseado, se había convertido en un dolor devastador en cuestión de segundos. Chan lo había rechazado, otra vez y de la peor manera posible. Aún recordaba las palabras de Chan resonando cruelmente en su cabeza, sintiendo cómo su corazón se hacía pedazos con cada repetición que daba. Se deslizó lentamente hacia el suelo, abrazando sus rodillas contra su pecho, tratando de contener el llanto que parecía no tener fin. ¿Cómo podía haber sido un error? Todo en ese momento había sido perfecto, pero quizá solo lo había sido para Jeongin, más no para Chan.
Chan jamás iba a sentir lo mismo que él, nunca iba a corresponder sus sentimientos, quizás debía rendirse y ponerle un punto definitivo a ese tonto enamoramiento.
A mí sí me dolió. 💔
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