Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25

Hacía mucho frío y Jeongin estaba asustado.

No, eso era poco para lo que sentía en ese momento, en realidad estaba aterrado y temblando de frío.

Ya había oscurecido, no se podía ver con claridad, y, para rematar, su celular se había quedado sin batería, ya no tenía cómo escribirle a Félix para obtener ayuda. Estaba jodido.

Escuchó cómo una rama era pisada, estaba algo lejos, pero el bosque estaba tan silencioso que era capaz de escuchar eso. Su sistema se alarmó y de inmediato corrió para esconderse detrás de unos enormes arbustos, esperando que no se tratara de un animal salvaje.

Su corazón latía con fuerza cada vez que sentía que, lo que fuera que se tratara, se acercaba.

Cerró sus ojos con fuerzas, no quería ver nada. Si ese era su último día con vida, no quería ver lo que sea que lo vaya a matar.

No obstante...

—Te encontré... —escuchó una voz agitada que le pareció conocer.

Entonces Jeongin abrió sus ojos, chocando directamente con una luz. Cuando pudo observar bien, notó que se trataba de Chan.

¿Chan? ¿De verdad era Chan?

¿Acaso estaba soñando? ¿O es que ya había llegado al cielo?

¿Qué hacía Chan ahí?

—¿Estás bien? —preguntó Chan, agachándose para quedar a la altura de Jeongin.

—Yo... —elevó la cabeza para ver a Chan a los ojos.

No entendía nada, pero se sentía tan aliviado de que lo encontrara. Por eso no lo pensó cuando se lanzó a abrazar a Chan, con todas sus fuerzas. Inevitablemente, empezó a llorar, había sentido tanto miedo de quedarse solo y jamás ser encontrado.

Chan se sorprendió, pero no se opuso, dejó que Jeongin lo abrazara. A él no le gustaba que los extraños lo tocaran, aunque el contacto con Jeongin no lo disgustaba para nada, incluso le gustó a una parte de él.

—Tranquilo, está bien —susurró Chan, empezando a acariciar los cabellos de Jeongin. Al principio temía tocarlo, pero al final se atrevió a hacerlo, notando que sí funcionaba, ya que poco a poco Jeongin empezaba a respirar con regularidad.

Cuando Jeongin se tranquilizó, se separaron un poco. Chan ayudó a Jeongin a colocarse de pie, luego cuando notó que Jeongin no dejaba de temblar, ya no dudó en quitarse su chaqueta y colocarla sobre los hombros de Jeongin.

—Vamos —musitó Chan, ofreciéndole su mano a Jeongin, el menor dudó un poco en tomarla, pero al final la aceptó, sintiendo una enorme tranquilidad con tan simple contacto.

A partir de ese momento, ninguno de los dos dijo algo, sólo se enfocaron en caminar. Más bien, era Jeongin siguiendo a Chan, ya que él conocía el camino.

Jeongin siempre había sido malo para las direcciones, por eso cuando caminaba siempre trataba de dejar puntos marcados o tener identificado algún lugar para saber cómo regresar, pero en ese momento estaba tan perdido en sus pensamientos que no se fijó por donde avanzaba.

Cuando llegaron a las cabañas encontraron a Changbin y Félix en compañía de la profesora Jung y unos hombres que parecían ser empleados del campamento.

—Oh, Dios, Jeongin —vociferó Félix cuando vio a su mejor amigo. Inmediatamente corrió a abrazarlo con fuerza, causando que Jeongin soltara la mano de Chan—. Gracias a Dios estás bien, Innie. No te imaginas lo asustado que estaba.

Jeongin intentó sonreír para tranquilizar a Félix, sabía que su sonrisa causaba ese efecto en su amigo, pero estaba tan aturdido que no podía. Sólo rodeó el cuerpo de Félix con sus abrazos, permitiéndose ser reconfortado y a la vez consolar a Félix.

—Qué bueno que lo encontraste, Bang, pero pudo ser peligroso, él bosque estaba muy oscuro, tú también pudiste perderte —dijo la profesora—. La próxima vez consulta con las autoridades o la persona a cargo.

—Sí, pero no sabía qué más hacer y no quería perder tiempo.

—Comprendo. Por ahora regresen a sus cabañas y descanse, mañana nos toca regresar a la escuela.

Los menores asintieron, yendo a sus habitaciones. Esa noche Jeongin y Félix durmieron juntos en una sola cama, no queriendo separarse de nuevo. Y Jeongin lo agradecía, puesto que no quería sentirse solo nuevamente.

Al día siguiente se encontraron con los autobuses de regreso, se ubicaron en orden, pero en esa ocasión Changbin y Jeongin no intercambiaron asientos. Changbin lo comprendía, fue un enorme susto lo que sucedió anoche y ambos amigos necesitaban estar juntos.

El viaje de regreso fue tranquilo, al llegar a la institución se tomó nuevamente la lista y después se les permitió a los estudiantes regresar a sus hogares.

Cuando Jeongin llegó a su casa, encontró a su madre en la sala. Sin dudarlo se aproximó a abrazarla, la mujer se sorprendió un poco por ese repentino actuar, pero no se quejó. Abrazó con fuerza a su hijo.

Y con eso Jeongin se sintió bien por completo, solo le faltaba el abrazo de su madre y todo se sentiría mejor.

Era lunes y las clases transcurrían con normalidad. Jeongin estaba nervioso por lo que estaba por hacer, pero ya se había decidido.

Se encontraba en el pasillo de los casilleros, esperando a Chan. Antes se había asegurado de preguntarle a Changbin si ya había llegado y cuando este le dijo que no, decidió esperarlo ahí, ya que Chan siempre pasaba por los casilleros antes de ingresar a clases.

Y esa vez no fue la excepción.

Chan llegó dentro de poco, sorprendiéndose al vez a Jeongin parado justo frente a su casillero.

—Buenos días —saludó cordialmente.

—Hola, buenos días —respondió Jeongin con timidez—. Te estaba esperando.

—¿A mí? —preguntó señalándose con su dedo índice, Jeongin asintió.

—Sí, quería darte esto —le ofreció un pequeño empaque con estampados bonitos. Chan lo miró con confusión, tratando de recordar en dónde lo había visto antes—. Son unas galletas que horneé como agradecimiento por haberme ayudado el sábado.

—Oh, eso, no era necesario.

—Lo sé, pero no encontré otra forma para agradecerte. Por favor, acéptalas o me sentiré muy mal.

—No, no te sientas mal. Está bien, las aceptaré —dijo Chan, tomando el empaque entre sus manos—. Gracias, no debiste molestarte.

—No es nada, es lo poco que puedo ofrecerte luego de que me hayas salvado.

—No creo que te haya salvado...

En realidad, Chan se seguía culpando por lo sucedido el día sábado. Jeongin la pasó muy mal por culpa de él. Jeongin lo había tratado con tanta amabilidad mientras que él se portó muy grosero con Jeongin, sólo porque estaba molesto.

El problema es que no entendía por qué estaba molesto exactamente.

—Lo hiciste, no te imaginas lo asustado que estaba en ese momento, pero me ayudaste a sentirme mejor. Nunca lo olvidaré —dijo con una sutil sonrisa—. Bueno, ya me voy a clases, nos vemos luego.

—Está bien...

Jeongin se dio la vuelta, encaminándose hacia su lado, mientras que Chan se quedó observando su silueta. Soltó un enorme suspiro, seguía sin aclarar su mente y entender qué le estaba pasando últimamente.

Avanzó hasta su salón, en donde encontró a su mejor amigo, lo saludó como de costumbre y se sentó a su lado.

—¿Y eso? ¿Qué es? —preguntó Changbin, señalando con su mirada el pequeño empaque que Chan había dejado en el pupitre.

—Ah, esto... me lo dio Jeongin, dijo que horneó unas galletas como agradecimiento por lo ocurrió el sábado.

—Vaya, con que a eso se debía —murmuró, asintiendo con su cabeza.

Chan lo miró sin comprender, tenía la intención de preguntarle a qué se refería, pero Changbin se le adelantó.

—Ese empaque se me hace muy familiar —habló Changbin sin despegar su mirada del objeto.

—¿Verdad? A mí también, pero no sé de dónde.

—Mmmm, qué extraño.

La conversación murió cuando el profesor entró al salón, dando inicio la clase. Chan guardó el empaque y se concentró en sus próximas asignaturas. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro