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Capítulo 20

Las tareas siempre serán un estrés.

Pero Jeongin tenía que hacerlas, aunque en el fondo no quisiera. Es por eso que se encontraba en el escritorio de su habitación, con algunos utilices sobre el escritorio y su libro de matemática abierto.

Pasar el fin de semana en su habitación haciendo tarea no era el mejor plan para Jeongin, aun así, tenía que mantener sus buenas calificaciones. Su mamá se esforzaba mucho para pagarle los estudios, el instituto al que asistía era carísimo, pero cada centavo lo valía, puesto que se encargaban de preparar a los estudiantes para que consiguieran el éxito en cualquier ámbito.

—Listo —musitó, cuando terminó de resolver el último problema matemático de su tarea. Ya solo le quedaba leer los capítulos que la profesora de Historia mandó para la siguiente clase, pero eso lo haría después de tomarse un pequeño descanso.

Agarró su celular y se adentró a Tik Tok para ver algunos vídeos o enterarse de alguna polémica. Jeongin tenía su lado chismoso como cualquier otra persona.

Dos golpes se escucharon en la puerta, Jeongin le puso pausa al vídeo que estaba viendo en ese momento y dirigió su mirada hacia la puerta de su recamara.

Innie —escuchó la voz de su madre al otro lado de la habitación—, ¿puedo pasar?

—Sí, pasa.

La puerta se abre, dejando ver a una mujer de cabellera castaña, todavía algo joven para su edad. En sus manos cargaba una charola que llevaba un vaso con jugo y unos sándwiches.

—¿Terminaste tu tarea? Te traje un aperitivo —dijo la mujer con una sonrisa. Jeongin de inmediato recogió sus libros para dejar un espacio libre en el escritorio y así su madre pueda dejar la charola sobre él.

—Sí, justo ahora —dijo, agarrando un sándwich—. Solo tengo que leer, pero lo haré dentro de un rato —habló esta vez con la boca llena—. Mmm, está delicioso, como siempre.

Boyoung, la madre de Jeongin, sonrió al ver a su hijo disfrutar de su comida.

Sin embargo, su sonrisa se apagó segundos después.

—Innie, tengo que decirte algo.

Aquellas palabras captaron la atención de Jeongin, tragó el contenido de su boca y miró a su madre con preocupación.

—Sí, dime. ¿Sucedió algo?

—Sí, han sucedido algunas cosas en el trabajo y tengo que hacértelas saber.

—¿Te despidieron? Mamá, yo lo...

—Oh, no, no, corazón —aclaró la mujer de inmediato—. No me despidieron, de hecho, venía a contarte que me ascendieron. Adivina quién es la nueva gerente de su área.

—¿Eh? ¿De verdad? —preguntó con sorpresa y emoción.

—Sí, de verdad, Innie.

—Omg, mamá, felicidades —se levantó para rodear a su madre en un fuerte abrazo—. Estoy tan contento por ti, te lo mereces, te has esforzado muchísimo.

—Muchas gracias, yo también estoy contenta.

El abrazo duró unos pocos segundos y Jeongin regresó a su asiento con una duda en su cabeza.

—Pero ahora estarás más ocupada que antes, con 2 trabajos no podrás descansar bien, te podrías enfermar...

Boyoung bajó la mirada, tomando las manos de Jeongin entre las suyas.

—Innie, yo sé que solo me he enfocado en trabajar y obtener dinero, pero sabes bien que lo he hecho para que ambos vivamos bien y sin necesitar la ayuda de nadie más...

—Lo sé, mamá, aunque yo te he dicho que no es necesario, el dinero no nos hace tanta falta y basta con que tengamos para comer cada día.

—Sí, pero yo siempre he querido que tengas lo mejor, que vayas a la mejor escuela para que obtengas mejores oportunidades, que no te falte ropa bonita ni cualquier caprichoso que desees comprarte. Cuando tu padre y yo decidimos tenerte fue porque estábamos seguro de que jamás te faltaría nada. Cuando tu padre murió... fue un momento muy difícil —dijo su madre con su voz apagada, hablar de la muerte de su padre aún le afectaba—. No fue difícil por la parte económica, porque en ese momento teníamos el apoyo de tus abuelos, pero me sentía devastada y por eso me enfrasqué en trabajar todas las horas que se me sean posibles.

Jeongin lo sabía; el dinero no era el problema, jamás lo fue.

Yang Hyunsik, su padre, pertenecía a una familia de clase media alta, con suficiente dinero para vivir cómodamente, sin embargo, a Hyunsik no le gustaba utilizar el dinero de sus padres para vivir, prefería trabajar para generar su propio dinero y así mantener a su familia con su propio esfuerzo.

No obstante, cuando él falleció, eso implicaba que uno de los pilares de la familia Yang se derrumbara.

Solo quedaba Boyoung como el soporte de Jeongin.

Los padres de Hyunsik ayudaron a Boyoung en todo lo que necesitara hasta que ella pudiera estabilizarse y poder mantenerse junto a Jeongin, porque Boyoung era huérfana y no tenía padres para que la apoyaran, además de que no quería aprovecharse de sus suegros. Aunque para ellos no era un problema, pues adoraban a su único nieto y, después de todo, él heredaría toda la pequeña fortuna que los Yang consiguieron a lo largo de los años trabajando y ahorrando.

—Sin embargo, hace poco estaba pensando en que no he estado muy presente en tu vida —continuó hablando—, y ahora que me ascendieron, ya no necesito trabajar horas extras. Renunciaré al otro trabajo, dentro de poco se acabará el contrato y podré irme, así pasaré más tiempo en casa, quiero estar más presente en tu vida. Lo siento por haberme ausentado, sé que has sufrido al igual que yo.

Jeongin miró a su mamá a los ojos, notó que quería llorar y eso causó que él también quisiera hacerlo, pero se contuvo.

Aún recordaba la muerte de su padre, fue hace 3 años cuando él tenía 14 años. Aquel suceso lo afectó mucho, pero más le afectó a su madre, puesto que desde entonces ella se centró más en trabajar, ya que estar mucho tiempo en la casa hacía que lo recordara.

—Descuida, mamá, yo entendía —dijo Jeongin con tono tranquilizador—. Igual a los adolescentes no nos gusta que nuestras mamás estén 24/7 sobre nosotros, ¿sabes? Necesitamos un poco de libertad y privacidad.

Boyoung negó con diversión.

—A propósito, ¿hoy no tenías práctica de natación?

—Cierto, me olvidé decirte que se canceló porque el entrenador tenía un compromiso.

—Oh, ya veo. ¿Si estás usando el bloqueador? No quiero que te broncees demasiado.

—Qué dices, mamá, si bronceado me veo más sexy.

Boyoung soltó una carcajada.

—Pero descuida, siempre me pongo bloqueador.

—De acuerdo. ¿Y cómo te va en el colegio?

—Pues por ahora muy bien, aunque dentro de poco se acercan los exámenes, la última vez obtuve el segundo lugar, pero quiero obtener el primer lugar esta vez, por eso ando organizando mis apuntes y estoy estudiando desde ahora.

—Seguro que lo conseguirás, siempre logras todo lo que te propones —dijo, agarrándole la mejilla a su hijo, mientras Jeongin arrugaba la nariz—. Aunque bien sabes que no necesitas sacar las mejores calificaciones, basta con que aprendas y recuerdes todo lo que te enseñan. Una nota no define tus capacidades.

—Lo sé, mamá, pero puedo conseguir una beca si mantengo el primer puesto. Quiero que todos tus esfuerzos en pagarme el instituto lo valgan.

—Comprendo, pero no te exijas de más, ¿entendido?

—Sí —dijo Jeongin, asintiendo con su cabeza.

—Bueno, te dejo, iré a pensar en qué puedo preparar para la cena, o quizás me ponga floja y pida algo a domicilio. ¿Qué te antojaría?

—Mmm... —Jeongin fingió pensarlo—. ¿Qué tal unas alitas? Llevo un tiempo que no como algunas.

—¿Con salsa honey mustard?

—Sí, también picantes y otras BBQ.

—Okey, iré a buscar un buen combo —dijo, pellizcándole la mejilla a su hijo.

Boyoung se levantó y se marchó de la habitación de Jeongin, cerrando la puerta detrás de ella.

Luego Jeongin regresó su atención al celular, yendo al perfil de Chan en Instagram. Chan no solía subir historias ni publicaba seguido, a veces tenía que esperar de 3 a 5 meses por una actualización, pero a Jeongin no le importaba mucho. Le bastaba con ver la carita de Chan para sonreír.

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