—Por ello es importante que el adulto responsable acompañe al adolescente en todo momento, principalmente cuando está entrando en esta etapa temprana de la adultez —explicaba la maestra de orientación vocacional—. Es muy necesario que lo oriente adecuadamente para que pueda afrontar todos los cambios que conlleva esta transición de etapas y que al momento de elegir qué desea hacer a futuro lo haga con claridad y seguridad de que eso es lo que realmente quiere.

Como estudiantes de último año era necesario brindarles charlas de orientación vocacional para que, cuando finalicen el año escolar, sepan qué hacer después. Eran dos charlas, una a mediados y otra al final del año y cada grupo de tercer año la recibía por separado, en esta ocasión fue el turno de tercero F, el curso de Chan y Changbin, y el cual es el último curso de los terceros.

En aquella pausa un estudiante levantó la mano.

—Adelante —dijo la orientadora.

—¿Es necesario tener la aprobación de los padres en la elección de una carrera? —preguntó el estudiante

—No, no es necesario tener la aprobación de los padres —respondió la orientadora—. Sería estupendo tenerla porque eso le daría más confianza al joven, se sentiría apoyado por sus padres, y que puede tomar sus propias decisiones y llevar las riendas de su futuro, pero no es algo que sea fundamental, porque se puede elegir y estudiar una carrera sin la aprobación de los padres.

—¿Y qué se puede hacer cuándo se tiene claro lo que se desea hacer a futuro, pero no se tiene el apoyo ni emocional ni económico de los padres? —cuestionó otro estudiante, cuyo nombre era Hyunjin—. A mí me gustaría estudiar Arte, pero mi padre quiere que estudie ingeniería y eso no me gusta.

—Es difícil porque apenas se está entrando a la vida adulta y necesitan el apoyo de sus padres, pero si tienes claro lo que quieres y ellos no te brindan el apoyo, pues tocará buscar otra forma de continuar aún sin su apoyo y realizar tus sueños —contestó la orientadora—. Algo que deben entender desde ahora es que es su vida y por ello ustedes deciden qué hacer con ella. Sus padres los acompañarán hasta que ustedes adquieran la madurez necesaria para llevar las riendas de su vida.

La charla continuó, varios estudiantes hicieron otras preguntas y estuvieron intercambiando opiniones hasta que se acabó. Chan y Changbin salían del auditorio para regresar a su salón y continuar con las clases.

—Oye, Chan, ¿ya sabes qué vas a hacer al graduarte? —le preguntó Changbin.

—Voy a estudiar medicina —respondió.

—¿Es por tus padres?

Chan se tomó su momento para contestar.

—En parte, pero realmente la medicina me llama la atención. Sabes que desde niño estuve rodeado de todo lo relacionado a la medicina, por lo que me gusta. Además, heredaré el hospital de mis padres, así que está en mi destino, supongo.

—Mmm, ya veo —musitó Changbin—. Yo aún no sé qué estudiaré...

—No te preocupes por eso ahora, tienes mucho tiempo. Algunas personas ya lo tienen claro, mientras que a otras les toma tiempo decidirse, por eso no lo pienses demasiado, en el momento menos esperado descubrirás qué es lo que quieres hacer.

Changbin asintió en silencio, pensando en lo que le depararía el futuro.

—Cierto, no te pregunté cómo te fue en tu cita con Changbin —le preguntó a Félix, ambos estaban acostados en el césped del jardín, comiendo chucherías como lo solían hacer cada receso.

—No fue una cita, solo me ayudó a estudiar algunas materias —respondió en tono bajo—, aunque me hubiese gustado que sí lo fuera.

—Mmm... Alguien de aquí se está enamorando —dijo Jeongin en tono bochornoso, Félix solo sonrió—. Y bueno, ¿cómo te fue?

—Changbin es excelente enseñando, le entendí en minutos lo que no le entendía al profesor en horas.

—Me alegro por ti, aunque hay algo que no entiendo... ¿Por qué te está ayudando si no te va mal en esas materias?

—Ay, Jeongin, a veces puedes llegar a ser un tantito distraído —expresó, sentándose—. Bueno, tantito no, a veces llegas a ser demasiado distraído.

—No entiendo a qué te refieres con eso —dijo, sentándose de igual manera, enfocando su mirada en su amigo.

—Eso ya no importa. Lo que sí importa es que siento que Changbin oculta algo.

—¿Por qué sientes eso?

—Porque ayer se puso a ver tu cuaderno de historia con extremo interés y cuando me levanté para ir en busca de jugo lo observé a escondidas, y vi cómo le tomó una foto a una de las hojas de tu cuaderno.

—¿Qué? —soltó Jeongin con desconcierto—. Pero... ¿Crees... crees que él sepa sobre las notas y todo eso...?

—¿Y todavía lo dudas? Por supuesto que lo sabe, es el mejor amigo de Chan, incluso podría decir que es su único amigo, ¿por qué no le diría sobre esto?

Jeongin desvió su mirada, pensando.

—Creo que ya sabrán que soy yo...

—Si ves que eres bien distraído, hasta puedo decir que eres un poco tonto —reprendió, negando con su cabeza.

—Oye, no me trates así —dijo con un puchero.

—Lo hago con amor —se defendió, besándole la mejilla a lo que Jeongin hizo una mueca—. Bueno, ¿acaso no te acuerdas de que haces tu letra cursiva para las notas de Chan y generalmente utilizas tu letra imprenta para las materias?

Jeongin abrió su boca, recién cayendo en ese detalle.

—Ah, cierto... lo había olvidado.

—Eres un tontito —expresó con una sonrisa—. En fin, no te descubrirán, así que; no te preocupes. Pero sí hay que tener cuidado porque si algo es seguro es que ellos sospechan de ti, al menos por ahora lo hemos desviado y no lo sabrán.

Jeongin no dijo nada, solo asintió lentamente como respuesta, pensando en que esta vez se salvó de ser descubierto, pero no sabía qué sucedería más adelante. No sabía qué tan lejos llegaría con esto. Además, también pensó en algo más...

No recordaba qué tipo de letra utilizó para la carta de confesión que le escribió a Chan.