Esta es la otra cara de una moneda que nunca fue del todo indiferente, una cara que también siente pero a la vez es más realista. Haciéndose las mismas preguntas que jamás serán contestadas, despidiéndose desde antes de siquiera conocerse del todo, dejando atrás una oportunidad que en realidad nunca fue tal cosa.

Porque siempre fue el peor momento, el lugar menos indicado, algo que no estaba destinado a ser. Y aún así, uno de los dos lo siguió intentando.

Esto es todo. Prometí una historia de romance, pero nunca aseguré un final feliz.

Esta es como la vida, repleta de oportunidades perdidas, de despedidas, de preguntas.

Si sentiste algo leyendo estas páginas, si aprendiste algo, si sentiste que hablaba para ti; corre con todas tus fuerzas y has algo al respecto.

No quieres que pase como con estos dos, no quieres que se haga demasiado tarde.

Oh, pero si de antemano sabes que no podrás hacer nada al respecto, huye de ello, aunque no lo sientas correcto.

De nada sirve intentarlo si está condenado al fracaso desde el inicio.

¿O sí?