En un tranquilo pueblo rodeado de altos árboles y calles empedradas, vive un gato llamado Cómodo. Este gato, a diferencia de los demás felinos del lugar, tiene una peculiar costumbre todas las noches: se sienta en el tejado de la casa más alta y hablaba con la luna.

Cómodo cree que la luna, con su brillo plateado, puede escuchar sus pensamientos y sus susurros acerca de su amada dueña, una anciana cariñosa que lo ha cuidado desde que era solo un pequeño gatito callejero. El felino le cuenta a la luna todas las travesuras y trucos que realiza durante el día para hacer reír a su dueña, pensando que ella le responderá con algún mensaje secreto en forma de destellos en el cielo.

Mientras tanto, en las sombras de las estrechas callejuelas del pueblo, los gatos y los ratones viven sus propias historias llenas de intrigas y aventuras. Sobre todo uno de ellos muy particular, Aurelia, es conocida por robar pan fresco del panadero todas las noches sin ser descubierta. Su agilidad y astucia la convierte en una leyenda entre los demás roedores del lugar, quienes la admiran y temen a partes iguales.

¿Qué dirías si un pequeño gato mimado por su dueña, y una gata dueña de las calles puedan algún día tratarse?