Como lo habrás intuido mi arresto ya era algo que ocurriría tarde o temprano, sin embargo, lo que yo nunca llegué a imaginar es que fuera Francisco, mi mejor amigo, el que me arrestara y descubriera, junto con otros compañeros suyos, el horror que había en el sótano, nunca supe quien fue la persona que me delató, así que la razón por la cual me descubrieron siempre se la he adjudicado al olor de la putrefacción de los cuerpos

Durante el arresto recuerdo que me llevaron fuera de mi casa y me subieron a la patrulla, había gente que se empezaba a concentrar fuera para ver qué estaba pasando, poco después, escucharía de forma leve un grito masculino proveniente del sótano, no fue difícil saber que se trataba de mi amigo quien profirió ese grito al ver el cuerpo sin vida de su hermana, la persona que los dos amábamos, poco después, tras unos breves minutos, mi amigo salió de la casa, parecía cansado y abrumado, sin dudarlo, vomitó apenas salió al no soportar el hedor que se había concentrado allí abajo

En ese momento, cuando terminó de regresar su vómito, nuestras miradas se cruzaron a pesar del cristal de la ventana que nos separaba, su rabia era notoria, sin embargo, se notaba la confusión al no poder procesar el hecho de que su mejor amigo asesinara a su hermana

No me quede mucho tiempo, algunos policías entraron al auto, se escuchó el motor para dar la señal del comienzo de mi traslado de San Lorenzo hasta Torreón, se trató de un traslado donde los agentes de seguridad me cuestionaban y me insultaban, una mujer, la cual nunca sabré su nombre me llegó a golpear, pero eso no logró yo hablara y, más bien, permanecí cabizbajo durante todo el trayecto

Relatar los acontecimientos que siguieron serían innecesarios, sabes muy bien lo que pasó, las pruebas que se presentaron en contra mía, además de los cuerpos sin vida, fue la ropa con rastros de sangre que coincidía con la de mi niña y la de ese maldito cabrón, fue también el hedor putrefacto que los cuerpos ya despedían y los testimonios de algunas personas, cercanas al cabrón de Martín, lo que hicieron que fuera declarado culpable y tuviera la condena de permanecer encerrado en la prisión, por lo tanto me voy a limitar a contar ciertos aspectos que considero son importantes

Algo que recuerdo muy bien ocurrió un año desde mi arresto, me encontraba en mi celda cuando un custodio me avisó que tenía visita, eso me impresionó demasiado, ya que durante ese lapso nadie me había visitado, como si todos me hubieran olvidado al instante, llegué a decirle al hombre que no tenía ánimos de visitas, sin embargo, el policía dijo que la persona se mostraba muy insistente ante el hecho de verme, por lo que tuve que acceder y cuando llegue me lleve la sorpresa de que se trataba de Francisco, traía en ese momento un pantalón de mezclilla azul fuerte y una playera negra sin ninguna decoración

Si te imaginas que ocurrió una golpiza justificada que me dio hacía mí estás muy equivocado, ya que eso no paso, ambos estábamos sentados frente a frente y era mi amigo el que hablaba mientras yo permanecía cabizbajo sin mirarle

Me dijo que él y sus padres planeaban dejar San Lorenzo, que habían cremado a mi niña y que mi casa estaba cerrada sin nadie que la ocupara, todo eso me lo decía mientras su voz se iba quebrando poco a poco, hasta que, al borde del llanto, me hizo la pregunta que sigue persiguiéndome hasta ahora

"¿Porque lo hiciste?". Una simple pregunta que no tuvo respuesta y dudo mucho de que la tenga, me limité a mirarle y ver su rostro con las lágrimas saliendo de sus ojos hicieron que mis labios permanecieran cerrados, como si estuvieran cosidos por un hilo que me impedía hablar, mi amigo lo supo ante mi impotencia de hablar, se limitó a negar, se levantó de su asiento y se retiró sin mirar atrás en total silencio, casi de inmediato me regresaron a mi celda, fue desde ese día que nunca lo he vuelto a ver y desconozco qué fue de él, si él llegara a leer esto le quiero suplicar el perdón por lo que me hice a él, a su familia y sobretodo, a mi pequeña Lidia

La vida en prisión es demasiado dura, no solo tuve que soportar las palizas y vejaciones de los reclusos, si no que también los custodios participaban en esos actos, incluso reos y custodios se juntaban para maltratarme, en cierta ocasión, un grupo de reclusos me ahogo en un escusado cuando fue mi turno de limpiar los baños mientras dos policías vigilaban y veían el espectáculo sin preocuparse de que me pasara algo

Fue durante este tiempo que me hice amigo de un policía, entró cuando yo llevaba encerrado siete años y se podría decir que, durante los dos años que trabajo en la prisión donde yo estaba se convirtió en mi portador de noticias del exterior, solo sabía que se apellidaba Basurto y que, por una cantidad de dinero me daba noticias provenientes de Torreón y San Lorenzo, de este último, dadas en conversaciones que tenía con un amigo de él que vivía en el pueblo, fue gracias a él que me entere de los sucesos que ocurrieron en el noventa y seis en Torreón y en San Lorenzo, como también que, en 1990, una banda de rock ya desaparecida se inspiró en lo que pasó en mi casa para hacer una canción

Luego de que supiera eso le dije a Basurto que necesitaba escuchar esa canción, el hombre dijo que podía grabar la canción, pero que por la cantidad de doscientos cincuenta pesos la podía traer para que la escuchara, por lo que, la maldita canción no la escuche tras dos meses de espera, hice múltiples favores y trabajos hasta que le conseguí el dinero a Basurto, al día siguiente logró meter una grabadora pequeña y así pude escuchar la canción

Desde que comenzó hasta que terminó odie la letra y la música, me retrataban como un demonio obsesionado con una mortal, de verdad, tras escucharla no quise saber siquiera el nombre de esa canción y apenas terminó le regresé la grabadora a Basurto para después, pedirle que me dejara solo, no quería desquitarme con él al no tener la culpa de que un estúpido grupo musical se aprovechara de mi imagen y de mi pobre Lidia 

Basurto se tuvo que retirar de la prisión al ser trasladado a otra, al igual que con mi amigo Francisco, jamás he vuelto a verlo y no sé que ha pasado con él

Pasaron doce años, sigo encerrado en esta prisión, las humillaciones las sigo sufriendo y, por si fuera poco, una policía originaria de San Lorenzo me dijo que en el pueblo se habían desarrollado distintas leyendas sobre mí o sobre el crimen que conmovió e inspiró a una banda de rock

Se decía que yo no era un ser humano, se hablaba que yo era un monstruo que mató a dos jóvenes inocentes para una especie de ritual satánico donde yo ofrecería sus almas al chamuco, a cambio de fortuna, incluso se llegó a decir que era un vampiro que tenía planeado matar a todos los niños y mujeres del pueblo, siendo Lidia y su estúpido novio las únicas víctimas que perecieron bajo mi poder

De mi casa se llegó a decir que había manifestaciones fantasmales donde se escuchaban gritos desgarradores provenientes del sótano, había gente con testimonios que decían haber entrado y ver sombras que se paseaban alrededor de la casa, todo esto le creó mala fama a mi casa y provocando que nadie la quisiera comprar, total, quien quería comprar una casa donde un hombre escondió el cuerpo sin vida de la mujer que amaba y donde mató al idiota que se la quiso arrebatar, por lo que sigue cerrada y abandonada

Esta es la razón por la que me anime a escribir lo que seguramente leíste, quería contar la verdad de lo que había pasado, claro que me arrepiento de lo que le hice a Lidia, lo considero como una carga que llevaré hasta que me vaya a la tumba, si me preguntas si me arrepiento del otro ya sabes lo que pensé y sigo pensando de él, así que te ahorro los pensamientos que sigo teniendo de él, dejando de lado las humillaciones que sufrí y sigo sufriendo en este lugar quería que mi historia se diera a conocer, que se entere todo el mundo del amor que le profesaba a Lidia y que nunca fuí el monstruo que la sociedad me ha encasillado, como si me apuntarán con el dedo de forma acusadora para hacerme recordar la culpa que sigue pesando sobre mí