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⠀IV. To be seen is the penalty.


( season 1. episode 1-2.)
CAPÍTULO CUATRO;
ser visto es la pena.
࣪ ⊹ 🪐 . . ݁

«Hay almas a las que uno tiene ganas de asomarse, como una ventana llena de sol.»
⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀– Federico García Lorca.









⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

💽 playing; lust for life
by the weeknd, lana del rey.

  📖: ❛ 'cause we're the masters
of our own fate
we're the captains of our own souls
so there's no need for us to hesitate
we're all alone, let's take control






LA PUERTA PRINCIPAL no se distinguía mucho de las demás puertas del instituto; estaba hecha de una madera oscura y estaba ornamentada en patrones elegantes al igual que antiguos y el arco que decoraba los bordes de la entrada estaba bellamente decorado con esculturas de arabescos y flores de lis por todos los bordes de la estructura.

Ambas puertas se abrieron sin necesidad de que algún ser humano las empujara, como si simplemente hubieran sentido la presencia de los cuatro y hubieran decidido abrirse por su propia cuenta. Esto impresiono a Clary y a Alina pero la castaña oculto su sorpresa, realmente no quería quedarse ahí y no quería comenzar a encariñarse con la arquitectura tan fascinante ya que no sabría cómo resistirse después.

Al cruzar el umbral de la puerta, los fríos ojos esmeralda de Alina conectaron con unos preocupados y castaños ojos que se ocultaban bajo un par de anteojos que conocía a la perfección y el gesto de ambos inmediatamente se suavizó.

Alina tuvo que morder suavemente el interior de su mejilla para contener la necesidad que sentía de salir corriendo a los brazos de su mejor amigo, a pesar de no gustarle el contacto físico. En aquel momento lo necesitaba más que nada.

—¿Qué llevan puesto? —pregunto con los ojos desorbitados al verlas frente a él.

Se sorprendió al ver las prendas tan reveladoras que ninguna de las dos solía usar y frunció el ceño al abrazar a Alina notando que usaba una chaqueta que, obviamente era de un hombre ya que desprendía un aroma masculino de menta con vainilla y que le quedaba considerablemente grande.

—¿Me estas oliendo? —pregunto Alina extrañada y separándose ligeramente del abrazo.

—Hueles a hombre —señalo con considerable asco y como si ella no lo hubiera notado.

Alina se limitó a alejarse como si los brazos del castaño estuvieran ardiendo bajo su tacto y lo miró fríamente.

La mirada de Simon inmediatamente se endureció al percibir el aroma, mientras rápidamente se quitó su chaqueta de algodón azul marino y se la tendió a Clary, quien la acepto y se la coloco.

—¿Cuál es tu punto? —sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y lo miro con incredulidad siendo consciente de lo que el castaño pensaba.

—Solo que agradecería que me llamaras para saber que están bien si vuelves a acostarte con el primer hombre que te ofrece droga o un estúpido trago, y más si vas a arrastrar a Clary a este tipo de basurero —suspiro sin mirar a la castaña.

Sus brazos inmediatamente cayeron a sus costados y su mirada se desvió al suelo, tomo aire lentamente evitando molestarse. Ambos habían tenido esas discusiones incomodas sobre el comportamiento de Alina, pero a menudo terminaban consolando al otro. No les gustaba discutir y Simon sabía que por más que intentara que Alina dejara de auto sabotearse, ella no lo haría por él, solamente se detendría por una persona, pero esa persona ahora se encontraba a dos metros bajo tierra.

—No sabes nada de mi en dos días y ¿Eso es lo primero que piensas? —río con incredulidad.

En ese momento lo único en lo que ella podía pensar era en lo mucho que deseaba que tanto Alexander como Jace desaparecieran en ese preciso momento.

Era obvio que ambos podían escuchar con claridad la pequeña discusión y eso la hacía sentir incomoda, no quería que esa fuera la imagen que tuvieran de ella, pero por más que quisiera que no fuera así, esas autolesiones parecían convertirse en una parte de ella. La parte que ella más odiaba, pero no sabía cómo detenerla y ni siquiera estaba segura de querer hacerlo, al final del día era lo único que lograba que las ideas suicidas desaparecieran de su mente, aunque fuera por un par de horas.

Si toda esa situación la incomodaba, el saber que Simon no podía observar a los chicos detrás de ellas la incomodaba aún más y ni hablar de la intensa mirada proveniente de alguien detrás de ella que sabía exactamente de quien provenía, pero no se atrevía a siquiera pensar en ello ya que solo aumentaría su ansiedad, dejando como consecuencia un pequeño temblor que comenzaba a manifestarse en la punta de sus dedos.

—Eso es exactamente lo que haces siempre que desapareces. Ya no sé qué esperar de ti.

—Simon, puede que sea así, pero jamás arrastraría a Clary a mis...malditos problemas —dijo lo último entre dientes —Pensé que lo sabías mejor que nadie.

—Oigan, basta —intervino Clary, evitando que la discusión se alargara más y que los dos cazadores de sombras terminaran enterándose de todos y cada uno de los problemas de Alina —Simon, no te llamamos porque estábamos inconscientes, pero no por las razones que tu piensas.

—¿Entonces? Miren, chicas, no quiero discutir, simplemente déjenme llevarlas a casa para que descansen.

—El problema es que ya no tenemos una casa —murmuro Clary.

—¿De qué hablas? —la confusión en los ojos de Simon era visible.

— Bueno...

Clary iba a comenzar a contarle al castaño todo lo que había sucedido desde la última vez que se vieron en el pandemónium, a pesar de que este no le creería absolutamente nada e insistiría en que Alina provoco la situación en la que estaban, pero fue interrumpida por una voz masculina ajena a los dos hombres que estaban detrás de ellas.

—Clary Fairchild y Alina Blackwell —pronuncio la voz desconocida.

Los cuatro cazadores giraron sobre sus talones, observando a la persona proveniente de la voz. Alina comenzaba a preocuparse de que nadie supiera su verdadero apellido y le parecía muy extraño.

Un hombre que ambas chicas recordaban haber visto en la oficina de Luke se dejó ver entre las sombras. El hombre ilumino su rostro con la espada serafín que brillaba con gran intensidad bajo su tacto y dejo ver un círculo sobre su cuello, parecía ser una runa, pero la manera en la que sobresalía de la superficie de su piel en una cicatriz que brillaba en una tonalidad carmesí les hizo saber a ambas chicas que significaba algo más fuerte que una runa.

Alexander inmediatamente se alejó de las chicas, colocando una flecha sobre su arco y tensando la cuerda, apunto al hombro del desconocido y en cuanto la disparó dejo ver una puntería asombrosa ya que el hombre soltó su espada dejándola caer al suelo y saco la flecha de su piel, dejando ver una parte de su saco azul marino que ahora tenía un orificio y una mancha de sangre que parecía ser negra a la distancia.

Jace rápidamente se colocó detrás del hombre, tensando con fuerza su brazo alrededor del cuello de este y presionando con su mano la herida en su hombro.

—Dame a las chicas y te dejare vivir — siseo el hombre.

—No estás en condiciones de hacer las reglas —contesto con una pequeña sonrisa.

—Clary, Alya ¿Qué miran? ¿Qué sucede? —pregunto el de anteojos al ver los rostros horrorizados de ambas chicas que miraban a la nada.

El hombre intentaba alejar el antebrazo de su cuello y en un movimiento rápido se inclinó hacia adelante y con fuerza levanto su cabeza, dándole un golpe en el rostro a Jace y ganando tiempo para tomar nuevamente su brillante espada.

Alexander apareció frente a él cuándo el hombre se reincorporo y Jace se sostenía su nariz sangrante a unos pasos de ellos, el hombre corto el aire con su cuchillo y Alexander como consecuencia obtuvo un corte limpio en su abdomen bajo que sangraba ligeramente, manchando su camisa y el desconocido de nuevo se lanzó contra él intentando apuñalarlo en el estómago pero el azabache fue más rápido tomando su mano, doblándola con suficiente fuerza para que su muñeca se fracturara y él lograra tomar la espada, cuando vio que Jace ya no se sostenía la nariz le dio la espada, el rubio la tomo y Alec se dejó caer sobre las pequeñas escaleras a unos metros de ellos presionando su mano sobre el corte, el rubio se acercó al hombre que sostenía su muñeca con dolor, le dio un puñetazo logrando que volteara el rostro y lo apuñalo en el pecho.

—Nunca dejaremos de cazarlas —siseo.

—Esto es por mi padre —murmuro el rubio.

Tomo la nuca del individuo para más precisión y la espada atravesó su pecho.

Clary cerró fugazmente los ojos al presenciar cómo la afilada hoja atravesaba el pecho del hombre, dejándolo caer al suelo ya sin vida. Cayó boca abajo, aliviando a Alina de la mirada sin vida del desconocido.

Aunque era un extraño y parecía estar relacionado con el secuestro de Jocelyn, Alina evitó encontrarse con su mirada, consciente de que enfrentar esos ojos sin vida y sin sentimientos podría desencadenar un ataque de pánico. La incertidumbre de ser tomada desprevenida por el ataque la inquietaba tanto como el propio ataque.

—¡Jace! —exclamo la pelirroja.

Ambas chicas se acercaron a los dos cazadores de sombras.

—¿Disculpa? —exclamo Simon siguiéndolas

Clary se quedó a un lado de Jace mirando al cuerpo sin vida del hombre y la castaña, dudando un poco, pero con una expresión seria se dejó caer rápidamente sobre sus rodillas a un lado de Alec quien presionaba su herida con la mano izquierda mientras su mano derecha buscaba algo con desesperación en los bolsillos de su pantalón.

Alina se sorprendió al descubrir que, a pesar de sus desavenencias, la visión de él sangrando despertó en ella una urgencia inesperada, no quiso pensar demasiado sobre si se debía por el hecho de que era Alec quien se encontraba en esa situación o solamente el hecho de que había sangre brotando de alguien.

Aunque la antipatía entre ambos era evidente, el terror se intensificó al acercarse y verlo pálido por la pérdida de sangre. La camisa manchada de rojo, cubriendo su abdomen, la hizo inhalar con pesadez mientras se enfrentaba a la gravedad de la situación.

—¿Estás bien? —pregunto la castaña intentando no perder el control de su respiración.

Era obvio que el azabache no estaba bien, pero las manos de Alina temblaron con más fuerza ante el miedo de presenciar dos muertes la misma noche y más si una de ellas se trataba de alguien que no le agradaba, pero con quien ya había compartido unas palabras y había sido amable en prestarle su chaqueta, pero Alexander no respondió y siguió buscando desesperado.

—Mierda —murmuro.

Alina, desesperada, también comenzó a buscar en el suelo hasta que recordó que la chaqueta que estaba usando era del azabache y metió las manos en los bolsillos.

No sabía que buscaba él con exactitud, pero supuso que debía estar ahí. Sus manos tocaron algo de metal y lo saco inmediatamente, encontrándose con una estela, o al menos supuso que eso era ya que se parecía a la reliquia que Jocelyn le había dado a ella hace un año, con la única diferencia de que esta no tenía tantos detalles y se veía bastante seria a diferencia de la suya.

La estela de Alexander tenía su respectivo cristal en la punta, un mineral translúcido con tonalidades cristalinas y pequeños destellos plateados que aparecieron al interactuar con la luz de la luna y toda su longitud tenía talladas varias líneas horizontales y la otra punta de la estela que no era un cristal estaba modificada para también ser útil como un bolígrafo.

Eso habría hecho reír a la castaña si no fuera porque su preocupación era mucho más grande.

—¿Es esto? —pregunto, extendiendo su temblorosa mano hacia el azabache.

Él simplemente asintió y tomo la estela.

Levanto un poco su camisa dejando a la vista una parte de su abdomen marcado y la herida en su abdomen bajo, paso su estela por la runa de curación dibujada un poco más arriba de la herida, justo a la mitad de su pecho.

Los otros tres estaban teniendo una conversación, pero ella solo logro escuchar la confusión en la voz de Simon al ver aparecer a Jace y un cadáver frente a él.

Para Alina todo había desaparecido en un segundo. Intentaba alejar la vista del rostro y el abdomen del azabache, pero el nerviosismo, la curiosidad y el calor que comenzó a sentir se lo impidieron.

Logro ver como la runa, que era de un tono más claro que la piel de Alec comenzó a brillar de un dorado intenso que desapareció a los segundos, siendo remplazado por un tono negro como el carbón. Bajo la mirada hacia el corte que ahora se había reducido a una cicatriz de cuatro centímetros o menos que comparada con la herida de hace un minuto era pequeña y miro confundida a los ojos azules de él, quien había suspirado aliviado a medida que el ardor de la herida desaparecía y el color en su rostro reaparecía.

—Así se activan las runas —respondió con su usual seriedad como si no hubiera estado a punto de desangrarse.

Ambos se quedaron unos segundos mirándose a los ojos, solo observando la cantidad de tonalidades que sus ojos no mostraban a simple vista.

Alexander comenzó a sentirse observado, como si por primera vez en toda su vida alguien se estaba percatando del simple hecho de que sus ojos tenían otros destellos de colores además del azul zafiro, tonalidades que realmente hacían parecer que el mismo cielo estrellado que él tanto adoraba había encontrado un lugar en sus profundos ojos, dejando pequeñas marcas de cada constelación que él conocía a la perfección.

Alina sintió que esa mirada fría escondía más secretos de los que el mismo cielo o el mar al anochecer poseían y eso despertó una cierta curiosidad en su interior, una curiosidad que sabía que ignoraría, pero ahí seguiría. El sentimiento de ser observado por ella le agrado, pero se sentía tan ajeno a ese sentimiento que desvió la mirada sintiendo aquella frialdad con la que protegía su corazón reaparecer.

Nuevamente deslizo su estela sobre una runa debajo de la pequeña cicatriz, la runa que no permitía que los mundanos lo vieran y los ojos confundidos y aterrados de Simon aterrizaron sobre él, al azabache no le pudo importar menos así que ni siquiera se dignó a mirarlo, solo mantenía sus ojos sobre Alina y noto como sus manos sobre el pavimento estaban temblando desesperadamente, justo como lo estuvieron haciendo la noche que se vieron por primera vez.

Trago saliva suavemente. Él jamás había sentido que las palabras dejaban de fluir en su mente, pero con ella no sabía que palabras utilizar con exactitud.

—Estoy bien —dijo sin más, a pesar de que esas palabras le habían dejado la boca seca.

Los ojos de ella regresaron a los de él y a pesar de que sus labios de alzaron en un intento de sonrisa, un atisbo de nerviosismo bailó en sus pupilas.

—Lo sé.

La misma frialdad que hace algunos minutos utilizaban el uno con el otro volvió. A pesar de que los ojos del azabache fueron a parar en el labio inferior de la castaña el cual temblaba a un ritmo alarmante y aún que las manos de ella solo parecían temblar aún más ninguno dijo otra palabra y se quedaron en silencio en el suelo, olvidando hasta el hecho de que estaban en el suelo.

Ella intentaba tomar aire con toda la fuerza de sus pulmones.

Se sentía aliviada de que el azabache hubiera encontrado la estela a tiempo, pero su mente nuevamente le jugó una mala jugada y la transportada de esa misma noche a la noche del año pasado que le arrebato a Hayley, su mente solo veía esas dos imágenes entre luces cegadoras que se debían a que ella cerraba y abría los ojos con rapidez al intentar controlarse y no entrar en pánico, pero le estaba costando más que nunca.

Alexander noto como la respiración de Alina se descontrolaba a medida que sus ojos se abrían y cerraban con fuerza e intentaba pensar en que podría hacer para ayudarla, pero la mirada fría que la castaña le lanzó le dejó en claro que la mejor idea era ignorar que ella estaba pasando por un ataque de pánico a pesar de que no quería dejarla en ese estado.

—Respira —dijo con un tono más autoritario del que quiso sonar.

Otra mirada lo atravesó con suavidad.

—¿No te parece que lo estoy intentando? —preguntó con sarcasmo.

Alexander guardó silencio, algo inusual para él cuando enfrentaba el sarcasmo de alguien más. Desvió la mirada hacia el suelo, sintiendo una incomodidad incipiente.

Mientras tanto, Alina cerró los puños con fuerza, sintiendo el dolor punzante de sus uñas clavándose en la carne de sus palmas. Cerró los ojos con fuerza, concentrándose en inhalar y exhalar profundamente, intentando calmar la tormenta de emociones que la invadía.

Después de unos segundos que parecieron una eternidad, su respiración se volvió más regular. Con un suspiro de alivio, abrió los ojos lentamente, sintiendo el peso del esfuerzo en cada fibra de su ser. Estiró sus manos con cuidado, sintiendo aún el leve dolor de la tensión acumulada.

—¿Estás...mejor? —la voz de Alec la sacó de sus pensamientos.

Ella solo asintió y la respuesta de él fue levantarse. Alina se apoyó en sus dolorosas manos para levantarse, pero la mano del azabache estaba extendida sobre ella, lo miro extrañada preguntándose sobre el repentino cambio de actitud.

—Ya te dije que no soy un imbécil —respondió a la mirada de la castaña.

—Entendido.

Alina suspiro tomando su mano y él la ayudo a levantarse.

—Gracias.

Al soltarse las manos, ambos miraron a los demás y Alina se acercó a Clary integrándose a la discusión.

Alexander, a pesar de que sus manos estuvieron juntas por sólo unos segundos pudo sentir algo ligeramente líquido en su piel y al observar su mano se encontró con unas marcas pequeñas de lo que parecía ser sangre, miró profundamente a Alina por unos segundos quien le regresó una rápida mirada. Él suspiro y se acercó a Jace.

—¿Quiénes son ellos? Alina, ¿Estos son los que te ofrecieron droga? —pregunto el castaño.

Alina puso los ojos en blanco antes de contestar.

—Ya deja esa estupidez ¿Quieres?

—Jace, lo he visto antes. En la estación de policía —intervino Clary.

—Es un miembro del círculo —respondió Jace —. Clary, está aquí por ti... por ustedes.

—Es de los que se llevaron a mi madre.

—Bueno, pues el estúpido mundano lo trajo con él —añadió Alec.

El tono de Alec volvió a ser el mismo que antes. Frío, casi despectivo.

—Vino aquí para capturarlas o matarlas.

—Hay un cuerpo ahí, tenemos que llamar a Luke —dijo Simon aun viendo atónito al cuerpo.

—No podemos confiar en Luke, Simon. Nunca más —habló la pelirroja con un atisbo de tristeza.

—Clary, debo mantenerte... mantenerlas a salvo —dijo dedicándole una rápida mirada a la castaña —Te lo prometo. Prometo que te ayudaré a encontrar a tú madre, pero eres... son unas de nosotros. Son Shadowhunters.

Una risa sarcástica se escuchó no muy lejos de ellos, Alec realmente se veía molesto ante la situación, no podía creer que su parabatai le estuviera básicamente rogando a lo que parecía ser una mundana para que se quedara.

—¿De qué está hablando? Clary, no conoces a este chico ¿De acuerdo? Solo tienen que venir conmigo, podemos conseguir ayuda juntos, como siempre ha sido.

La mirada de cachorro abandonado, según Alina realmente estaba convenciendo a la pelirroja pero detrás de ella la mirada con heterocromía del rubio y la necesidad de tener respuestas la incitaba a quedarse.

—Clary —habló Alina, no podía permitir que Clary tomara esa decisión, no cuando no era su vida la única en peligro.

Ella estaba consciente de que Alina cuidaría de ella sin importar cualquier estupidez que hiciera, pero la vida de Simon también estaba en riesgo y eso era realmente algo que Alina no le podría perdonar.

—Clary, sabes que no deberíamos estar aquí. Ni siquiera... ni siquiera los conocemos, si nos metes en esto, tú vida no será la única en peligro —expresó sus pensamientos, a sabiendas de que al final del día, la pelirroja haría lo que quisiera.

Las manos de los dos chicos estaban extendidas hacia Clary, esperando que le contestara a cualquiera de los dos, pero Clary miraba a Alina seriamente. La castaña era consciente de que Clary estaba considerando lo que mencionó, pero también sabía que había tomado su decisión cuando la pelirroja se giró hacia Simon y tomó suavemente su mano.

—Simon, creo que Jace nos puede ayudar.

Jace miró victorioso a Simón y comenzó a caminar hacia la entrada de la iglesia y fue seguido por Clary quien jalaba la mano de Simon obligándolo a caminar.

Alina se quedó estática en su lugar unos segundos. La actitud de Clary hacia ella realmente la lastimaba más de lo que le gustaría admitir, pero la pelirroja sabía que ponía en peligro la vida de Simon y ni siquiera eso parecía importarle.

La castaña suspiro con pesar, girando para comenzar a caminar. A medida que avanzaba, se dio cuenta de la ausencia de Alexander y supuso que él se había retirado para cambiarse de camisa, probablemente cansado de la situación.

—Solo entremos —dijo el rubio.

Alina, al cruzar el umbral rápidamente se coloco a un lado de Jace para susurrarle algo.

—¿No crees que Alexander te odiara por dejar entrar a un mundano?

—¿Por qué te interesa? Creí que no se agradaban —menciono con una sonrisa burlona.

—Y no nos agradamos, pero él no debería estar aquí, por su seguridad. Y él lo entendería, aún que por razones diferentes.

—Lo sé, pero Clary decidió eso —dijo sin recibir una respuesta.

—¿Cómo sabemos si el hombre rubio parecido a Mick Jagger puede ayudar? —habló un poco alterado el de anteojos.

—Por que confió en él.

Al entrar al instituto nuevamente, todo era diferente, Alina supuso que ese era el glamour que utilizaban para el instituto ya que las lámparas que antes colgaban del techo estaban hechas pedazos en el suelo junto a varias plantas con polvo sobre ellas y la luz de la luna se filtraba por los ventanales del techo, lo único que podías ver al final del pasillo era oscuridad pura y un olor penetrante a basura se apodero de su nariz. Jace, frustrado al ver el rostro de asco de Simon levanto la manga de su chaqueta y trazo una línea sobre su piel. El olor a quemado y el sonido de algo quemándose inundo las fosas nasales de los otros tres y Simon observo con miedo a Clary.

—Tranquilo.

Jace tomo la mano de Simon y este dio un brinco.

—Hey, no soy tu tipo.

Alina simplemente rio ante ese comentario y recibió una mirada negativa por parte de Jace.

De repente, la mirada de Simon se aclaró al ver todos los destrozos de antes encontrar su lugar. Las lámparas se elevaron sobre ellos y se colocaron sobre el techo, las plantas habían desaparecidos, la iluminación fría que Alina amaba apareció, al final del pasillo aparecieron montones de pantallas gigantes y monitores al igual que personas caminando de un lado a otro, vestidos completamente de negro y el olor a basurero desapareció siendo remplazado por un olor a limpio.

—¿Dónde estamos? ¿Qué carajo? Chicas, ¿Hay una guerra aquí de la que no estoy enterado?

—Tú lo has dicho —habló Jace para después seguir el camino hasta entrar por completo siendo seguido por los demás.

—Y creo que mi madre está al centro de ella —explicó Clary siguiendo a Jace y Alina.

—¿Qué lugar es este? hay mucho equipo aquí ¿Qué hicieron, robaron una tienda? —preguntó Simon.

—Créeme, yo también pensé eso —le dijo Alina.

Se detuvieron delante de una pantalla que mostraba la fachada de la iglesia y algunos oficiales en la entrada de esta.

—¿Este asesino a sangre fría nos ayudará? —le preguntó Simon en el oído a Clary.

—No es un asesino, nos protege.

—Específicamente, a ellas, eso es lo nuestro —comentó Jace.

—¿Qué cosa? ¿Ustedes tienen algo? —preguntó Simon ya que vio el gran interés de Jace por Clary.

—Habla de los shadowhunters, es lo que hacen. Proteger a los humanos o mundanos como les gusta llamarnos, de los demonios — le explicó Alina.

—¿Demonios? claro, eso tiene sentido por qué hay demonios corriendo por toda Nueva York —habló con sarcasmo.

—Esa es la única cosa correcta que haz dicho —contestó Jace.

—¿Nos van a arrestar? —preguntó Alina hablando sobre los oficiales detrás de la entrada principal.

—No, las salvaguardas los distraerán, luego harán sus típicas cosas de policía mundana y luego el área estará despejada —le explicó el rubio.

—¿Qué está pasando?

La profunda voz de Alexander sonó detrás de Alina quien dio un pequeño salto al ser tomada por sorpresa y se giró dando unos pasos terminando a un lado de Jace. Observo a Alexander de arriba abajo percatándose de que estaba con un conjunto diferente y ningún detalle en el estaba desaliñado. Era como si momentos antes no hubiera sido atacado.

—¿En serio dejaste que el mundano entrara al instituto?

—Normalmente no me gusta decir te lo dije, pero te lo dije —murmuro Alina al oído de el rubio quien solo la miro molesto.

—Y aquí sigo sin entender por qué dejaste entrar al mundano al instituto —murmuró Alec, pero todos los escucharon y Jace solo lo miro incrédulo.

—Alec, había miembros del círculo allá afuera —dijo con obviedad.

—¿Qué es exactamente un miembro del círculo y por que quiere matarnos?

—Todo lo que sabemos es que hace mucho tiempo el círculo encabezó una rebelión. Murieron muchos de los nuestros, incluido mi padre —explicó Jace.

—Y desde la rebelión se nos ha prohibido si quiera escuchar sobre el círculo — agregó Alec.

—Pero, ¿cómo es posible? es tu historia — dijo la pelirroja.

—Dice la chica que no sabía que era una Shadowhunter — bromeó Jace siguiendo a Alec a los monitores detrás de ellos donde Isabelle se encontraba investigando algo.

—Si, tienes razón y soy la única que sabe que la verdad esta perdida así que no me importan sus reglas o lo que este prohibido, debe haber alguien que nos diga por qué se llevaron a mi madre —exclamó Clary.

En ese momento Alina solamente rodeó los ojos y es que realmente amaba a Jocelyn y a Clary, de una manera muy fuerte, pero sabía que a veces la actitud de Clary no era muy prudente y hasta egoísta. Sabía que estaba preocupada por Jocelyn, pero igualmente debía seguir las reglas de los demás, a fin de cuentas, solo trataban de ayudarlas.

—Lo hay —afirmó Jace mientras caminaba hacia lo que parecía una sala de entrenamiento — ¿Vienen?

—Si.

—Hey no, tú no —negó Jace poniendo una mano en el hombro de Simon deteniéndole el paso.

—Lo siento por ti, pero el irá con nosotras, rubio —dijo la castaña.

—Y yo lo siento por ti, castaña, pero hay runas en el piso de la sala de entrenamiento que matarían a tu novio mundano.

—Él... no es mi novio.

—Somos solo amigos.

—Si, mejores amigos, los tres —aclaró Clary.

—Si, y soy fuerte, así que traigan las runas —intento bromear Simon golpeando en el brazo a Jace aun que él ni siquiera se movió — ¿Qué son las runas exactamente?

—Les dan a los shadowhunters el poder para combatir demonios —explicó Isabelle haciendo que los tres la voltearan a mirarla mientras pasaba trazaba una runa en su brazo.

—Qué caliente —balbuceó Simon embobado viendo a Isabelle, pero al ver que Alec lo miraba con el ceño fruncido se retractó —Hablaba de las runas, si.

—No se preocupen chicas, yo cuidaré de su mejor amigo, de hecho, estaba a punto de hacer el desayuno —sonrió Isabelle caminando sensualmente, acercándose a Simon.

—Pensándolo bien las runas podrían ser menos letales —bromeó Jace.

—Voy a fingir que no escuché eso. Disculpa los malos modales de mi hermano, él es Alec, y yo soy Isabelle —se presentó señalando detrás de ella en donde se encontraba Alec con la mirada tan fría como Alina comenzaba a acostumbrarse.

Isabelle le extendió la mano a Simon.

—Lewis, Simon, Simon Lewis, dos nombres de pila ¿sigo hablando? — balbuceó de nuevo el de anteojos.

Tomó la mano de la azabache moviéndola de arriba a adelante, algo que le causó gracia a Isabelle.

—¿Ven? Su mejor amigo estará sano y salvo aquí.

—Rubio, si algo le pasa te juro que...

—Váyanse, estaré bien, creo —habló mirando al pecho de Isabelle para después verla a el rostro y dedicarle una sonrisa tímida.

—Ya oíste.

—Bien —aceptó a regañadientes.

—¿A dónde vamos?

—Sala de entrenamiento —señaló al lugar a lo que Alina y Clary comenzaron a caminar hacia allá.

— ¿Quién es ese? — preguntó Alina.

Un hombre de apariencia robusta se encontraba frente a ellos, su cabello era rubio y lo que llamó la atención de Alina fue la runa en forma circular que se podía distinguir en su cuello. Peleaba con una mujer y en cuanto logro derribarla se acercó a ellos con una sonrisa.

— Es Hodge Starweader, nuestro entrenador de armas y, lo más importante para nosotros, un ex miembro del círculo. Después de la rebelión, Hodge se arrepintió y fue enviado a trabajar aquí para hacer las paces, pero tiene prohibido dejar el instituto — explicó el rubio.

— Jocelyn — miro perplejo a la pelirroja.

— Yo soy Clary, Jocelyn Fray es mi madre, nuestra madre.

— Bueno, era Jocelyn Fairchild cuando la conocí, era una de mis mejores amigas — recordó con nostalgia.

— Fue secuestrada hace poco, por alguien llamado Valentine y sus hombres —Alina hablo.

Cuando Hodge la miro sus ojos se abrieron un poco mas y fue como si el aire escapara de sus pulmones.

—Atenea —dijo en un susurro.

—Lo siento, mi nombre es Alina. Alina Blackwell —aclaro, sacando a Hodge de su ensoñación.

—¿Atenea no es tu madre?

—No. No se cual es el nombre de mi madre —dijo, sonriendo sin mostrar los dientes tratando de que no saber el nombre de sus padres ni como fue que murieron no le afectara.

—Oh, entonces lo siento. Es solo que te pareces demasiado a una amiga mía que murió hace tiempo.

—Lo siento —concluyo Alina.

Hodge le sonrió suavemente y miro a Jace, continuando con el tema inicial. 

— Jocelyn fue secuestrada por el círculo, Hodge.

— Pero eso es imposible, Valentine murió y el círculo murió con él — habló confundido, pero entonces la runa en forma de círculo -al igual que la del hombre que los ataco- comenzó a tornarse roja y a quemar su piel.

— ¿Qué le pasa? — preguntó la pelirroja preocupada, Alina solo se mantenía en silencio al lado de Clary.

— Juré que nunca iba a hablar de lo que hicimos, de esta forma la clave se asegura de que se mantenga ese juramento.

— No podemos torturarlo, Jace.

— ¿Podemos preguntarle a alguien más? — preguntó la castaña.

— Si el círculo realmente volvió y se llevaron a Jocelyn... Nuestro líder del círculo era Valentine Morgenstern... — fue interrumpido nuevamente por aquella runa — Pensamos que quería proteger a los humanos, como todos los shadowhunters, jamás nos dimos cuenta de los límites a los que Valentine estaba dispuesto a llegar, la gente que estaba dispuesto a sacrificar. La mayor parte de la humanidad moriría si ejecutáramos su plan.

— Pero todavía no lo entiendo ¿Qué tiene que ver mi madre con todo esto?

— Jocelyn era miembro del círculo también — tal revelación tomó por sorpresa a Clary y Alina las cuales lo miraron incrédulas, Jocelyn era tan...dulce como para poder haber sido parte de lo que sonaba, una atrocidad.

— No, no puedo creerlo, mi madre, ella... — balbuceó Clary.
— Lo importante aquí es que Jocelyn dejó el círculo, por lo tanto, nada de esto es importante porque Valentine murió en un incendio hace años... — nuevamente fue interrumpido por el ardor.

Sus rodillas cedieron cuando la runa ardió nuevamente y Jace se acercó a ayudarlo.

— Lo siento, no podemos pedirte que hagas esto.

— Clary, no tenemos otra opción, tú lo entiendes ¿verdad? — le preguntó a Hodge el cual solamente asintió.

— Jace... tiene razón, Valentine casi destruyó el mundo de las sombras y la humanidad junto con el, si consigue la copa — ahora fue interrumpido por Alina quien había estado sumida en sus pensamientos hasta el momento en el que recordó algo.

— Espera, Jocelyn dijo que escondió algo de alguien ¿Y si es esa copa? — recordó la castaña y Jace la miro con esperanza de que supiera dónde estaba.

— Alya, la Copa Mortal es el objeto más importante en el Mundo de las Sombras, quien la posea puede crear más shadowhunters — explicó Jace.

— Y en las manos equivocadas, controlar a los demonios — concluyó Hodge con dificultad.

— Si Jocelyn escondió la copa de Valentine entonces está en más peligro de lo que puedan imaginar... — esta vez se tiro por completo al suelo, retorciéndose de dolor.

— Es terrible verte sufrir así — expresó Clary con preocupación.

— Lo siento mucho, Jocelyn solo trataba de protegerlas y ahora ustedes deben protegerla. Detengan a Valentine antes de que nos destruya a todos — Clary salió de la habitación, estaba abrumada y Alina también lo estaba, pero ella se mostraba fuerte hacia Clary para que ella no se preocupara. Se sentía con la obligación de protegerla, una vez más.

— Clary.

La castaña la llamo, quiso salir tras ella pero Jace se adelantó y decidió hacerle unas preguntas a Hodge. Sabía que Clary estaría en buenas manos junto al rubio.

Giro y se acerco de nuevo a Hodge quien se estaba recuperando del ardor que recién desaparecia.

—¿Puedo preguntarte algo? —pregunto.

—Solo si no tiene que ver con Valentine —dijo, señalando la runa en su cuello.

—No es sobre eso.

—Entonces, adelante.

—Esa amiga, la que mencionaste que me parezco a ella. ¿Cómo murió?

Su mirada se entristeció un poco y al parecer recordó vívidamente la manera en la que había muerto. Tomo un respiro, rasco su cuello, en medio de la runa circular y prosiguió.

—No creo que pueda decirte eso.

—¿Por la runa o por la Clave?

Una pequeña sonrisa escapó de sus labios. Estaba impresionado de lo parecida que era Alina a Atenea, incluso en la manera de leer a las personas.

—Principalmente por la Clave.

—¿No podrías hacer una excepción? Tal vez por alguien que no sabe nada de este mundo —sugirió.

Le tomó unos segundos aceptar, pero al final lo hizo. Solo habían intercambiado pocas palabras y para ella había sido tan fácil convencerlo, eso le recordó mucho más a Atenea.

—Bien —rió un poco —Es una larga historia, pero resumida. Valentine la asesino.

—¿Qué? ¿Por qué? —su rostro se convirtió en una mueca de desconcierto.

—Ella fue de las primeras en ponerse en contra de todas las cosas en las que él creía. En las que nos había hecho creer a todos. Cuando nos intentó advertir nadie le creyó, realmente pensábamos que estábamos haciendo lo correcto, y cuando nos dimos cuenta de que íbamos a acabar con los subterráneos, fue demasiado tarde para ella. Ella era tan...poderosa y ni siquiera ella pudo salvarse de él.

—¿Cómo?

—No me malinterpretes. Ella es... Era una simple Cazadora de sombras al igual que todos nosotros, pero siempre supimos que Ella y Valentine estaban destinados a cambiar al mundo de una forma u otra. Aún que supongo que el mundo fue lo que los cambió a ellos. Todos pasamos por cosas trágicas, pero Atenea lo perdió todo y Valentine nunca tuvo nada —miró al suelo, recordando todo lo que habían sufrido ambos.

—Ella —se relamió los labios con miedo de preguntar —¿Ella tenía hijos?

Sus ojos se despegaron del suelo y los fijo en ella, procesando lo que acababa de preguntar. Su rostro expresaba nostalgia, pero hubo un ligero movimiento en su mandíbula que le pareció extraño, casi macabro a Alina, pero no quiso señalarlo y solo frunció el ceño.

—Si, una hija. Alyssa Blackthorn.

El pequeño movimiento de tensión en su mandíbula y la manera en la que sus ojos se oscurecieron la hicieron sentir extraña. Eso le reveló que este hombre sabía mucho más de lo que decía o de lo que le diría.

—Alyssa —murmuró mirando al suelo, no entendía por qué pero ese nombre le resultaba bastante familiar, una sensación de pertenencia que estuvo sintiendo esos últimos días y era algo que le asustaba.

Ese nombre y la sensación que sentía al estar con Isabelle, Jace y Alexander le asustaban, porque el abismo de oscuridad en su memoria solamente se extendía, y presentía que en cualquier momento esa oscuridad se llevaría toda la claridad que parecía estar intacta.

Volvió a levantar su mirada hacia él una vez recuperó su compostura.

—¿Y qué le sucedió a su hija? —preguntó con curiosidad.

—No lo sé. Creo que murió hace unos 6 años —la miró, buscando cualquier reacción de su parte.

Quería comprobar si ella sabía algo sobre lo que le sucedió a la hija de Atenea o si estaba involucrada en algo, pero su reacción le hizo saber que no.

—Oh —dijo, comenzando a sentirse abrumada por aquella conversación.

—Fue una lástima —dijo él, pero su tono fue frío, vacío.

Ella asintió, sintiendo un nudo en su estómago.

—Gracias, por hablar de esto conmigo —contestó, tratando de mantener la compostura —Tengo que ir con Clary.

—Claro —asintió.

La castaña sonrió gentilmente y comenzó a caminar hacia los escalones de la sala de entrenamiento.

—Cuídala. Cuídense entre ustedes —advirtió y ella asintió.

Alina, al acercarse al pasillo principal del lugar logró escuchar una acalorada conversación entre ambos. Decidió esperar un poco a que se calmaran las cosas, pero no pensó que lo siguiente que escucharía decir a Clary la incomodaría como lo hizo.

—Qué no entiende sobre perder a alguien que ama, a su propia madre —respondió con brusquedad.

Alina se removió incómoda en su lugar y suspiró.

—Tienes razón. Nunca conocí a mi madre —se cruzó de brazos.

—No sabía —se retractó la pelirroja.

—Ese es precisamente mi punto. No sabes nada de esto, no sabes nada de mi, no sabes de mi vida, pero en el Mundo de Sombras sin entrenamiento y sin plan te aseguro que te mataran —replicó el rubio.

Clary solo suspiro y se recargó en una pared. En ese momento Alina decidió aparecer y se acercó a un lado de Clary, lentamente posando su mano sobre su hombro. Sintió alivio al observar que Clary no se removió ante su toque como solía suceder.

—Sabemos que Valentine volvió y quiere la copa. Por algo debe pensar que Jocelyn la tiene —repasó los acontecimientos, aliviando un poco la tensión.

—¿Y podría tenerla? —cuestionó.

—No lo sé, no lo sabemos —negó Clary hablando por ella y por la castaña quien asintió estando de acuerdo.

—Miren chicas, ustedes saben sobre las runas, Clary las dibujo y Alyssa las ha visto, saben algo. Por favor, piensen. —insistió.

—Yo lo intenté, Jace.

—Solo hay un... vacío oscuro y rostros borrosos —describió con frustración.

—La memoria de las dos fue borrada —suspiró.

—Eso no es posible —río la pelirroja.

—¿Lo es? —cuestionó la castaña.

—Por supuesto que si, si conoces a un brujo.

—¿Un brujo?

—Si, un brujo, Clary, seres inmortales, son mitad demonio, mitad humano, a veces sus dedos brillan —explicó Jace.

—Dot, la asistente de Jocelyn, sus manos tenían un brillo turquesaazul cuando abrió la pared morada —recordó la castaña.

—Eso era un portal, debe ser un brujo, solo los brujos pueden crearlos.

—¿Dices que, si encontramos a la verdadera Dot, ayudaría a encontrar la copa y también a mi mamá? —preguntó Clary con esperanza.

—Al menos que trabaje para Valentine.

—O aún mejor, nos llevará directo a el —dijo Alina con una seriedad peligrosa para empezar a caminar entre los otros dos — Como sea, ¿Dónde está Simón?



—¿En serio es lo más decente que tienes? —preguntó Alina.

Observaba su reflejo con detenimiento y algo de incomodidad mientras repasaba su nuevo conjunto, mirándose incómoda en el espejo de la habitación de Isabelle mientras veía su nuevo cambio de ropa una vez más siendo prestado por Isabelle.

Un pantalón negro de piel se ajustaba a sus caderas de manera perfecta y su pecho se veía perfectamente marcado por la tira delgada de encaje negro que adornaba el escote y el color azul marino resaltaba sus ojos a la perfección, pero a pesar de que cada parte de su cuerpo se veía increíble, era demasiado escote para ella.

—¿Qué dices? todo lo importante está cubierto, demasiado cubierto en mi opinión —miro con atención el cuerpo de la castaña, admirando lo bien que le quedaba el conjunto, justo como la castaña había hecho con ella la primera vez que se vieron.

—¿Donde está Simón? —preguntó Alina rompiendo el pequeño momento incomodo y tomo asiento en el borde de la cama de Isabelle.

—¿Quién? —preguntó la azabache con seriedad, logrando que Alina la mirara con una expresión seria —Es broma, esta con los chicos, está en buenas manos —río por la expresión de Alina la cual era de querer matarla si hubiera perdido a Simon de vista, aunque la castaña no se sentía lo suficientemente capaz de matar ni una mosca.

—Me cuestiono si realmente esta en buenas manos por la manera en la que Alexander parece que no soporta ni compartir oxigeno con él... o con nosotras —menciono mirando un punto fijo en el suelo.

—Créeme cuando te digo que no es personal, simplemente no soporta a los mundanos, a pesar de que nuestro trabajo es protegerlos. Y sobre ti —suspiro— Así es con todos.

—Odio cambiar de tema, pero entonces... tú, Alec y Jace son... ¿como familia? —preguntó algo interesada la pelirroja en cuanto Isabelle se sentó en la orilla de su cama.

—Traducción, quiere saber si Jace y tú tienen algo.

—Claro que no ¿por que me importaría? —intento restar importancia Clary y las otras dos simplemente la miraron con incredulidad.

—Por que te importa —río Isabelle y al escuchar el suspiro de la pelirroja continuó — Pero no te preocupes, en todos los sentidos es como mi hermano, mis padres lo adoptaron cuando tenía 10 años. Fue entonces cuando conocimos a...—antes de continuar hablando apareció una expresión algo nostálgica en su rostro, pero desapareció a los segundos cuando se aclaró la garganta— No es importante. Lo importante es que entrenamos juntos. Aprendimos a luchar codo a codo.

—¿Y tú y... Alexander? —preguntó la castaña— No es que sea de mi incumbencia, solo es para conocerlos mejor, en vista de que no nos dejaran irnos pronto.

—Si, por supuesto —sonrió a pesar de no creer ni una sola palabra —Pero no, yo no salgo formalmente con nadie y hasta lo que se a Alec solo le ha interesado una persona en toda su vida.

Alina asintió lentamente.

—Antes, solo me importaba entrar a la escuela de arte y ahora...

—Creo que esta es la parte donde les digo a las dos que aprovechen al Shadowhunter en su interior y que acepten su verdadero destino. Chicas, ustedes nacieron para hacer esto, sin importar lo qué pasó o lo que pasará, esto es lo que son.

—Ni siquiera parece que ustedes crean que pertenecemos a este mundo, ¿Por qué nosotras tendríamos que hacerlo?  —hablo Alina. 

—Porque, aunque Alec no lo crea les puedo asegurar que Jace y yo sabemos que nacieron para esto, solo es cuestión de tiempo para que él lo crea —contestó la azabache mirando a la castaña con una sonrisa.

—Nos preocuparemos por eso después, ahora tenemos que encontrar a Dot —la pelirroja cambió de tema suspirando.

—Y matar al Shadowhunter corrupto más peligroso de la historia antes de que nos mate a todos —agregó Isabelle hablando con seriedad.

—Sin presión, claro —menciono la castaña con sarcasmo.

—Es hora de irnos —mencionó Isabelle caminando hacia la puerta.

Se detuvo en seco en la puerta y las miro.

—Por cierto, Simon es un nerd sexi —expreso con una sonrisa amplia y salió de la habitación dejando a ambas sorprendidas

Caminaron hacia la sala de armas donde Alina había estado anteriormente con Alexander, ahí se encontraron con Simon. Isabelle se quedó unos pasos detrás de los tres amigos para darles un poco de espacio.

—Vámonos de aquí, solo ustedes y yo —insistió Simon —Podemos encontrar a Dot sin su ayuda.

—Simon, hay demonios afuera ¿sí? demonios reales con tentáculos y que quieren matarnos —habló la pelirroja y Alina acomodaba el cuello de la chaqueta de Simon.

—No creo que sepas como matar un demonio, Moon.

—Que poca fe me tienes. Puedo googlearlo.

Alina, sin darse cuenta, se encontró poniéndose de nuevo la chaqueta de Alexander, que le proporcionaba la calidez reconfortante que necesitaba en ese momento. Solo esperaba que él no se diera cuenta, pues cualquier conversación al respecto sería incómoda cuando ella no quería ni siquiera pensar en por qué se sentía así por algo tan insignificante como usar una chaqueta.

—No es tan sencillo —murmuró Alina riéndose mientras miro Isabelle la cual siguiendo los mismos pasos que Alexander para descubrir las armas.

—Wow —balbuceó el castaño al ver la cantidad absurda de armas.

Isabelle también se encontraba ensimismada en las espadas frente a ella y le fue inevitable acariciar una que otra, eso fue hasta que Jace se reunió con ellos golpeando la mano de Isabelle con la intención de que se alejara de las espadas.

—No, Izzy —replicó Jace.

—50 dólares a que él no aprueba esta misión —apostó Isabelle y sin importarle la advertencia de Jace volvió a acariciarlas.

—Yo no apruebo esta misión —anunció Alexander bajo las miradas de los demás, dejando satisfecha a Isabelle— Hable con la Clave, enviarán Seelies a buscar a Valentine, pero dejaron en claro que las niñas no abandonan las instalaciones —señalo a Clary.

—Eso es una estupidez, la única persona que actúa como un niño está en esta habitación y créeme que no somos nosotras —respondió Alina mirándolo directamente a los ojos a pesar de que para eso tenia que levantar un poco la cabeza.

Alexander, molesto, dio un paso hacia ella causando que tuviera que levantar un poco más el mentón.

—Creen que pueden hacer lo que quieran por que acaban de llegar aquí, pero no saben nada de este mundo y créeme que allá afuera, sin nosotros no sobrevivirían ni una maldita hora, pero adelante, inténtelo.

Alina abrió la boca dispuesta a iniciar una pelea si era necesario, pero se vio interrumpida por la voz de Jace y ambos lo miraron como si quisieran matarlo.

— Alec, esta bruja podría darnos respuestas y con la gente de Valentine en busca de las chicas, no es seguro que anden solas allá afuera.

— Jace tiene un punto — agregó la azabache.

— Izzy ¿tú también? — preguntó incrédulo e Isabelle simplemente desvió la mirada. Alexander tuvo que respirar profundo para abstenerse de seguir discutiendo y miro nuevamente a Alina — Bien, ya que parece que sabes todo ¿Dónde sugieres que busquemos?

El único problema era que Alina ni siquiera había pensado en dónde encontrar a Dot, por lo que su mente quedó completamente en blanco.

—Yo... yo no... lo sé —balbuceó.

—Justo lo que creí, ni siquiera saben dónde buscar —recriminó y se alejó unos pasos de ella.

Alina simplemente suspiró.

—Podemos comenzar en el departamento de Dot —aportó Clary.

«Justo a tiempo», pensó Alina con sarcasmo.

—Y está esa tienda de segunda mano en... —Clary siguió hablando, pero se detuvo en seco.

—¿Clary? —preguntó Simon al notar su silencio.

Pero Clary no lograba escuchar nada. Por impulso, tocó su collar y Alina notó cómo éste comenzó a brillar en un tono morado. Los ojos de la pelirroja se cerraron y tuvo una visión: en su mente apareció el letrero parpadeante de color rojo neón del Pandemónium. Cuando la imagen desapareció y Clary abrió los ojos, se encontró con Alina sacudiéndola, preocupada.

—Clary, ¿estás bien?

A la pelirroja le tomó unos segundos reaccionar.

—Sí. Yo... extrañamente creo saber dónde está Dot.

—Excelente, yo conduzco —sugirió Simon, sacando unas llaves del bolsillo de su chaqueta, a lo que todos lo vieron incrédulos—. ¿Qué? Al menos que tengan un Shadowhunter-móvil o algo así —bromeó, causando una sonrisa en Isabelle, aunque los demás todavía lo miraban serios, a lo que miró al suelo—. Era broma lo de las runas en el piso que me matarían, ¿verdad?

—Simon, tienes que dejar de ser tan crédulo —comentó la castaña, a lo que Jace y Alec se miraron y sonrieron burlones.

—¿Era broma o no? —preguntó nuevamente.

—Es probable —respondió el rubio y le dio unas palmaditas en el hombro. Salió de la sala con Alexander e Isabelle detrás de él.

—Espera, ¿voy a morir? —Simon le preguntó a Alina, la cual solo rió, negando con la cabeza.

—Por supuesto que no, Moon —dijo, tomando la mano del castaño y tirando de ella para que Simon caminara.

Clary y Alina habían estado liderando el grupo durante unos silenciosos veinte minutos. Nadie había pronunciado una palabra en todo el trayecto, lo que demostraba cuánto les faltaba por conocerse entre sí. A pesar del silencio, era evidente que cada uno estaba perdido en sus propios pensamientos y Alexander no podía dejar de pensar que desde que salieron del instituto había notado que Alina volvía a llevar su chaqueta. Aunque ambos sentían un creciente desagrado en cada conversación que tenían, tenía que admitir que la chaqueta le quedaba bien, e incluso ese detalle logró sacarle una pequeña sonrisa. Tan leve fue su gesto que, como siempre, Isabelle y Jace dudaban haberlo visto.

Una cuadra antes de llegar al Pandemónium, la pelirroja volvió a tocar el collar, teniendo otra visión. En esta divisó a Dot en el suelo y dos hombres sobre ella, uno de ellos con una espada a punto de cortarle la garganta.

—Clary, ¿qué sucede?

—Dot.

Esas fueron las únicas palabras que Clary pudo pronunciar antes de salir corriendo en dirección al Pandemónium, con Alina detrás de ella y los demás intentando seguirles el paso a ambas.

—¡Clary!

Al llegar al lado de Clary, su inquietud creció al no saber qué era lo que preocupaba a la pelirroja para salir corriendo de esa manera. Tomó por los hombros a Clary, deteniéndola de seguir corriendo, y al sentir el temblor de sus manos aparecer de nuevo, se maldijo en su interior.

—Clary, necesito que me digas exactamente qué acabas de ver, por favor —pidió, intentando sonar lo más calmada posible, cuando en realidad su rostro era de desesperación pura.

—Dos hombres, del Círculo, exactamente los que se llevaron a mamá, tienen a Dot y creo que podrían... matarla.

Esta vez fue Alina la primera en salir corriendo hacia el interior del lugar. Sentía el miedo instalarse en su interior, como muchas veces antes, y eso solo logró que el maldito temblor que sus manos presentaban con cualquier situación estresante que sucedía aumentara.

Al entrar al club, todo estaba completamente vacío, sin rastro alguno de alguna persona. Alina logró ver vidrios rotos en el suelo, y eso solo hizo que pensara lo peor.

—No está aquí. No hay nadie aquí —comentó Alina.

—No, tiene que estar en alguna parte, juro por Dios que vi este lugar —dijo Clary sin detener su paso detrás de Alina.

—Clary, inténtalo de nuevo, toca el collar.

—Alya, no sirve, ya lo intenté cuatro veces.

—¡Solo toca el maldito collar! —exclamó, dándose la vuelta bruscamente.

Tenía lágrimas acumuladas en sus ojos, y sus manos temblaban de una manera que nunca antes lo habían hecho. No podía perder a alguien más, y eso era lo único en lo que podía pensar.

Clary retrocedió unos pasos, cerró los ojos y tocó el collar de nuevo. Nuevamente, nada sucedió.

—No logro ver nada, Alya.

—Mierda —murmuró, mientras se detenía al llegar a la sala VIP, el lugar donde ella y Clary vieron por primera vez a los otros tres Shadowhunters. Se dio la vuelta para verlos de frente.

Se había esforzado por demostrar que no volvería a encariñarse con nadie, olvidándose de agradecer lo que otros hacían por ella. En ese momento, se arrepentía completamente por haber hecho exactamente eso con Dot. Ahora no conocía su paradero y se sentía confundida y desorientada. Todos sus pensamientos estaban borrosos y ella lo único que quería era sentarse y mirar un punto fijo hasta que sus manos dejaran de temblar, pero como siempre: no era el momento.

—Ella solo intentaba ayudarnos. Ahora se la llevaron.

Clary fue la primera en hablar después de un minuto de silencio en el que todos solamente se miraban entre sí.

—Chicas, lo siento —habló Simon, tocando el hombro de Clary, quien estaba a su lado.

—No entiendes, Dot es como nuestra hermana mayor.

Alina simplemente se mantuvo en completo silencio. No podía hablar y mucho menos pensar claramente. Una vez más sentía esa mirada profunda que no la dejaba respirar con tranquilidad.

—No es seguro aquí, tenemos que volver al instituto en este momento —demandó el azabache, al apartar su mirada de la castaña, y ella lo miró molesta tan pronto esas palabras salieron de su boca.

—¿Y qué? ¿No hacemos nada y dejamos que más personas sigan muriendo?

Lo miró exasperante, y él sentía que debía sentir, aunque fuera un poco, de lástima por lo que estaba pasando, pero ese pequeño detalle logró sacarlo de sus casillas.

—No es como si estuvieran muriendo por mi culpa —dijo entre dientes.

Su mirada pasó de la exasperación a la incredulidad mientras reía asombrada y negaba con la cabeza.

—Eres increíble —murmuró, y él simplemente volteó los ojos.

—Basta —Jace habló.

—¿Y qué sucede con nuestros recuerdos? No pudieron solamente desaparecer —añadió Clary.

—Tenemos otra opción —sugirió Jace, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Ni se te ocurra —negó Izzy, señalando a Jace en forma de regaño.

—Por supuesto que no —negó Alexander.

—No le temo a los Hermanos Silenciosos —aclaró.

—¿Quiénes son los Hermanos Silenciosos? —preguntó Clary.

—Shadowhunters con poderes superiores.

—Poseen la capacidad de recuperar recuerdos —agregó Isabelle.

—Proceso que también te puede matar, es lo que hay —finalizó Alexander.

—Tu trato hacia las personas es pésimo —rió Simon, pero Alexander lo ignoró por completo.

En cambio, se acercó a Jace, alejándolo un par de pasos de los demás, y le murmuró:

—Hemos roto al menos dieciocho reglas de la Clave, y ahora ¿quieres ir a la Ciudad de Huesos? No lo harás. No lo voy a permitir —volvió a negar Alexander de manera desafiante.

—Esa no es nuestra decisión —contraatacó el rubio—. Esta es la decisión de ellas —las miró, o específicamente a Clary, y se acercó de nuevo.

—No puedes pedirles que hagan eso. No saben a lo que se enfrentan y no están preparadas, Jace —insistió.

—Si conocen otra manera de que recuperemos nuestros recuerdos y así obtener las respuestas, los escucho —intervino Clary, y al ver el silencio que se formó, miró a Alina para saber qué opinaba.

—Suena peligroso, Clary.

—Tal vez sea nuestra única opción.

Alina miró a los Lightwood, pero ninguno parecía tener otra idea, por lo que suspiró.

—Bien, hagámoslo.

—Les dije que eran unas de nosotros —rió Jace, dándole un golpe amistoso a Alexander en el pecho, el cual solamente se mantuvo serio.

Los demás siguieron a Jace, pero Alexander detuvo el camino de Alina, tomándola con agresividad del brazo, y ella lo miró con confusión.

—¿No oíste la parte donde dije que eso podría matarlas o simplemente eres mucho más ingenua de lo que pensé? —preguntó.

—Tal vez lo sea, pero no son tus malditos recuerdos los que están en juego, Alexander —respondió, y aunque le costó un poco, logró soltarse de su agarre—. Y no me toques.

Fue lo único que dijo y siguió caminando detrás de los demás, dejando a un desconcertado Alexander con la mano en el aire. Acababa de escucharla decir su nombre por primera vez.










( anni's note ! 🍂)

HOLAAA, POR FIN, aquí les tengo actualización. De verdad les debo una disculpa gigante por prometerles capítulo y no poder cumplir :(

Les juro que este fic es lo único en lo que pienso cuando no lo estoy escribiendo y quisiera escribir mucho más rápido de lo que lo hago, pero entre los bloqueos y la escuela me resulta muy agotador sentarme a escribir, pero ya tengo preparado el capitulo 5, este era el que enteramente me tenía muy estresada, pero lo logré jsjsjs.

Probablemente para compensar el tiempo que los deje sin actualizaciones y solamente por que halloween es mi fecha favorita del año haré un maratón, pero déjenme pensarlo y les avisaré ;)

Espero les haya gustado este capítulo, déjenme sus comentarios sobre que les pareció. Estaré encantada de leerlos.

Nos leemos pronto, gente bonita. ✨🤍









〖 No te olvides de votar y comentar si te ha gustado este capítulo. Nos vemos en el siguiente 💫 〗

coney island.
— annilghtwood.
2024.

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