⠀ II. Where the forest meets the ocean.
( season 1. episode 1. )
CAPÍTULO DOS;
donde el bosque encuentra el océano.
࣪ ⊹ 🪐 . . ݁
«Estamos irresistiblemente atraídos por quien nos traerá los problemas necesarios para nuestra propia evolución.»
⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀– Alejandro Jodorowsky.
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💽 playing; my blood by
twenty one pilots.
📖: ❛ they're calling for your head
and they're calling for your name
I'll bomb down on them,
I'm coming through
do they know I was grown with you? ❜
LOS PASOS DE CLARY fueron seguidos por los de Alina quien en algún punto perdió de vista su cabellera pelirroja debido a las grandes cantidades de personas, algunas restregándose entre sí al ritmo de la música, otras bebiendo y otras haciendo las dos cosas al mismo tiempo.
Alina vago su mirada por el lugar notando la manera en la que la música estaba a un volumen tan alto que las paredes del establecimiento al igual que el suelo retumbaban, haciéndole dudar sobre si su cuerpo temblaba por la música o por la adrenalina que recorría sus venas.
A pesar de estar pensando en que se estaban metiendo en territorio desconocido y peligroso por haberse encontrado con ese chico y ahora estarlo siguiendo la sonrisa que enmarcaba su rostro no podía desaparecer.
«¿Como es posible que no haya encontrado este lugar antes?»
Pensó, fascinada por las paredes que brillaban en tonos azules, morados y verdes debido a las lámparas neón que colgaban del techo, inundando el lugar de color.
Cuando algunos cuerpos comenzaron a darle suaves empujones, se vio obligada a acercarse a la barra cuando una mujer le dio un empujón fuerte con su espalda, causando que la castaña tropezara con los pies de un extraño cayendo sobre su regazo, al ver que se trataba de un chico pelirrojo que se veía un poco más grande que ella en edad, calculándole unos 23 años, decidió aprovechar la oportunidad, tomando el trago que le acababan de servir al pelirrojo y llevárselo a sus labios bajo la atenta mirada del chico, que mas que molesto se veía hipnotizado por la mujer frente a él.
Cerro rápidamente los ojos cuando sintió su garganta arder ante el sabor del whisky resbalarse por su garganta, cuando los abrió el chico aun la miraba atentamente y con su mirada siguió todos los pasos de la castaña desde que ella se levantó de su regazo hasta cuando paso su dedo índice a lo largo de su mentón, acariciándolo suavemente cuando acerco sus labios a su oído para murmurarle algo.
—Lindo cabello.
Fue lo último que murmuro cuando se alejo a toda prisa aun con la bebida en la mano, dándole pequeños sorbos cuando a lo lejos diviso un cabello color zanahoria que conocía perfectamente, así que le dio un largo sorbo al vaso, antes de dejarlo sobre una mesa, donde levanto la vista, dándose cuenta que se trataba de una zona VIP, sus azulados ojos conectaron con los negros de un hombre, que se encontraba rodeado de mujeres y hombres que solamente se dedicaban a prestarle toda su atención a el hombre de en medio.
Cuando su cabeza comenzó a dar vueltas por la habitación, sintió una familiaridad abrumadora que sabia que provenía de el hombre frente a ella, volvió a la realidad gracias a un hombre que pasaba apresurado detrás de ella, haciendo que perdiera un poco el equilibrio.
Sin más, siguió la melena pelirroja que se ondeaba por la habitación como si de fuego se tratase, cuando quedo unos pasos detrás de Clary, quien se quedó congelada unos segundos al ver una cortina color mostaza acaparar su vista de repente.
—Sigue mis pasos — le murmuró a la castaña rápidamente.
Un hombre paso a su lado y de nuevo, tuvo que aprovechar la oportunidad, colgándose del ejercitado brazo de aquel hombre quien solo la miro egocéntricamente cuando ella apretó ligeramente su bicep.
—Por fin alguien fuerte — murmuro coquetamente.
La mirada del hombre paso de Alina a Clary en cuestión de segundos cuando a su otro lado la pelirroja se colgó de su brazo desocupado y lo miro inocentemente.
Los ojos del hombre brillaron de repente en un azul vibrante cuando miro a Clary, quien trago saliva antes de hablar.
—Bonitos ojos.
Termino de murmurar cuando atravesaron la cortina con la ayuda del hombre. Una vez estuvieron del otro lado ambas chicas lo soltaron, pero Alina le dio una última mirada, despidiéndose con un pequeño movimiento de dedos y cuando el hombre le guiño el ojo despegando la mirada de ella, suspiro.
Alina escaneo la habitación rápidamente, logrando observar a una chica pelinegra, con un conjunto de cuero de color blanco, una falda muy corta que se ajustaba perfectamente a la curva definida de su cadera y en la parte superior una camiseta corta de tirantes y al igual que el rubio y el azabache de antes estaba cubierta de tatuajes y se encontraba sobre una pequeña tarima donde movía su cuerpo de manera sensual y sonriendo al ver a un grupo de hombres observarla completamente embobados tal cual Alina se encontraba haciéndolo, sintió que se había enamorado a primera vista hasta que su mirada cambio de dirección a la de Clary quien se acercaba torpemente al rubio, que ahora estaba moviéndose suavemente detrás de una mujer de vestido purpura con franjas negras, se encontraban muy cerca y el rubio le susurraba cosas en el oído que Alina supuso eran palabras sucias que de solo pensarlo la bilis ardió en su garganta.
—Clary, no.
Detuvo a la pelirroja colocando una de sus manos sobre su hombro, mientras seguía examinando la habitación, estando alerta ante cualquier peligro.
Sus cautivadores ojos esmeralda coincidieron con los profundos ojos zafiro de otro joven, como el azul nocturno del agua entrelazándose con el verde frondoso del bosque. Soltó inmediatamente el hombro de Clary y sus brazos cayeron a sus costados. El chico se ocultaba en la penumbra de una columna, lo bastante cerca del rubio como para escuchar su sucia conversación; ambos quedaron congelados. Sintió que el mundo a su alrededor se detenía; sus ojos observaban, sin duda, al hombre más atractivo que había visto en toda su jodida vida. A pesar de que, en ese instante, se sintió como el hombre más atractivo de toda la maldita tierra.
El cabello oscuro del desconocido contrastaba perfectamente con el azul media noche de sus ojos, haciéndolos brillar incluso en la oscuridad. Sus brazos cruzados con fuerza sobre su pecho dejaban ver, desde el otro lado de la habitación, unos músculos que le robaron el aliento. Sus rasgos eran definidos, y al llegar a su mandíbula, se quedó sin aliento al verla tan marcada. Abrió la boca, soltando un suspiro. La altura del hombre superaba con creces la de Alina, quien apenas medía un metro con sesenta, mientras él parecía rondar el metro con ochenta y un poco más. La mente del hombre no estaba tan lejos, su mirada era interrogante, queriendo descifrar la razón del rostro tan conocido pero desconocido al mismo tiempo que tenía frente a él.
Su mente inmediatamente la evocó; el color de sus ojos era una rareza difícil de encontrar y ahora se encontraba ante alguien que poseía el mismo matiz inexplicable de verde parecido al bosque fusionado con un azul parecido al océano al atardecer: una combinación perfecta que había anhelado reencontrar desde el día en que ella desapareció. No obstante, habían pasado ocho años y no recordaba con certeza el tono exacto de sus ojos. Además, la extraña frente a él no parecía reconocerlo, y él estaba completamente seguro de que ella no podría olvidarlo a él jamás. Estos incidentes tan recurrentes, donde se volvía loco al pensar que cualquier mujer con ojos similares y su mismo nombre era ella, resultaban ser solo ilusiones en las que ninguna de ellas era realmente la mujer que deseaba ver. Y esta era su primera misión después de haber perdido el control al pensar que la había encontrado en su misión anterior y sabía que sus padres no le perdonarían cometer la misma estupidez dos veces continuas.
Pero eso no quitaba el hecho de que se sintió atraído como un imán hacia ella. Los rasgos de Alina eran delicados, dándole una apariencia completamente etérea que también le robó el aliento. Sus labios estaban pintados de un rosa natural que los hacía brillar de una manera irresistible; sabía que, si no apartaba la mirada de ellos, no aguantaría más y se acercaría para probarlos. Su mirada bajaba lentamente, como si estuviera tomando una fotografía mental para verla después en sus sueños.
Detuvo su mirada en la cintura definida de Alina, que le estilizaba el cuerpo, marcando aún más sus delicadas curvas. Al bajar la mirada aún más, pudo observar sus manos, temblorosas y con pequeñas heridas que se extendían desde su antebrazo hasta la punta de sus delicados dedos. Estas heridas parecían demasiado imperfectas para ser causadas por autolesiones, pero algunas tenían un tamaño específico, como si intentara ocultarlas a plena vista, esto le dejo más que claro que no podía ser ella, ella adoraba la vida más que a cualquier otra cosa como para simplemente porque si, desaparecer de su vida y autolesionarse. Esto quedó revelado hasta ahora que se encontraba con el hombre más observador en la tierra. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue el temblor constante en las manos de Alina. Probablemente, un efecto de alguien en abstinencia que acababa de probar alcohol recientemente. Al notar cómo él miraba sus temblorosas manos, ella las escondió detrás de ella y, mirándolo apenada y algo triste, terminó el contacto visual, que el chico extrañó de inmediato, como el océano extraña a su bosque.
El chico le dedicó una última mirada, seria, molesta y preocupada, como advirtiéndole que no debía estar allí.
Mientras tanto, Clary no apartaba sus ojos del chico rubio. El presentimiento que Alina había sentido al inicio del día se intensificaba, estaba segura de que no debían estar en ese lugar y la mirada del atractivo joven lo dejó claro. Su atención regresó al rubio y los siguientes acontecimientos sucedieron en cámara rápida.
De repente, el rubio desenvainó una espada, una espada real, una espada brillante en un tono platino, sorprendiendo a ambas chicas. Clary actuó con una velocidad asombrosa.
—¡Cuidado! —gritó Clary, corriendo hacia adelante y empujando a la mujer del vestido púrpura lejos del rubio.
La mujer cayó sobre un sofá de cuero negro y, al girarse para mirar al rubio, unos tentáculos con afilados dientes emergieron de su boca, provocando disgusto y miedo en Alina.
El chico rubio maldijo por lo bajo mientras apartaba a Clary de la escena, empujándola lo suficientemente fuerte como para que resbalara y cayera al suelo. Acto seguido, apuñaló a la mujer, convirtiéndola en cenizas naranjas. Alina reaccionó al escuchar el gemido de dolor de Clary, acercándose rápidamente para ayudarla a levantarse, colocando una de sus manos en su espalda y otra sosteniendo su muñeca cuando el rubio se acercó de nuevo.
—¿Te lastimaste? —preguntó el rubio, pero fue interrumpido por el puño de Alina que se estrelló contra su mejilla con una fuerza impresionante.
Preocupada por lo que aquel individuo podría hacerle a Clary, Alina se quejó inmediatamente y examinó sus nudillos ensangrentados a causa de la fuerza del golpe.
Otro hombre se lanzó hacia el rubio, golpeándolo con la cabeza como si fuera un toro y el rostro de el rubio la bandera roja. La espada blanca del rubio voló hacia otro sofá negro. Alina sintió algo de lástima, pero, aun así, tomó el mango de la espada, liberando una hoja platino. Su intención era entregársela a Luke para que pudiera arrestarlo por asesinato, pero no contaba con que un hombre caería sobre la espada, convirtiéndose en cenizas frente a sus ojos. Acababa de matar a alguien, Alina acaba de matar a alguien y el rubio simplemente la miró impresionado mientras las lágrimas del shock y el miedo se acumulaban en los ojos de Alina, comenzó a sentirse como aquella noche y se quería morir ahí mismo.
Alina se enfocó cuando el chico pelinegro lanzó su propia espada al rubio y apuñaló al hombre con el que luchaba. Luego, observó al pelinegro enfrentarse a tres hombres sin arma alguna, así que la espada que estaba en sus manos fue a parar en el suelo. Cuando el rubio y el pelinegro mataron a un hombre al mismo tiempo, se acercó a Clary.
—Clary, vámonos —murmuró con la voz quebrada.
Agitándola al ver que estaba en shock y no reaccionaba. Cuando los gritos de la pelea cesaron, sintió sus latidos retumbarle en los oídos y les lanzó una mirada sobre su hombro a la chica pelinegra y al chico rubio, quienes la observaban fijamente.
—¡Ahora! —gritó cuando una lagrima cayo por sus ojos, y Clary finalmente reaccionó.
Alina tomó el brazo de la pelirroja y comenzó a correr, no sin antes echar una última mirada al pelinegro, cuya respiración agitada y una mirada penetrante fueron su respuesta.
Se encontraban corriendo hacia la salida de el club con Clary frente a ella, en caso de que tuviera que protegerla.
Su plan de escape se vio interrumpido, Alina había chocado con un hombre y casi caía al suelo gracias a la fuerza del impacto, ambos se miraron fijamente, el hombre al parecer la había reconocido, la miraba con nostalgia y tristeza en su mirada, entonces, ella se dio cuenta de que era el mismo hombre que antes estaba sentado frente a la mesa donde ella había dejado el vaso de aquel pelirrojo.
—Lo siento.
Fue lo único que pudo decir, su vista se comenzaba a nublar entre las lágrimas que querían salir, el dolor de las heridas en su mano que causaron que comenzara a gotear sangre de sus dedos y la inmensidad de la situación en la que estaba la hizo flaquear.
Un recuerdo nuevo, que se sentía ajeno llego a su cabeza, el mismo hombre que ahora estaba frente a ella, estaba presente en el recuerdo, estaba amarrando sus manos a una silla mientras la miraba con arrepentimiento y tristeza.
«Lo lamento tanto, ojitos. Ten por seguro que estaré a la distancia cuando necesites mi ayuda.»
—Tengo que irme — murmuro para seguir a Clary, realmente tenía que salir de aquel lugar lo antes posible.
—Y unos horribles tentáculos salieron de la cara de la mujer y después solo se vaporizó.
Regresaron a su apartamento, y Clary, mientras se paseaba de un lado a otro en la sala, relataba todo lo que habían presenciado a Jocelyn. Alina permanecía en un silencio profundo, sentada en el sofá naranja.
Sus ojos se cerraban brevemente y luego se abrían de nuevo, luchando por controlar los pensamientos que amenazaban con transportarla a aquella noche del año pasado.
Hacía lo posible por mantener su semblante sereno, como de costumbre, pero se sentía incapaz de encontrar tranquilidad.
Sus manos temblaban sin cesar, y ya no solo por la abstinencia; tenía la sensación de que su mundo se desmoronaba, y eso le resultaba odioso. Los sentimientos eran lo único que pensaba que podía controlar, pero en este momento, incluso esa certeza comenzaba a desvanecerse, ya no creía en nada de lo que veía.
—¿Como eran las marcas del chico rubio del que me hablaron? —preguntó Jocelyn.
—¿A quién le importa, mamá? ¿Acaso me estás escuchando?
—Mate a alguien. De nuevo —murmuro mirando fijamente al suelo.
Su mente estaba al borde del colapso, sin tener la menor idea de qué pensar o en qué creer. Solo podía recordar dos momentos con claridad: los ojos de aquel hombre brillando antes de que la espada del rubio en sus manos le atravesara el estómago, y los ojos sin vida de la primera mujer que había amado. Su mente saltaba de una noche a otra con una velocidad que le provocaba un dolor creciente en la cabeza. Era como el destello de una cámara que le mostraba las imágenes en su mente, como si su cabeza fuera una sala oscura y las fotografías se estuvieran revelando.
Clary también estaba desbordada, incapaz de contener su miedo. Ambas se hallaban sumidas en una confusión abrumadora, donde todo parecía tan vívido y al mismo tiempo tan irreal. Comenzaban a cuestionar la veracidad de lo que habían presenciado y eso simplemente no se sentía bien.
—Chicas, ¿eran cómo estás?
Jocelyn preguntó con una calma que resultaba aún más aterradora para las otras dos. Todo en la mente de ambas era un caos, y ella se dignaba a mostrarse tan serena. Sacó una estela del bolsillo trasero de su pantalón, la deslizó sobre su brazo, y un símbolo, similar a un tatuaje, pero de un tono más claro que el negro, apareció. Alina reconoció ese símbolo; lo había visto en los cuerpos de los tres chicos anteriormente.
La sorpresa de Alina se reflejó en su expresión cuando se levantó del sofá, con la respiración entrecortada, mientras Clary simplemente miraba a su madre con temor.
—Mamá ¿que es...
Jocelyn la interrumpió levantándose del sofá.
—Todo lo que vieron esta noche, tiene un sentido y una explicación y he temido tener esta conversación con ustedes toda su vida.
—¿Qué mierda está pasando? — pregunto la castaña al borde de las lágrimas mientras su cabeza se negaba rotundamente a procesar lo que estaba viendo y viviendo.
—¿Nos estamos volviendo locas?
—No, no es así, pero las protecciones están fallando, ya son mayores de edad las dos y deben saber la verdad.
—¿Las protecciones? ¿Qué significa eso? Mamá, me estas asustando.
—Clary, dejémosla, dejémosla hablar — logro decir con la respiración entrecortada.
La explicación de Jocelyn se vio interrumpida por Dorothea quien entro al apartamento a paso apresurado y con una expresión consternada.
—Jocelyn, mira la ventana. Magnus llamo para avisar, él las encontró.
La velocidad de sus palabras dejó helada a Alina, comenzó a sentir que todos a su alrededor lo sabían todo y ella no era consciente de una mierda; esto la estaba asustando, su respiración fue temblorosa cuando sus manos se aferraban a su cabeza, despeinándola un poco, dio unos pequeños pasos por la habitación topándose con un muro de realidades que le resultaba de una altura abrumadora.
Jocelyn se acercó a la ventana de la cocina y, al ver a tres hombres corriendo a gran velocidad para la captura de ella y la castaña, suspiró profundamente, inhalando aire. Desde ese momento, ya no estaba muy segura de lo que ocurriría, pero solo tenía una certeza: debía proteger a las chicas, sin importar el precio que eso implicara.
—Llego la hora.
Fue lo que pronuncio cuando ella y la morena se vieron a los ojos, asintieron y cada una comenzó a correr por la habitación, buscando algo en específico.
Jocelyn se aproximó a una esquina de la habitación, donde un mueble repleto de libros sostenía fotos de las tres, un tocadiscos blanco y una variedad de cajas de diferentes tamaños y formas, recuerdos de sus viajes. Abrió una de las cajas y tomó dos collares, dejando que cada uno se deslizara por su mano en una caída perfecta.
—¿Qué mierda está pasando? —preguntó Alina con una seriedad rotunda, conteniendo sus sentimientos, aunque no sabía cuánto tiempo más podría hacerlo.
—Hice que una persona poderosa se enojara, le escondí algo a él y a sus seguidores.
—Pues llama a la policía — exclamo Clary.
Tomo a Clary de sus costados y le dio la vuelta para colocarle el collar y repitió los mismos pasos con Alina.
—No se quiten estos collares bajo ninguna circunstancia y piensen en mi cuando lo lleven.
Ambas chicas se giraron para mirarla aterrorizadas, la pelirroja mas que la castaña, Alina solo pensaba en todo lo que haría para proteger a Clary.
—El policía que deben llamar es Luke.
—No es momento para más regalos ¡¿Dime qué pasa?! — exclamó Clary.
—Solo si lo necesitas.
Dot se acercó, extendiendo su brazo para entregarle a Jocelyn un frasco con un liquido verde absurdamente brillante, Jocelyn lo tomo, algo indecisa y miro a Alina. Una de sus manos tomo fuertemente el brazo repleto de heridas de Alina aplicando mas fuerza de la que debió, la castaña hizo una pequeña mueca de dolor cuando la acerco a la fuerza.
—Alina —siseo como si le ardiera la garganta al pronunciar su nombre —Confía en lo que sabes, descubrirás que eres mucho más poderosa de lo que cualquier otra persona apenas podría desear. Eres especial y lamento lo que vas a descubrir de mí, sé que me odiaras, pero tenía que hacerlo por tu bien. Necesito que cuides de ti y de Clary, como si tu vida dependiera de ello, por que lo hace.
Cada palabra que pronunció se hundió en su mente como un cuchillo candente atravesando su piel para fundirse con ella. No entendía nada, pero ahora estaba realmente aterrada, aunque no dejaría que eso nublara su mente de lo que tenia que hacer, proteger a Clary. Porque de eso dependía su vida.
—Jocelyn —pronuncio su nombre.
—Dot, abre un portal —ordenó cuando su mano soltó el brazo de Alina que ahora tenia una marca roja alrededor de este.
Dot levanto su mano, su mirada se transformo en una de concentración cuando de su mano escapo un humo de color azul y en la palma de su mano unas corrientes eléctricas causaron que una pared purpura se materializara frente a los cuatro pares de ojos.
—Todo lo que he hecho, todos los errores que cometí fueron por que las amo más que a nada en este mundo —explico mientras las empujaba hacia la pared humeante.
—Mamá ¿Que estás haciendo?
—Luke les explicara todo, las ocultara del círculo, solamente pueden confiar en él, ahora recuerden ¿Dónde está él ahora?
—En la estación de policía.
—Las amo.
Fueron lanzadas contra la pared púrpura, que las absorbió tan pronto estuvieron lo suficientemente cerca. Una sensación de caída en un vacío llenó los sentidos de Alina, como si desapareciera del mundo. Sin embargo, en cuestión de segundos, su espalda chocó con una pared sólida que le arrebató el aliento y, sin duda, dejaría un moretón en su piel.
Se sintió desorientada por unos segundos al palpar sus brazos y sus manos que una de ellas aun sangraba, miro a su lado y se encontraba Clary sentada, mirando fijamente a un punto en el suelo mientras recuperaba el aliento.
—¿Estás bien?
Pregunto al levantarse del suelo, algo desequilibrada, tomo el brazo de Clary obligándola a levantarse, la pelirroja aun parecía estar en shock, miraba a todos lados como si fuera un mundo totalmente diferente para ella.
—¿Alya? ¿Clary?
Una voz conocida llegó a sus oídos cuando el traqueteo de unos tacones las sacó de sus pensamientos. Al levantar la mirada, vieron a una mujer rubia que conocían por el trabajo de Luke. Estaba frente a ellas, mirándolas con el ceño fruncido y una expresión curiosa que parecía revelar su instinto de investigadora saliendo a flote.
—Capitana Vargas —sonrió suavemente, pasando su mano por su cabello.
—Son las dos de la mañana ¿Qué hacen aquí a esta hora?
—Salimos de fiesta, Luke dijo que nos llevaría a casa si aún estaba aquí.
—¿Todavía no confía en los taxistas eh?
—Ya sabe como es — bromeo ligeramente.
—Está en una entrevista ahora, podría tomar un tiempo.
—Perfecto, esperaremos en la cafetería, que descanse — contesto ante su anuncio.
Tomo la mano de Clary quien aún no podía ni emitir un sonido y se alejaron unos pasos cuando el carraspeo de la garganta de la mujer la hizo detenerse.
—Alya. Tu mano, está sangrando — menciono preocupada.
Aunque Alina solía tener heridas en todo su cuerpo, ya sea por su torpeza o manos temblorosas que a menudo dejaban caer objetos de cristal, causándole cortes en las piernas y manos, o incluso por autolesiones ocasionales, o simplemente por golpearse con algo mientras estaba ebria, no había un momento en el que no estuviera cubierta de pequeñas heridas.
A pesar de que todos se habían acostumbrado a verla de esa manera, la herida que tenía en la mano en ese momento era considerablemente más grande que cualquier otra que hubiera tenido antes. La cantidad de sangre en sus nudillos sorprendía y el hecho de que fuera tan profunda simplemente resultaba más aterrador. Sin embargo, Alina había dejado de sentir el dolor y el ardor debido a la adrenalina hasta que se vio obligada a mirarla nuevamente, momento en el cual el ardor comenzó a resurgir.
—Está sangrando — repitió sintiendo el ardor —Ya sabe cómo soy, simplemente choque fuertemente con una pared y me raspe, pero no me arde. Cuando este en casa me curare, no hay de que preocuparse.
Sostuvo una sonrisa que a pesar de estarle costando al parecer la capitana lo había creído ya que asintió aun viendo su herida y luego mirándola a ella.
—Bien, pero igualmente se ve grave. Luke debe tener un botequín de primeros auxilios, cuando acabe su junta ve a que te cure.
—Si, muchas gracias.
Y fue lo ultimo que comento cuando la capitana comenzó a alejarse y ellas caminaron hacia la cafetería hasta que el sonido de una discusión llego a sus oídos y se acercaron a las escaleras, asomándose ligeramente sobre la barda de cemento que cubría las oficinas. Lograron ver a Luke de espaldas con los hombros tensos y frente a él, un hombre con traje muy elegante y a su lado una mujer con un vestido naranja despampanante.
—Cuando descubrimos que Jocelyn Fairchild estaba viva fuiste fácil de rastrear —habló el hombre.
—¿Fairchild? —murmuró Clary para si misma.
—Resulta que tú y Jocelyn nunca estuvieron separados, el círculo la tiene ahora y dentro de poco tendremos a su hija y a la chica Blackthorn.
El hombre hablo con una seriedad que hizo que ambas temblaran cuando las menciono.
—Puedes tenerlas a las tres si entregas la copa mortal —la mujer aclaro, sentada sobre el escritorio de Luke quien los miro con aburrimiento.
—No me preocupa ninguna de ellas. No significan nada para mi. Mátenlas si quieren, mi gente quiere la copa ¿Por qué creen que he estado aquí todo este tiempo?
La crueldad en las palabras de Luke las dejó heladas. Los ojos jade de la pelirroja y los esmeralda de Alina se conectaron, ambas con lágrimas en sus ojos, aunque Alina mantenía más la compostura. Cuando una lágrima resbaló por las pálidas mejillas de la pelirroja, la castaña puso su mano sobre su rostro, limpiando suavemente la lágrima y alejando después la mano.
—Tranquila —fue lo único que pudo decir, pero sus ojos volvieron a la discusión que estaban presenciando.
Alina tenía que admitir que se sentía realmente herida; se sentía traicionada y con un vacío en su corazón que cada vez crecía aún más. Sin embargo, a pesar de que su mundo se estaba derrumbando, no se dejaría vencer tan fácilmente. En cambio, Clary simplemente se derrumbó en el suelo, mirando fijamente las botas de Alina.
—Cuando nosotros encontremos la copa nos quedaremos con ella —respondió, levantándose de su asiento —Pueden decirle eso a Valentine y al círculo.
—Nadie mencionó ese nombre.
—Nadie tenía que hacerlo.
—Escúchame... — ordeno el hombre, desafiante.
Levanto su dedo índice, señalándolo.
—No, tú escúchame a mi —lo interrumpió Luke apartando de un golpe el dedo con el que el hombre le había apuntado —Fuera de mi oficina.
El hombre solo bufo y salió de ahí arreglándose el saco con la mujer detrás de él.
—Mamá, Mamá —murmuro con preocupación Clary.
La pelirroja se levanto del suelo y sin siquiera pensarlo dos veces comenzó a correr saliendo de la estación justo cuando Alina la comenzó a seguir, sabía que Clary quería regresar al apartamento por Jocelyn pero también sabia que no era seguro, por algo Jocelyn quería que estuvieran con Luke.
Atravesó la puerta, y sus ojos se vieron seducidos por el cielo, levantando su mirada hacia este, sus ojos se encontraron con nubes oscuras que no le permitían el paso a la luz que emitía la luna y frente a sus ojos un gran velo de gotas de lluvia se cernía y sus ojos miraron al frente, encontrándose con una pelirroja desesperada por estar en la calidez de su hogar, bajaba las resbalosas escaleras con una velocidad impresionante considerando que sus botas tenían un tacón 10 centímetros a los cuales no estaba tan acostumbrada.
—¡Clary!
La castaña intento llamar su nombre, esperando que lograra escucharla, pero lo único que recibió como respuesta fue el rugido del viento helado azotar con su piel, causándole un escalofrió por toda su espalda.
—¡Mierda! —exclamo con frustración.
No sabia que hacer; Tenia dos simples opciones, podía seguir a Clary y poder protegerla o quedarse parada frente la estación de policía y esperar a que Luke saliera por la puerta detrás de ella, pero sabía que no quería tomar la segunda opción, no estaba lista para darle la cara al moreno después de que él mismo dijo que podrían morir y no le importaría.
Así que tomo su decisión y atravesó el velo de agua que la empapo en cuestión de segundos, tomo unos pocos segundos para comenzar a correr detrás de Clary quien se encontraba acabando de bajar las escaleras.
El bombeo de su sangre retumbaba en sus oídos al igual que el sonido de la lluvia que eran las únicas dos cosas que lograba escuchar mezclándose y haciendo una melodía de incertidumbre sobre lo que pasaría o con lo que se encontrarían una vez llegaran al lugar que solían llamar hogar hasta esta tarde.
Tal vez ella no lo admitiría, pero mientras sus pasos se apresuraban y se acercaban cada vez mas a el apartamento sentía que su miedo crecía a la vez que su respiración se aceleraba y su piel comenzaba a adormecerse. El agua comenzó a transformarse en pequeñas agujas de hielo que acariciaban y pinchaban su piel a su gusto mientras destellos plateados se llevaban el protagónico de su mirada; el frio era adormecedor y Alina sabia con certeza que la exposición de su cuerpo que solo estaba cubierto por la ligera tela del vestido haría que desarrollara un resfriado, pero justo en ese momento no le importaba absolutamente nada más que Clary estuviera bien.
Sus pasos fueron perdiendo velocidad al ver la puerta del edificio, mientras sus botas se transformaban en un terreno resbaloso bajo sus pies y cada paso se volvía una caminata inestable sobre el pavimento mojado.
Sus ojos se encontraron con un charco de sangre bajo sus pies, sangre que nunca tuvo la oportunidad de secarse. La lluvia se había mezclado con el ADN tirado de alguna persona y su angustia solamente fue en aumento, la sangre apenas era visible para aquel punto de la noche.
Levanto un poco la mirada encontrándose con una Clary desvanecida sobre el suelo mojado de la entrada de la tienda de antigüedades, se acercó rápidamente a hacerle compañía a la pelirroja en el suelo quien estaba completamente destrozada y temblaba bajo el tacto de Alina.
—Clar...
Alina murmuro, y un sollozo más fuerte escapó de los labios de Clary, quien odiaba que la llamara así. Después del trágico accidente y el desgarrador funeral, la pelirroja había dejado en claro su deseo de no ser nombrada de esa manera. Alina tenía más que claro que Clary la dejo de considerar su hermana de manera irreversible y fue consciente que no solo perdió a su pareja en aquel accidente, también había perdido a su hermana aunque ella seguía ahí a un lado de ella y Clary al dejar de considerarla su hermana, después de que perdió a su mejor amiga la había destrozado. Hayley significaba mucha más para ambas de lo que se atreverían a admitir.
—No, Alina, no me hagas esto. No ahora. —murmuro Clary.
Su mirada se levanto y sus ojos se encontraron con los de Alina. Los ojos de la pelirroja estaban completamente rojos por las lagrimas y su mirada incisiva se clavó en el corazón de la castaña cuando alejo sus manos de ella.
—Lo siento.
Y pequeñas lágrimas, silenciosas y dolorosas se resbalaron por sus mejillas y un silencio pesado se manifestó, dejando un vacío tangible en el aire cuando sus palabras se evaporaron en el aire.
Estaban jodidas.
Su relación estaba jodida.
Su hogar estaba jodido.
Y sus vidas estaban podridas como frutas olvidadas en el fondo de un cesto.
Como el musgo que abraza y se aferra a un árbol decrepito.
Las manos adoloridas y heladas de Alina se aferraban al suelo, sentía que había pasado por esta misma situación millones de veces durante sus sueños, al menos las suficientes como para estar preparada para la cruda realidad que tenían que enfrentar, aun que no estaba muy segura de a que o quien se estaban enfrentando.
Los pasos de Clary a un lado de ella, la trajeron de vuelta a la realidad.
Miro al frente, apenas tomando conciencia de las condiciones del lugar. Todos y cada uno de los mostradores de cristal yacían en ruinas, esparcidos como una débil huella de una era pasada y la única iluminación decente era una lampara en una esquina olvidada de aquella tienda.
Movió sus manos aplicando fuerza contra el suelo para levantarse con una pesadez que sugería que incluso mantenerse de pie le resultaba un desafío en ese momento. Las palmas de sus manos ardieron cuando se levantó, diminutos fragmentos de cristal habían atravesado las capas de su piel. Extrajo los cristales visibles y la sangre no tardo en fluir, ahora mezclándose con la oscuridad adormecedora.
—¿Cuál es tu plan, Clary? ¿Luchar con un asesino experimentado, o con una especie de alienígena y ganarle con una patada y un hacha antigua, que pesa la mitad de tu cuerpo?
Pregunto con sarcasmo cuando Clary tomo un hacha de apariencia bastante antigua entre sus manos.
—Muy graciosa. Y no lo sé, simplemente pensé que sería bueno mínimo tener con que defenderme —ni siquiera se molesto en ver a la castaña quien simplemente suspiro.
—Bien, si vamos a morir al menos demos algo de pelea.
Avanzo con cautela hacia una mesa antigua y ennegrecida, cuya superficie estaba cubierta de una delicada capa de polvo como un velo causado por el tiempo y parecía ser testigo de antiguas batallas al llevar consigo la historia de cada arañazo y marca tallada sobre ella.
Sobre la mesa descansaban un par de dagas, deslumbrando en plateado a pesar de la penumbra que llenaba la estancia. Eran hojas afiladas y centelleantes, con empuñaduras adornadas que susurraban secretos de un arte romano, se veían lujosas y antiguas y sus ojos se sintieron tan seducidos por aquellos secretos que se pregunto cuantas cosas tan maravillosas estaban escondidas justo debajo de su nariz que ella simplemente no había notado. Sin dudarlo, extrajo las dagas de su reposo, admirando el brillo sutil de la hoja.
Un brillo de deseo y emoción apareció en su mirada, como si hubiera despertado una conexión ancestral entre ella y esas herramientas de siglos pasados, sintió que sus heridas manos por primera vez pertenecían en algún lugar. Y la serenidad que un arma tan mortal le estaba proporcionando parecía provenir de algún rincón remoto de su propia naturaleza.
De repente, el silencio se vio interrumpido por un estruendoso trueno que lleno de sonido la habitación siendo seguido por un destello de luz que invadió el lugar. Clary, frente a ella, se sobresaltó con un chillido nervioso, observando a la castaña quien parecía imperturbable y estaba completamente hipnotizada ante el arma en sus manos.
La expresión de temor y sorpresa en los ojos de Clary, percibida por Alina a pesar de la oscuridad y la distancia que las separaba, la hizo reír internamente. Sin embargo, demostró esa emoción en una mirada sigilosa y una sonrisa calmada, como si lo que se acabara de escuchar hubiera sido el simple silbido del viento que azotaba la puerta.
—Solo un capricho del cielo, nada de qué preocuparse.
Fue lo único que comento cuando dejo de analizar con profundidad y cariño aquellas dagas. Y sin esperar algún otro susurro del viento en sus nucas u otro grito de guerra del cielo, sus pasos se comenzaron a dirigir a las escaleras.
Clary iba delante de Alina pero el miedo en cada pequeño movimiento que realizaba era palpable y cuando llegaron a los pies de las escaleras, suspiro al ver a Clary completamente quieta, sin intención de moverse.
—Tienes que subir las escaleras si quieres llegar a algún lado —murmuro.
A pesar de que Clary escucho su murmuro que vino acompañado de una pequeña ráfaga de viento siguió sin moverse. Alina suspiro nuevamente y paso a un lado de Clary, subiendo el primer escalón para girarse a mirarla.
—Vamos. No me digas que tienes miedo, Clary.
—Por supuesto que no —mintió, poniendo los ojos en blanco.
Alina continuo subiendo las escaleras siendo seguida por Clary quien se aferraba a las paredes a sus costados con temor de lo que encontrarían pero tranquila por estar acompañada de la castaña.
Sus pasos sobre las escaleras antiguas provocaban el crujir de la madera que se convertía en un eco melódico que resonaba a través del silencio pero sus pasos se detuvieron al llegar a la parte mas alta, donde sus sentidos se alarmaron al ver la blanca puerta derrumbada sobre el suelo de madera.
Clary paso a su lado y examino ambos lados, divisando una sombra que se cernía ante la abrumadora oscuridad que decoraba los reflejos dorados y rojos del vestido estampado que recordaba ver esa misma tarde.
—Dot —murmuro.
Dejo caer su hacha, que causo un estruendo en el suelo cuando cayo a sus pies. Alina simplemente se quedo unos pasos atrás. Coloco las dagas que había tomado anteriormente en sus bolsillos traseros, con el filo hacia arriba. Sospechaba de algo, no sabía exactamente de qué, pero había un aire de misterio que acompañaba la oscuridad que abrazaba a los tres cuerpos en el hogar que le resulto escalofriante, a pesar de ser una amante de el silencio y la oscuridad total.
—Se llevaron a Jocelyn —dijo como respuesta, con una mirada preocupante.
—¿Quienes? — preguntó la pelirroja mientras sentía que sus lágrimas subían por su garganta.
—Shadowhunters corruptos que buscan la Copa Mortal —explicó Dot acercándose lentamente hacia ambas chicas.
—¿De qué diablos estás hablando?
La confusión y los temblores en su voz resultaban abrumadores tanto para Clary como para Alina.
—Piensa Clary ¿Tu madre nunca te habló de una copa? una copa muy importante, es dorada, casi como un cáliz —insistió.
Su expresión había cambiado, ahora su mirada mostraba un aire acechante que represento una amenaza para Alina.
—No, no se nada sobre una copa, Dot, ¿Tal vez las antigüedades de abajo? —la pelirroja realmente intentaba recordar.
—No, esas no, piensa Clary esto podría salvar a Jocelyn.
—¡No puedo pensar! ¡Alguien secuestró a mi madre! —gritó Clary.
—Dot, creo que ese tema puede esperar — opino la castaña, colocándose delante de la pelirroja, no sin antes darle una mirada de advertencia para que corriera en cuanto se lo indicara —La sangre. Cerca de la puerta. ¿De quién es?
—No sé de qué hablas, pero esa copa es más importante —contesto con una mirada despreciativa que hizo dar un paso atrás a la castaña.
—Pues no sabemos nada de esa copa.
Y sus sospechas fueron ciertas. No tenia ni la menor idea de cómo, pero sabia con certeza que la mujer frente a ella que se veía exactamente como Dorothea, definitivamente no era ella.
—Ustedes dos saben mucho más de lo que piensan —dijo entre dientes.
Alina le hizo un gesto rápido a Clary para que comenzara a alejarse. Con determinación, su mano derecha extrajo la daga del bolsillo trasero sin emitir ni el más mínimo sonido y en menos de cinco segundos, unos tentáculos emergieron de la boca de Dot, de manera similar a la criatura del club.
Jadeante, Alina enfrentó al monstruo que se aproximaba velozmente. Sin dudarlo, clavó la punta afilada de la daga en su estómago, provocando que la figura se desplomara en el suelo aun con el arma en su estomago. Una cantidad impresionante de gruñidos y chillidos llenó la habitación, una mezcla desagradable que resonaba en sus oídos.
Pronto, la entidad se transformó en un demonio grotesco. Su piel adoptó un tono pálido casi grisáceo, revelando huesos que se insinuaban bajo capas gruesas y agrietadas de piel, teñidas en un rojo sangriento en sus bordes. Las manos mutaron en garras oscuras y curvadas, arañando vorazmente el suelo, dejando marcas.
La criatura se puso de pie, abalanzándose sobre el cuerpo de la castaña, quien con rapidez intentó sacar la otra daga que tenía en su bolsillo trasero. Sin embargo, no fue tan rápida y sus dedos no estuvieron ni cerca de tocar la daga. El demonio estaba sobre ella, y lo único que pudo hacer fue expulsar toda la fuerza que tenía contenida para darle un gran empujón que la dejara libre. Y así fue.
Ambos cuerpos cayeron al suelo en un golpe seco. El aire abandonó fugazmente los pulmones de Alina cuando cayó al suelo, golpeándose la espalda y sintiendo el filo de la hoja de la daga atravesar suave y dolorosamente su piel, mientras luchaba por conseguir aire.
Con mucho esfuerzo y poca fuerza, consiguió levantar su torso, dejando de sentir la daga. Pero en cambio, aquella sensación dolorosa fue intercambiada por una sensación de fuego que se aferraba a su piel mientras viajaba desde su cuello hasta la punta de sus dedos, al igual que la sangre que corría por el mismo corte en su cuello. La piel de su mano ya ni siquiera era visible por tanta sangre que salía de diferentes lugares de ella y se terminaba por mezclar en el suelo.
—Mierda —murmuró al ver tanta sangre saliendo de ella.
Aun aturdida, lo único que logró hacer fue levantarse del suelo, a pesar de que la criatura la acorraló contra la pared y gruñó ferozmente. El hedor de su aliento le produjo una sensación de vómito que no permitió que viera la luz.
Sentía que el final que había estado esperando toda su vida por fin estaba por llegar y simplemente cerró los ojos, esperando por una dolorosa muerte, cuando de repente una espada brillante atravesó la garganta de la horrible criatura. La punta de aquella espada quedo justo en medio de sus ojos, tan cerca de matarla, pero tan lejos de hacer que derramara otra gota de sangre.
Cuando el monstruo se desvaneció en simples cenizas, la imagen del mismo chico rubio de antes apareció frente a ella con una expresión lo suficientemente burlona como para que Alina terminara por concluir que era un completo idiota.
—¿Tú, de nuevo? —pregunto, fulminándolo con la mirada.
El ardor en su cuello le causaba pequeñas punzadas de ardor que comenzaban a molestarla y que un hombre desconocido estuviera frente a ella no la dejaba descansar, ni a ella ni a sus cuatro sentidos restantes cuando su vista se comenzó a nublar.
—No eres muy agradecida cuando te salvan la vida ¿Cierto? —hablo con total naturalidad.
—¿Tan obsesivo eres que tuviste que seguirnos hasta aquí?
—Como yo lo veo. Ese demonio habría quitado cualquier rastro de vida en tus ojos si yo no hubiera llegado a tiempo para salvarte.
—Que modesto —siseo sarcasticamente cuando sintió que se desvanecía.
Los brazos de el rubio la sostuvieron de sus costados, evitando que cayera al suelo, golpeándose aún más. A pesar de que su mirada estaba perdida intentando enfocar cualquier cosa, sus hombros se tensaron al sentir el tacto del chico que tenía una mirada de bastante curiosidad, a decir verdad.
—Una foto te duraría más tiempo, rubio. Yo estoy a una gota de sangre de desmayarme o morir —susurro cuando su cuerpo estuvo apunto de ceder.
—Desmáyate, esta bien. Estas en buenas manos, no podrías morir aun que quisieras —bromeo con una pequeña sonrisa asomándose de su boca.
— Que modesto...
Murmuro de nuevo cuando su cuerpo por fin cedió, desmayándose por completo, siendo un brazo bajo sus rodillas la última sensación que percibió cuando todo se volvió completamente oscuro.
—Te tengo.
( anni's note ! 🍂)
hola de nuevo, espero les haya gustado este capítulo porque a mi la vd me encanto jsjs.
por fin se vieron mis niños :') la vd esq ahora su historia va a doler un poquito más pero sin más que decir
nos leemos pronto. 🫶🏻
〖 No te olvides de votar y comentar si te ha gustado este capítulo. Nos vemos en el siguiente 💫 〗
coney island.
— annilghtwood.
2024.
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