Prólogo
Hola mis criaturas lokas!!!!
Bueno estoy aquí tan solo para saludar y dedicar el prólogo a una personita especial para mí en los últimos meses: MBC_L0V3
Te agradezco tu amistad, sinceridad, amabilidad y por tu forma de escribir tan especial para mí y los que te leemos.
Si no la seguís, os la recomiendo, de corazón.
Ahora sí, espero que estéis genial y que disfrutéis al fin del inicio de mi primer libro oficial.
Besos, abrazos y rosas de fuego ;)
Estaba colocando la mesa de la comida cuando sonó el timbre de la casa, el cual indicaba que nuestra hija, Layla, había llegado con su marido y sus dos hijos a pasar el verano con nosotros.
El tiempo había pasado tan rápido, tan rápido que mis manos ya no llevaban uñas refinadas, estaban arrugadas y con manchas del sol.
Mi pasatiempo favorito ya no era encerrarme en mi taller a diseñar prendas, ahora era estar con la familia y los amigos que aún vivían.
Hacía ya una semana que habíamos quedado con Emma, Henry y Grayson, se les veía bien, se les veía felices.
Aún recuerdo a Sophia, sé que Grayson también la recuerda, por eso sigue sólo, por eso sé que nunca intentó buscar otra mujer para amarla y tener hijos como hicimos los demás. Porque su nombre seguía en su pecho al igual que el sol que calentaba en la ausencia de mi mejor amiga, el corazón de Grayson.
Mason y yo formamos una familia tan pronto como pudimos, el amor se nos venía encima todos los días, ahogándonos de felicidad, aunque no siempre fue así.
Recuerdo todavía cuando Mason ganó las olimpiadas y se convirtió en el mejor nadador del mundo.
También recuerdo cuando gané dos premios en la semana de la moda en París y me convertí en la mejor diseñadora del mundo.
Mi vida cambió, todo cambió.
El dinero nos sobraba, cosa que nos dio la estabilidad de poder cuidar bien a nuestra maravillosa hija, Layla.
La llamé así porque era el nombre que Sophia quería ponerle a su hija si algún día tenía.
También recuerdo las promesas que hicimos y los años que lloramos.
Gracias a ella conocí al hombre de mi vida.
Gracias a ella conseguí mis sueños.
Yo le prometí contar mi historia y que no me volvería una egocéntrica por tener tanto dinero si algún día lo tenía.
Lo cumplí, de eso me siento orgullosa.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por mi marido.
-Ava, cariño- me dijo Mason, aún seguía con esa voz que tanto me gustaba como el primer día- los niños ya están aquí, ve a verlos, ya sigo yo con la mesa.
-Gracias, cielo.
Deposité un beso suave en sus labios.
Éramos mayores, pero nos seguíamos amando con la misma intensidad.
-¡Abuela, abuela!- mis nietos, Courtney y Owen saltaron a mis brazos.
Courtney era la mayor, tenía apenas seis años.
Owen era el pequeñajo, tenía dos añitos, pero ya era muy travieso como su madre de pequeña.
Mis nietos fueron otra alegría para nosotros, no los cambiaríamos por nada en el mundo.
-¿Qué tal están mis niños?- Les dije cogiéndolos de sus pequeñas manos para que me acompañaran a la mesa.
-¡Muy bien abuela!- Dijeron al unísono.
-Ayyy me alegro mucho, mis niños- dije sonriendoles- ¿y vosotros hija mía?- Ahora me dirigía a mi hija y a su marido, Harry.
-Muy bien, mamá- dijo mi hija con una sonrisa y dos besos a cada lado de mi cara.
-Un placer volver a verla, señora Anderson- dijo mi yerno.
Algo que me gustaba mucho era que Mason seguía teniendo su apellido y yo el mío, cada uno tenía la independencia y tenía su nombre como el primer día que respiramos aire.
-¿Abuela?- mi nieta Courtney tiraba de una esquina del delantal que llevaba para no manchar el precioso vestido que diseñé dos años atrás- ¿tienes algo para enseñarme este verano?
Mi nieta era muy curiosa, a veces me recordaba a Sophia.
Últimamente la tenía demasiado presente en mis pensamientos.
Era valiente, muy suya, única. Tenía unos ojazos y su color moreno de piel lo heredó de mí, mientras que sus ojos y su sonrisa la heredó de su abuelo al igual que su madre.
Entonces recordé la promesa que cincuenta años atrás le hice a mi mejor amiga: contar mi historia.
Ya la tenía escrita, Mason me ayudó en el proceso durante todos estos años. Sólo faltaba que alguien supiera de la existencia del cuaderno que la guardaba como un protector.
-Cariño, ve a la habitación de los abuelos y debajo de la cama hay una caja, en esa caja hay un cuaderno negro, ¿me lo traes?
Mi nieta asintió y emprendió su corta misión de conseguir el cuaderno.
En esa caja tenía un montón de fotos, con todo el grupo, de cuando Layla era un bebé y su proceso de crecimiento, de cuando me casé y cuando se casó ella, de cuando nacieron mis nietos. De toda mi vida.
También tenía la carta de Sophia de antes de que se fuera.
Las primeras telas que usé en mi primer diseño de verdad.
Las primeras gafas de buceo de Mason.
Nuestros premios.
Lo más importante: nuestra historia.
Porque no soy la típica abuela que trabajó en el campo.
Soy esa abuela que luchó contra demasiadas cosas para tener lo que tiene hoy en día.
Perdimos cosas.
Ganamos cosas.
La vida es un sin fin de sacrificio que tarde o temprano la vida recompensa, aunque a veces, demasiado tarde o a veces, nunca llegas a disfrutar.
Layla, mi preciosa hija al fin tenía al hombre de su vida. Un hombre que la quiere, después de todo el sufrimiento que tuvo por culpa del anterior.
Ella era psicóloga, el trabajo que siempre quiso su tía y que cumplió por ella, además de que le gustaba el oficio.
Harry, por otro lado, era arquitecto.
Se conocieron gracias a mi, porque Mason y yo queríamos una casa a diseño y, bueno, Harry era ya de confianza en eso.
Courtney y Owen llegaron después de la boda, fueron la nueva alegría de la casa.
Sobre todo después de...
-Abuela, misión cumplida- dijo arrodillándose a mí y entregándome el cuaderno de tapa negra- toma.
-¿Queréis que lea un poco antes de la comida?- Les pregunté, esperando la respuesta de mi nieta y el asentimiento de mi nieto.
-¡Sí!- Y yo les sonreí.
-Bueno, pues aquí va.
Y empecé, empecé a contar mi historia.
Mejor dicho: nuestra historia.
Quizás hablar con un extraño por Instagram no fue buena idea, pero mi lado atrevido salió a la luz desde que le respondí con un "hola, guapo". Y no inventaba, en las fotos estaba muy bueno y en persona también.
Quizás fue mala idea invitarle al parque de atracciones, porque la chica que era cambió y se volvió una loca enamorada y apasionada.
Sí, Ava Anderson enamorada, ¿quién lo diría?
~
Quizás fue mala idea decirle "hola, bombón", pero es que su cuerpo me llamaba a gritos. No esperé que respondiera rato después y que habláramos por horas en videollamada, tampoco esperé que me invitara al parque de atracciones.
Quizás el loco de Mason Smith del pasado estaba cambiando y ahora no sólo quería probarla y ver su cara de placer, también quería formar mi vida con ella.
Me había vuelto un puto blando de mierda, un cursilero.
¿Por qué le tuve que dedicar "Those eyes"?
Ella se había convertido en mi pequeña luna, la que iluminaba mi noche con cada palabra y susurro.
~
¿Quién dijo que una simple palabra no podía cambiar la opinión que tenías sobre alguien?
¿Quién dijo que las personas tranquilas no eran atrevidas?
Porque en esta historia hay de todo menos tranquilidad.
Raabta, conexión inexplicable con otra alma. Lo que me ocurrió con él.
Raabta, conexión inexplicable con otra alma. La palabra que hizo que se enamorara y la que hizo que ambos cambiáramos a mejor o ¿a peor?
Porque ella sabía que yo siempre estaría ahí, lo que no sabía era si ella siempre estaría para mí.
Terminé de leer- omitiendo las palabras obscenas y raras-.
-A comer, chicos- dijo mi marido interrumpiendo el inicio de nuestra historia.
-Abuela, ¿luego nos cuentas más?- dijo como pudo mi pequeño Owen.
-Claro que sí, mi pequeño brujo.
Y ahí, ahí es donde te das cuenta de lo más importante de todo: el amor de la familia.
Su apoyo.
Su calor.
Su cariño.
También de los amigos, de los que se quedan y te apoyan.
De los que se van por cualquier circunstancia, pero te enseñan algo esencial en tu vida.
Porque le hice la promesa a una de mis mejores amigas antes de que me dejara con la responsabilidad de mi propia vida, la cual era demasiado desastrosa antes de que mis sueños se cumplieran.
Le prometí seguir adelante.
Y gracias a ella lo conseguí, conseguí todo.
Conseguí ser lo que soy hoy.
Conseguí ser Ava Anderson, la mejor diseñadora de moda.
Conseguí al amor de mi vida.
Conseguí a Mason Smith.
Él consiguió igual su sueño.
Ambos conseguimos a nuestro Raabta.
Ambos conseguimos que nuestras almas se conectaran.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro