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Cap.4

Ya está aquí vuestra chica favorita jajajjaa *saca cuchillo amenazador*, soy la favorita??? Jejeje *lo guarda*

Bueno, que vengo a dedicar a otra persona que la ama con mi alma jajaj

Isanna, amiga y si me lo permites, otra de mis mejores amigas, que estuviste ahí cuando lo pasé tan mal en el insti. Gracias por sacarme tantas sonrisas desde segundo de la ESO y gracias por animarme incluso cuando nadie podía. Gracias por ser la chica pompón jajaja (me mata cuando vea que la digo así jaja) y gracias solo te puedo decir eso jajaja.

Por favor, nunca dejes que te apaguen y menos hombres estúpidos, recuerda: hay que encontrar a un Jack Kaiser para ti (aunque ya lo has encontrado) ;)

Y nunca dejes de petarme y llenarme de audios, me alegras la vida.

Te quiero un montón mi loca de confianza y en cuanto te vea en el instituto te voy a dejar sin respiración del abrazo que te doy ♡♡

Gracias por estar.

Ahora sí, a leer niños jajaja

Besos, abrazos y rosas de fuego;)

-Señora, usted lo tiene que entender, si quiere sobrevivir a esto...-freno al doctor al ver que con cada palabra eleva el tono de voz

-No hable tan alto, mi marido y mi hija están en la sala de al lado.

Ha llegado el día de la revisión y bueno, yo ya sabía que no iba a durar siempre, pero, es lo que toca, ¿no?

-Nacemos, vivimos y morimos, en el ciclo de la vida no hay otra norma u opción, por eso hay que vivirla y creo que yo la he vivido bastante.

-Señora...- insistía Angelo, mi médico de confianza.

-Llámame por mi nombre, Angelo, te lo he pedido muchas veces.

-Ava...

-También me puedes llamar mamá- le miré con tristeza en los ojos- no hay nadie ahora, no está mi hija.

-Solo lo saben tu, papá y tu marido, no me voy a arriesgar a que entre alguien más y se entere, sabes lo que pasaría si...

-Señor Fowler- entró una enfermera mirando unos papeles, hasta que levantó la mirada y vio que me estaba atendiendo- oh, perdone, después vengo, no es urgente.

No dijimos nada.

-¿Ves?- me dijo con media sonrisa.

-Quiero la autanasia-le dije.

-Ava... n-no...

Le puse una mano en su mejilla.

-No te preocupes, hijo- lágrimas discretas salían de sus ojos- solo quiero morir sin sufrir- le pedí- siento mucho no haber estado tanto en tu vida como hubiera querido.

-Mamá- me abrazó, sin importarle lo más mínimo si venía alguien- te quiero.

-Yo a ti mucho más, mi pequeño ángel.

~

Esto de leer mi propio diario se vuelve tradición y con cada página que pasan mis arrugadas manos, me doy cuenta de más aspectos de mi vida que ignoraba.

Lo que más me gusta es la atención que me da mi pequeña Courtney cuando leo cada letra, palabra y frase. Es como si la hipnotizara el misterio del pasado.

~

AVA ANDERSON

26/09/2023

-Mamá, estoy bien, no te preocupes- estoy hablando por teléfono con mis padres, estoy en el coche de Mason, camino hacia mi universidad- me fui sola porque quería dar el paso sola, mamá, ni siquiera os gusta mi carrera- era verdad- ajam- continuaba la pequeña discusión de que la moda no me llevaría a ningún lado- para que estéis de quejas pues prefería que me llevara alguien que sí quiero- me acabo de dar cuenta de lo que he dicho.

Giro la cabeza y la mirada de Mason se ha clavado en la mía, no pasaba nada si no miraba a la carretera porque estábamos atascados, todo por culpa de ir de noche, son las nueve de la noche y todavía faltan cinco horas para llegar. La sonrisa de Mason se amplía y me muestra todos sus blancos y relucientes dientes.

Juro que su sonrisa es lo más bonito que han podido ver mis ojos.

Y vuelve a mirar a la carretera al notar que el tráfico avanza y yo, vuelvo a la llamada.

-Mamá, que sí- me estaba muriendo- Mamá, ¿podemos hablar mañana?- la voz chillona de mi madre hacía que mis oídos pitasen- vale- por fin- hasta mañana- aquí viene el te quiero más falso de la historia...- yo también, cuidaros y un beso para ti también, papá.

Mi mirada se volvió a posar en el perfil de Mason.

Este chico me tiene un poco loca la verdad, pero cada vez que pienso en la idea de estar con otro chico que no sea Maxwell me tiene harta.

Odio seguir siendo tan dependiente, aunque más que dependiente, yo diría desconfiada.

Por un lado sé que Mason no me haría nada, pero del que fue mi mejor amigo tampoco pensaba que me haría nada, hasta que lo hizo y todo cambió.

-¿Qué miras tanto, Anderson?- me dice con una sonrisa y la mirada aún fija en la carretera.

-Te miro a ti y... ¿me acabas de llamar Anderson?- Pregunté extrañada.

-Sí, ¿algún problema?

-Sí, es el apellido de mi padre- dije algo molesta.

-¿Te molesta llevar su apellido solo porque no les gusta la carrera que elegiste?- se burló de mí.

-No es eso- volteó su rostro hacia a mí, haciendo que pusiera los ojos en blanco, porque en parte sabía que no le estaba contando la verdad del todo- vale- dije alargando más la "a" que de costumbre- me molesta un poco, pero...

-Tenía razón- murmuró y me logró sacar una sonrisa.

-Mis padres nunca han hecho caso de lo que me gusta y de lo que no- empecé- no quiero sonar egoísta ni nada, porque son mis padres y les quiero, aunque sea muy en el fondo, pero siempre han sido muy sobreprotectores y demasiado estrictos.

-Entiendo.

-"Ava no hagas esto" , " Ava no nos gusta ese muchacho para ti", " no puedes ser amiga de gente tan así", entre muchos comentarios y restricciones que me tenían y a día de hoy, me hacen y eso que ya tengo dieciocho años.

-¿Has tenido novio?

De todo lo que le digo tiene que preguntarme sobre eso, cojonudo, destino de mierda.

Amiga, de verdad, en momentos como este me gustaría que estuvieras aquí para decirme que hacer y qué decir.

-Ujum- hice un sonido con mi boca, procurando que se diera cuenta que no quería tocar el tema.

-Y ¿cómo era él?- el ambiente se podría cortar con un cuchillo ahora mismo.

-Fue mi mejor amigo.

-Wow, ¿te gusta salir con tus amigos?- y me guiña el ojo.

Para ya, ¿eres tú, amiga?

Creo que no me he puesto tan colorada como en ese momento, además no llevaba ni una pizca de maquillaje y se debe de notar un montón como se ponen del color de un tomate mis mejillas.

-No fue así la cosa...

-No quieres hablar de ello, ¿no?

¿Cómo me podía conocer tan bien en tan poco tiempo?

Negué con la cabeza.

-Estás más guapa así- le miré extrañada, otra vez.

-¿Cómo?

-Sin maquillaje.

Era el primero que me decía algo así.

Por problemas en el pasado siempre voy maquillada, nunca me salto la rutina de maquillarme en menos de diez minutos e ir hecha un cuadro de afrodita.

Me encanta maquillarme.

Es la primera vez que alguien me ve sin maquillaje, después de Maxwell, claro, y mis padres.

Vale, vale, vale.

Que pare todo.

¿Eso que estoy escuchando tan bajito en la radio es Gadejo?

-¡Súbele el volumen a esto!- le exigí a Mason.

-Vale, vale, tranquila, ¿es tu canción favorita o que?

Asentí y me puse a cantarla a todo pulmón.

Quien me viera ahora mismo estando en el coche seguramente pensaría que voy hasta las cejas de droga o algo por el estilo.

-¡No quiero una Gucci, bueno sí!- ahora miraba a Mason como una niña alocada, lo que nunca pude ser y él, mientras se reía de mí a carcajadas- ¡pero no te me encariñes que me fui!- e hice el gesto de "bye, bye".

Amaba a Angel22.

Cuando se acaba la canción es que me doy cuenta de la que acabo de liar en menos de tres minutos y me hace gracia.

-Estás loca- me dice Mason negando con la cabeza.

-Perdón- me siento muy avergonzada por lo que he hecho y mucho más gritando, desmaquillada y bailando como si me fuera a morir mañana.

Ups, no debería haber dicho lo último, lo siento.

-Tranquila, me encanta.

Y algo dentro mio se comprimió.

¿Has sentido eso con Grayson alguna vez?, ¿cómo si te faltara el aire por la felicidad y el calor tan repentino que te ha acumulado en tu cuerpo?

Eso es lo que me pasa.

Y de tanto que se me ha comprimido el corazón he tenido que sentarme mirando hacia delante y con la cabeza apoyada en mi mano. Mi mirada perdida en algún punto de la ventana que desconozco, ya que lo único que quiero lograr ahora mismo es calmar este sentimiento y hace tiempo tengo apagado.

Desde hace más de dos años.

Desde la primera vez que me mudé.

Porque en la segunda vez que lo he hecho le he conocido a él y vuelvo a sentir cosas que me dan miedo. Me transportan a ese cubículo.

Me transportan a mi mayor miedo: Maxwell.

~

27/09/2023

La universidad que he escogido cuenta con más facultades además de la de diseño, tanto gráfico como de moda.

Contaba con la de artes escénicas, canto, baile clásico y moderno, literatura e historia, entre otras que cuentan con nombres extravagantes y difíciles.

Acabamos de llegar y Mason me ha despertado solo para que admirara el campus y los edificios que rodeaban el patio de la residencia de estudiantes que me acogerá durante cuatro años.

Lo ha hecho con su mayor intención, porque sabe que si no llego a ver lo que estoy viendo ahora por la ventana de su coche, me habría puesto bastante triste.

Amiga, en mi cabeza sólo surgen las dudas.

No estaré con mis amigos, ni con Mason, ni con mis padres, literalmente estaré sola.

-¿Estás bien?- la voz de Mason irrumpe en mis pensamientos de la forma más bella, lo peor de todo son las lágrimas que no puedo contener y que se ven rodando por mis mejillas.

Acabamos de aparcar delante de la fachada del edificio donde viviré, tengo hasta compañera de cuarto. Se llamaba Ivy.

Había hablado con ella la semana pasada, me ha parecido una chica maja, demasiado amable, espero que no me decepcione en cuanto pase esas puertas.

-Te voy a echar de menos, Mason- le dije sin mirarle a la cara y cuando lo hago, veo que él no ha parado de mirarme desde que el coche se ha detenido.

-Cuando quieras me puedes llamar o si quieres que venga a verte, lo haré- una sonrisa amarga se posa en mis labios- ya sabes, estamos a...

-Un mensaje de distancia entre la oscuridad.

-Ava, yo...

Un golpe en mi ventana hace que nuestra conversación se corte y un pequeño paro en mi corazón me sobresalta.

Bajo la ventanilla para ver qué quiere la chica que, con sus nudillos, golpea tan exhaustivamente mi ventana.

-¡Hola!, tu debes de ser Ava, ¿verdad?, he bajado a ayudarte con tus cosas- esta chica habla demasiado rápido y mi cara de confusión la nota, porque enseguida se presenta- me llamo Ivy por cierto, perdón por ser tan...- y sé para- no sé cómo decirlo, tan...

-¿Charlatana?- termina Mason por ella.

-Sí, eso, tú novio sabe la palabra exacta, que majo- noto como mis mejillas se calientan cuando ha confundido a Mason por mi novio.

-N-no somos novios- le dije.

-Nada, no me mientas, se nota a leguas de distancia que te mola- y suelta una carcajada que le contagia a mi conductor- ah sí- dice como si se le hubiera olvidado decirme algo- a veces digo palabras extravagantes o que la gente de nuestra edad no dice, cómo "leguas", si te molesta yo...

-Tranquila, no me molesta en absoluto y, si me te apartas un poco, salgo y te recibo como es debido- una risita tímida por parte de ambas se escucha.

Cuando salgo, la abrazo y, junto con Mason, me ayuda a subir mis cosas.

Vivimos en la segunda planta y hay ascensor, no es tan difícil la tarea.

Me pregunto si los padres de Ivy la han acompañado y ayudado con sus cosas, pero cuando entro por primera vez al cuarto tengo la respuesta ante mis ojos.

Esos ojos tan fríos que una vez me parecieron hermosos.

Esa cicatriz en la mejilla izquierda.

Esa línea fina que tenía por labios.

Esa mandíbula que había besado miles de veces a escondidas de todos.

Ese pelo negro que me volvía loca acariciar.

Las mentiras.

Las verdades.

Los recuerdos.

Los momentos.

Él.

Maxwell Fowler.

-Ah perdón- dijo Ivy interrumpiendo mis pensamientos y haciendo que el chico que tengo delante levante la cabeza de su teléfono- Ava, este es mi novio, Maxwell.

Nuestras miradas se cruzaron y no sé si él lo ha sentido, pero he dejado de respirar.

-Ya nos conocemos- dijo él, su voz ha cambiado, ahora es más grave, más como él, agresiva.

-Ava, ya he terminado de subir todo- apareció Mason detrás mío y apoyó una de sus manos en mi hombro, haciendo que la mirada de Max se dirigiera a mi amigo- oh, hola, soy Mason...

-El novio de Ava, ¿no es maravilloso? ¡podremos hacer citas dobles, amor!- dijo Ivy dando saltitos.

No la odio por ser su novia, tampoco la culpo, Maxwell ha cambiado a mejor, antes era guapo, pero tía, ahora parece un modelo de Calvin Klein.

-¿Novio?-dijo enarcando una ceja, un gesto muy propio de él.

-Su mejor amigo- corrigió Mason.

Dios, a veces pienso que Mason es demasiado inocente y que las miraditas y las indirectas no las capta.

-Me alegro de que lo hayas conseguido- dijo Maxwell y con eso, se fue dando un portazo y dejándonos a los tres en el pequeño piso.

-¿Estás bien?- dije dirigiéndome a Ivy, quien estaba sentada al borde de la que supongo que es su cama.

Al menos ha elegido la cama que yo no quería en cuanto la he visto.

-Sí- dijo con un suspiro- Max es así, ya es costumbre, solo llevamos un mes y dentro de poco lo dejaremos, así que...

-¿Por qué lo dejaríais?- inquirió Mason quitándome la pregunta de la boca.

-Max ni dura más de un mes con ninguna chica, dicen que hay otra que bueno, ella sí le robó el corazón, pero que se dio cuenta tarde.

¿Sería yo esa chica?

-Es decir que os aprovechais del sexo y de la compañía- dijo Mason otra vez, esta vez llevándose un codazo mío por ser tan brusco.

-Pues sí, la verdad es que no me importa, en la cama es...

-No queremos detalles- la verdad era que no, no los quería, sabía que Max se podía salvaje, seguramente con el paso de los años lo hará mejor.

-Yo solo estoy con él por eso mismo, además, de la uni se fija en pocas, la mayoría son de fuera, puras fiesteras.

En cuanto terminó la última palabra, su móvil vibró y después de unos segundos nos miró con los ojos más felices que jamás he visto.

-Lo que os he dicho- dijo mostrándonos a Mason y a mí la pantalla- duramos poco para él, no somos nada romántico, para nosotras tampoco lo es, todos salimos ganando.

Efectivamente, la ha dejado y encima por mensaje, entiendo las relaciones que mantiene con las chicas desde no sé cuando, pero, joder, al menos ten los cojones de decírselo a la cara, ¿no?

~

Ya ha pasado tiempo y con él mi vida. Hace tiempo que no leo mi pobre diario y dudo mucho que mis nietos vuelvan a escucharme hablar sobre él. Estoy con ellos en una sala se hospital y recuerdo como a Sophia no le gustaban. Ahora la entiendo.

Las paredes blancas, el olor a medicina, los trajes de médicos y enfermeras, mi bata. Si pasas demasiado tiempo entre estas cosas ya tienes hecha tu sentencia.

-Abuela, ¿dónde está Ivy?, ¿sigues viéndote con ella?- pregunta Courtney. Sé que está aburrida y está jugando con un hilo de la sábana de mi camilla.

Estamos en el hospital, ha pasado un mes desde que Layla nos llevó a Mason y a mí a la revisión y de momento, estamos bien, bueno, Mason está bien, pero ahora volvemos a estar en el hospital por mí.

Hace un par de días me dio un paro cardíaco de casi medio minuto, según Angelo, si no llega a estar alguien a mi lado, me hubiera muerto de una forma muy dolorosa.

Sé que mi muerte es inminente, mi hija y mi marido también lo saben, pero Mason se niega a aceptarlo.

Ya me perdió una vez, no quiere perderme de nuevo y está vez definitivamente.

El recuerdo de Ivy me inunda.

Estoy a solas con mis nietos, mientras que mis amigos, mi hija, Harry y Mason han bajado a comer algo por petición mía.

-Yo sigo hablando con todos los que están en ese diario, peque.

-Pero...

-Aunque a veces no veamos a las personas que más queremos, eso no significa que dejan de estar en nuestras vidas.

-Entonces, ¿Ivy...?

-Courtney, ven aquí- le dije a la mayor de mis dos nietos, quien se sentó a mi lado en la camilla del hospital- quiero que me prometas una cosa.

-Sí, abuela, dime.

-Cuando seas un poquito más mayor, termina el diario, ¿vale?

-Pero, yo quiero que me lo leas tú.

-Yo escucharé como lo lees tú, ¿si?, ¿me lo prometes?

Tras un momento de duda, mi nieta asintió y Angelo entró por la puerta de mi habitación.

-Ahora, quiero que le digas a tu mamá y al abuelo que los quiero mucho y a Grayson, Henry y Emma quiero que les des un buen abrazo.

Courtney cogió de la mano a su hermano y se encaminaron en busca de mis seres más queridos, se encontraban en la cafetería, si les enviaba a los niños quizás se daban cuenta antes, pero no me preocupaba en absoluto.

Dejé las cartas en el escritorio que había al lado de la ventana.

-Mamá, ¿estás segura de...?

-Angelo, quiero decirte que, aunque no estuve siempre en tu vida, lo he intentado- empecé, quiero hacer esto rápido, pero lo quiero hacer bien- cuando me enteré que estaba embarazada de ti tuve miedo, no por estarlo, sino por tu padre. Nunca se lo conté a Layla, pero en unos años lo sabrá, al igual que mi otro nieto.

-Mamá...

-Déjame terminar, por favor- pedí con voz suplicante- siempre te he querido y espero que no me guardes rencor por haber sido un secreto en mi vida, tienes una carta en el escritorio y tu hijo también, ya que cuando sea mayor no sé si se acordará tanto de mi, al igual que Courtney y Owen, tampoco sé si se acordarán de mí, pero quiero que esa carta se la des cuando cumpla los dieciséis, por favor.

Angelo asintió.

-Estoy lista.

Las lágrimas corren por el rostro de mi hijo, el cual nunca pude cuidar tanto como a Layla, pero los quería de la misma forma y manera.

Antes de proceder a cumplir su promesa, me abraza y me pide perdón por todas esas veces que no supo entender mi decisión cuando fue más joven e inexperto, porque ahora que lo entiende, se arrepiente de tiempo perdido en esos días en los que más me necesitaba, pero que por orgullo, nunca admitió.

Me despido de él, de Layla, Mason y Harry.

Me despido de mis nietos.

De mis mejores amigos.

Y ahora, voy a que me den la bienvenida las personas que se fueron y que por fin volveré a ver.

Porque quizás esto parece que es mi historia, pero sólo es el comienzo de lo que de verdad importará en el futuro.

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