Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap.12

Cuando llego a mi casa ya es tarde, pero tengo tanta energía...

Podría saltar, gritar, cantar a todo pulmón cualquier canción o incluso montar en moto hasta llegar a la otra punta del mundo. ¿Esto me lo provoca Jack? No lo sé, ahora no me importa. Bueno, sí me importa. Me acabo de acordar de que Adela y su hermano tienen que irse a casa. A su casa. Dónde está su padre y con el que pasa algo, ¿y su madre? La vida de este chico es un misterio.

Normal le conoces de dos ratos.

Sí, pues en dos ratos ha despertado partes que no sabía que se podían poner así.

-¿Qué tal? Veo que alguien está muy contenta- mi madre se ha quedado despierta y está leyendo en el sofá- son las tres de la mañana, habrás cenado al menos.

-Sí, hemos cenado- le digo- es que he quedado con Jack y me ha estado ayudando con un proyecto que tengo para mañana, ha traído a su hermana pequeña, es súper mona mamá, la tendrías que haber visto- prosigo entusiasmada- y pues luego hemos ido a cenar y al mirador.

-Al mirador...

-Sí, es la primera vez que voy y es precioso, se podían ver todas las estrellas y si entrecerraba los ojos parecía que pudiera tocarlas.

-Quiero conocer a Jack- me suelta.

-¿En serio?- pregunto sorprendida, no creo que le pueda gustar Jack. Está tatuado, musculoso, con aire de chico malo y siempre va se negro. Lo único que le podría salvar son las gafas y las pecas.

-Sí, llevas sin hablar así de contenta mucho tiempo y quiero saber que tiene ese chico que... hace te pongas así- me señala de arriba abajo y no puedo evitar sonrojarme.

Dirás lo que no tiene, porqué Dios mío...

Deja. De. Pensar. Cosas. Raras.

-¿Desde cuándo lo conoces?- me pregunta.

-Hace dos dias- me sincero.

-Dos- se frena y parece procesar la respuesta- dos días...- dice al fin- ¿y donde?

Eso sí que no se lo puedo decir, no todavía al menos.

Inventa una excusa. Rápido.

-Me voy a dormir ya, ¿vale?- la digo bostezando falsamente- mañana será un día duro.

-Bueno- y me mira sabiendo que no la he contestado a su pregunta- hasta mañana, cariño.

-Hasta mañana, mamá.

Me apena mentirle a mi madre, pero si le digo la verdad mi muerte está asegurada.

Entro a mi cuarto y todo está igual de siempre. Hay algo en la monotonía que me atrae, no podría vivir en desorden o con una rutina distinta cada día, aunque últimamente esto último no se está cumpliendo. Estoy saliendo por las noches o llego muy tarde a mi casa.

Entro al baño y me doy una ducha de agua fría. Intento quitar las huellas de Jack, pero no lo logro. Sigo sintiendo cada uno de sus músculos contraerse cuando me ha abrazado esta tarde, noto de la nada su olor que me hace temblar. Me descoloca. Me gustaría recorrer cada uno de sus tatuajes, fuera cual fuera. Quiero ver ese tatuaje secreto, ¿seré la única que lo verá? ¿Qué significa el tatuaje que tiene escondido por el cuello? Es el único que tiene en esa zona tan sensible. Puedo notar las yemas de sus dedos por mi espalda, dibujando circunferencias.

El agua sigue cayendo por mi cuerpo y de manera inconsciente me imagino a Jack ahí, a mi lado, riéndose de mi por como tengo el pelo pegado a la cara por culpa del agua. Puedo ver sus ojos achinados y sentir como me abrasa el fuego de su mirada. Pero él no está ahí y yo no debería pensar estas cosas.

No debería...

Salgo del baño y me pongo los cascos. Antes de que suene cualquier canción del aleatorio, noto que alguien llama a mi puerta.

Abro, pero no hay nadie.

¿Qué cojones? Lo que me hacía falta, ser esquizofrénica.

Vuelvo a sentir que alguien llama en algún lado y me quito los cascos de golpe, tirándolos a la cama de mala forma.

Y otra vez ese golpe.

Me decanto por mirar a la ventana y ahí está. Empapado por culpa de la lluvia, pero aún así mirándome con una sonrisa.

Le abro.

-¿Qué coño haces aquí, Jack?- Le digo entre susurros- como mi madre te pille aquí me matará, pero te juro que me da tiempo a matarte primero a ti.

Él entra y se queda de pie. Tiene la ropa empapada.

Estará congelado.

-Espérame aquí, voy a coger algún pijama a mi padre, seguro que te vale alguno- le digo con una señal de que me espere y no toque nada.

Ya puede tener una buena excusa para aparecer en mi ventana una hora después de dejarme en casa. ¿Y Adela? ¿Su padre? ¿Qué hace aquí?

Vuelvo a entrar a mi habitación con algo de ropa para él, quien la acepta. Pero no hace nada, no se va ni al baño a cambiarse de la ropa mojada a la ropa seca. No habla. Está ahí, frente a mí, mirándome con los ojos achinados y una sonrisa llena de maldad.

Puto príncipe del infierno.

Entonces, empieza a abrir la boca y habla.

-Estás...- me mira de arriba abajo y no lo entiendo, por lo que pongo mis dos manos en las caderas y mirándole extraña- estás guapa en albornoz.

No. Me. Lo. Puedo. Creer.

Estoy desnuda. Solo llevo el albornoz. ¿Por qué no me lo ha dicho antes? ¿Estaba disfrutando antes de tener la obligación de decírmelo? Que hijo de...

Lo miro con cara de querer matarlo y él se ríe suavemente sabiendo que si lo hace más alto despertará a medio vecindario.

Cojo el pijama y entro al baño.

Un lugar seguro al fin...

El pijama es un top de tirantes color rosa claro y va en conjunto con unos shorts del mismo color, ambos tienen dibujos de fresas. Mi actitud distante que quería tener con él se mandará a la mierda por culpa de este pijama, pero ya me da igual, me da igual todo. Es mi casa. Mi cuarto. Mi ropa. Mis normas. Y estoy feliz, y no por Jack.

No. Claro que no.

Cuando salgo él ya está cambiado. Solo lleva puestas las bermudas, no se ha puesto la camiseta.

Puto príncipe del infierno.

Estoy viendo cada uno de sus músculos y encima de ellos innumerables tatuajes recorren su piel. Le quedan tan bien...

-¿Qué haces aquí, Jack?- le pregunto, a modo de interrogatorio. Me siento en forma de indio frente a él que está de lado- te puedes poner cómodo.

Y entonces lo hace, bueno, lo vuelve a hacer. Me abraza. Me quedo un poco parada al principio, pero ahora sí que lo abrazo. Noto que me acerca más hacia él y que me acaricia la espalda siguiendo la línea de mi columna vertebral.

-Jack...

-Mhm- no se quiere separar, pero lo obligo a hacerlo, quiero verle la cara- ¿me puedo quedar esta noche?

-Son casi las cuatro y a las ocho empiezan las clases- le digo. No nos atrevemos a dejar de mirarnos.

-Mañana voy a una entrevista de trabajo, no voy a clase- woah, no me esperaba eso- pero te voy a acompañar- me dice y me coloca bien el pelo, el cual estaba de lado- ¿me puedo quedar esta noche?

-¿Y Adela?- le pregunto preocupada.

-Si no estuviera segura no hubiera venido, Courtney- esa voz.

Joder.

-¿Qué ha pasado, Jack?- le pregunto, pero él rompe el contacto visual. No me lo quiere decir y no tiene la obligación de hacerlo, pero se va a quedar en mi casa, creo que me merezco aunque sea una excusa.

-Ya te lo contaré, te lo prometo, pero por ahora solo quiero estar aquí, contigo.

La voz la tiene raspa, nada que ver a como estaba esta tarde. Sus ojos oscuros se han oscurecido más. Y tiene la mandíbula demasiado apretada

-¿Dormimos?- le pregunto cambiando de tema y me atrevo a tocarle el hombro. La tensión libera su cuerpo por completo y me vuelve a mirar.

-No tengo sueño, pero tú sí que deberías dormir- me dice y se tumba a mi lado- ven- le miro y él sonríe y se le achinan los ojos.

-No quiero dormir.

-Las mentiras son malas, Courtney- me dice, con esa voz que me estoy acostumbrando a amar- ven.

Me coloca a su lado. Tengo la cabeza encima de su pecho y puedo escuchar cada latido de su tranquilo corazón, si él pudiera escuchar el mío se asustaría por lo rápido que va. Tengo uno de sus brazos rodeándome y me hace pequeñas caricias desde la nuca hasta perderse por dentro del top, por mi espalda. Una de mis piernas está entrelazada con las suyas. No he estado más cómoda en mi vida y quiero dormir por siempre así, a su lado, pero sólo serán apenas dos horas.

-Me debes algo, Jack- le digo con voz adormilada.

-¿A sí? ¿Qué te debo, Courtney?- me dice, sigue acariciándome, en la misma posición de hace quince minutos.

-Me tienes que enseñar ese tatuaje secreto.

Se ríe.

Me encanta esa risa.

-Ya lo verás- me dice y se acerca a mi cabeza e inspira, como si estuviera oliendo mi pelo- ahora duerme...

Oigo que dice algo después de mandarme dormir, pero no logro distinguir que es. Estoy tan cansada...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro