Cap.10
Cuando llego a casa y me tumbo en la cama me doy cuenta de lo cansada que estoy. Las clases me han agotado, me han hartado y enfadado.
Quiero ser fotógrafa, dedicarme a cosas audiovisuales o producir algo. Algo que tenga que ver con esas cosas me enamora. Lo que no me enamora es que mi profesor de fotografía nos mande hacer un trabajo tan complicado. Tengo que buscar a algún voluntario para hacerle fotos. Lo tengo que entregar a final de curso, es decir, dentro de dos meses.
Me acomodo en la cama y miro el móvil, cuando me dispongo a escribir al chico de las frases mi teléfono suena y en mi pantalla aparece su nombre, otra vez. Jack.
-Hola, desconocida, ¿preparada para una tarde llena de ritmo?
-Joder, ¿no tienes otras cosas que hacer?
-Sí- dice riendo- hablar contigo.
-Y ¿porque conmigo?
No estoy nerviosa, aunque parezca impresionante, estoy cabreada. No quiero hablar ahora con Jack, quiero estar sola y lo peor es que esta tarde lo tengo que ver. Lo único que quiero hacer es abrir la carta de mi abuela y leer su diario. Quiero hablar con Koen o con el chico de las frases, ellos si me entienden. Con Jack todo es un chiste, un reto, una broma.
-Quería escuchar la voz de mi desconocida favorita.
Suelto una carcajada sonora para que él la escuche.
-¿A cuantas chicas les has dicho eso?
Parece pensarlo, cosa que me cabrea más y siento que la cabeza me va a explotar.
-Hoy a tres de mi clase.
Y no sé porque me sorprende. Es guapo, seguramente popular entre sus compañeros de clase. Tiene un aura de misterio y eso siempre enloquece a las chicas, bueno, no a todas, a mi me pone nerviosa, pero en el mal sentido. No quiero estar nerviosa con un chico, quiero estar bien, joder, ya llevo años sufriendo y ahora lo que menos necesito es a un chico que seguramente solo busca pasar una noche conmigo en su cama.
-Obviamente tenía que decir que mis oídos han sido testigos de una preciosa voz.
Eso me deja muda, no sé qué decir. Él parece tan tranquilo.
-¿Estás nerviosa?- pregunta y noto como su voz es más grave. No se ríe, pero le puedo ver tumbado en su cama y ver sus ojos achinados.
-No.
Que seca eres.
No quiero hablar con él, quizás si le trato distante le logre espantar.
-Voy a cambiar la pregunta, ¿te pongo nerviosa?
Si me pones nerviosa joder, si ahora mismo el corazón se podría salir de mi pecho.
¿Porqué pienso esas cosas?
-¿Tienes tatuajes?
Cambio de manera demasiado brusca el cauce la conversación.
Podría colgarle y ya está. Podría bloquearlo. Podría tantas cosas que no quiero...
-Fingiré que no has cambiado el tema de conversación- dice riendo.
Este chico vive entre risas.
-Sí, tengo tatuajes, pero creo que ya los has visto todos hoy.
-¿Alguno secreto?
No me digas que acabo de preguntar eso, dios mío, dios mío, ayuda. Tierra tragame y no me escupas.
-Te lo puedo enseñar mañana- dice y me pone nerviosa la pequeña pausa que hace- pero tranquila, no esta donde piensas.
Esa voz, joder.
-¿No me lo puedes enseñar hoy?
-Hoy quedamos por tu examen y tu nombre- dice- si te quiero ver todos los días tengo que buscar cosas que te interesen para que aceptes verme.
-¿Me quieres ver todos los días?
-No te voy a responder a preguntas tontas, sé que eres lista.
Sé que quizás para él es una pregunta tonta, pero para mí no, nunca ningún chico ha querido perder el tiempo conmigo. Siempre soy la chica aburrida y medio guapa.
-¿En qué piensas, desconocida?- pregunta y su voz vuelve a oscurecerse.
-¿En qué piensas tú?- contraataco, si supiera lo que pienso quizás no me querría volver a ver, no de la misma forma.
-En ti.
-Estás hablando conmigo, ¿también piensas en mi?
-Sí, quizás el cementerio en vez de enterrar sentimientos a veces hace que nazcan.
-Me tengo que ir.
-A verme.
-No, a aprobar.
Se ríe.
-A aprobar conmigo.
-Adiós, tonto.
-Hasta ahora, desconocida.
Me vuelvo a tumbar en la cama. ¿Qué me pongo? ¿Me ducho otra vez? Espera, tengo que cantar enfrente suya.
Mierda.
~
-¡Mamá! ¡he quedado, llegaré tarde!- digo.
Mi padre está trabajando y ya me he despedido de Owen, el cual estaba jugando a la play y se ha quejado cuando he intentado darle un abrazo o un beso en la mejilla. Nos hemos distanciado demasiado, antes hasta dormíamos juntos cuando yo tenía pesadillas. No sé quién de los dos ha cambiado, quizás los dos. Lo que me jode es que intento demostrarle de nuevo que no está solo y tiene una hermana. A lo mejor nunca nos volvemos a llevar igual de bien.
Mi plan era gritar a los cuatro vientos que me iba e irme rápidamente. No quiero que mi madre me vea. Es la primera vez que quedo fuera de casa y ella no sabe que es con un chico y mucho menos le diré como es.
-Señorita, quédese ahí y dame un ab...- se para en mitad de la frase y se queda mirándome, de arriba a bajo- Courtney, estas... estas...
-Me voy a cambiar si no te gusta, perdón- cuando me dispongo a volver a subir las escaleras me frena.
-Estás guapísima- me retoca el pelo suelto, que ya está demasiado largo.
Llevo un top negro de tirantes y encima de este una chaqueta vaquera azul que tiene cremalleras y rotos, mis vaqueros ajustados de confianza y mis botas del mismo color que el top. No llevo ni una mota de maquillaje y ningún accesorio. Me he hecho una coleta baja y he dejado algunos mechones de pelo suelto simulando un flequillo de cortinas. Ahora mismo si cambiara el outfit por el pijama estaría igual. Eso es lo que quiero, que Jack me vea tal como soy, quizás así no le guste la idea de quedar conmigo todos los días.
-¿Quién es el afortunado?- me dice guiñándome un ojo.
-¿Porqué das por hecho que es un chico?
-Soy tú madre, lo sé todo.
-Eso da miedo y me deja sin privacidad.
-¿Algún día lo conoceré?
-Ahg, mamá, por favor, no me estreses- digo y cojo las llaves de la moto y las de casa.
-No te estreso, por cierto, dile a Koen que cuando quiera volver que venga, me pareció un chico bastante majo y amable.
-Koen es demasiado bueno.
-¿No te...?
-Nooo- le digo- si tú supieras.
-Vale, venga ve, que llegarás tarde.
-No he llegado tarde a nada nunca en mi vida, mamá, y lo sabes.
La lanzo un beso y voy al garaje donde se encuentra mi preciosa moto.
Podría hablar todo el día de mi moto, de libros, de dibujos animados, de la naturaleza, de sabores de helado o bebidas extravagantes, del sol y la playa, de animales y de ideas de quedadas que tengo en la cabeza pero que nunca he tenido el placer de realizar. Puedo hablar de esas cosas porque me encantan y este año, creo que podré hablar de ellas y hacer muchas de las ideas que tengo en mente, si no es con otras personas, es con Koen.
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