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.𓄼 🐰O15 : Vamos a Casa

CONTENIDO SANGRIENTO

Jungkook parecía tener un demonio en un hombro y un ángel en el otro, ambos instándolo a seguir un camino en concreto, el demonio insistiéndole una y otra vez que debe marcar su posesión en el conejo, dejar su olor, el ángel, por otro lado, intentaba frenarlo de lastimar aunque sea un cabello castaño de su suave mata de cabello.

Gruñidos guturales resonaban en las paredes de la habitación, el tigre agitaba la cabeza de un lado a otro, sus manos y ropa llenas de sangre intimidaban un poco al herbívoro aun sentado en el suelo procesando que Jungkook había llegado, pero se encontraba en un estado bestial.

El conejito castaño se levantó del suelo con suma dificultad y se acercó al cuerpo inquieto del rubio, Jimin notó que Kook no planeaba detener ese extraño comportamiento por lo que lo abrazó de golpe, sus brazos se envolvieron alrededor de su fuerte cuerpo y apretó el pecho del hombre rubio.

— ¡Kook, detente! —emitió un grito, el mismo detuvo el actuar del tigre, Jungkook miró hacia el pequeño que le abrazaba, sus ojos rojos se fijaron en esa largas y peludas orejas marrones, su cabello castaño, su piel blanca, sus ojos llenos de preocupación y finalmente su cuerpo tembloroso, parecía tener miedo.

Jungkook dejo de moverse y de gruñir, sus ojos miraron los ojos claros del conejo castaño, se lamió los labios al sentirlos secos de repente. Jimin notó que el tigre había dejado de actuar como bestia y sonrió ampliamente.

— ¿Estás mejor? —Antes de que pudiera seguir hablando, el castaño sintió como Kook correspondía su abrazo, los fuertes brazos del tigre envolvieron el pequeño cuerpo del conejito castaño. Jimin sonrió mientras emitía un suspiro de alivio, menos mal se había calmado, le preocupaba un poco ver al tigre de esa manera, ya que era la primera vez que lo veía tan alterado.

— Minnie... —La voz del tigre poseía un toque de ronquera, su tono era suave, pero se notaba un poco pesado a causa de su anterior estado. El tigre rubio inhaló en rico olor del conejito, notó como manchaba al conejo del rojo de la sangre pero no le prestó atención, toda su atención estaba siendo robada por el dulce ser en sus brazos.

El conejito suspiró con alivio y emitió un ronroneo al ser abrazado de esa manera, había pasado menos de un día pero extrañaba los brazos de Jungkook, sentir su olor y caricias a sus orejas.

— Lo siento, estaba muy alterado al ver a esa gente aquí. —Jungkook pareció recordar algo y le dio una mirada llena de culpabilidad al conejo—. Tuve que hacer algunas cosas de camino a esta habitación, lo siento...

— Gracias por venir. —El conejito abrazó más fuerte a su tigre, sabía a lo que se refería, pero en realidad no le importaba, no le tenía ningún cariño a nadie en esta casa, todos le habían hecho daño y estaba harto de insistir y esperar a que alguien le quiera. Ahora tenía a Kookie dándole todo su amor.

Jungkook sonrió suavemente al escuchar las palabras del conejito.

— No importa donde estés, siempre que me necesites, iré. —Jungkook acarició con devoción el cabello del castañito, al notar que solo manchaba de rojo el cabello del conejo detuvo su acción.

Jimin notó esto e hizo un puchero, quería seguir recibiendo caricias. Antes de poder expresar sus deseos, es escucharon múltiples gritos en el exterior de la habitación, Jimin tembló al reconocer la voz de su madre, Kook notó esto y frunció el ceño con enojo, sus ojos volvieron a brillar con un tono tan rojo como la sangre.

Ambos se miraron, en un acuerdo silencioso decidieron salir de la habitación y ver qué ocurría. Jungkook sabía que probablemente la mujer gritaba horrorizada al ver los cadáveres y la sangre en el camino, pero igualmente se puso alerta.

Jungkook colocó a su conejito detrás de su cuerpo por precaución, al pasar un rato de escuchar grito tras grito, las manos del rubio abrieron la puerta. Lo primero que vio Jimin al mirar hacia afuera fue el color rojo.

La sangre fresca cubría parte del suelo y dos cuerpos vestidos con armaduras se hallaban tirados en el piso, eran los guardias colocados allí para que el conejito no huyera; estaban muertos.

Antes de que Jungkook pudiera decir algo o cubrir los ojos de su bebé, el padre de Jimin llegó con el rostro rojo y los ojos llenos de horror, sudaba profusamente y su apariencia antes altiva estaba destrozada a causa de sus evidentes nervios y el terrible miedo.

— ¡T-tú! —apuntó con un dedo tembloroso hacia el híbrido de tigre, Jimin miró detrás de su progenitor y notó como varios de sus hermanos, tal vez unos cinco, se encontraban allí parados, viéndolos a ambos con precaución, detrás de ellos varias mujeres herbívoras se encontraban temblando de miedo, sus apariencias finas y hermosas se habían destruido a causa de esto.

Jimin tomó la esquina de la manga de Jungkook para sentirse seguro y miró desde detrás de su espalda hacia su supuesta familia, sus orejas temblaban y su colita se agitaba cada tanto a causa de los escalofríos, Kook notó esto y le dirigió una sonrisa tranquilizadora, que Jimin correspondió.

— ¿Cómo te atreves a atacar a mi gente? ¡Maldito tigre! —El hombre se encontraba enojado, pero se podía notar su gran miedo.

Jimin miró a todos lados en busca de más personas, pero solo vio pasillos desolados y algunas manchas de sangre, no quiso pensar más en ello y centró su atención en lo que pasaba.

— ¡Asesinaste a varios de mis hijos y mujeres! ¡Eres un monstruo! —Jihu no parecía tan triste como debería estarlo, sino que estaba enojado, enojado por perder peones fieles a él.

— Ustedes se lo buscaron. —dijo con voz seca el rubio, estaba siendo amable a dejarlo vivo, ¿cómo podía venir aquí y reclamarle por hacer lo que debía hacer para rescatar a su bebé?

El conejito sabía que probablemente al venir a rescatarlo el rubio había matado gente, por lo que no se sorprendió, lo que le sorprendió fue el estado de su progenitor, incluso después de perder hijos y concubinas no mostraba rastros de tristeza, sentía una ligera decepción de perderlos pero más allá de eso solo había enojo.

Debía haberlo esperado, su padre no quiere a nadie, solo a sí mismo.

— ¡Despreciable! —exclamó con ira el híbrido de pantera, en cuanto divisó a Jimin se enojó aún más— ¡Tú! Eres simplemente un malagradecido, gracias a mí estás vivo y tienes el atrevimiento de venir y arruinar mi familia. —El castañito se escondió detrás de Jungkook mientras sentía las lágrimas querer brotar de sus ojos marrones.

Jihu se exaltó al ver que el conejo no reaccionaba como antes, pidiendo perdón mientras lloraba, miró a uno de sus hijos y le hizo una seña.

— ¡Tómalo! —apuntó hacia la pareja, quería tomar a ese maldito conejo y disciplinarlo, golpearlo hasta la muerte no sonaba tan mal.

El chico tembló al ver la mirada feroz que le daba el tigre, pero tembló más al ver la mirada asesina que le dirigió su padre, miró hacia su madre y esta lo instó a cumplir la orden del hombre de mediana edad. Sin más opción, el joven híbrido rugió y quiso tomar al conejo con una mano mientras la otra se hacía puño y atacaba al tigre rubio.

Antes de siquiera rozar la túnica del castañito el hombre pantera sintió un terrible dolor en ambos brazos, al mirar sus brazos vio como estos se encontraban rotos, gritó de dolor al sentir el crujir de los huesos.

— ¡Ah! —La madre del híbrido quiso salir corriendo y ayudar a su hijo pero una mujer a su lado la detuvo de hacer alguna tontería.

— ¡Inútil! —Jihu tembló de miedo al ser el objetivo de la rojiza mirada del híbrido de tigre, vio como su hijo gritaba y sollozaba de dolor pero no hizo nada por ayudarlo, solo se quedó allí parado mientras temblaba.

— Te dejaré ir a ti y a la familia que te queda porque no quiero que mi bebé vea como asesino a su padre, para la próxima no tendré tal misericordia, ¡vete antes de que me arrepienta! —El híbrido de pantera quiso decir algo pero se estremeció al ver la mirada asesina del rubio, palideció del miedo y salió corriendo con rapidez dejando atrás a sus hijos y mujeres.

Los jóvenes y las mujeres se aturdieron al ver a su líder correr hacia la salida tan rápido, pero pronto reaccionaron y corrieron detrás de él, las únicas personas que se quedaron son ese híbrido con los brazos rotos y su madre que se encontraba arrodillada a su lado mientras lloraba.

Jimin emitió un suspiro de alivio, no le importaba más esa gente, pero temía que su Kook se hiriera al luchar contra tantas personas. Jungkook miró a su bebé y le dio una sonrisa tranquilizadora llena de alivio, acarició su cabecita con suavidad.

Las orejas y colita de Minnie se agitaron y se frotó contra la fuerte mano del tigre rubio, emitió un ronroneo bajo que Jungkook pudo escuchar. Ambos se miraron con cariño.

— ¿Vamos a casa? —preguntó el tigre rubio con una sonrisa.

— ¡Sí! —exclamó Jimin con emoción, tomó de la mano a Jungkook y caminó con rapidez hacia la salida del horrible palacio.

Finalmente volvería a casa.

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