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.𓄼 🐰O30 : Señora Jeon

Luego de algunos minutos, la madre de JungKook logró calmarse, sus ojos todavía vidriosos no pudieron evitar notar el pequeño conejito marrón en el pecho de su hijo, sus ojos brillaron enternecidos por la vista.

— ¿Quién es ese pequeño conejo, Jungkook? —preguntó ella, su dedo tocó con delicadeza el pelaje de Jimin, en una situación normal definitivamente se despertaría, pero al estar rodeado del aroma de su pareja, se sentía seguro por lo que no había necesidad de defenderse.

La mujer se derretía de amor al ver los bigotes del conejito marroncito temblar ligeramente mientras se acurrucaba más en el pecho del tigre, quien le sonrió a su madre.

— Es mi pareja, madre. —dijo él, la mujer lo miró sorprendida, luego enarcó una ceja con sospecha.

— Cariño, no está bien forzar a alguien a ser tu pareja, mucho menos a un herbívoro. —El tono de la tigresa era de regaño, a lo que el rubio la miró confuso, luego entendió y negó con la cabeza, su ceño fruncido.

— No lo forcé, mamá. —Él aseguró.

La mujer rubia no estaba muy convencida, pero no dijo nada más, simplemente tomó entre sus manos fuertes callosas el cuerpo suave de Jimin, el conejo tembló un poco al no sentir más el aroma de su pareja, sus ojos se abrieron mirando a la desconocida con sospecha.

— Es mi madre, amor. —Los ojitos del castañito miraron a su tigre, sus bigotes se agitaron como si hubiera entendido y se quedó quieto en manos de la tigresa que no podía estar más enternecida.

— Oh, ¿está embarazado? —La mujer, de nombre Jungyeon, tocó con suavidad el vientre claramente abultado de Jimin mientras emitía una suave risita. El rubio no dudó en asentir, su rostro con una expresión orgullosa que su progenitora encontró encantadora.

— Pronto dará a luz. —Él dijo, tiñendo a expresión de Jungyeon a una llena de preocupación, las yemas de sus dedos acariciando con sumo cuidado la cabecita de Park.

— ¿Estás seguro de que debería estar aquí? Si dará a luz pronto estará en peligro con todo el asunto de los lobos. —La mujer emitió un leve suspiro, Jungkook entendía sus preocupaciones, pero no podía simplemente dejar a su bebé solo, además, él había aceptado.

— Él dijo que estaba bien, además no quiero dejarlo solo. —Él dijo en respuesta, su madre parecía querer preguntar al respecto, pero al final decidió no hacerlo. En el fondo sabía que su hijo no quería responder.

— Entiendo. —Fue lo único que dijo ella, sus manos colocaron con cuidado al conejito sobre la cama en una esquina, sus ojos alternaron entre Jungyeon y Jungkook, al final saltó él mismo fuera de la cama y se escondió en una esquina de la habitación, haciendo derretir los corazones de madre e hijo.

El tigre le dió una sonrisa tranquilizadora a su amado, sabía que se sentía inseguro al estar en un espacio desconocido con tantos olores de extraños, por lo que sería buena idea calmarlo primero.

Jimin pareció calmarse, lo que hizo que Jeon emitiera un suspiro de alivio. Pronto el pequeño conejito marrón desapareció revelando a Jimin, quien miraba un poco avergonzado a Jungyeon, no podía creer que su parte animal había actuado de forma tan grosera con la madre de su pareja.

— P-Perdón por actuar tan grosero antes, señora. —dijo Jimin ansiosamente, los ojos de la tigresa lo miraron confundida, luego pareció entender y le restó importancia al asunto con un gesto.

— No te preocupes, cariño. Yo en tu situación me hubiera puesto más agresiva, más en el estado en el que te encuentras. —Esas palabras causaron un leve sonrojo en las mejillas del conejito castaño, el rubio no pudo evitar besar la rechoncha mejilla de su amada estrellita.

El castaño suspiró aliviado, una suave sonrisa en sus labios, su mano instintivamente acariciando su vientre abultado para sentirse cómodo en un lugar extraño.

— ¿Puedo acariciarlo? —preguntó la mujer rubia de manera repentina, el conejito no dudó antes de asentir, Jungkook no pudo evitar apretar de forma protectora los hombros de su amado, se tragó el gruñido que quería surgir de su garganta.

Eran sus instintos proteger a su pareja, pero sería vergonzoso gruñirle a su propia madre. Jungyeon notó el estado de su hijo, no dijo nada y se acercó con cuidado hacia Jimin, quien le daba una entrañable sonrisa su suegra.

Las manos de la tigresa se posaron en el vientre de Park, acarició con suavidad, sus ojos brillando, no había rastro de la tristeza que el rubio había visto al llegar.

— Tendré un nieto... —La señora Jeon murmuró aparentemente para si misma, le dio una sonrisa radiante a Jimin que le hizo latir el corazón, su propia madre nunca le había dedicado tal afecto.

La mujer alejó sus manos del vientre abultado del castaño al ver la mirada llena de dagas que le dedicaba su hijo, no pudo evitar mirar al rubio con diversión, pero no lo provocó más y se sentó al lado de su esposo, quien dormía con una expresión plagada de dolor.

— Seremos abuelos, cariño. —Ella dijo con tono cálido, sus manos apretando la mano débil de su marido entre las suyas—. Debes despertar pronto para ver a tus nietos ¿está bien? —Su tono era suave, pero tembloroso.

Jungkook sintió su corazón doler al ver los ojos de su madre humedecerse con lágrimas otra vez, no sabía qué hacer para hacerla sentir mejor, solo podía rogar a los dioses que su padre se recupere favorablemente.

— Mamá... —La voz del rubio era un susurro, por lo que Jungyeon no lo escuchó, pero el conejito que se encontraba a su lado si lo hizo, abrazó con cariño a su querido tigre cuidando de no aplastar su vientre entre ambos. Jungkook rápidamente envolvió sus brazos alrededor de su conejito y hundió su rostro en su cuello en un intento de encubrir su respiración temblorosa.

— Todo estará bien, Kook. —Jimin dijo con suavidad, su tono era tranquilizador, calmado inevitable el corazón inquieto del tigre.

— Acabo de conocerte, niño. —dijo la mujer, su voz aún un poco apagada, sus dedos limpiaron las lágrimas que colgaban de sus ojos negros, suspiró.

— Me llamo Park JiMin, señora Jeon. —El conejito dijo con cortesía, su corazón latiendo rápidamente en su pecho ante la probabilidad de ser rechazado por la madre de su amado, el miedo llenaba su mente.

— Bien, Jimin. —Ella dijo soltando una suave risa—. Acabo de conocerte, pero confiaré en la elección de mi hijo. —Ella dijo con una sonrisa calmante en sus labios, sus ojos negros brillando con una aceptación que hizo que la colita esponjosa del conejo se moviera de manera frenética con alegría.

— Gracias. —Él dijo.

— Cuida a mi hijo. —Ella pidió con honestidad, sus ojos desbordando amor maternal. Jimin no dudó en asentir repetidas veces, parecía un pollito picoteando arroz.

— Lo haré. —respondió, su mano acariciando su vientre abultado, el rubio no dijo nada durante el intercambio de palabras entre ambos, al escuchar la respuesta de su bebé, besó su mejilla.

El tigre se acercó a una de las orejas del castaño, mismas que temblaron al sentir la respiración de JungKook. Las palabras de su Kook hicieron sonrojar al conejito profundamente.

Siempre lo haces, amor.

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