Ꮺ ! 27.
.ೃ 💐 consuelo mutuo .𓄼
Doyoung había soñado con su amado Jaehyun y sus manos recorriendo su cuerpo, murmurando en su oído lo mucho que lo amaba y lo hermoso que era, él se sonrojaba solo para plantar un suave beso en las comisuras de los labios del tigre, haciendo que este gruñera.
Se había sentido bien, no más llantos, no personas y entornos desconocidos, no un asqueroso lobo intentando violar su cuerpo.
Pero entonces abrió los ojos, estaba desorientado, había pasado de la más completa felicidad a la confusión y posteriormente a la tristeza, no había sido real.
El agua fría recorría su cuerpo, su cabello se encontraba húmedo gracias al ambiente y podía escuchar gruñidos y gritos provenientes del comedor de la posada, probablemente Jaehyun seguía ocupado en lo suyo, suspiró con el cansancio aun en su cuerpo, escuchó dos leves toques en la puerta.
— Doyoungie, ya tengo la ropa ¿vas a terminar ya? —La voz de Sungchan lo hizo despertar por completo, asintió, pero entonces cayó en cuenta de que el chico no podía verlo.
— Sí, ya salgo. —dijo en un suspiro, el tigre emitió un murmullo de acuerdo y dejó de hablar, dejando espacio al conejito para secarse y relajarse un poco, no quería presionarlo y que entrará en pánico.
El pelinegro tomó una toalla que se encontraba en una repisa y secó su cuerpo, intentaba no mirarse ya que si lo hacía, aquellos desagradables recuerdos volverían con fuerza.
Se envolvió con la toalla y entreabrió la puerta, Sungchan notó su mano extendida y le entregó la ropa, era un hanbok de tono azul celeste, rosado y detalles de un tono azul un poco más oscuro.
Se colocó la ropa con rapidez y salió del baño, allí se encontraba Sungchan mirándolo con profunda preocupación, él le dio una sonrisa leve algo forzada mientras el chico solo lo abrazó en silencio, extrañamente, Doyoung se sintió muy consolado con el abrazo.
No lloró, pero se aferró más a los brazos del menor.
En su mente, sólo estaba la figura fuerte de Jaehyun.
ꕤ
El castaño respiraba con dificultad, algunos mechones de cabello se pegaban a su frente mientras el sudor recorría su cuerpo, sus garras se encontraban llenas de sangre al igual que algunas partes de su ropa, se relamió los labios secos mientras observaba al hombre lobo.
Tres cuerpos se encontraban en el suelo con múltiples heridas, eran subordinados del lobo que tocó a su bebé, emitió un gruñido, tenía tantas ganas de ponerle sus garras encima a aquel hombre y desgarrarlo hasta que muriera desangrado en el suelo.
El hombre lobo sonreía con orgullo, aunque en el fondo se encontraba un poco preocupado pues el castaño no lucía cansado y él se estaba por quedar sin subordinados.
Tal vez podría ordenar a los que quedan que ataquen y él podría huir con tranquilidad.
Ese era su plan.
Se relamió los labios observando la puerta abierta, cuando Jaehyun fuera atacado inevitablemente tendría que defenderse, esa sería su oportunidad de huir.
El tigre no era tonto, notó la obvia mirada del híbrido, en pocos segundos se dio cuenta de su intención, frunció el ceño ferozmente, nunca iba a dejar que huyera ileso luego de haber lastimado a su amado sol.
El castaño arremetió contra los lobos restantes, estos ya esperaban su ataque y se defendieron con facilidad, Jaehyun era bueno en esquivar y contraatacar, era él contra unos tres lobos más, sin contar al líder del grupo.
El líder sólo miraba la batalla dudando de si huir o no, Jaehyun no le dio la oportunidad de decidirse, luego de esquivar un par de ataques se fue acercando poco a poco al líder, este no lo notó ya que estaba perdido en sus pensamientos.
El tigre castaño no pudo evitar sentirse complacido al ver que iba a tener éxito, con sus garras atacó al lobo, este notó el ataque con rapidez y esquivó con solo un rasguño poco profundo en la mejilla.
Sin embargo, Jaehyun contaba con que lograría esquivar, este era, después de todo, un líder importante en el interior de su tribu.
Por esta razón, tomó el riesgo de no poder protegerse de algún ataque y mientras una de sus manos rozaban la mejilla del lobo, su otra mano llena de garras atravesaba su estómago, el líder escupió un bocado de sangre, miró hacia su herida sangrante con incredulidad.
Le dio una mirada a sus subordinados, estos actuaron rápido y antes de que el castaño pudiera retirar su mano fue atacado por la espalda de manera traicionera.
Jaehyun sintió un dolor agudo cuando unas garras se enterraron en su espalda, apretó los dientes mientras se alejaba de ellos, el cuerpo del líder cayó al suelo con un ruido sordo, respiraba débilmente y un charco de sangre ahora manchaba todo el suelo del lugar.
El castaño respiraba con dificultad, con cada respiración su herida dolía más y su vista era más borrosa, lo que le dificultaba estar prevenido de cualquier ataque hacia él.
Se forzó a abrir los ojos al sentir los tres lobos arremeter hacia él, logró esquivar a duras penas y cortó la garganta de uno con sus garras, estos lobos parecían lentos y asustados, probablemente por el terrible estado de su líder.
Al ver morir a otro compañero no pudieron evitar el miedo en sus corazones, se alejaron del débil tigre y miraron a su líder, se agacharon a recoger el cuerpo.
El castaño notó esto, pero ¿cómo podía dejar una oportunidad a ese maldito de curar sus heridas? Su cuerpo adolorido se transformó en un majestuoso tigre, sus patas llenas de sangre al igual que partes de su pelaje daban una imagen aterradora, gruñidos brotaban de sus fauces mientras sus ojos agudos color bermellón miraban a aquellos dos lobos con ira y hambre.
Ambos hombres lobo temblaron, emitieron un aullido temeroso y huyeron sin mirar atrás, valoraban más sus propias vidas que una lealtad sin sentido.
El líder gritó hacia ellos como un último intento de huir, pero además de estar muy débil, sus subordinados probablemente seguirían huyendo, no querían morir a manos del sanguinario hijo de la tribu tigre.
Jaehyun quería perseguirlos, pero estaba muy débil, escupió sangre y caminó hacia el lobo, notó como este intentaba levantarse pero poco podía hacer, sus extremidades parecían no contestarle.
El castaño no pudo evitar formar una sonrisa asesina, estaría complacido de matar a ese bastardo que se atrevió a herir a su lindo bebé.
Su mano tembló a causa de la sangre perdida por la hemorragia, pero fue firme al sostener por el cuello a aquel híbrido, este intentó soltarse sin éxito, la sangre emanaba a borbotones de su herida.
— E-Eres un bastardo, Jung. —murmuró el lobo con voz ronca llena de rencor, no estaba dispuesto a morir, pero así era este mundo, el fuerte sobrevivía y el más débil tenía que someterse.
— El maldito bastardo eres tu, lobo, no debiste tocar a Doyoung, no debiste herirlo. —dijo, al notar su enojo el hombre sonrió.
— Se sintió muy bien tocar su piel suave, también deleitarme con su mirada de terror mientras rogaba que lo dejara, fue una lástima que huyera, planeaba disfrutar de su cuerpo hasta destruirlo. —dijo con obvias intenciones de irritar al tigre, escupió sangre al sentir la mano del castaño hurgar en su herida, el dolor era terrible, pero emitió una risa burlona sin querer demostrarlo.
— ¡Cállate! —gritó Jaehyun.
— ¿Quién diría que fueras tan devoto a ese maldito conejo? Incluso llenándolo de tus crías, tenía muchas ganas de ver tu expresión cuando le abriera el vientre, también quería ver como la vida de ese hervíboro se perdía bajo mis garras. —Con sus odiosas palabras siguió provocando la ira del tigre, Jaehyun no pudo aguantar más, sus ojos brillaron rojos por un momento mientras sus garras abrían el cuello del lobo, el hombre se quedó con sus palabras de provocación en la boca mientras moría miserablemente.
Su cuerpo cayó al suelo con un sonoro ruido, Jaehyun respiraba con suma dificultad, esa pelea había gastado toda su energía, además de eso su herida seguía sangrando.
Sus ojos se nublaron, no podía aguantar más, había perdido demasiada sangre, su cuerpo tembló y se tambaleó, cuando pensó que iba a caer al duro suelo un cuerpo suave abrazó el suyo con ternura.
Se forzó a abrir los ojos y sonrió al ver a su lindo Doyoung abrazarlo, claramente el conejito no podía sostener su peso, por lo que ambos acabaron arrodillados en el suelo.
Sus brazos apretaron el cuerpo del pelinegro, a Doyoung no pareció importarle como la sangre manchaba su ropa recién puesta o los cuerpos a su alrededor, su atención estaba centrada en su amado y la terrible herida que poseía en la espalda.
— E-Estarás bien. —dijo en un susurro como intento de convencerse a si mismo.
— No duele, amor, en unas pocas semanas estaré bien. —dijo el castaño muy seguro, su vista se nubló nuevamente, pero esta vez no por la pérdida de sangre, se sorprendió al notar como las lágrimas brotaban de sus ojos y recorrían su rostro.
— Lo siento tanto. —emitió el pelinegro en un murmullo, lágrimas de culpa y tristeza recorrieron sus mejillas, las mismas eran cálidas, pero nada agradables.
— No es tu culpa. —respondió el tigre triste por el sentir de su amado, abrazó con fuerza el cuerpo del conejito, quería sentir su calidez.
Ambos se abrazaron mientras lloraban, extrañamente aquello consoló sus corazones abatidos.
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