Hola.
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-Kyoya cuando crezca me casare contigo y formaremos una linda familia...muy linda muy linda.-
El pequeño niño omega de lindo cabello castaño de sudadera naranja abrazaba un conejito de peluche mientras le hablaba con ternura.

¿Quien era?¿Quien era el dueño de esa dulce esencia?...

Hibari Kyoya despertó de su sueño con un extraño sentimiento en su pecho, incluso su alfa parecía algo confundido...como si le pidiera que buscara aquella figura angelical de sus sueños.

Aquel pequeño niño castaño de  aroma que ya no recordaba para nada.

Aquella dulce voz, y esa apariencia adorable.
Siempre con ese Herviboro peluche de conejo en brazos.

Según recordaba la familia de ese niño que en ese entonces era su vecino se había mudado hace casi 15 años de Namimori, japón.

Actualmente tenia 21 años, ya había pasado mucho tiempo.
Y esos sueños habían empezado desde que ingreso a esa academia para estudiar Ciencias Forenses y criminalistica en la afamada universidad Vongola.

En parte estaba agradecido con su hermano mayor que él por tres años, Alaude un alfa bastante fuerte, aunque su carnívoro hermano lo había matriculado contra su voluntad y todo por su culpa de la Hervibora pareja que tenia...
Giotto un omega bastante peculiar,de dudoso caracter, un narcisista de primera y primogenito de una familia extremadamente rica de Italia que por casualidades del destino, en cuanto supo de sus deseos con respecto a la carrera que planeaba estudiar no dudo en movilizar todo su poder con tal de llevárselo de Japón.

Y de algo estaba seguro...no podía...nadie podía, llevarle la contraria.

Aun así no se quejaba, le gustaba esa universidad, le gustaba su apartamento...pero no soportaba esos ridículos sueños.

Casi todo lo que recordaba del otro niño era por su hermano quien solía cuidarlos cuando jugaban.
Mañana era fin de semana, sábado para ser precisos y debía acompañar a su hermano y Giotto a una velada en la casa del omega.

Frustrante... Muy frustrante pero no podía negarse, después de todo era para anunciar él feliz compromiso de esos dos.
Otra razón oculta del rubio omega para llevarlo hasta Italia sin tantas objeciones.

Ahora debía dormir...era media noche...e iba a necesitar de mucha paciencia para soportar el siguiente dia.

Y aunque no lo admitiera, deseaba volver a soñar con él niño del conejito de aroma a dulce.