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3. ♫ Tiam ♫

Tiam
«Expresa el brillo en los ojos cuando acabas
de conocer a alguien»

Por alguna razón, aquella chica que conocí en la academia donde mi hermana recibe clases de piano no sale de mi mente...

Hace una hora aterricé en Rusia, quise visitar a mi familia ya que tenía casi un año de no verlos, aproveche para pasar a buscar a mi hermana a la academia donde le dan clases de piano y aquí estoy, saliendo de la academia con una niña de doce años que va con hambre. Pasamos por los pasillos hasta que una melodía empieza a sonar por cada rincón.

Es un sonido dulce y delicado, como si la persona que toca el piano fuese uno mismo con él. Dasha se apresura a una de las puertas entreabiertas y observamos como una chica castaña es quien produce tan preciosa melodía.

—Es Cami —susurra Dasha con emoción.

La música termina y no podemos evitar aplaudir haciendo que la chica voltee a vernos.

—¡Cami! —exclama mi hermana corriendo en dirección a la chica.

Ambas hablan, pero no soy capaz de emitir palabra alguna.

—¿Cómo estás, pequeña? —pregunta con una sonrisa que hace que mi corazón palpite de manera acelerada.

—¡Feliz, mira! —exclama tomando Dasha tomando mi mano.

Su cabello cae en cascada por sus hombros, sus ojos tienen un brillo singular y su sonrisa expresa tranquilidad absoluta.

—Camila, es hora de irnos —escucho que dice alguien a detrás de mí, pero no volteo a ver.

—Iré enseguida —responde—. Es un gusto volver a verte, Dash.

—¿Ya te vas? Aún no conoces a mi hermano —pregunta Dasha.

—Lo siento, prometo que la próxima podrás hablarme de él ¿sí?

¡Preséntate, tonto! —me reclama mi hermana haciéndome volver a la realidad

—Si, lo siento, soy Danilo, hermano de esta pequeña —me presento extendiendo mi mano.

Nuestras miradas al fin se conectan un instante, un pequeño segundo en el que soy capaz de imaginar mil maneras en las que podría invitarla a salir, pero las palabras no salen, simplemente me quedo viéndola, mejor dicho, admirándola.

—Camila, mucho gusto —contesta mientras toma mi mano.

Escucho como el mismo chico vuelve a hablar aunque no presto atención hasta que veo como Camila se va.

—¡Eres un tonto! ¿Por qué no le hablaste? Ella es el amor de tu vida —reclama Dasha molesta.

—El amor de mi vida es una chica que probablemente aún no conozco, Dash, ya vámonos.

—La acabas de conocer, eres muy lento, ash —empieza a caminar a la salida mientras sigue soltando uno que otro reclamo.

Pero mi mente se quedó en el instante en el que esa preciosa chica me miró y tomó mi mano...

Nunca fui de las personas que se quedaban sin palabras, pero con ella fue como si mi mente pusiera todo en pausa mientras mi corazón latía desbocadamente. Y aunque nuestro primer encuentro fue todo un fracaso, el segundo en definitiva no lo fue...

Toco el piano intentando ser delicado, las notas resuenan de manera disparejo por todo el lugar, intento una y otra vez sin mucho éxito. El principio de esta melodía siempre me ha costado, aunque nunca tomé clases, vi a mi hermanita hacerlo y parece fácil, ahora que soy yo quien lo intenta me doy cuenta que no lo es.

Intento una vez más obteniendo el mismo resultado hasta que veo que alguien se sienta a mi lado.

—Estás tenso —susurra en inglés, esa voz se me hace conocida, me paralizo al no saber que hacer hasta que ella vuelve a hablar—. Debes relajarte, intenta respirar e inhalar y vuelve a iniciar.

Hago lo que dice y suelto toda la tensión que tengo, volteo a verla confirmando lo que ya temía, es ella, la chica de cabello castaño qué conocí en Rusia. Vuelvo a intentarlo tal y como lo pidió, pero vuelvo a fracasar.

—Esto está mal —comento frustrado sin darme cuenta que lo dije en español.

Me pongo de pie, pero ella sostiene mi mano. Una sensación eléctrica recorre todo mi cuerpo de manera reconfortante, volteo a verla para pedirle que me suelte, sus preciosos ojos miel me observan con tranquilidad.

Me quedo unos segundos apareciendo lo hermosa que es, tal y como la recordaba, la primera vez que la vi se veía así, tranquila, hermosa y sobre todo, en paz consigo misma. Todo lo que es digno de admirar.

—Danilo, otra vez no me estas escuchando —espeta Daniela sacándome de mis pensamientos.

De nuevo recordando a la chica que conocí en Rusia, por alguna razón no he podido sacarme su imagen de mi cabeza, estoy seguro que si fuese pintor ya habría hecho mil retratos de ella sin necesidad de verla.

—¿Qué decías?

—Qué Dasha estuvo llamando toda la mañana preguntando por ti, quiere felicitarte, deb...

—No —interrumpo sabiendo lo que va a decir—. Sabes que no me gusta celebrar mi cumpleaños, además tengo muchos pendientes que hacer.

—A las 12 es tu cita ¿no? Puedes hablar con Dasha antes de ir.

—Primero, no es una cita —aclaro mientras ella me mira de mala manera—. Y segundo, ya te dije que no.

—No es su culpa que a ti no te guste, sabes que su corazón de pollo no soporta tu rechazo, eres muy grosero con ella.

—Si corazón de pollo soporta más que tu tinte, ya se te está viendo la raíz de nuevo —cambio el tema sutilmente y para mi sorpresa funciona.

—Ya sé, agendé cita para pintármelo de nuevo ¿Crees que debería cambiar el rojo? Lo uso desde hace un año ¿castaño tal vez?

—¿Negro? Se te ve bien tu color natural.

—¡Ya sé! Un balayage café, sí, sabía que eras de mucha ayuda, corazón —se pone de pie para tomar mis mejillas en sus manos y luego dar un beso en mi frente.

Daniela es mi única amiga, supo ganarse el cariño de mi familia lo cual es muy difícil, para ellos nunca nadie está "a mi altura". Pero ella supo como hacerlos cambiar de opinión, Daniela ha sido mi mejor amiga desde que pisé Colombia por primera vez, apenas tenía 15 años cuando mis padres decidieron que yo sería quien manejaría la empresa aquí.

Ella es el verdadero significado de paciencia, aún cuando yo la trataba mal para alejara ella volvía a insistir, nunca desistió a la idea de que llegaríamos a conectar bien y no se equivocó, somos el mejor dúo que puede existir. Nos entendemos a la perfección.

Dasha fue la única que la aceptó desde el principio, suele dejarse llevar por las vibras de las personas y aunque era una niña pequeña, acogió a Daniela de muy buena manera. Mi pequeña hermana nunca dice nada pero tiene subtítulos en la cara que expresa lo que no dice, si le cae mal alguien hace gestos sin darse cuenta, y si le caes bien pasa lo que pasó con Daniela, se vuelven parte de su vida.

—Aléjate de mí, cansona.

—Me amas lo sé.

—Pero no te lo dirá nunca —la voz infantil de Dasha llega a nosotros, ambos volteamos a ver.

—¿Dasha? —cuestiona Daniela—. ¿Qué haces aquí?

—Sabía que el señorito no me iba a responder así que vine a visitarlo, ¿crees que podemos ir a almorzar juntos? Muero de hambre.

¿Que? No, claro que no, hoy es mi almuerzo con Camila. ¿Cómo le digo que no sin decirle que no?

—¿Qué tal si comes conmigo hoy? Dejemos al nene trabajar y así tu y yo le damos una sorpresa por su cumpleaños —propone Daniela.

—¡Sí! De mi ya no te vas a librar —dice viéndome a mis ojos.

—Una lastima porque Daniela me esta ayudando a librarme de ti —me río al ver su cara de fastidio.

—Por ahorita, vamos, Dani —toma la mano de la morena para salir juntas de aquí.

—Nos vemos en una hora —se despide Daniela—. Suerte —susurra procurando qué Dasha no escuche.

—Gracias —logro gesticular antes que salga.

Se la ha llevado para que vaya con Camila, la quiero pero no se lo diría jamás porque se le sube el ego y diría algo como "siempre lo supe, nene, es imposible no quererme".

Salgo de mi oficina al ver que en cinco minutos son las doce, subo a mi auto y le envío un mensaje de que estoy en camino. Minutos después llego a la academia y la veo de pie en la entrada, bajo del auto y es cuando me dedico a detallarla.

Lleva una camisa blanca de tirantes, un short azul, unas sandalias plateadas con una cartera del mismo color y su precioso cabello recogido en una coleta alta, lleva una vestimenta casual pero se ve tan bien que estoy seguro que alguien allá arriba la premió con su belleza.

—Hola —saluda regalándome una preciosa sonrisa.

—Hola, te vez preciosa —me acerco a ella y le abro la puerta del auto para que suba.

—Pensé que no vendrías.

—Tuve un pequeño retraso, Dasha llegó de sorpresa a la oficina y quería que fuese a almorzar con ella —respondo encogiéndome de hombros.

—¿Está aquí?

—Si, vino por mi cumpleaños, no soy de festejar ni responder llamadas y ella lo sabe, así que supongo que le pidió a mamá que la trajera.

—Espera ¿dijiste cumpleaños? —inquiere confundida, enciendo el auto y me pongo en marcha para llevarla a un restaurante—. ¿Hoy estas cumpliendo años?

—Si, por eso vino aquí —contesto—. Nada importante, un día normal.

—¡Por dios, es tu cumpleaños! —exclama—. Debiste haberlo dicho antes, no lo sabía, prometo darte un regalo, ¿Cuántos cumples?

—Veintiocho —sonrío al ver como se arma un lío por mi cumpleaños.

Detengo el auto por el semáforo en rojo y volteo a verla, esta muy concentrada con su celular, veo que sonríe y luego voltea a verme.

—Anotado, el quince de abril cumples años, la próxima no lo olvidaré.

Próxima. Está pensando a futuro ¿acaso cree que para el otro año seguiremos viéndonos?

Sonrío de manera tensa retomando el camino, me quedo en silencio y es cuando me doy cuenta de lo que he hecho. Es mi cumpleaños y decidí pasar la tarde con la chica que por alguna razón me transmite paz y  recién conozco.

Ela [2:34p.m]: Oye, ¿vienes a las tres? Dash y yo estamos en tu apartamento viendo películas, te necesitamos aquí.🥺

Enana [2:35 p.m]: No creas que es importante, solo tráenos helado que el nuestro ya se acabó.

Veo los mensajes que enviaron las chicas en nuestro grupo, rio al ver lo mal disimuladas que son.

Yo [2:46p.m]: Les llevo su helado en unos diez años, ya lo anoté en mi agenda.

Dejo mi móvil de lado al ver a Camila venir de regreso.

Después de comer, salimos a recorrer las calles Colombianas así ella también se familiariza con el lugar. Luego de un rato me pidió que la llevara a un centro comercial y aquí estamos. Me pidió que me quedara afuera ya que compraría mi regalo de cumpleaños, aunque insistí en que no me gustaban se negó rotundamente.

No puedo negar que por primera vez en mucho tiempo, me emociona que me den un regalo, estas casi tres horas que he estado con ella se han sentido diferente, es como si fuese más libre en todos los sentidos. Siento que al fin soy simplemente yo con alguien que no es Daniela o Dasha.

—¿Dan? —inquiere Camila algo nerviosa.

—¿Pasó algo?

—Es que... —hace una pequeña pausa antes de continuar—. Aún no sé muy bien el español, ayer me inscribí en clases para aprender y empiezo mañana, pero quería ver si me ayudabas con la cajera, no entiendo lo que dice.

—No te preocupes vamos...

—¡No! O sea si, pero tapate los ojos, no quiero que lo veas aún ¿vale?

—Vale.

Ambos caminamos y al llegar al final de las escaleras me tapa los ojos con sus manos procurando qué no vea nada, me guía hasta un lugar donde se escucha una melodía de Beethoven.

—Dile que tu si hablas español —susurra en mi oído.

—Eh, ¿hola? Dice mi amiga que te diga que hablo español...

—Ah si, dile que lo que me solicitó no está disponible, pero tengo otras cosas que si ella gusta puedo mostrarle —me hace saber y le traduzco a Camila.

—Si, dile que si, por favor.

La chica va a buscar lo que sea que Camila pidió y me quedo en mi lugar sin saber que hacer exactamente, no veo nada y sé que esta aquí ya que sus manos sostienen mi brazo y estoy seguro que me esta viendo para que no abra los ojos, puedo sentir su mirada.

—Se me descargó el teléfono —rompe el silencio.

—¿Qué? —inquiero al no entender lo que quiere decir.

—Estábamos hablando por el traductor de mi móvil, pero se me apagó, luego recordé que estabas abajo y ningún traductor mejor que tú...

—Aquí está —llega la dependienta interrumpiendo a Camila.

Escucho como Camila le da las gracias y se queda en silencio por unos segundos que me parecen eternos. Luego acepta y paga lo que sea que compró, salimos del lugar y al fin me deja abrir mis ojos.

Lleva una cajita con un envoltorio de regalo en sus manos, llegamos a mi auto y la llevo a su casa, antes de bajar me entrega el regalo y se va.

Al ser las 3:32p.m llego a mi apartamento donde Dasha y Daniela me reciben con un pastel y decoración de cumpleaños y por alguna razón me alegro que lo hicieran. Desde hace mucho no disfrutaba tanto mi cumpleaños de esta manera.

Todo gracias a ella, a la chica de cabello castaño.

♫♫♫

¡Hola bombones! ¿Cómo están?

¿Qué les pareció el cap?

Al fin un cap de nuestro precioso protagonista, al principio quise poner un poco de lo que fue sus primeros encuentros vistos desde la perspectiva de él, pero como si fuesen un recuerdo.

Espero que les gustara este cap, y déjenme recordarles que ese apenas es el tercer cap, diré que Cami aquí no va sufrir mucho, pero pasarán cosas, así que prepárense para todo, tengan la mente abierta y sobre todo; confíen en el proceso.

Les agradezco su voto y comentario.💜

Sin más que decir, les mando besos de azúcar y abrazos de algodón.✨

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